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miércoles, 19 de noviembre de 2014

AMADOU NDOYE África más allá del tópico

AMADOU NDOYE
África más allá del tópico
Ed. Baile del Sol. 2014

            A veces bromeábamos con Amadou diciéndole que más que un estudioso ensayista, era la gran promesa de un novelista espectacular. El se reía, sonreía y decía: ¡eso no puede ser muchacho! Pero ninguno le creíamos porque su habilidad para enlazar y capitular relatos inverosímiles era la prueba irrefutable de que era un homo narrator.
-         ¿Cómo está Olga, cómo está Mariano, cómo está Pepín? – sonaba su voz inconfundible al teléfono.
            Al día siguiente ya estábamos comiendo los sabrosos manises tostados y macerando las hojas para hacer el bissap. Eran los cacahuetes con un sabor único, como los que vendía en cucuruchos el manisero de la canción. Con el mismo aroma de las canciones acubanadas y paternas de timbre inconfundible y el recuerdo de unas manos arrollando cucuruchos para con el pico divertir nuestros más alejados recuerdos de inviernos, laureles y charcos en la niñez de nuestros barrios.
-         ¿Cómo estáis los caballeros? Nos despertaba en aquellos días mágicos en su casa de la gran Medina, acercándose a la ventana del patio, mientras la nurse de sus hijos todavía pequeños, nos acercaba el desayuno.
            Y es que los sincronismos de la vida nos llevaron a coincidir con él en una entrevista radiofónica a principios de los ochenta. El era un perfecto desconocido y nosotros unos músicos atrevidos que compartimos la mesa del estudio, sin pensar que años más tarde nuestros caminos se encontrarían.
            Hasta tal punto esto fue así que he tenido la enorme suerte de presentar sus tres libros publicados por la emprendedora editorial Baile del Sol. Los  comentarios han sido unánimes, nuestro hombre en África nos ha ido desentrañando lo que una visión extraviada y llena de tópicos instalada en nuestra aculturación había propiciado.
            Se necesitan clarificar muchas cosas, casi deconstruir como cita el prologuista de esta obra, y por ello una de las afirmaciones más reiteradas por Amadou Ndoye ha sido habitualmente la contenida en esta frase: el pasado africano de Canarias es mileranio, mientras que el pasado europeo de las islas sólo es centenario.  Y esto viene a colación en ese común pasado de esclavitud remota, colonialismo y aculturación en que Amadou Ndoye ha sido y continúa siendo un referente para la dicha deconstrucción de una identidad sumida exactamente igual que la africana, en el tipismo y en toda clase de tópicos padecidos por el hombre insular.
            Es de esperar y desear que los libros de Ndoye ocupen de forma definitiva el lugar que les corresponde en nuestro acervo cultural y si hace falta repetirlo habrá que hacerlo. Por su profundidad intelectual, por su calidad literaria expresada con acierto total en una lengua que además no es la suya materna, precisamente.
            De los variados ensayos que contiene este libro y para dejar intacta la curiosidad del futuro lector me centraré en tres de ellos: La presencia del bolero en Senegal, tema etnomusicológico que desarrolla con verdadera maestría antropológica, Las creencias africanas a ambos lados del Atlántico que recorre el tema del espiritismo y la magia en Canarias y África, y también Esas voces de narradoras y narradores senegaleses tan lejanas y tan cercanas.
            Comienzo por el tema musicológico porque éste es como dije al principio el que me llevó a entablar una relación epistolar con Amadou que se continuaría más tarde en diversos viajes al país africano en visitas a clubes de jazz, escuela de artes, aprendizaje de la kora y conocimiento de afamados músicos del continente como Papa Seck, Pap Niang, Baba Maal, Les Freres Guissé o Youssou N´dour. Y es que fue tal la insistencia por mi parte en este tema que a nuestro autor no le quedó otro remedio que escribir un artículo para el primer número de la revista El Vigía bajo el rótulo La Música africana. Él había escrito un texto de título Jazz y Literatura que había presentado y leído en Madrid y en Francia, pero que era largo como una tesis y nosotros necesitábamos algo más fresco y acorde al impacto de la música africana de aquellos momentos de finales de los ochenta cuando los sones de la salsa parecían menguar y la música étnica aflorar. Uno de los primeros nombres que aparece en este capítulo IV de África más allá de los tópicos es el de Johnny Pacheco, con quien precisamente tuve ocasión de departir largo y tendido en el camerino de la Plaza de toros en Santa Cruz de Tenerife durante el gran festival de salsa auspiciado por la tabaquera Coronas. Había regresado entonces de Senegal hacía pocas semanas y charlé con Johnny precisamente  de ello, de Papa Seck y su flauta travesera, de los ancestros isleños del propio Pacheco y hasta de los super equipos de sonido de ahora y sus conciertos multitudinarios en Nueva York con la cuarto parte de vatios.
   
         Johnny Pacheco, dice Amadou “es el dominicano más conocido en mi país” y en el bolero siempre ha sido decisiva la impronta africana, recogen los estudiosos cubanos de este género. Buenaventura Ferrer hace alusión a este género como datado en 1708: bailes en La Habana que se abrían con el minué y seguían con la contradanza, zapateos, congos, boleros y guarachas. Amadou se mueve asimismo en el terreno de la oralidad, busca informantes y nos habla del Senegal años 20 con cuatro ayuntamientos y cada uno con su orquesta. La capital era Saint Louis y los colonizadores desembarcan ahí todo lo que venía de Francia: el son, el tango, el vals, la rumba y el beguine. El bolero de Ravel data de 1928 y en los 20 y 30 grupos caribeños pasaban por Francia y grupos franceses recalaban en Saint Louis. Nos relata así que en 1930 se unen las orquestas de Goree y Dakar bautizadas como La Lira africana. Es una época donde se conoce a Matamoros, Piñero, Mª. Teresa Vera de Cuba y las llamadas batucadas que llegan de Brasil gracias a emigrantes caboverdianos.
            En los cincuenta nos cita a Abelardo Barroso, el caruso cubano y así nos confirma que muchas vocaciones de hispanistas nacieron, porque africanos del oeste escucharon a boleristas, guaracheros y charangueros. Los africanos se adueñaron plenamente del bolero, el cha cha chá y la rumba a finales de los cincuenta y así hasta los 70 con la orquesta Baobab, la Number one y locales como La estrella polar, El molino rojo, el Miami, donde diera sus primeros pasos Youssou N´dour que cantaba salsa antes de ser una estrella del mbalax.
            A partir de esas fechas la racha nacionalista se traduce en instrumentos, vestidos, baile tradicional y los sonidos del Caribe dejarán paso a ritmos nacionales y étnicos. Magnífica exposición diríamos donde la perspectiva difusionista es clave, pero también el funcionalismo y evolucionismo etnomusicológico, para concluir con unas frases memorables cuando dice que para entender el dolor y el amor no es preciso ser latinoamericano, basta ser humano simplemente y que africanos y afrodescendientes saben mucho del dolor...“hemos tenido que desplegar tesoros de un amor inoxidable para sobrevivir a congojas y desazones en un mundo en que nos ha tocado a menudo luchar con armas desiguales”. O esta otra de Art Blakey “nuestra música es un reto permanente a todas las humillaciones e injusticias que hemos tenido que aguantar desde hace generaciones”. Para concluir con una cita de Fabio Betancort: “la confluencia musical supone pliegues y repliegues etnomusicales, préstamos, puntos de encuentro de tradiciones musicales existentes, hibridismos, tentativas aleatorias, desplazamientos sonoros y hasta fusiones de géneros y estilos“.
            Con todo esto concluye Ndoye: Quien se entera de que sonidos negros se colaron en el flamenco y el tango no se extrañará de que el bolero, como el son, la guaracha o el mambo hayan vuelto a casa para ser acogidos con brazos y corazones sorprendidos y abiertos.
            En el capítulo II encuentra Amadou el entronque de la magia en ese triángulo del que reiteradamente nos habló y no sólo en el terreno musical como es obvio, entre África, Cuba y Canarias. Y lo halla en lo mágico de la obra tan conocida de Luis León Barreto: Los espiritistas de Telde: “el médium por excelencia en la obra es Juan Camacho, es el enlace entre los espíritus y la futura víctima, Ariadna. Es el nexo entre razas, culturas, sistemas religiosos, espacios y tiempos. Vincula a Canarias y Cuba, ya que se traslada del archipiélago a las Antillas a principios del siglo XX y recibe una iniciación por adeptos lucumíes y congos en la isla caribeña”. Si el lector precisa una clarificación mayor, ésta se encuentra en la página 96 donde Amadou hace responder al narrador a su pregunta ¿Cómo entender la persistencia de ciertas creencias y actitudes? El narrador sume a su lector, nos dice, en las aguas de la historia canaria, descubriendo de paso elementos de los condicionamientos socioétnicos y socioculturales de la isla, que se tenía tendencia a olvidar, ritos de magua de conversos berberiscos, negros de Cabo Verde y Guinea, danza del pámpano roto, ritos de adivinas y de iniciados del Corán y fe judía de los expulsados. En la página 97 encontramos esto: “Del África del Norte son oriundos los guanches, primeros habitantes del archipiélago, que dejaron su impronta en las distintas superficies y subsuelos de las islas. A ellos se unieron europeos y africanos negros. Esos llegaron con su cosmovisión y aportaron su contribución cultural a la construcción de la idiosincrasia pese al modo en que se ha escrito la historia hasta la fecha.”
            En el capítulo V nos advierte el autor que van a desfilar en la antología de narradores y narradoras que nos presenta varios períodos de la historia de Senegal, desde la independencia y antes hasta el principio del siglo XXI. La historia, nos dice, está en los personajes, los acontecimientos sean estos ficticios o reales y también en los silencios.
            Lo que fue perder la hacienda, la autonomía de milenios y explicarlo con palabras sencillas aparece en Los tambores de la memoria. Las matanzas y trabajos forzados y el compartir con los blancos solidarios se perciben con claridad en Excelencia, sus esposas. Lo que supone que un poder se vaya y otro aparezca dando lugar al cuestionamiento de la situación y su continuismo se ve con claridad en El cubo de basura. Y ese desorden económico según Amadou quien mejor lo ilustra es la novela Xala. La aceptación del multipartidismo a raíz del mayo 68 senegalés se ilustra en El vientre del Atlántico. El puro cuidado de las apariencias en Bueno como el pan. El collar de paja es otra buena novela a juicio de Amadou que desvela una crítica a la poligamia y varios aspectos de la tradición, el sitio reservado a las mujeres. La huelga de los battu o El juego del mar, son otras obras cuyo análisis detallado encontrará el lector en estas páginas. Ndoye concluye enumerando los obstáculos que le quedan por superar a la narrativa senegalesa. Un escaso número de lectores, la flaqueza del poder adquisitivo, el idioma y la difícil distribución de las obras. Cheickh Aliou Ndao, Ousmane Sembene y Boris Diop tienen la convicción de que su identidad remite al vacío al escribir en otra lengua; algunos de ellos han decidido escribir en wolof, idioma materno mientras que Ousmane Sembene, llevó sus novelas al cine para acceder al público menos culto.
            Sólo me resta felicitar a la editorial Baile del Sol por poner a nuestro alcance esta obra y a su prologuista Antonio Lozano por haberme introducido en estos ensayos de una manera tan adecuada, con datos y citas como esta, contestando a un desafortunado discurso de Sarkozy en Dakar: que mientras su país (Francia) y el resto de Europa, se sumían en el siglo XIII en la sombría Edad Media, en las orillas del Níger florecía un Imperio, el fundado por Sundiata Keita, que gozaba de una ley magna, llamada de Kurukanfuga, considerada por muchos como la primera constitución de la historia, que consagraba la libertad, la solidaridad y la tolerancia como ejes sociales fundamentales y que, entre otras cosas, afirmaba que “las mujeres, además de a sus tareas cotidianas, deben ser asociadas a todos nuestros gobiernos”  o esta otra: “Tombuctú, una ciudad que disponía en el siglo XV de una universidad que albergaba a más de veinticinco mil alumnos de varios países, y por cuyas calles transitaban sabios de todas las disciplinas, humanísticas o científicas, que componían el saber de aquella época”, que nos posicionan del lado de un futuro  compartido y solidario.

© Roberto Cabrera


miércoles, 12 de junio de 2013

A UN TIRO DE PIEDRA, por ROBERTO CABRERA


A un tiro de piedra. Ed. Baile del sol. Santa Cruz de Tenerife


El libro “A un tiro de piedra” es sin duda, al margen del ingente material que arroja su tesis sobre la narrativa canaria de los 70, artículos y correspondencia epistolar con autores insulares, uno de los legados más importantes que este gran estudioso nos deja para su reflexión.

Tuve la enorme suerte de presentar los dos libros que en Canarias se han publicado de nuestro autor: Estudios sobre narrativa canaria y A un tiro de piedra, ambos de la editorial Baile del sol, y presentados tanto en la librería Foro literario en Santa Cruz de Tenerife como en el Café Cuatro de San Cristóbal de La laguna.
El libro A un tiro de piedra comienza con uno de esos encuentros “sincrónicos”, al finalizar la presentación de otro libro. Alguien sugería que Amadou colaborase en el periódico “La tribuna” con un artículo que regularmente seguiría publicando. Además como primera reflexión añade en su prólogo que tanto Marruecos como Senegal son territorios que se encuentran tan cerca, que es inconcebible que no se conozcan, de ahí lo de a un tiro de piedra.
Quizá por estas razones Ndoye recorre todos los territorios del continente para explicarnos el por qué de tantísimos conflictos. El petróleo, los diamantes, el oro o el uranio. Sobre ese alud de motivaciones se comprenden mejor los conflictos políticos, los atentados y las guerras.
Se detiene, eso sí, en los discursos ideológicos y desentraña con habilidad, las verdaderas razones de los golpes de estado y los nuevos formatos del colonialismo.
Pero como su interés está muy presente en la literatura, nos detalla en su texto con un estilo entre el ensayo y la columna periodística, los problemas del escritor africano al enfrentarse, entre otros, al dilema entre su lengua vernácula y los idiomas europeos. Buscando la frase idónea que explique todo ese conjunto de variables que deben tenerse en cuenta para que una obra literaria traspase las barreras del aislamiento.
Las citas no son infrecuentes con varios premios nóbeles entre ellas. En un proemio dirigido al lector Amadou comienza recordando la presencia de negros y berberiscos en España antes de la conquista, a pesar de lo cual prevalece en el mundo hispánico la imagen tópica y típicamente negativa de África, “continente azotado que sólo inspira conmiseración o piedad”. Se nos olvida, dice el autor, que sus ancestros abonaron con sangre, en las dos guerras mundiales, las tierras de Europa, peleando además por la independencia de algunos estados americanos. Comenta asimismo que el continente está haciendo esfuerzos titánicos a pesar de los errores de dirigentes y del mercantilismo de los países ricos. Añadiendo que las reglas de juego del pacto colonial solamente han cambiado de fachada, y concluyendo que a los propios africanos les incumbe transformar la imagen que otros proyectan sobre ellos.
En su primer ensayo se encuentra Amadou una tarde en Tafira en casa del narrador y ensayista O’Shanahan quien le presta la novela Guanche y que sirve a nuestro autor para visionar cómo paulatinamente el universo industrial conquistaba un terreno insular virgen hasta entonces. Nos dice que la palabra guanche está asociada a nociones positivas de rebeldía, de anhelo de dignidad y valoración de las tradiciones vernáculas y de las virtudes de los habitantes de las islas. Nos quiere esta novela de alguna forma demostrar que los guanches siguen vivos, aun a pesar del progreso y la modernidad. Aquí lo recordado, lo ideal, lo soñado y la realidad le dan al novelista la oportunidad de reinventar el pasado a su manera.
El contraste resulta eficaz cuando se acerca a América latina, continente que les sirve de modelo a los africanos como referente de superación.
El laberinto de la soledad, de Octavio Paz, es una obra que Amadou desmenuza con fruición, para explicarse y explicarnos el difícil concepto de identidad. El autor mexicano se hace una pregunta que también se han hecho varios africanos ¿No se rompió en algún sitio el cordón umbilical que ligaba al mexicano con sus antepasados aztecas?
El mexicano, dice Amadou, parece haber perdido parte de sus coordenadas cuando el mundo indio encontró a una civilización hispana voraz y conquistadora. Por ello Paz experimenta la extrañeza de ser mexicano y se interroga ¿Se puede hablar de carácter mexicano? ¿Habrá relación entre historia y carácter? ¿Existe una psicología de los pueblos? El autor de El laberinto de la soledad pretende aislar los caracteres de sus paisanos para entender de México la historia. En alguno de sus párrafos Amadou interpreta que para Paz la conquista no se hubiera producido a menos que los antepasados hubiesen interpretado la llegada de los conquistadores como el fin de una catástrofe cósmica anunciada mucho antes por distintos oráculos.
También le llama la atención a nuestro ensayista africano la imagen de la madre en esta historia. La equipara con el movimiento del péndulo, con constantes separaciones y encuentros que se alternan. Por ello la revolución de 1910 es interpretada como una vuelta al seno materno. Emiliano Zapata trató de volver a la tradición comunitaria de los aztecas. En “El laberinto de la soledad” los mitos desempeñan un papel de primer orden: el paraíso reencontrado, la vuelta a los orígenes y el tiempo ahistórico donde todo puede volver a empezar. Es una dialéctica del encuentro y la reconciliación. Es arrancar de lo individual, México, el mexicano, hasta lo plural - el hombre, el mundo - Los espejismos se ríen de todo tipo de barreras ya sean ideológicas, lingüísticas o geográficas. Se prefiere lo simbólicamente verdadero a lo históricamente exacto, para que la fantasía permita a la imaginación una revancha decisiva. Se trata de valerse de la historia para borrar paradójicamente una parte de la misma, por ello dice Amadou, se convierten los personajes históricos en mitos y los hechos en metáforas.

ESCRITORES AFRICANOS: De Senghor hasta Mahfuz.
Comienza Amadou este apartado con el discurso de Gordimer al recibir el Nóbel en Estocolmo, cuando al referirse a los escritores comenta: “Nos pasamos la vida tratando de interpretar con la palabra, la lectura que hacemos de las sociedades que nos rodean (…) en este sentido escribir es siempre una exploración de uno mismo y del mundo, del ser individual y del ser colectivo”.
La negritud es un movimiento literario definido por Sedar Senghor como “El conjunto de los valores de civilización del mundo negro”. La esclavitud, al igual que la colonización, para sentar sus bases ideológicas tuvieron que usar la ciencia, la historia, la antropología o la teología y así demostrar que el negro no existía ni como ser humano. Soyinka por su parte busca en las fuentes orales, en las formas teatrales sacadas del mismo terruño de su Nigeria natal - gigante con pies de barro del oeste africano - su literatura. Arriesgando el pellejo en nombre de sus ideas. Gordimer vive en una situación peculiar, nace en un país con el que no tiene una conexión real para recorrer la distancia, física, mental, intelectual y social, que lo separa de los millones de negros que componen la Sudáfrica en que le tocó vivir.
Mahfuz destaca por haber producido una obra propia sin dejar el suelo natal. Los viajes que no hizo, nos dice Amadou, los hicieron sus obras que burlaron barreras lingüísticas, geográficas, para derramarse por el mundo. Su obra es tan sólida como las pirámides de su país, Egipto. Todos ellos ven a África como un fulgor que quiere abrirse camino en medio de un mar de sombras.
En el ensayo Nigeria y su desgraciado petróleo nos advierte, que este séptimo productor de petróleo, importa 80.000 toneladas al día para su consumo. La región del Delta produce 1,8 millones de barriles diarios y pese a ello sigue en un estado atroz de subdesarrollo. Necesita de urgente atención para que no se siga deteriorando su medio ambiente. Las multinacionales que lo explotan son el blanco de muchas acusaciones. Contaminación de la zona, super beneficio en detrimento de las poblaciones locales etc. Varios miembros de dichas comunidades, se rebelan contra dichas compañías petroleras incluso tomando como rehenes a algunos de sus representantes. La muerte del escritor Ken Saro se debió a su reivindicación de esta inmoral situación. Ni Shell, ni ciertos militares nigerianos pueden haberse olvidado de ello.
Más adelante se ocupa de la conocida deuda africana, que ya a finales de los 90 se acercaba a los 235.000 millones de dólares. Investigadores y economistas piensan que el endeudamiento hipoteca la financiación de su desarrollo. Y todo porque los proveedores de fondos les hicieron creer que el endeudamiento era un buen recurso para administrar la crisis. Actualmente en los países desarrollados ¿quién se acuerda del famoso 0,7% con el que se habían comprometido ante la ONU los gobiernos del norte?
Las lecciones de Nyerere ocupan varios de los artículos de este libro. Se trata de un nacionalista y panafricanista convencido de que sin unión, África no se podría desarrollar. Logró que Uganda y Kenia formaran un solo estado bajo el nombre de Tanzania pero esto no le agradó al Colonial Office. Su idea era estructurar a los campesinos sobre bases democráticas y solidarias para crear cooperativas multifuncionales. Muchos africanos fueron a Tanzania, nos narra, para ver de cerca estas experiencias, aunque las cooperativas no conocieron el éxito esperado dado que el medio rural tiene grandes capacidades de resistencia cultural, pero también porque los jefes tradicionales y el aparato político y administrativo no apoyaron la experiencia. Al final de su vida, Amadou nos cuenta, como Nyerere abandonó el poder y puso todas sus experiencias al servicio del tercer mundo y del continente recomendándoles a todos los dirigentes que no hostigaran a blancos y asiáticos por su preparación intelectual y los capitales, y que no escucharan a los extremistas de sus partidos. Los orígenes del estado de pobreza, decía, hay que buscarlos en la diversidad de nuestros errores y no dirigirnos como mendigos hacia los poderes externos. Para él “los tres enemigos del hombre son la pobreza, la ignorancia y la enfermedad: al aprender a tener una alimentación sana y suficiente y al usar dicho saber, podríamos reducir nuestra ignorancia, superar muchas de nuestras enfermedades y encontrar mejores condiciones para vencer nuestra pobreza”.
Fútbol, política y música se reúnen en varios de sus artículos lo que sin duda llamará la atención del lector. A propósito de esta última recuerda una frase del novelista y músico camerunés “Así, la música, que forma parte de la vida africana desde el principio, sigue la evolución del hombre a medida que éste crece. En realidad, los juegos musicales son juegos de formación que no tienen nada gratuito. Por eso, no es extraño comprobar que dichos juegos musicales se refieren a todos los dominios de la actividad de los hombres y las mujeres, de la pesca y la caza, pasando por la faena del campo, el machucado del mijo, el casamiento, el entierro, el baile, la huída ante los animales feroces. Por ello, todos los sonidos, están representados en la música tradicional africana, sea en estado puro, es decir, tales como el objeto o el mismo animal los emite, sea reproducido por un instrumento que debe arreglárselas para repetirlas lo más fielmente posible”.
En otro fragmento se relata cómo Nigeria perdió la copa de África ante Camerún, y que fue tal la decepción de los nigerianos, que no pudieron reaccionar. Hasta el presidente tuvo que recibir y felicitar a los jugadores además de explicar la derrota aduciendo a cosas del destino, la suerte o la mala racha. Nigeria y Camerún han conocido un conflicto bélico porque desean controlar un territorio llamado península de Bacasi. Los nigerianos se acuerdan también que no pudieron jugar la copa de África en Sudáfrica porque dirigentes de su país había colgado a un oponente, lo cual despertó la cólera de Nelson Mandela ¿Qué jugadores pensaron en eso cuando Sudáfrica perdió la semifinal contra Nigeria? En un libro de título Geopolítica del fútbol, Pascal Boniface escribe “El fútbol, símbolo de la nación contribuye de ahí en adelante a la imagen y popularidad de un país, al igual que la cultura”. Por eso Franco, dice Amadou, “sabía de memoria las alineaciones del Real Madrid cada domingo cuando el equipo ganaba las Eurocopas allá por los años 50 y 60”.

El fallecimiento de este ilustre valedor de la literatura canaria El Jadji Amadou Ndoye ha generado una cantidad incomparable de muestras de admiración y amistad en todos los rincones del mundo. Entre otras Zenaido Hernández en la cadena SER se hace eco de todo ello en una entrevista para Radio Club Tenerife con quien aquí firma, haciendo un recorrido emocional y personal por todas las experiencias literarias y musicales y artísticas vividas en Senegal por escritores, músicos y sus muchos amigos
Unos poemas de Lamine Sall, el gran vate senegalés se reproducen en este espacio como homenaje a la amistad canario-senegalesa. Además adquieren especial relieve los personajes conocidos de la vida dakaronesa: los músicos Baba Maal o Youssou N´dour con quien compartimos escenario en el Concierto África Vive, el cineasta Samba Sarr para el que realizamos la banda sonora de su película Amul Yakar, “Los sin esperanza” o Papa Seck director de la École d Arts de Dakar y el actor Khalil Gueye, a quienes conocimos en sus encuentros tanto en las Islas como en viajes al país donde compartimos escenario con Les Freres Guissé. El legado de Amadou Ndoye profesor de la Universidad Cheik Anta Diop resulta imperecedero para la cultura canaria y uno de los aportes más decisivos y originales que las letras canarias han conocido desde el último tercio del siglo XX y hasta la primera década del XXI. Por todo ello el próximo 5 de julio en el antiguo Convento de Santo Domingo de la ciudad de Aguere un grupo de poetas canarios rendirá homenaje a este escritor senegalés dentro de los actos promovidos por el Salón del Libro Africano 2013 para este año, y al que se sumarán los músicos del colectivo de jazz Gato Gótico con un concierto.


foto de presentación " Amadou Ndoye con Roberto Cabrera y Orlando Cova en la presentación de su primer libro "


Basta con tan poco
Una mirada una promesa
Y me vuelvo ternura a tus órdenes
Tu cautivo.

* * *
Cuando vuelve la estación de los amores
Tu semblante sigue acechándome en el rincón del recuerdo

* * *
Nos cruzaremos de un amor en otro
Y permaneceremos el tiempo del mar

* * *
Tienes tempestades por todo el cuerpo
Yo soy la tormenta y los relámpagos de tu alta voluptuosidad

* * *
Mientras hay cielo, siempre queda la esperanza de que
un pájaro por el pase.

* * *
Tú eres la gruta

Yo soy el fuego
Tú eres la isla
Yo soy el árbol
Tú eres la tierra
Y yo soy la lluvia
Tú eres el surco
Y yo soy el grano
La recolección ha nacido
de nuestras ternuras
La cosecha hermosa
por nuestra sangre.

* * *
Encendí las noches azules de los desiertos
Abrí las estrellas del cielo
Dilaté el ojo de los camellos
Y cuajé el silencio.
Pero ni tú y tu rostro
Ni tú y tus pasos
Dejaron huellas en la gran batida de las arenas
Y te salmodio, en alguna parte, en mi sangre
Como un loco nuevo.

(Poemas de Amadou Lamine Sall, traducidos al español del libro Kamandalu y publicados por el vigía editora)

lunes, 4 de marzo de 2013

Fallece el profesor El Hadji Amadou Ndoye



Ha muerto El Hadji Amadou Ndoye (Senegal, 1947-2013), profesor de español en la Universidad Anta Diop de Dakar y un estudioso de la literatura canaria, en especial de la producida durante los años setenta y que dio origen a su ensayo Estudios sobre narrativa canaria (Tenerife, 1998), volumen que tuvo una segunda edición ampliada en 2006. Reproducimos a continuación fragmentos de una entrevista que mantuvimos con el profesor Ndoye y que fue publicada en el suplemento cultural El Perseguidor (1), de Diario de Avisos, durante una de sus habituales estancias en las islas, en esa ocasión coincidiendo con la entrega del primer premio MUMES a la labor intercultural.



SOBRE LITERATURA CANARIA

“Entre 1966 a 1967 y mientras estaba en la Universidad de Dakar, tuvimos a un lector canario, Juan Manuel González, que junto al director del departamento, puesto que ocupaba un francés, nos animó a traducir del español al francés poemas de escritores canarios como Pedro Lezcano, Pedro García Cabrera, Pedro Perdomo Acedo y así fue como tuve acceso a la poesía canaria por primera vez. Más tarde tuve la oportunidad de viajar en 1985 a Tenerife, invitado por un encuentro Canarias-África organizado por la Caja de Ahorros, y en el que me tocó hablar de literatura española y me regalaron una serie de libros que tras ojearlos me hizo entender que hubo una narrativa canaria de los años 70 entre cuyos autores estaban, entre otros, Juan Cruz, Alberto Omar y Fernando Delgado, y como estaba buscando tema para la tesis de doctorado, pensé, he encontrado un filón porque esa literatura no se conocía en los países del África francófona y me puse a estudiar textos de Luis León Barreto, Juan-Manuel García Ramos, Víctor Ramírez, todos los autores de los setenta en Canarias, desde la dictadura a la dictablanda y la Transición. También lo que vino después, en los ochenta, lo que contribuyó a que entendiera a Canarias porque me obligó a remontar a su pasado literario. Es decir, Viera y Clavijo, Cairasco de Figueroa, casi todo lo que se escribió en el siglo XVI hasta los setenta.”

GENERACIÓN DEL 70

“En primer lugar, ellos vivieron un período difícil en el que no había libertades. Algunos, de hecho, resultaron víctimas del sistema como Juan José Armas Marcelo, a quien despidieron de su trabajo, y Alberto Omar, a quien le retiraron el pasaporte porque escribía un teatro que no iba acorde con el que se quería imponer en aquellos años. Los escritores que forman parte del 70 en Canarias son así testigos de un período histórico pero al mismo tiempo son un grupo de soñadores porque viven de lejos los efectos del mayo del 68 y lo adaptan al archipiélago. Se inspiraron, además, en la narrativa Latinoamérica, pero traducida un poco al contexto canario. Este movimiento de los 70 comenzó como una piña. Se veían y hablaban. Unos trabajaban en periódicos de Tenerife y otros de Gran Canaria y se apoyaban. Les unía un sentimiento de dar las claves de las Canarias de aquel entonces a través de la escritura y conocer la realidad de las islas a través de la palabra. Se aglutinaron entre 1970 a 1974 aunque a partir de 1974 como explica Víctor Ramírez, cada uno fue buscando un poco su sombra. Unos se fueron a Madrid y otros se quedaron. Y el movimiento ya no tuvo coherencia. Hay que destacar que si bien al principio no hubo manifiesto en un sentido concreto, se editó un libro Aislada órbita, que trata un poco de lo que ellos proponían. Creo que lo importante es que si alguien quiere entender algo de lo setenta en Canarias, entre las herramientas con la que puede contar es la de consultar esta narrativa.”

CLAVES DE LA GENERACIÓN DEL 70

“Trabajaron mucho el experimento, con el lenguaje. Alguien como Víctor Ramírez llega incluso a arreglárselas para que su estilo refleje realmente lo que son los canarios, su manera de hablar. Creo que hicieron este esfuerzo y quizá aún hay algo que indagar en ese sentido para ver algunas de las cosas que los caracteriza como movimiento.”

AUTORES

Más que autores textos de Víctor Ramírez, la novela Los puercos de Circe de Luis Alemany y Crónica de la nada hecha pedazos de Juan Cruz y más tarde un libro de Armas Marcelo, Los dioses de sí mismos, porque resume un poco todo esto. La novela arranca en los setenta y llega a los ochenta, y describe los sueños y los desengaños de esa generación que soñó con conquistar el mundo y que la Transición no consiguió colmar sus esperanzas.”

SENEGAL

“Senegal se encuentra en una situación compleja como la de otros tantos países de África. Somos productores de materias primas y continuamos comprando productos manufacturados. Además, la mayoría de las economías de los países africanos las definen y las controlan las Instituciones Internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial y se nos está aplicando un ajuste estructural que consiste en disminuir el número de empleados públicos con el cierre de empresas hasta el día de ayer públicas. Están surgiendo, sin embargo, voces que son disidentes, y entre esas voces destacaría a colectivos de jóvenes raperos que con sus canciones están despertando afortunadamente conciencias.”

LITERATURA EN SENEGAL ACTUAL

“Ahora mismo se produce una literatura muy interesante en la que destacaría en especial el protagonismo que están asumiendo las escritoras. Refleja mucho las dificultades del momento, los problemas de la globalización mientras continuamos creyendo en el pasado. Porque países como el mío son complejos en la medida en que confluyen varias edades históricas al mismo tiempo. Muchos de entre nosotros damos cobijo en realidad a todas esas edades históricas que luchan, pelean, se abrazan, se rechazan y no siempre se implican. Y aunque estemos en los tiempos del ordenador mucho de lo que pensamos y almacenamos los senegaleses viene del período de nuestros antepasados. Somos gente compleja aunque tratemos de ajustarnos a los tiempos modernos porque mucho de lo que nos ha constituido como persona es un legado del pasado.”

LENGUA DEL COLONIZADOR CONTRA LENGUA MATERNA

“A la hora de la verdad cada uno escoge la que desea, si bien es verdad que la mayoría apuesta por el francés. Boubacar Boris Diop ha roto esta tendencia al publicar hace dos años una novela en wolof, pero cada uno de los escritores senegaleses escoge la mejor herramienta idiomática que tiene para transmitir lo que piensa.”

SU POSICIÓN FRENTE A ESTE DEBATE

“Creo que lo que el escritor expresa es su propio yo pero por causas históricas los hay que han decidido no escribir en el idioma materno que dominan perfectamente aunque no tanto cuando deben de escribirlo. Boubacar sabe hablarlo y escribirlo muy bien, así que él sí puede producir en ambos idiomas –wolof y francés– pero hasta ahora solo ha escrito en wolof una novela. Hay que tener en cuenta que Senegal es un país multicultural, multiétnico, multilingüe, y que contamos con una literatura que también está escrita en árabe.”

(1) El Hadj Amadou Ndoye: “Los intelectuales africanos nos inspiramos en Latinoamérica para superarnos” (El Perseguidor/Diario de Avisos13/08/2011). Pinchar enlace para leer la entrevista completa.


jueves, 25 de agosto de 2011

Entrevista con El Hadj Amadou Ndoye



EL HADJI AMADOU NDOYE / PROFESOR DE LENGUA Y LITERATURA ESPAÑOLA EN LA FACULTAD DE LETRAS DE LA UNIVERSIDAD DE DAKAR

“LOS INTELECTUALES AFRICANOS NOS INSPIRAMOS EN LATINOAMÉRICA PARA
SUPERARNOS”

El Hadji Amadou Ndoye. (Senegal, 1947) es profesor de español  en la Universidad Anta Diop de Dakar (Senegal) y un estudioso de la literatura canaria, en especial de la producida durante los años setenta y que dio resultado al ensayo Estudios sobre narrativa canaria (Tenerife, 1998) y a una segunda edición ampliada en 2006. EL PERSEGUIDOR mantuvo una charla con Ndoye, primer premio MUMES a la labor intercultural, en la que habló mucho de literatura. Pero no solo de la que se escribe desde el archipiélago sino también la que se genera en África y en Hispanoamérica, continente éste, apunta el profesor, cuya influencia está siendo muy notable en los narradores africanos.

EDUARDO GARCÍA ROJAS\El Perseguidor/Diario de Avisos 13/08/2011

- Usted es un gran conocedor de la literatura canaria. ¿Qué le llevó, sin embargo, a estudiarla en profundidad?
- Entre 1966 a 1967 y mientras estaba en la Universidad de Dakar, tuvimos a un lector canario, Juan Manuel González, que junto al director del departamento, puesto que ocupaba un francés, nos animó a traducir del español al francés poemas de escritores canarios como Pedro Lezcano, Pedro García Cabrera, Pedro Perdomo Acedo y así fue como tuve acceso a la poesía canaria por primera vez. Más tarde tuve la oportunidad de viajar en 1985 a Tenerife, invitado por un encuentro Canarias-África organizado por la Caja
de Ahorros, y en el que me tocó hablar de literatura española y me regalaron una serie de libros que tras ojearlos me hizo entender que hubo una narrativa canaria de los años 70 entre cuyos autores estaban, entre otros, Juan Cruz, Alberto Omar y Fernando Delgado, y como estaba buscando tema para la tesis de doctorado, pensé, he encontrado un filón porque esa literatura no se conocía en los países del África francófona y me puse a estudiar textos de Luis León Barreto, Juan-Manuel García Ramos, Víctor Ramírez, todos los autores de los setenta en Canarias, desde la dictadura a la dictablanda y la Transición. También lo que vino después, en los ochenta, lo que contribuyó a que entendiera a Canarias porque me obligó a
remontar a su pasado literario. Es decir, Viera y Clavijo, Cairasco de Figueroa, casi todo lo que se escribió en el siglo XVI hasta los setenta.
- Como estudioso de la literatura canaria de los 70 ¿qué claves y elementos comunes encontró entre los escritores que formaron parte de este movimiento?
- En primer lugar, ellos vivieron un período difícil en el que no había libertades. Algunos, de hecho, resultaron víctimas del sistema como Juan José Armas Marcelo, a quien despidieron de su trabajo, y Alberto Omar, a quien le retiraron el pasaporte porque escribía un teatro que no iba acorde con el que se quería imponer en
aquellos años. Los escritores que forman parte del 70 en Canarias son así testigos de un período histórico pero al mismo tiempo son un grupo de soñadores porque viven de lejos los efectos del mayo del 68 y lo adaptan al archipiélago. Se inspiraron, además, en la narrativa Latinoamérica, pero traducida un poco al contexto canario. Este movimiento de los 70 comenzó como una piña. Se veían y hablaban. Unos trabajaban en periódicos de Tenerife y otros de Gran Canaria y se apoyaban. Les unía un sentimiento de dar las claves de las Canarias de aquel entonces a través de la escritura y conocer la realidad de las islas a través de la palabra. Se aglutinaron entre 1970 a 1974 aunque a partir de 1974 como explica Víctor Ramírez, cada uno fue buscando un poco su sombra. Unos se fueron a Madrid y otros se quedaron. Y el movimiento ya no tuvo coherencia. Hay que destacar que si bien al principio no hubo manifiesto en un sentido concreto, se editó un libro Aislada órbita, que trata un poco de lo que ellos proponían. Creo que lo importante es que si alguien quiere entender algo de lo setenta en Canarias, entre las herramientas con la que puede contar es la de consultar esta narrativa.
- ¿Y qué conclusiones saca usted de la narrativa canaria de los 70?
- Pues que trabajaron mucho el experimento, con el lenguaje. Alguien como Víctor Ramírez llega incluso a arreglárselas para que su estilo refleje realmente lo que son los canarios, su manera de hablar. Creo que hicieron este esfuerzo y quizá aún hay algo que indagar en ese sentido para ver algunas de las cosas que los caracteriza como movimiento.
- ¿Qué autores destacaría?
- Más que autores textos de Víctor Ramírez, la novela Los puercos de Circe de Luis Alemany y Crónica de la nada hecha pedazos de Juan Cruz y más tarde un libro de Armas Marcelo, Los dioses de sí mismos, porque resume un poco todo esto. La novela arranca en los setenta y llega a los ochenta, y describe los sueños y los desengaños de esa generación que soñó con conquistar el mundo y que la Transición no
consiguió colmar sus esperanzas.
- Pasemos ahora a hablar ahora de su país, Senegal.
-Senegal se encuentra en una situación compleja como la de otros tantos países de África. Somos productores de materias primas y continuamos comprando productos manufacturados. Además, la
mayoría de las economías de los países africanos las definen y las controlan las Instituciones Internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial y se nos está aplicando un ajuste estructural que consiste en disminuir el número de empleados públicos con el cierre de empresas hasta el día de ayer públicas. Están surgiendo, sin embargo, voces que son disidentes, y entre esas voces destacaría a colectivos de jóvenes raperos que con sus canciones están despertando afortunadamente conciencias.
- Esta situación repercutirá en la literatura senegalesa. Pese a todo, ¿en que estado de salud se encuentra?
- Ahora mismo se produce una literatura muy interesante en la que destacaría en especial el protagonismo que están asumiendo las escritoras.
- ¿Y aún se mantiene el debate de escribir en la lengua del colonizador o en las maternas?
- Sí, aún continúa este debate aunque a la hora de la verdad cada uno escoge la que desea, si bien es verdad que la mayoría apuesta por el francés. Boubacar Boris Diop ha roto esta tendencia al publicar hace dos años una novela en wolof, pero cada uno de los escritores senegaleses escoge la mejor herramienta idiomática
que tiene para transmitir lo que piensa.
- ¿Cuál es su posición en este debate?
- Creo que lo que el escritor expresa es su propio yo pero por causas históricas los hay que han decidido no escribir en el idioma materno que dominan perfectamente aunque no tanto cuando deben de escribirlo. Boubacar sabe hablarlo y escribirlo muy bien, así que él sí puede producir en ambos idiomas --wolof y francés-- pero hasta ahora solo ha escrito en wolof una novela. Hay que tener en cuenta que Senegal es un país multicultural, multiétnico, multilingüe, y que contamos con una literatura que también está escrita en árabe.
- ¿En qué claves se mueve la nueva literatura senegalesa?
- Refleja mucho las dificultades del momento, los problemas de la globalización mientras continuamos creyendo en el pasado. Porque países como el mío son complejos en la medida en que confluyen varias edades históricas al mismo tiempo. Muchos de entre nosotros damos cobijo en realidad a todas esas edades históricas que luchan, pelean, se abrazan, se rechazan y no siempre se implican. Y aunque estemos en los tiempos del ordenador mucho de lo que pensamos y almacenamos los senegaleses viene del período de
nuestros antepasados. Somos gente compleja aunque tratemos de ajustarnos a los tiempos modernos porque mucho de lo que nos ha constituido como persona es un legado del pasado.
- ¿Esa relación con el pasado se reproduce también en otras literaturas africanas?
- Todos los países africanos tienen este problema. Viven a la vez en el pasado y en el presente. Esto se ve también en los países del norte de África.
- La literatura africana está plagada de grandes nombres pero aún continúa siendo ninguneada por premios literarios internacionales como el Nobel.
- África cuenta con algunos premios nobeles de literatura y si no contamos con más es porque aún carecemos de la infraestructura que promocione lo nuestro. Países que sí reúnen las infraestructuras necesarias como Nigeria, Egipto y Sudáfrica cuentan con autores que han recibido el Nobel. Lo primordial, a mi juicio, es que necesitamos dar a conocer a nuestros escritores en el propio continente y más tarde en otros sitios pero sin fortaleza histórica no es tarea fácil proyectar lo nuestro para que llegue a donde debe llegar.
- Imagino que también debe ser un problema de educación.
- Efectivamente es un problema porque así es imposible contar con gente preparada, también de lectores que conecten con sus historias.
- ¿Qué escritores de Senegal y también de otras partes del continente recomendaría a ese lector que quiere iniciarse en literatura africana?
- Ya he citado a uno, Boubacar pero también recomendaría a Fatou Diome, una escritora que reside en Francia y en cuyo trabajo conviven dos visiones: Francia y Senegal. A mi me parece muy interesante de Diome su El vientre del Atlántico porque trata temas muy serios con fina ironía y sentido del humor. A nivel africano, destacaría a Nadine Gordimer por ese mundo complejo que encuentras en cada una de sus novelas, y el egipcio Naguib Mahfuz para tener una idea de la literatura que se escribe en el norte de África.
- Usted es también un gran especialista en literatura sudamericana. ¿Ha encontrado puntos de contacto con la literatura africana?
- Los escritores de El Congo, los del centro del continente africano, han leído todos a los autores hispanoamericanos. Los han asimilado y admiran. Si vas a Paraguay, observas que el guaraní y el español son lenguas que conviven y que marcaron, entre otros, a escritores como José María Arguedas, que se crió en quechua aunque tuvo que escribir en español. Estas circunstancias hace que resulten tan interesante a los escritores africanos, porque los sudamericanos emplean dos idiomas, tienen dos idiomas en su cabeza como pasa con nosotros. Algo parecido le ocurre al guatemalteco Miguel Ángel Asturias, así que los africanos estudiamos cómo pudieron los latinoamericanos resolver sus contradicciones. Cómo han creado sus obras literarias fusionando culturas tan distintas. Pero los puntos de contacto no quedan solo aquí, porque hay que
tener en cuenta que muchos de esos países se encuentran en una situación económica difícil, igual que muchos países de África, cuyo futuro continúa siendo lastrado por dictaduras militares. En cierto sentido, nos une también esa dependencia histórica así como el imaginario, que tanto en África como en América Latina muestra una realidad fantástica. Los africanos solemos decir que cuando leemos a un escritor latinoamericano nos sentimos identificados con su relato No se ha producido aún un fenómeno a la inversa porque desconocen la literatura africana, literatura a cuyos autores les parece fascinante cómo los latinoamericanos se han reapropiado de la lengua española para hacerla suya. Sin duda alguna, Latinoamérica es para nosotros una fuente de reflexión para aprender a superarnos.
- No cita a autores digamos canónicos de la literatura latinoamericana en su respuesta.
- Eso escritores influyen pero en otro aspecto. En los que he citado hay una convivencia del idioma, una cosmovisión, una filosofía que a los africanos nos resulta muy atractiva. Los escritores hispanoamericanos
considerados canónicos no tienen ese tipo de problemas aunque nos gusta su modo de escribir, las pautas, el experimentalismo, como mezclan lo imaginario con los real que nos influye mucho porque la realidad en África es así, tiene mucho mito y nuestros escritores se apoyan en este acervo cultural ancestral para producir
literatura como los latinoamericanos. Autores que toman en cuenta su propio entorno pese a que escriban en español.
- Se olvida usted de Brasil.
- Brasil ha tenido mucha importancia para los países africanos lusófonos como son Angola, Mozambique, Cabo Verde, Santo Tomé y Puerto Príncipe. La fundadora de la literatura mozambiqueña, Noémia de Sousa, leyó mucho al brasileño Jorge Amado así como a otros autores del nordeste de Brasil y eso se nota en su manera de escribir, en cómo refleja a los pobres y humildes en sus obras.
- Antes mencionaba a Fatoue Diome y destacaba de su literatura la ironía y el humor que impregna las páginas de su obra. ¿Los escritores africanos están recurriendo a la risa para combatir la realidad en la que se
encuentran?
- Hay mucho de eso porque nuestra realidad es muy dura y el efecto de la crisis demoledor porque no contamos con las herramientas que nos permitan acertar en nuestra economía. Por ello, numerosos
escritores africanos para afrontar esa realidad la describen con ironía y humorismo quizá porque es la única manera de superarla. Sobre todo porque cuando vives en sociedades bastantes comunitarias --nuestras
familias continúan siendo muy extensas, una herencia que hemos recibido del pasado-- cualquiera se puede acercar para plantearte sus problemas y no siempre tienes los recursos adecuados para resolverlos. Así que los escritores escriben sobre estos temas en clave de humor para tratar con habilidad y mucha gracia las desgracias que nos rodean.
- ¿Y cuál es la actitud de los escritores frente al poder?
- El poder, como en cualquier parte, intenta seducir a los escritores y a los intelectuales pero ahí siguen los que no se casan con nadie porque han asumido un papel de mosca cojonera.
- Uno de los grandes debates de la literatura africana es el que gira en torno a su extenso y rico carácter oral.Hasta que punto dependen los escritores senegaleses de las historias transmitidas por generación a través de la voz.
- La oralidad es algo muy fuerte no solo en Senegal sino en otras sociedades africanas pero al mismo tiempo hay que señalar que los escritores que han mamado de esa oralidad quieren ahora transformarla en algo escrito. Por eso coexisten ambas tendencias. La oralidad tiene su sabor y la oralidad, al mismo tiempo, se ha convertido en una especie de gigantesco y rico granero en el que los escritores van sacando historias para nutrir a sus textos. Por eso, reitero, que la literatura oral y la escrita coexisten en paz.