lunes, 24 de octubre de 2011

Presentación de HISTORIAS DE ESTE MUNDO en Logroño

El lunes 24 de octubre, a partir de las 20:30 h, en el local del Ateneo Riojano se presenta el libro Historias de este mundo de Matías Escalera Corder. Presenta Alberto Gil-Albert 

miércoles, 19 de octubre de 2011

Presentación de MEMORIA DE LAS PIEDRAS en GRAN CANARIA

Presentación de MEMORIA DE LAS PIEDRAS de Gabriel Cruz 
28 de octubre a las 18,00 h. Cueva Pintada de Gáldar (www.cuevapintada.com) Gran Canaria
Presentan Samir Delgado y Gabriel Cruz


MEMORIA DE LAS PIEDRAS:
LA RECUPERACIÓN DE LA PALABRA

En 1997 Ediciones La Palma publicaba Memoria de las piedras, un libro anómalo y, por ello, fundamental para entender una determinada sensibilidad literaria que no ha dejado de crecer en la literatura hecha en las Islas Canarias. Su autor, Gabriel Cruz, con valentía y honradez, nos acercaba al inexplorado, desde el punto de vista literario, mundo aborigen, alejándose de los tópicos idealizados y poco documentados de finales del siglo XIX y de los escasos resabios del siglo XX, en donde han convivido la referencia tangencial y la reivindicación excesivamente ideologizada, pero muy poco rigurosa. Sus referentes dejan de ser anecdóticos para convertirse en el objeto literaturizado, asumiendo todas sus consecuencias tanto narrativas como históricas. Memoria de las piedras no tardará en convertirse en una obra señera, en el necesario pilar donde se asiente esta tendencia creativa.
Hoy, catorce años después, la editorial Baile del Sol recupera oportunamente este texto necesario y hasta ahora perdido, dotándolo de un valor no ya añadido sino absolutamente enriquecedor, diferenciador, que ahonda mucho más en el verdadero espíritu de los textos y que lo enraíza mucho más en las piedras, en la memoria, en la tierra de la que proviene y a la que ha llegado para permanecer: la oralidad.
Este valor no es otro que la edición bilingüe amazigh*/español, con parada también en el francés (lengua que ha servido de puente entre las dos anteriores). 
            Pero situemos en su justo contexto este libro para poder entender cuál es su real importancia.
Memoria de las piedras acerca al lector a la cosmogonía prehispánica desde la mirada del aborigen. A través de los textos, Gabriel Cruz muestra desde dentro, desde una óptica personal las inquietudes, los mitos, las leyendas, los itinerarios de los habitantes prehispánicos. La recreación del universo insular desde la licencia literaria que permiten la reflexión personal y la relectura de los textos históricos, crea una atmósfera mágica, telúrica, ritual, que nos devuelve a la raíz.
Nos encontramos ante el habitante que se observa y que camina libre por los senderos de la memoria y que en un acto iniciático abre las rendijas de unos caminos aún no transitados.
Memoria de las piedras es, pues, una visión libre, atrevida, sugerente de las palabras que quizás una vez hubieran podido oírse en estos barrancos, en estos montes y que ahora, revividas, vuelven a escucharse como un eco que nos devuelve el tiempo.
Hay verdades que no, por poco repetidas o ya olvidadas, dejan de serlo: el hombre pertenece a la tierra y no al contrario. El hombre nace o vive en un paisaje que le resulta continuamente extraño. La habitual contemplación de este hace que se acostumbre a sus montañas, a sus barrancos, a sus árboles y animales. Pero estos siempre han estado ahí, contemplándonos, observándonos y, quizás, juzgándonos. Todo necesita ser nombrado y el hombre, para hacerlos ingenuamente suyos, les da nombre y los integra en su universo cotidiano. Pero la tierra siempre ha estado ahí; otros pueblos, otras lenguas antes la han nombrado, probablemente con nombres mágicos de cuando nada existía y el simple hecho de nombrar daba vida. Y el nombre mágico acarreaba una historia, una leyenda que explicara el sentido de la creación. Pero el hombre olvida, muere o, lo que es peor, se le arranca la memoria que lo identifica como pueblo. Sin embargo, la memoria permanece porque nunca ha sido suya, sino que ha pertenecido a la tierra, que se la ha otorgado para atarlo a sus raíces.
En este marco se encuadra el libro Memoria de las piedras de Gabriel Cruz: en el de la orfandad de una tradición literaria que ha creado de espaldas a la memoria de la tierra, de la orfandad de un territorio que dormita, de una tierra donde las leyendas duermen aletargadas, esperando la voz que las conjure. Gabriel Cruz nos retorna de un silencio de siglos para renombrar el origen de las cosas, del principio y del fin, como un espectador atento que necesita anclarse en los senderos que transita. Reinventa el mito porque todo hombre que camina necesita imperiosamente reconocer los senderos que holla, el alma de las montañas, el corazón de los animales, el silencio de los árboles.
Este no es un libro de leyendas escrito por un hombre que contempla la naturaleza. Este es un libro que ha sido dictado por la tierra que nos recupera como hijos, que nos devuelve la verdad de los elementos, que nos salva de nuestra orfandad. Este es el libro de la palabra, de la memoria; es el libro que escribieron quienes habitaron esta tierra hace cientos, miles de años, y que escribirán quienes la habiten en los próximos siglos o milenios, cuando nuestra memoria como moradores ya haya sido olvidada.
La experiencia recreadora de Gabriel Cruz no es solitaria, es una experiencia colectiva, es la visión del guañameñe, del creador de palabras que nos transmite el acto mitificador, la experiencia mística de la vuelta al origen. Nicolás Estévanez había escrito: “La patria es el espíritu, / la patria es la memoria”, y Gabriel Cruz, continuando la senda marcada, nos habla del origen, donde nos devuelve a la creación del mundo y de sus mitos, de nuestro mundo y de nuestros mitos; nos habla de la vida y nos otorga vida; nos habla de la muerte y nos otorga un engañoso olvido. La última frase del libro reza así: “Me traga la mar amarga, la mar del olvido”. Pero no es cierto; las páginas de Memoria de las piedras nos han devuelto de esa marea negra para otorgarnos el don del recuerdo, para que contemplemos a nuestro alrededor y sepamos el porqué, la razón de nuestra presencia en este territorio. Nos ha recobrado la memoria y nos ha devuelto a las raíces. A partir de este momento, nuestra mirada nunca más será solitaria, nuestras huellas no serán ajenas al viento que las borra, nuestras palabras no rebotarán vacías en los barrancos. El guirre volará libre, por encima de los pájaros blancos, desde estas montañas a la Tierra de las Llanuras; y nosotros con él.
Ahora, todas estas palabras, que provienen de la oralidad más ancestral, se nos presentan no ya solo en la lengua original en la que fueron escritas, el español, sino  también en amazigh; regresan a su propio origen y también a su propia voz porque podremos escuchar el sonido ancestral que nos lleva al génesis, allí donde podremos asumir la historia, la memoria de la tierra que ahora hollamos y fundirnos en ella junto a la esencia que la creó: la palabra primigenia.
Esta obra trasciende las fronteras idiomáticas y tiende puentes, solo hasta ahora ocultos aunque no destruidos. Este texto busca el reecuentro con el tronco común de donde provienen las palabras, la memoria, los signos, la identidad; en definitiva, el reencuentro con nosotros mismos y con nuestra necesidad de una historia no escrita en el papel.
Es aquí donde radica el valor de esta nueva edición de Memoria de las piedras, un libro que nos hace dar la vuelta y situar la espalda al océano y los ojos hacia las tierras cercanas del continente, un libro que necesariamente debe leerse y luego olvidarse para no negarle su verdadera función: la oralidad. Memoricemos sus palabras, cantemos sus sonidos, grabémoslos en las piedras y transmitámoslos a nuestros hijos, los hijos de esta tierra.  

* la lengua bereber viva más cercana a la que hablaron los aborígenes canarios, con una variante escrita que es el tifinagh.  
                                 
Coriolano González Montañez
Tacoronte, agosto 2011


martes, 18 de octubre de 2011

Obra maestra ignorada



Enrique Vila-Matas/El País - 18/10/2011

La semana pasada, en plena Via Po de Turín, Colum McCann, plantado literalmente en medio de la calle, me habló de una novela que había regalado ya unas 100 veces. ¡Unas cien veces! La novela, dijo, era Stoner, de John Williams. Como, además de gran escritor, McCann siempre ha sido un lector que tiene un gusto ajeno al tedio de lo comúnmente aceptado en novela, me dije que en cuanto llegara a Barcelona trataría de buscar ese libro.

      La noticia en otros webs

      Impresiona el modo de contar de John Williams, su fuerza inusitada para los dramas minúsculos
      En el avión de vuelta, hojeando distraídamente una revista francesa, encontré con la lógica sorpresa una reseña de Bernard Quiriny sobreStoner, de John Williams: la novela había sido escrita en 1965 e ignorada durante décadas, pero de pronto reavivada por la canonizante editorial de la New York Review of Books y publicada después en París en la editorial Le Dilettante. Leyendo aquella nota de Quiriny, creí recordar una reseña muy elogiosa de Rodrigo Fresán sobre el libro y pensé que ojalá no me equivocara porque esto significaría que el libro de Williams había sido traducido al castellano. Lo estaba, lo confirmé en Internet en cuanto llegué a casa. Stoner no había sido percibida por ninguna de las casas editoriales importantes de este país y con buena vista la había publicado la editorial tinerfeña Baile del Sol, con una excelente traducción de Antonio Díez Fernández.
      La novela cuenta la historia de William Stoner, hijo de unos campesinos de Misuri, nacido a finales del XIX y enviado con gran esfuerzo por sus padres a la universidad para que estudie en la Facultad de Agricultura, donde un día, un profesor que está iniciando a sus alumnos en las virtudes de la literatura, se dirige directamente a él en clase para decirle: "El señor Shakespeare le habla a través de 300 años, señor Stoner, ¿le escucha?".
      La luz, nos dice el autor, penetraba en aquel momento por las ventanas del aula y se posaba sobre los rostros de los compañeros de clase, de manera que la iluminación parecía venir de dentro de ellos mismos para salir hacia la oscuridad. Para el rústico joven Stoner, ese instante fue una iluminación, una gran revelación que, con el tiempo, incluso le llevaría a renunciar a la granja de sus padres y a convertirse en profesor de la universidad de Misuri, donde llevaría una vida sin alicientes, equivocándose en todo. Una vida laboriosa al servicio de la literatura, con multitud de errores sentimentales. La biografía de alguien que vistió siempre un traje equivocado. Y una vida condensada en una novela extraordinaria, que cuenta cómo "a alguien se le concedió la sabiduría y al cabo de los años encontró ignorancia".
      ¿Cómo olvidar cuando el discreto profesor, consciente de haber perdido el tiempo en su obstinado trabajo sin luces, se refugia al final en la imperturbabilidad que heredó de sus padres rurales, impasibles trabajadores de la tierra, constantes dibujantes de "surcos como oraciones en el papel"? Impresiona el modo de contar de John Williams, su fuerza inusitada para los dramas minúsculos y para el recuento cotidiano de nuestras resignaciones y decepciones, y sorprende que Stoner, siendo la obra maestra que es, haya podido ser ignorada durante tanto tiempo. Quizás despistó a más de uno por su aparente sencillez. Y es que, como dijera el actor Tom Hanks: "Se trata simplemente de una novela sobre un tipo que va a la universidad y se convierte en un maestro. Pero es una de las cosas más fascinantes que jamás he encontrado".
      Creo que es fascinante también que sea en el fondo un elogio tanto de la rectitud moral como de la cultura del esfuerzo y del amor por la vieja literatura, con el patetismo que encierra todo eso. Y porque, a fin de cuentas, en plena crisis mundial, sorprende leer una oda tan intensa a los viejos valores morales heredados de una infancia hundida en las raíces agrícolas del Misuri más profundo y miserable, el más conmovedor también, porque es el que dice mejor la verdad sobre la vida.

      lunes, 17 de octubre de 2011

      La dolorosa raíz de Micondó


      La dolorosa raíz de Micondó
      Conceição Lima

      Por Alberto García-Teresa

      Si bien Boubacar Boris Diop apunta que «la literatura africana, nacida bajo el signo de la protesta colectiva, siempre desconfió del arte por el arte y se muestra menos interesada por la elaboración de bellas obras individuales que por la urgencia de resolver los problemas sociales», la poeta Conceição Lima, proveniente de la isla de Santo Tomé Y Príncipe, lo confirma con un brillante poemario que resalta la condición histórica de su escritura, tanto individual (de ahí el “Canto oscuro a las raíces”, que abre el volumen y que supone una inmersión en los orígenes de la esclavitud negra) como colectiva (dado el nutrido grupo de poemas que responden a la situación política, pasada y presente de su país).

      La obra presenta un excelente uso de lo simbólico, de la transmutación de lo animado en inanimado con valor de sinécdoque. Constantemente, lo particular se convierte en metonimia de la realidad social. Con ello, se construye un alegato anticolonialista desde la intimidad, desde la manifestación lírica de una subjetividad que recoge a la comunidad, donde destaca la expresión del dolor, del sufrimiento, de la miseria.

      De esta manera, el volumen nos trae el bullicio de la lucha por la justicia en una región ignorada por nuestro eurocentrismo, de una Historia aplastada y silenciada por nuestro propio relato de la Historia. La poeta, especialmente dotada para los poemas extensos, lo lleva a cabo desnudándola de toda épica, para resaltar su dramatismo, en composiciones que se apoyan con frecuencia en paralelismos. Sin embargo, Lima supera el localismo y aparecen múltiples regiones que se encuentran atenazadas por la violencia: «Amanece en Berlín, otro lugar. / No en Liberia ni en los fields de Freetown. / No en el refugio de Jenin o a mi alrededor».

      Por otra parte, la escritora presenta una reafirmación de su linaje de oprimidos. Así, existe un recuerdo constante de los muertos: «Hablo de estos muertos como de la casa, la puesta de sol, el curso de las aguas. / Son tangibles con sus pupilas de cadáveres sin cavidad / la patética sombra, sus huesos sin rumbo y sin abrigo / y una larga, centenaria, resignada furia. // Es por eso que no os confundo con otros muertos». En la voz de la poeta, persiste todo el pasado y todo lo humillado («por eso soy yo la que habla ahora»), en clara conciencia de colectividad. De este modo, se lleva a cabo una continua plasmación de la necesidad de la memoria, que supone el tronco básico de la dignidad, y, por eso, se centra en los represaliados, en los torturados, en los asesinados. Igualmente, se adentra en la cuestión de la explotación infantil.

      En ese sentido, Conceição Lima se muestra muy crítica con la permisividad de las potencias económicas respecto a la situación de desigualdad y violencia en África (como el genocidio ruandés).

      Con todo, la obra consiste entonces en un canto hermosísimo a la dignidad del ser humano, al respeto de todo lo vivo, a la comunicación.

      En suma, La dolorosa raíz de Micondó resulta un poemario excepcional, que presenta un buen dominio de la intensidad en el poema, donde el «yo» se sabe parte de una colectividad oprimida y asume su responsabilidad en ella:

      «De la lisa extensión de los arenales.
      De la altiva ondulación de los cocoteros.
      Del ilimitado aroma del pomar
      (…)
      hablad vosotros.
      Yo lo haré de los coágulos que excavaron
      la fibra del paisaje
      del yacimiento en los pilares de la Ciudad
      y de las palabras muertas, asesinadas
      que sin cesar renacen no obstante
      en la impura voz de mi pueblo».


      La dolorosa raíz de Micondó
      Conceição Lima
      Trad.: Manuel Moya
      Baile del Sol, 2011
      ISBN: 978-84-15019-40-4

      EL PERFIL DE LA TORRE


      Memoria y paisaje, temporalidad y literatura, rostros y lugares habitan los versos de El perfil de la torre, el libro de Antonio Linares que publica Baile del sol.

      Las cinco partes en las que se organiza están unidas por una misma voz elegiaca y celebratoria, por una mirada que desde el presente se remonta al pasado o evoca ciudades como Salamanca, Lisboa o Puerto de Santa María, con un dolorido sentir que se consuela con la música de Bach o con la palabra que se enfrenta al silencio, con una luz que no se apaga con la lluvia ni con los presagios de ceniza, ni con los atardeceres que diluyen el paisaje.

      Estos poemas viven en el sueño, e y respiran la plenitud del fuego que robó Prometeo, el mismo fuego que derritió las alas de Ícaro, el mismo fuego en el que arden las palabras de los poetas a los que Antonio Linares homenajea en este libro: Hölderlin, Leopoldo María Panero o el romántico inglés al que le dedica el poema En la cremación de Shelley:

      ¡Cómo nos equivocamos!

      La sombra de un frío invisible
      flota sobre nosotros
      en esta hora cruel.
      Tú que lloraste por Adonais
      entregas la vida bajo su nombre;
      y ahora, inmóvil, golpeas con tus cenizas,
      amortajado de fuego y arena,
      nuestros rostros sin sangre.

      Ariel ha despertado a la serpiente
      con la espuma helada
      de la yerma tempestad,
      Ariel ha arrancado nuestro latido
      contra la noche de llanto
      para labrar esta sima.

      Muerte reafirmada
      con el perfume de trinitarias
      en este mundo que ahora se pierde
      en la barca de tu espíritu.

      Lloramos por ti, lamentamos tu muerte
      y como sombras turbias velamos
      el frío de este fuego
      sin malgastar temor ni esperanza.



      http://santosdominguez.blogspot.com/2011/10/el-perfil-de-la-torre.html

      domingo, 16 de octubre de 2011

      STANDBY de Milkor Acevedo

      Standby, la novela de Milkor Acevedo es una historia de soledades, la de Esteban, un profesor apocado que no se atreve a correr ningún riesgo, y la de Peter, el dueño de un bar que intenta correrlos todos. Ninguna de las dos fórmulas compensa, ninguna les lleva más allá del planteamiento de un sinsentido vital que cada uno ataja como puede. Valiéndose de una malla filosófica nihilista a ratos y existencialista otros, Milkor da sujeción a unos logradísimos personajes que, en una época de decepción vital, comparten viaje a la India y Nepal, un viaje que tampoco saciará sus ansias de comprensión. El autor maneja con fluidez los tiempos haciendo que la historia transcurra en el presente y en el recuerdo de forma pareja y trepidante. Los personajes secundarios, como la novia racista de Esteban o incluso su hiperactiva perra Montse, le dan al conjunto el toque absurdo y contemporáneo que nos acerca de modo definitivo al desconcierto del protagonista. La resolución suicida planea continuamente por la novela que se pregunta acerca de los afectos, las relaciones, la belleza, el propio conocimiento y las ficticias fórmulas para sobrevivir en un discurrir vital falto de lógica.
      Milkor Acevedo se atreve con un tema tan habitual como enigmático en ésta su tercera novela publicada por Baile del Sol.

      miércoles, 12 de octubre de 2011

      Presentación de EL FONDO DE LOS CHARCOS en Santa Cruz de Tenerife


      14 de octubre a las 19.00 h. 
      Salón de Actos del MAC (Mutua de Accidentes de Canarias) 
      calle Robayna nº2 de Santa Cruz (junto a la librería La Isla). 
      Presentan: Ánghel Morales, Alexis Ravelo y Javier Hernández Velázquez.

      lunes, 10 de octubre de 2011

      Recital de Begoña Abad y Alberto García-Teresa


      Begoña Abad de la Parte nació en 1952, en Villanasur del Río Oca (Burgos), y reside en Logroño. Ha publicado los poemarios Begoña en ciernes (Ediciones del 4 de agosto, 2006) y La medida de mi madre (Olifante, 2008). Trabaja para vivir, pero eso es puro accidente porque lo que le ha dado verdadero sentido a la vida es descubrir la magia y el poder de la palabra y lo más importante que ha hecho en ella ha sido caminar de la mano de sus hijos y creer en el ser humano. En su día plantó un árbol y está en la tarea de conseguir su mayor deseo: No desear.


      Alberto García-Teresa nació en 1980, en Madrid. Es doctorando en Filología Hispánica. Ha publicado los poemarios Hay que comerse el mundo a dentelladas (Baile del Sol, 2008) y Oxígeno en lata (Baile del Sol, 2010) y la plaqueta Las increíbles y suburbanas aventuras de la Brigada Poética (Umbrales, 2008).

      El viernes 14 de octubre, a partir de las 21:00 h, en el local de La Fuga librerías se presenta el libro Historias de este mundo de Matías Escalera Cordero (Baile del Sol, 2011)






      [...]Por todo esto, la lectura de Historias de este mundo exige un lector activo que disfrute tirando del hilo de la narración para descubrir la multiplicidad de dimensiones a las que conduce cada una de las historias contenidas en esta colección, porque cada pequeña historia es una parábola de la tragedia histórica que sufren anónimamente muchas víctimas de la fractura social que han motivado la globalización y la plusvalía del individualismo. Así, Matías Escalera Cordero lanza una flecha directamente a la conciencia del lector, que también es ciudadano, para mantenerle alerta frente a la cotidiana depredación que sufre el hombre a manos de los dueños de la Historia.[...]

      Reseña completa AQUÍ
      Con la presencia del autor, Matías Escalera; presenta David Franco Monthiel

      martes, 4 de octubre de 2011

      Orlando Cova, in memoriam (1957-2011)

      Ayer recibíamos la triste noticia de la muerte de Orlando Cova, poeta insular, bastante implicado en la segunda etapa de esta editorial. Desde este blog nuestro homenaje a su palabra.





      De tempestades vive un hombre.
      Dios ni siquiera muere de lucha.

      Lancemos,
      al menos,
      una doctrina cierta,
      una ruta de aire,
      de ciudades al amanecer.

      Levanta tus copas,
      ser dormido, subyugado,
      y brinda por los desheredados
      de las sábanas sangrientas,
      tal vez sangrientas de la memoria.

      Si acaso lloras,
      tus disparos sean perdonados.

      [De sábanas sangrantes, (2009)]

      Recital Poético en Xirivella, Valencia

      8 de octubre a las 22,30