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sábado, 4 de enero de 2014

NOCHES ÁRTICAS. Ana Vidal Egea. Ediciones Baile del Sol

Noches ÁrticasÉl me habló de su libro con entusiasmo y elogió a la autora con afecto mientras depositaba la novela en mi estantería blanca. Miré  el ejemplar y pensé “ blanco sobre blanco”. Las alabanzas a una mujer, pronunciadas por mi hombre proclive al enamoramiento instantáneo, despertaron mis sospechas y, la desconfianza, condenó el libro al ostracismo a corto plazo.
El suceso aconteció en verano.
Ahora el invierno interior mece el frío en mi balcón y Noches Árticas escrito por Ana Vidal Egea ha entrado en mi vida. ¿Por qué? (…qué más da).
Un sábado gélido de noviembre de este año (2013) inicié su lectura. Sin intermediarios. El texto y yo frente a frente.  La historia narrada en primera persona me atrapó al instante y la escritora se reveló ante mí con la fuerza de una “loba esteparia” que no puede amamantar a sus crías.
Ana Vidal Egea  nos describe la frustración de una mujer enamorada de un hombre homosexual, Adriano. Finlandia es el escenario de esta pasión no consumada. Y la protagonista  – sin nombre- narra la historia en cinco capítulos utilizando el presente de indicativo como un tiempo verbal que anula el futuro.
La inmediatez y la ausencia de pasado sitúan a los personajes en un espacio dramático que no permite el cálculo del por qué; da la impresión de que la autora no quiera saldar deudas con el pasado y su historia -real o ficticia- sea no se ubique en un tiempo determinado.
Intuyo que la mujer apasionada que redactó esta novela quiso mantener la veracidad ardorosa  de la protagonista que solo puede sostenerse en el momento preciso del vivir cotidiano. El tiempo mata el desgarro de las emociones porque las congela, y Ana Vidal nos presenta su historia en un presente acerado y blanco en que, el frío, lastima.
La novela se lee con fluidez. Aunque la aparente “naturalidad” del texto puede engañar al lector; no es una obra fácil y la escritora nos obliga a interpretar el significado de los referentes intelectuales  que cita a lo largo del libro y, especialmente, en el capítulo final titulado, Los Días en la Cabaña. Sitúa el final del amor agónico  en un casita aislada en Laponia. El diario del desenlace se inicia un jueves y finalizará un martes. La autora narra la vivencia cotidiana de Adriano y la protagonista, y anuncia cada día una película a visionar: Lost in Traslation, de Sofía Coppola, Paris-Texas de WimWenders, Persona de Bergman, “In the mood forlove” de Won KarWai, Azul, de Kieslowski.
Ana nos cuenta los sucesos dramáticos y la clave metafórica de las emociones descritas.
Si tuviese la oportunidad de entablar una conversación con la autora le diría que los párrafos en los que he visto los destellos de una escritora excelente han sido aquellos en los que describe a su padre,  su madre, su pueblo. Al leerlos percibes la profundidad con la que esta mujer vierte los sentimientos a flor de piel. El texto adquiere credibilidad, fuerza y provoca la identificación con lo que lees.
Una mujer que es capaz de precisar la necesidad de ser leída entre líneas para que la comprendan, escribiendo:
 “Hay momentos en que uno no debería decir ya nada o debería decirlo todo, pero es tan grande el temor a equivocarse que se pide ayuda, se suplica que se lea entre líneas” 
Ana Vidal Egea
Ana Vidal Egea
No necesita muletillas ni referentes académicos porque restan emotividad.
Su producción literaria muestra solidez y ha sido galardonada en diversas ocasiones: Premio Voces Nuevas 2009 de la Editorial Torremozas, finalista del Premio Jóvenes Talentos Booket en el 2006. Ha publicado poemas y relatos en diversas revistas, incluyendo en Nagari o Suburbano, revistas ambas de Miami. Y su primer libro en solitario, La otra vida, 18 relatos de amor y miedo apareció en el año 2010 en la Editorial Traspiés.
Una loba–escritora que conquista el corazón de los lectores con lo que sale de sus entrañas. Y es que, Ana Vidal Egea, las tiene en estado de alerta recargadas con un doble conocimiento: el intelectual y el sensible.
Este hombre mío me cela con mujeres interesantes… bueno a lo mejor todo son fantasías mías… pobrecito, está tan solo que deber sentír el frío del trópico, cuando no debiera.
Ángels Martínez

http://nagarimagazine.com/noches-articas-ana-vidal-egea-ediciones-baile-del-sol/

viernes, 2 de noviembre de 2012

Noches árticas: Ana Vidal Egea


Pedro Medina



Este mes leímos una novela que anduvimos buscando por mucho tiempo, pero nos fue imposible encontrarla en las librerías de Miami —falta que les hace este buen libro, por cierto— hasta que, finalmente, Amazon la puso en formato E-Book. A la autora, Ana Vidal Egea, no es necesario hacerle mayor presentación. Sus datos biográficos se encuentran un click más arriba, en la sección Escritores Invitados – Estados Unidos, y si se quiere conocer una poco más de ella, hay que leer Noches árticas, su primera novela, una historia biográfica en la que la autora nos cuenta su experiencia en Finlandia durante el tiempo que hizo su tesis doctoral en Literatura.
A ella la despide su novio en un aeropuerto de España, la acompaña hasta verla perderse en el hormiguero de gente que arrastra maletas rumbo a la puerta de embarque, y en Finlandia, ese país frío y ajeno, conoce a “un joven alto, muy delgado, de ojos grandes, brillantes, oceánicos. El pelo oscuro, corto y revuelto, los labios carnosos y la boca grande”… Adriano. Las tardes de café y libros y las noches de bares entre estos dos jóvenes no tardarán en llevar su amistad hacia una relación dependiente y obsesa, incluso mórbida, cuyo freno al desencadenamiento de los insitintos será la desviación sexual de Adriano. Estas últimas líneas que escribe la autora antes de poner el punto final representan perfectamente todo lo que encierran las páginas de la historia: “Abandoné Finlandia con la certeza de no volver ahí jamás. No decir nada acerca de lo que hice ahí, de lo que sentí, de lo que callé”.
Noches árticas es una novela que se lee de una sola sentada, pero no por ligera sino por atrapante. La gran artífice de esta obra es la prosa poética. La autora ha sabido valerse de ella para crear una atmósfera muy intensa y potente entre sus páginas:
Solo podemos permitirnos matar con el pensamiento. Nuestro mundo está lleno de gente muerta. La memoria es un cementerio con el que nos alimentamos para seguir viviendo. Nos volvemos desmemoriados cuando no queremos existir más.
Yo creo que en el fondo el amor debe ser una lucha constante y larga en la que nadie venza.
Yo creo que el cuerpo es la mayor parte de las veces una exhibición de nuestra debilidad que no podemos esconder.
Los meses, los años que se fueron desnudando, las líneas de sus manos, el humo en la habitación, el colchón en el suelo, sus discos, los bancos de madera, mis cuadernos, el café de las mañanas. Cada vez se hacía más atroz el miedo a estar tan mezclados y olvidarnos de quiénes éramos antes de ser nosotros.
¿Qué le hubiéramos cambiado a Noches árticas? Pensamos en un mayor desarrollo al conflicto de la relación entre la protagonista y el novio que dejó en España. Si bien él resulta un personaje secundario, nos parece que este punto queda un poco débil. De esta manera quizás hubiera cambiado ese aire algo visceral que se respira a veces en la novela por otro un poco más literario. Y, además, hubiera servido para sacar al lector un poco de la misma escena constante entre la protagonista y Adriano. Así y todo, Noches árticas es, definitivamente, un muy buen debut de esta escritora española.

martes, 25 de septiembre de 2012

Ana Vidal Egea


Ana Vidal Egea
Salvador Luis/Koult
 Ana Vidal Egea (España, 1984) es una chica que nunca se detiene. Es autora de la novela Noches árticas (Baile del sol, 2011) y de los libros de relatos La otra vida (Traspiés, 2010) y Las infieles, quince historias de desamor (Amazon, 2012). Ha recibido premios como “La voz+joven” de Obra Social Caja Madrid y también ha sido finalista del Jóvenes Talentos Booket, organizado por el Grupo Planeta. Actualmente se desempeña como gestora cultural y como profesora de escritura creativa en los Estados Unidos. Ana Vidal Egea, la foto que acompaña esta entrevista la acredita, puede tumbar a cualquier peso pesado. Y hoy, aunque cambiar la trayectoria de un asteroide en curso de colisión sea más estimulante que responder a este interrogatorio, Ana, incondicional como siempre, ha preferido ponerse en una situación incómoda.

Hablemos primero de urbanidad y de buenas costumbres. ¿Crees que el aseo personal contribuye a la conservación de la salud? Te lo pregunto porque últimamente leo muchas guías de etiqueta y protocolo y ando absolutamente estremecido por el tema.
Yo clarísimamente prefiero a Mickey Rourke y a Paco Clavel antes que a Victoria Beckham… La etiqueta, reconozcámoslo, es muy divertida, porque lo que de verdad es interesante es la percepción que tiene cada uno de lo que es vestir bien o de acuerdo al protocolo; los presentadores de las cadenas de televisión miamenses, por ejemplo, no tienen desperdicio. Es un espectáculo. Véanse los atuendos de personajes como Walter Mercado, fascinada me tiene.


¿Y cuáles dirías que son los deberes de Ana Vidal Egea para con la patria y la sociedad?
Ser lo mejor que puedo ser tanto personal como profesionalmente. Evidentemente tengo lapsus, pero esa es la intención.

Pasemos ahora a lo literario, hace un par de meses me enviaste Noches árticas (Baile del Sol, 2011), tu primera novela. El libro tiene una portada de color blanco, muy acorde con la historia porque transcurre en el frío del norte. Lo que me recuerda, por cierto, la descripción que hace la narradora sobre las noches finlandesas: “luminosas… aunque difícilmente se pueda distinguir nada”. Me parece que tus personajes se fusionan con esa atmósfera invernal y con el terror del silencio. En algún pasaje incluso lo llaman “el pánico de la incertidumbre”. ¿A qué crees que se debe ese miedo a hablar? ¿Y por qué la necesidad de contacto al mismo tiempo?
Mi entrenador de tenis me dijo hace años una frase que recuerdo a menudo, “cercana y lejana a veces, en la distancias confundida”, quizá todo se reduzca a eso… Perdemos mucho tiempo tratando de autoconvencernos de que no estamos solos. Noches árticas es un ejemplo de ese aferramiento absurdo (por lo desesperado y lo inútil) a alguien o algo. La novela transcurre en Finlandia (donde viven esos personajes que Aki Kaurismäki retrata tan bien) y narra el encuentro entre una heterosexual y un homosexual que se enamoran en Helsinki, pero cuya atracción mental no puede consumarse físicamente. Es una novela muy corta sobre la soledad y el autosabotaje, con sólo dos protagonistas jóvenes, excesivos, cuya relación culmina en Laponia. Es una historia con tintes autobiográficos; yo pasé un año en Finlandia porque quería experimentar lo que era vivir con nieve y oscuridad la mayor parte del día; no prolongué la estancia porque mimetizo demasiado rápido y no necesito alicientes para intensificar mi tendencia al drama. Ahora huyo de lo nórdico, tanto, que me he ido al otro extremo (así soy) a la luz, el clima tropical, a las palmeras y a una vida obligadamente más superficial en Florida.

Volviendo a la etiqueta, ¿qué me puedes decir de los comensales maleducados? Y no me refiero a quienes comen sin usar una servilleta, sino a quienes comen y no ofrecen al menos la tercera parte de su tortilla. Porque es cierto que no soy un glotón, pero me gusta la gente desprendida, vaya.
Tú te refieres a los que se han terminado su plato y luego dicen “¡Ay! ¿Querías?”, o aún peor “Voy a probar lo tuyo a ver qué tal está, que lo mío no estaba muy allá”… Mira, yo lo tengo muy claro; hay que llegar siempre a una comida sin hambre. Es la forma más inteligente de evitar disgustos e indigestiones.

Pues me parece una buena política, sobre todo cuando la comida no está a pedir de boca. Bueno, Ana, habitualmente cierro este tipo de entrevista con puras boludeces, pero quería darte la oportunidad de expresarte con plena libertad acerca de los últimos acontecimientos mundiales. Qué se yo, me parece que han fallecido varios pingüinos en las costas de Brasil. El micrófono es todo tuyo.
Te confieso que me entusiasma la alerta zombie que hubo en mayo con esos tres casos de canibalismo… Y España es un no parar. Leer las noticias desde el otro lado del Atlántico es mejor que cualquier telenovela, estoy enganchadísima. Que si pedimos rescate, pero no lo pedimos, pero nos lo dan. Que si el rey se va a cazar elefantes en plena crisis, que si Froilán se dispara en el pie, que si el Presidente del Tribunal Supremo se gasta dinero público en viajes a Marbella… Que si Mario Conde es candidato a la presidencia de la Xunta. Que si Urdangarín dice que sus delitos han prescrito… Fíjate, si Almodóvar viera el filón que tiene la política en nuestro país, no necesitaría guionistas. A uno se le quitan las ganas de hacer algo serio, cómo no va a existir un desencanto tan generalizado en estas épocas. Como decía Groucho Marx: “Parad el mundo que me bajo”. También es verdad que aún no he encontrado un lugar a salvo, pero no hay que dejar de buscar ese lugar.

http://www.koult.es/2012/09/ana-vidal-egea/

martes, 21 de agosto de 2012

'Noches árticas', noches de amor destructivo

Ella huye de una relación, de un lugar y de una vida para encontrarse a sí misma, pero lo encuentra a él, a Adriano, un hombre homosexual con el que conecta desde el primer instante, un hombre que ama su alma, pero que es incapaz de amar su cuerpo.

noches articas18/08/2012 - Sarah Degel Esta pareja de amantes que no pueden amarse físicamente, van consumiéndose el uno al otro en las frías noches de Finlandia. El amor es irracional demasiadas veces, tantas, que la mayoría de ellas es imposible llevarlo a cabo.
Los protagonistas de Noches árticas pasan las noches fumando, bebiendo, bailando, charlando de todo y de nada, filosofando y compartiendo su alma. Ella huye de todo, incluido de Daniel, su pareja. Él tiene un pasado dramático. A ella le gustan los hombres, pero a él también. ¿Es posible amarse sin amarse?
El libro se divide en cinco capítulos, cada uno de los cuales (a excepción del último) se sitúa en un mes concreto. Mientras va transcurriendo el tiempo en Finlandia y los personajes van destruyéndose entre ellos sin remedio, los lectores asisten desde la perspectiva de ella a todas esas noches frías y blancas tras las que intentan resguardarse, pero el frío siempre será frío.
La enfermedad juega un papel muy importante que provoca que esa destrucción se acelere ante la posibilidad de perderlo todo.
La autora, Ana Vidal Egea, juega con los personajes, con sus mentes y sus conversaciones, muchas centradas en diversos temas culturales que hacen que el lector no se quede indiferente y piense respecto a cada línea que pasa frente a sus ojos.

http://www.cascaraamarga.es/cultura/literatura-gay/2668-noches-articas.html

viernes, 2 de marzo de 2012

«NOCHES ÁRTICAS» DE ANA VIDAL EGEA

Reseña: Pilar Alberdi

Esta obra de Ana Vidal Egea me deja la grata sensación de haber participado en ese difícil recorrido que es llegar a la «medianía de la vida». Ese tiempo en que la juventud ya forma parte de un pasado que va quedando atrás como la estela espumosa de un buque en su camino por el mar. Algo tan frágil y, a la vez, tan dinámico.
Viendo las notas que tomé para la reseña recuerdo con placer el encuentro con los pequeños detalles que nos sorprenden en un libro, los aciertos, la fe con la que la escritora se enfrente a la palabra como un orfebre para sacarle, como si se tratase de una piedra preciosa, sus mejores facetas, un juego de luces imponderable.
Dice la protagonista en el interior de un aeropuerto: «La maraña de gente sola, acompañada, caminando en direcciones opuestas, riendo, furiosos, arrepentidos, viejos, jóvenes, niños, dispersándose como pájaros desesperados». Y qué cierta, esa desbandada.
Esa sensación de que lo que nos acompaña no nos da amor: «El repetido sentimiento de que en los espacios mastodónticos nos sobra todo el mundo».
La protagonista se marcha a un país del norte de Europa, Finlandia, para realizar su tesis, ¿y sobre qué tema? El silencio... «(...) mi tesis doctoral en literatura abordando el uso y el porqué del silencio, ahondando en la opción de enmudecer en vida. Silencio y cine, silencio y literatura, silencio y arte. Silencio y dolor, y enfermedad y vació y renuncia».
Poco a poco suma a su experiencia de la vida, el conocimiento que le da el territorio que la acoge:«He aprendido a amar la nieve, cae muy despacio, sin molestar». 
Allí conoce gente y, especialmente, a un hombre...«Repasaba rápida todas esas caras nuevas, la forma en que abordaban una conversación, el lenguaje corporal. Bebíamos cerveza y sidra, hablábamos del clima, de dónde veníamos. Otra cerveza. Qué habíamos venido a hacer aquí, dónde vivíamos. (…) Supe que me costaría tiempo saber quiénes eran detrás de lo que pretendían ser».
Este no es un libro cualquiera: hay conocimiento, hay infinitas lecturas... Los nombres de autores y obras saltan como hormigas curiosas por las páginas: escritores, pintores, arquitectos, estilistas... Una amalgama de siglos... De creencias, de ideas, de esperanzas y derrotas. Porque al fin y al cabo, la vida del otro es mi vida, y la tuya. «Yo tenía un miedo terrible a precipitarme. La precipitación había sido el constante error a lo largo de toda mi vida»... Y van pasando los nombres... Poe, Cavafis, Heminway, Wittgenstein, Baudelaire, Talleyrand, Margaritte Duras, Primo Levi, Oviedo, Nabokov, Eliot, Quincey... 
«Intentamos concentrarnos en aquello que nos gusta. Lo que más, bañarme en agua muy caliente, mirar la luna desde mi ventana, que me abracen por la espalda, que me toquen el pelo...»
Él le dice: «Cásate conmigo o adóptame».
¡Qué difícil es adoptar a otro, ser en otro, con otro! Ser el salvador o salvadora que luego se convierte en víctima. Hay aquí otro lado, otra esquina del Alexis o el tratado del inútil combate de Margaritte Duras, en la que se afronta la línea que imposibilita la unión verdadera de los cuerpos más allá de cualquier condición.
Esta aquí representada la vida de una mujer que busca encauzar su destino, aunque tenga el convencimiento, de que no se puede conocer a nadie realmente, de que «nos pasamos la vida interpretando a otros».
Noches árticas de Ana Vidal Egea. Se los recomiendo. Un libro de la editorial Baile del sol. Les invito a saber más de la autora, y a visitar el catálogo de la editorial en el siguiente enlace.

Sinopsis:
«Partiendo de unan relación real, Noches árticas narra la relación entre una mujer enamorada de un hombre homosexual y ese mismo hombre que lucha a diario contra su propia mente.
Mediante palabras, imágenes, humo y música, dedican todo su tiempo a construir una historia que, sin embargo, no puede consumarse.
Un encuentro que se desarrolla durante meses en Finlandia, donde la nieve, el frío y el miedo al banco acentúan la soledad de los personajes, quienes lentamente van destruyéndose el uno al otro, incapaces de aceptar la imposibilidad de amar con el cuerpo».

La autora:
Ana Vidal Egea (Dolores de Pacheco, Murcia 1984), es doctora en Literatura Comparada (UNED) y licenciada en Periodismo (UCM. Ha vivido en Helsinski y Madrid. Actualmente trabaja como gestora cultural en el Centro Cultural de España en Miami.Ha recibido varios premios y publicado libros de relatos. Esta es su primera novela.



http://pilaralberdi.blogspot.com/2012/02/noches-articas-de-ana-vidal-egea.html

sábado, 5 de noviembre de 2011

NOCHES ÁRTICAS de Ana Vidal Egea en La Biblioteca Imaginaria

Título: Noches Árticas
Autora: Ana Vidal Egea
Editorial: Baile del Sol
Págs: 110
Precio: 10 €



No es casual la elección del color blanco para la portada del libro, como tampoco lo es que la protagonista esté haciendo un Doctorado sobre el silencio o que el lugar en el que transcurre todo sea Finlandia. La historia la protagonizan dos personas, ella (la escritora no nos da a conocer su nombre) y Adriano.

 Ella se va a Helsinki para hacer un doctorado y aclarar sus sentimientos hacia su novio, que se queda en España, allí conocerá a Adriano. Adriano es homosexual,  ella se enamora de él  y  ¿él  de ella?.

 El relato, ya desde el principio, está envuelto en una asfixiante atmósfera de soledad, los personajes desprenden tristeza, angustia, dolor, y toda una serie de sensaciones negativas a su alrededor.

Tienen una relación profundísima de amistad que poco a poco va derivando en  una relación de dependencia total entre ellos, tormentosa, turbulenta, agobiante, agotadora, son incapaces de avanzar, la imposibilidad de que no puedan tener sexo se convierte en una obsesión para ambos. El mundo para ellos se reduce a ellos dos, solo se tienen el uno al otro.

Es una historia en la que todo se adivina, se intuye. Me  impresiona la atmósfera depresiva, triste, de silencio incluso  de dolor que crea Ana Vidal Egea, no hay una palabra de más ni una palabra de menos, es una historia escueta, en la que los protagonistas alcanzan cuotas de dolor  que  el lector tiene la sensación de poder tocar con sus dedos. Los diálogos se convierten a veces en profundas reflexiones acerca de temas que indirectamente tienen que ver con la relación que mantienen, solo quieren saber qué es lo que sienten el uno por el otro e intentan sonsacarse mutuamente las palabras que tanto desean oír.

El mayor mérito de Ana Vidal es saber introducirnos en un mundo blanco, silencioso, solitario  envuelto en una falsa burbuja que al explotar solo esconde tristeza, desesperación, depresión y sobre todo una sensación brutal de incapacidad por no poder cambiar las cosas. Las cosas son como son y a veces es imposible cambiarlas.

Esta historia también invita a la reflexión, a intentar definir qué es lo que une a estas dos personas, ¿es amor, pura necesidad, atracción sexual? La respuesta en 110 páginas (si es que lo ven claro, yo no) totalmente recomendables. Invito a los lectores a que comenten cuál es la percepción que ellos tienen de esta  historia, puede ser muy interesante, ya verán.

                                                                                                          Patricia Bafalluy Garcés


http://www.labibliotecaimaginaria.es/page10.php?postPage=2&post=1335

jueves, 3 de noviembre de 2011

Noches árticas de Ana Vidal Egea

ISBN: 978-84-15019-52-7



Noches árticas, la primera novela de Ana Vidal Egea, transcurre en Finlandia. En sus blancos y desolados paisajes se desarrolla una extraña y sugerente historia de amor entre una española que ha llegado hasta allí para escribir su tesis doctoral sobre el silencio y un joven italiano homosexual. La novela mantiene la tensión emocional entre los protagonistas que recurren a la literatura, el arte y el cine para hacer frente a una relación que no pueden consumar a través del cuerpo. Con una prosa lenta y trascendente, una cadencia que recuerda a Marguerit Duras, Noches árticas sumerge al lector, desde la primera página, en una atmósfera blanca, vasta y silenciosa, como lo es el propio paisaje finlandés que la enmarca, para interrogarlo acerca de la naturaleza de los sentimientos humanos.

Ana Vidal Egea (1984) es Doctora en Literatura Comparada (UNED) y licenciada en Periodismo. Ha vivido en Helsinki y Madrid. Actualmente trabaja como gestora cultural en el Centro Cultural de España en Miami.

martes, 23 de agosto de 2011

Noches árticas en La Biblioteca Imaginaria


Su portada no engaña, Noches árticas es una historia de frío, de frío y silencio, de frío y color blanco. Ana Vidal Egea, su autora, tiene la capacidad de colocar al lector, desde la primera página, en el medio de un espacio gigante y desolado, al que nos acerca como si contemplásemos la historia que nos narra a través de una cortina de humo o, mejor, a través de las partículas de nieve en polvo que flotan en el aire tras una tormenta de nieve.
Con una cadencia que recuerda a la escritura de Marguerite Duras, Vidal Egea consigue que la novela se lea como en un susurro, al tiempo que nos envuelve en la tensión de lo que no se dice, de lo que no se hace, de lo que no se da; de las extraordinarias dificultades de la comunicación emocional.
Desarrollada en Finlandia, Noches árticas es, sin embargo y fundamentalmente, una historia de amor, de un amor poco común, o quizá no tanto. Del mismo modo que los inuits, que habitan en el Ártico, tienen decenas de palabras para referirse a la nieve, la autora encuentra todo tipo de referencias para hablarnos del amor; un amor que en este caso se consuma de manera limitada y agónica, que se llena y se vacía de sentido con cada palabra, con cada gesto.
Alejándose de una relación que no le hace feliz, la protagonista decide instalarse en Helsinki para escribir su tesis doctoral sobre el silencio. Allí se enamora de un hombre homosexual e intenta que ese amor tenga alguna posibilidad. En el intento los personajes se hieren y se entregan, sienten sus respectivas soledades y se aman de esa extraña manera en que pueden hacerlo.
Al mismo tiempo, en la novela se entreveran la música, la pintura, el arte y el cine como nexo de unión entre las sensibilidades de los protagonistas, mientras la mujer comprende el verdadero sentido del silencio en su propia vida.
Una novela inquietante, de atmósfera claustrofóbica, donde los personajes se debaten entre la necesidad de amar y la imposibilidad de hacerlo con el cuerpo; una historia llena de interrogantes sobre los sentimientos y la soledad relatada con una voz cargada de matices  convierte Noches árticas en una propuesta de intensa y buena literatura.

Inma Luna

domingo, 21 de agosto de 2011

Lectura para el verano (2). Noches árticas, una novela sobre el amor y el silencio

Noches árticas, la primera novela de Ana Vidal Egea, transcurre en Finlandia. En sus blancos y desolados paisajes se desarrolla una extraña y sugerente historia de amor entre una española que ha llegado hasta allí para escribir su tesis doctoral sobre el silencio y un joven italianohomosexual.

La novela mantiene la tensión emocional entre los protagonistas que recurren a la literatura, el arte y el cine para hacer frente a una relación que no pueden consumar a través del cuerpo.

Con una prosa lenta y trascendente, una cadencia que recuerda a Marguerit Duras, Noches árticas sumerge al lector, desde la primera página, en una atmósfera blanca, vasta y silenciosa, como lo es el propio paisaje finlandés que la enmarca, para interrogarlo acerca de la naturaleza de los sentimientos humanos.

martes, 7 de junio de 2011

Novedades Feria del Libro - 5


MENÚ DEL DÍA... A DÍA Gsús Bonilla
 
No debí haber parado aquí... pero suerte la mía, de encontrar un sitio donde hacerlo; y qué mejor que en este lugar alejado de todo... aunque el olor que desprende me huele a uno de esos lugares a los que le avalan la trayectoria de los años, de esos que alcanzan la cúspide por méritos propios; así es esta casa de comidas, con menú del día y un cartel luminiscente, ahora apagado, y que reza: POESÍA; un lugar donde los supuestos buenos hábitos se van heredando de padres perpetuos a sus hijos de nunca. Aún así, no consigue reconciliarme con el trato rancio, y que es a la par cordial, de quienes lo regentan; de quienes están de paso, como yo, que sigo buscando la esencia y la razón de ser de la sencillez.

Gsús Bonilla. 

SO-140. Poesía. 2011. 88 páginas. ISBN: 978-84-15019-61-9. 10 €
VIVA LA GUERRA!Javier Marroquín

Las guerras, los terremotos, los rebeldes, los cascos azules, las ONG´s. Desde Bosnia a Sri Lanka, ¡Viva la Guerra!, proporciona, a través de varias misiones realizadas por el autor, una visión ácida de lo que popularmente se conoce como ayuda humanitaria.

Javier Marroquín sitúa al cooperante como una figura ambigua y contradictoria que nunca acierta a saber si lo que hace es correcto, a quién beneficia, y si la figura de un blanco occidental en un mundo de africanos, musulmanes e indígenas es, en pleno siglo XXI, lo más apropiado.

T-19. Ensayo-Artículos. 2011. 166 páginas. ISBN: 978-84-15019-57-2. 13 €




NOCHES ÁRTICAS Ana Vidal Egea 
Partiendo de una relación real, Noches árticas narra la relación entre una mujer enamorada de un hombre homosexual y ese mismo hombre que lucha a diario contra su propia mente.

Mediante palabras, imágenes, humo y música, dedican todo su tiempo a construir una historia que sin embargo, no puede consumarse.

Un encuentro que se desarrolla durante meses en Finlandia, donde la nieve, el frío y el miedo al blanco acentúan la soledad de los personajes, quienes lentamente van destruyéndose el uno al otro, incapaces de aceptar la imposibilidad de amar con el cuerpo.
M-126. Narrativa. 2011. 110 páginas. ISBN: 978-84-15019-52-7. 10 €.