lunes, 24 de marzo de 2014

Bailando con Sonia San Román: "Me empeño en optar por la esperanza como fuente de dignidad y alegría"



Baile del Sol.- ¿Qué recorrido poético tiene Anillos de Saturno?

Sonia San Román.- El de una espiral que se expande. Los poemas del comienzo del libro parten de un germen que se encuentra en lo más íntimo, en lo particular pero que acaban cargándose de experiencias y de matices hasta tocar temas universales.

BdS.- Este es un poemario con dos miradas perceptibles, una hacia el interior y otra hacia afuera –al tiempo pasado y al presente-, ¿de qué forma se cruzan estas miradas?

S.SR.- Es un libro planteado a dos niveles: por un lado, el paso del tiempo y el necesario y sano avance vital; y por otro, las aguas estancadas en las que nos movemos como sociedad por culpa de esa otra crisis en la que estamos inmersos: la generacional, en la que las viejas estructuras caducas no permiten asomar ideas nuevas.
En cuanto a tu pregunta sobre el cruce de miradas pienso que es la experiencia de la maternidad la que provoca un punto de inflexión en el libro: el pasado aparece a través de las vivencias como hija, como nieta, como madre frustrada; la transición hacia el presente a través de los poemas de ruptura, de suelta de lastre y de dolor; y el presente y el futuro solapados a través de los poemas en los que el tú poético son el hijo ya nacido o los compañeros de viaje.


BdS.- La familia, el amor, los vértigos, el lastre…, ¿haces balance en Anillos de Saturno?

S.SR.- Sí, creo que ha habido balance vital y literario detrás de cada uno de mis libros. Todos han partido de experiencias vitales de no ficción sobre las que he reflexionado, he ahondado y, posteriormente nombrado para construir otra realidad distinta que es el poema.

BdS.- ¿Cómo dirías que ha evolucionado tu poética?

S.SR.- En cuanto a los temas, la evolución ha ido paralela a lo vital aunque mantengo ese afán por interpretar el mundo a través de la observación y el descifrado de las formas más simples y cotidianas del individuo. El cambio quizá más visible se haya producido en el empleo del lenguaje. En mis primeros libros eran frecuentes las expresiones coloquiales o los juegos de palabras y ahora, a pesar de que sigo prefiriendo el léxico asequible, cuido más la forma. También en este último libro hay una búsqueda más intensa de la metáfora a través de palabras sencillas.

BdS.- ¿Te ayuda la poesía a obtener respuestas o más bien a hacerte preguntas?

S.SR.- La poesía es una vía de doble sentido plagada de bifurcaciones. Ayuda a vislumbrar las respuestas y, cuando están delante, plantea cuestiones nuevas. La poesía es un excelente ejercicio de introspección y de análisis que nunca deja de crecer en profundidad.

BdS.- ¿De qué forma contemplas la condición humana en este libro, con esperanza o con resignación?
S.SR.- A pesar de la realidad, me empeño en optar por la esperanza. En la esperanza como obligación moral que sirva como motor de avance tanto en la experiencia vital individual como en nuestro papel como integrantes de la sociedad. En la esperanza como fuente de la dignidad y la alegría.



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