domingo, 29 de julio de 2018

Reseñas de "Antes de arrojarse al mar, la señora Brown fue a misa" en El Día




Unas historias del día a día


Yolanda Delgado reúne un conjunto de relatos en los que refleja, desde la simple observación, los comportamientos humanos en su dimensión humana.

El Día  
25/jul/18 6:09 AM

  

La historia surgió desde el momento en el que leyó la noticia en un periódico con el titular "Antes de arrojarse al mar, la señora Brown fue a misa".

Eso le dio pie para construir un relato, al que se fueron añadiendo otros a un conjunto que se ha publicado bajo el sello de Baile del Sol.


Yolanda Delgado (Las Palmas, 1967), que ha trabajado como editorialista y documentalista, se considera una "persona indiscreta", y en referencia a esta serie de relatos titulados "Antes de arrojarse al mar, la señora Brown fe a misa", estima que se pueden establecer diferentes estados. De un lado, "lo que he visto y también lo que oído", señala, además del bagaje que representan escritores como Joyce, Orwell o los soviéticos, "pero como soy muy pudorosa, de mí aparece poco".

El hecho de que se haya inclinado por el relato corto tiene que ver con su preferencia por la literatura rusa, "porque trabajé con esos textos en mi etapa de El País, donde establecí una relación muy directa con los cuentistas rusos, de los que aprendí que resultaba imprescindible utilizar las palabras necesarias".

Esta escritora se vale de la observación directa, del modo en el que hablan y se desenvuelven las personas, también del lenguaje, para armar sus historias, sobre las que dice que "han surgido de la propia realidad, porque no tengo tanta imaginación como para construirlas" y, en este sentido, manifiesta que los registros que le ofrece el día a día son tan ricos que de nada vale ir hasta la Luna en busca de escenarios diferentes.

El volumen de relatos que se condensan en este libro están jalonado con a presencia de mujeres y hombres en crisis, como de hecho se refleja en "Solos", también de jóvenes desorientados, como en el caso de "El tablero imperfecto del mundo", además de personas excluidas, que se percibe en la lectura de "Cuando una tortuga y Primo Levy me salvaron", así como de los inmigrantes que luchan para conservar y mantener su dignidad en tierras extrañas, en las líneas de "Baila la diosa en el ombligo de la Luna".

Pero también, en este compendio de relatos, la autora incorpora un conjunto de experiencias vividas que se encuentran íntimamente relacionadas con algunos autores a los que profesa una profunda admiración y que resultan perceptibles en títulos como "De hombres sin pantalones", así como los hábitos sociales corrompidos y llevados hasta el extremo del absurdo, como es el caso de "Comunicado urgente a la nación", además de algunas escenas que bien pudieran formar parte de un álbum familiar como "¡Ay!, Mama Iné", que en conjunto conforman un paisaje humano dominado por la ficción.

La voz de Yolanda Delgado, cargada de una ironía ciertamente melancólica y en ocasiones hasta mordaz, pero siempre directa y dirigida al epicentro del dolor, persiste en el engaño de intentar comprender nuestra sociedad, siempre esquinada, tan conmovedora, como también compleja en la que vivimos, pero de la que somos partícipes y responsables.


viernes, 27 de julio de 2018

Reseña de ARQUITECTURA SECRETA DE LAS RUINAS de Miguel A. Zapata en De libros y Lecturas


viernes, 13 de julio de 2018

ARQUITECTURA SECRETA DE LAS RUINAS - Miguel A. Zapata



Estamos llenos de grietas, aunque lo disimulemos. Somos como el edificio que Miguel A. Zapata retrata en la novela “Arquitectura secreta de las ruinas”


Mediante un argumento muy sencillo, una grieta que aparece en un edificio, Miguel A.Zapata construye una novela muy sólida. La segunda, después de Las manos y de su magnífico libro de micorrelatos, Voces para un tímpano muerto.


En la novela irán apareciendo más grietas, esta vez humanas, físicas, psíquicas y mortales. La grieta de la soledad, de la impostura, de la mentira, del qué dirán.
Es un relato coral en el que intervienen todos los habitantes de ese edificio. Comenzando por el capítulo Cero de la vida del número tres de la calle Garibaldi, alcanzamos de nuevo el Cero al final de la novela.


La novela es un retrato de la sociedad actual, de la quiebra de las instituciones, de la vecindad, de observar que nuestro mundo se va a pique y quedarnos sentados esperando que alguien lo solucione. El edificio es el retrato de nuestro mundo.


Y la grieta amenaza a los personajes que habitan en él. Encontramos a Maldini, el argentino que quizás no es tal, a Bastida, el suicida frustrado, a la vieja Téllez, animal de mirilla, a la pareja sin hijos que escuchan llantos por las noches, a Bertita la adolescente o a Mauro el fatuo presidente de la comunidad.
Los personajes y sus propias ruinas, las mentiras que dan, supuestamente, solidez a sus vidas se nos van desvelando a través de la voz del narrador que participa de manera distante de los personajes con sus propias reflexiones. Él observa, analiza y explica.


“Uno es, por lo menos, dueño de lo que inventa, ¿no? Patentamos las trolas con que construimos nuestras vidas y poco más que eso.” Dice Maldini


Donde sí hay solidez es en la escritura de Miguel A. Zapata. Hay momentos en su escritura en la que es imposible no sonreír por lo esperpéntico de la situación. Y otros sumamente reflexivos, psicológicos o crueles. Esa solidez se manifiesta a lo largo de toda la novela, no hay ninguna grieta que te ahuyente de la lectura. Es, como ya he dicho, sólida, ágil, brillante.


Arquitectura secreta de las ruinas - Baile del Sol


https://librosylecturasdeelena.blogspot.com/2018/07/arquitectura-secreta-de-las-ruinas.html?m=1

miércoles, 25 de julio de 2018

Entrevista a José Manuel Marrero en La Provincia

"El burro apunta literariamente a una visión de futuro alternativa"

"En Canarias, el turismo es la expresión material de una manera suicida de entender el progreso" afirmó el poeta.




miércoles, 18 de julio de 2018

Reseña de El verano del Endocrino de Juan Ramón Santos en Librario íntimo

El verano del Endocrino




No se trata, desde luego, de un personaje convencional. Un buen día, sin que nadie tenga noticia previa de él, aparece en la pequeña localidad de Labriegos un hombre poco hablador, amable y amante de los libros al que, de forma casi azarosa, comienza a conocerse como El Endocrino. Al principio, todos lo miran con curiosidad pero con cierta distancia, hasta que el intruso se va ganando el favor de los lugareños: primero, interesándose por todas las labores agrícolas de la población; después, ayudándolos con su inteligencia detectivesca a resolver pequeños misterios locales (qué animal está devorando las gallinas de un vecino, dónde está el coche que desapareció hace días de forma inopinada, quién ha robado una talla de la Virgen de la ermita).

Poco a poco, el Endocrino se convierte en un tipo curioso… y con curiosidad, que canaliza (al estilo de los Bouvard y Pécuchet flaubertianos) hacia mundos tan distintos como la botánica, la sociología o la historia. En todos esos ámbitos se verá sometido a experiencias de lo más llamativas, que sorprenden al lector y lo llevan de la mano a través de una narración amena y divertida, con instantes de humor, de reflexión y de aprendizaje. Para contarnos esas peripecias, el novelista recurre a la voz de un maestro de Primaria, que conoce durante ese largo verano al Endocrino y que tiene acceso posteriormente a sus cuadernos de apuntes. Él nos va a ir desgranando la evolución de sus intereses y peripecias con gracia y minucia casi entomológicas.

El extremeño Juan Ramón Santos (Plasencia, 1975), quien ya nos tiene acostumbrados a obras excelentes dentro del territorio del relato corto (Cuaderno escolar, Perder el tiempo), la poesía (Aire de familia) y la novela (El tesoro de la isla), nos entrega una vez más un volumen exquisito. En este último trabajo yo destacaría de forma especial la impronta cervantina que el escritor ha tatuado en su prosa, elegantemente juguetona y de voluntad clásica, con oraciones largas y musicales. El resultado es una novela fluida, delicada, densa y de una sonoridad muy brillante. Si andan buscando para este verano un texto de tanta perfección formal como atractivo argumento yo les recomiendo esta novela publicada por Baile del Sol. Creo que puede gustarles.




jueves, 12 de julio de 2018

Entrevista a Yolanda Delgado en Dragaria


Yolanda Delgado: «Quiero incomodar, quiero hacer reír, quiero hacer sentir»
Por DRAGARIA -10 julio, 2018

La grancanaria Yolanda Delgado considera que no es una escritora «rápida» y que «cada frase es un mundo de posibilidades». Le gusta guiar a otros autores que empiezan en su carrera literaria: «Es una de las experiencias más plenas que he tenido», señala. Otra de sus actividades es traducir, y añade que esto exige «ponerte en la piel del autor, con la responsabilidad añadida de expresar en tu idioma la misma intensidad, el tono, los matices, la intencionalidad con la que originalmente esos libros fueron escritos». En sus textos le gusta hacer uso del humor, «un ejercicio higiénico fundamental para conservar la salud». Acaba de publicar Antes de arrojarse al mar, la señora Brown fue a misa (Baile del Sol, 2018), una colección de historias que reflejan su experiencia vital: la de una mujer que viaja desde los diez años por el mundo y que actualmente reside en Francia.

TRES CLAVES DE TU ÚLTIMO TRABAJO

El título del nuevo libro encabezaba una noticia de un periódico portugués. En esos 27 relatos heterogéneos hablo de situaciones cotidianas, pasiones literarias y recuerdos aparentemente autobiográficos. Rompo con la idea preconcebida de lo que entendemos por relato. Quiero incomodar, quiero hacer reír, quiero hacer sentir, comprender nuestra sociedad esquinada, compleja y conmovedora. Las mujeres y hombres de carne hueso son los protagonistas; la realidad y la memoria, mis mejores aliados.

¿QUÉ AUTOR O AUTORA TE INSPIRA?

Hannah ArendtAgota KristofUnamuno, Mijaíl Bulgákov… La lista de autores a los que admiro es larga. Estos autores que nombro fueron víctimas de la sinrazón política, los cuatro supieron vencer las circunstancias, entre otras virtudes, gracias a la sinceridad, a la valentía y al humor. La risa salva a los rebeldes, a los que dicen no en el sentido camusiano.

UN POEMA, UNA NOVELA, UN CUENTO

— Un poema: Tus hijos se cortan las manos Margaret Atwood es una gran poeta.
— Una novela: me lo ponen muy difícil, pero como el pasado año fue el centenario del nacimiento de Juan Rulfo, quiero recordar Pedro Páramo. Rulfo escribió lo que tenía que escribir. Admiro a Rulfo. Voz propia, honestidad en su obra y silencio.
— Un cuento: hay un cuento de ChéjovLa tristeza, que cuando lo releo sigue conmoviéndome como la primera vez. Un viejo cochero acaba de perder a su único hijo. Intenta contárselo a alguien, soltar la pena, pero no encuentra quien escuche su historia. ¿No sucede ahora lo mismo? Otro relato que no querría dejar de mencionar es La lotería, de la norteamericana Shirley Jackson. Narra un episodio que transcurre en una pequeña comunidad. La crueldad está insinuada, va creciendo de forma sutil, solo cuando llegas al final, el horror te estalla en la cara. Simplemente, brutal.

UNA OBRA DE TEATRO, UN GUION CINEMATOGRÁFICO

— Una obra de teatro: el teatro es Shakespeare.
— Un guion: Días de radio. La infancia, los amigos, la familia, las películas, los tebeos, los olores y los colores de una época anodina que Woody Allen consiguió hacerla extraordinaria. Admiro a los creadores que con los mimbres de una vida común, protagonizada por mujeres y hombres anónimos, son capaces de crear imágenes inolvidables. Eso debemos pensar de nosotros. Somos obras irrepetibles, y a pesar de todo, ¡qué bello es vivir! Ya he soltado el título de otra gran película.

PROYECTOS

Estoy en medio de una novela que espero llevar a buen término. Hay escritores que tienen la suerte de escribir rápido, no es mi caso. Soy lenta, le doy muchas vueltas a las palabras, a las posibilidades de sentido, a la forma. «Porque uno solo ha aprendido a dominar las palabras para decir lo que ya no tiene que decir», escribió T. S. Eliot.

¿QUÉ PERSONAJE DE DRAGARIA SERÍAS?

Ya que me invitan a quedarme en esta isla llena de sonidos hermosos, nacida del pecho de volcanes, donde nacen los dragos y los vientos alisios nos protegen del calor africano, me gustaría encargarme del faro. ¡Sería la farera de DRAGARIA!

Portada de ‘Antes de arrojarse al mar…’, de Yolanda Delgado.
Yolanda Delgado Batista (Las Palmas de Gran Canaria 1967) estudió Publicidad y Relaciones Públicas, y un máster en Biblioteconomía y Documentación en la Universidad Complutense de Madrid. Ha trabajado en televisión como documentalista, redactora, guionista y directora de contenidos. Colabora en distintas editoriales e instituciones culturales como traductora, editora literaria y lectora de manuscritos. Sus artículos periodísticos sobre temas culturales han aparecido en El perseguidor (suplemento de Diario de Avisos), Turia, Read Russia, Russia BeyondWashington Post, Aventuras na Historia y Letras Libres. Actualmente vive en Francia. Ha publicado Antes de arrojarse al mar, la señora Brown fue a misa (Baile del Sol, 2018),Puro cuento (Baile del Sol, 2016), Cambio de coche (relato en antología canario-mexicana, Baile del Sol, 2014) y Antología cortos de cine (Alfaguara infantil, 2003). (Blog).

martes, 10 de julio de 2018

Reseña de MURO DE LAS LAMENTACIONES de Rubén Castillo en Plan Ve


Nel mezzo del cammin


Durante algunos años, en la época de esplendor de los blogs, que parecían haber llegado para quedarse, para instalarse entre nosotros incluso como auténtico y definitivo género literario, funcionó uno titulado “Las afinidades electivas” en el que un escritor compartía su biografía junto con una breve muestra de su trabajo y, de paso, mencionaba a otros escritores con los que le unía alguna suerte de afinidad, permitiéndoles además participar, compartir su trayectoria y su trabajo y dar otros nombres, lo que hacía del blog un curioso modo de ir dando a conocer escritores en cadena. Yo no sé -ni tampoco me he tomado la molestia de comprobarlo, la verdad- si Rubén Castillo apareció en ese blog alguna vez y ni siquiera si llegué a hacerlo yo mismo, pero el caso es que acabamos por encontrarnos, cuando cayó en sus manos uno de mis libros de microrrelatos, que reseñó en su página web, lo que me llevó a conocerlo y a leerlo, y así fue surgiendo una relación de lectura y admiración mutuas, de afinidad electiva, que todavía hoy perdura.

La lectura de Muro de las lamentaciones, libro de cuentos publicado a finales del año pasado por la editorial Baile del Sol (que también tenemos en común), ha venido a confirmarme el porqué de nuestra personal afinidad, el empleo, como piedra angular de su escritura, de una prosa rica, ágil, elaborada, en la que no faltan -pero tampoco sobran ni rechinan- imágenes intensas, sugerentes, de las que te obligan a detenerte y a leer dos o tres veces una misma frase antes de seguir adelante, el tipo de prosa, en definitiva, que me gusta leer y que trato, en la medida de lo posible, de practicar. Además, hay en Muro de las lamentaciones esa unidad temática que, aunque no sea imprescindible, a uno le gusta encontrar en las colecciones de relatos y que hace que el libro sea, al final, algo más que la suma de sus partes y que te cuente más de lo que, por separado, te cuentan cada uno de sus cuentos -disculpen, por favor, la redundancia-.

Haciendo explícita esa unidad temática, los de Muro de las lamentaciones son, como señala el texto de la contraportada evocando a Dante, relatos protagonizados por personajes en medio del camino de la vida, “seres que han descubierto con tristeza que los tonos grises han empapado sus calendarios” y que -citando de nuevo el texto de forma literal- “vivir, en ocasiones, es un ejercicio melancólico”. Los de Muro de las lamentaciones son personajes que quizá ya no saben mirar la realidad, como le sucede al protagonista de “Alucinaciones”, o que ven pasar la vida a la velocidad de los “Dos cuentos para que usted los escriba” que nos propone el autor en otra de sus piezas, o que se sienten identificados con un viejo pájaro disecado, polvoriento, deslucido y con no muchas plumas, extinguido a finales del siglo XVII y arrinconado en un modesto museo de Historia Natural, el que aparece en “La soledad del pájaro dodo”, uno de los mejores cuentos -a mi modo de ver- del conjunto.

Si, por una parte, los relatos tienen en común esa unidad temática, el libro es, por otra, rico y variado en sus planteamientos, con historias que suceden en medio de una cotidianidad cercana, casi de realismo sucio, como la de “En la cinta transportadora” o la de “El hombre de los zapatos color corinto”, junto a otros más -digamos- exóticos, como “Cartas de Wendy”, que transcurre en la Alemania del fin de la II Guerra Mundial, o el crudo relato “Estirpes”, que tiene de trasfondo un campo y una tierra agrestes, violentas, ancestrales. Si a todo ello añadimos una discreta colección de homenajes literarios, los que el autor dedica a Miguel de Cervantes y el Quijote en “El último caballero andante”, a Friedrich Hölderlin en “Las lágrimas de Gontard”), a Fernando Pessoa y a su heterónimo Bernardo Soares en “Si me mirara” o a Pablo Neruda en “Guillermina”, el resultado es un libro redondo, muy recomendable, como lo es esta estupenda última entrega de relatos de Rubén Castillo.

Muro de las lamentaciones
Rubén Castillo
Editorial Baile del Sol
10 euros

https://planvex.es/web/2018/06/nel-mezzo-del-cammin/

viernes, 6 de julio de 2018

Entrevista a Ana Pérez Cañamares en Diario16


Ana Pérez Cañamares: “El feminismo ha llegado tarde a mi vida, pero ha venido para quedarse».

Hablamos con la poeta Ana Pérez Cañamares, dentro de la serie de entrevistas dedicada al papel de la mujer en la cultura.Por Carlos Asensio

- 03/07/2018

Retrato de la poeta Ana Pérez Cañamares para el proyecto de retrato fotográfico "Perdidos. Un lugar para encontrar" del fotográfo Demian Ortiz


Ana Pérez Cañamares (Santa Cruz de Tenerife, 1968) es licenciada en Filología Hispánica, escritora de cuentos y aforismos y, fundamentalmente, poeta. Su andadura poética comenzó en 2007 con el libro de poesía La alambrada de mi boca (Baile del Sol, 2007), al que le han seguido otros como Las sumas y los restos(V Premio de Poesía Blas de Otero, 2012) o, el más reciente, El espejo discreto(Pre-textos, 2017), reconocido con el XVI Premio de Poesía Vicente Núñez.

Ana es una asidua participante en recitales, festivales y jams poéticas y su poesía ha sido recogida en multitud de revistas y antologías. Aunque afirma en esta entrevista que el feminismo ha llegado un poco tarde a su vida, es una comprometida y activa defensora de este movimiento por la igualdad en redes sociales, habiendo incluso iniciado una exitosa campaña en Change.org para exigir más medidas en contra de la violencia de género que ya registra más de 58 000 firmas.


« SE SIGUE CONSIDERANDO QUE NOSOTRAS ESCRIBIMOS EN LOS MÁRGENES, MIENTRAS QUE LA ESCRITURA DE LOS HOMBRES SE EQUIPARA CON LO UNIVERSAL».

Hablamos con ella sobre su obra literaria, el papel de la mujer en el mundo de las letras y sobre cómo ve el panorama poético actual.

Como poeta, ¿qué temas te interesan especialmente, sobre qué te surge escribir?

Me interesan especialmente las intersecciones entre nuestra vida íntima, familiar, emocional, psicológica y la influencia que tienen sobre ella los poderes políticos y económicos, es decir, el choque entre la biografía personal y las decisiones de las élites que marcan nuestro día a día. No es que me lo plantee como un plan consciente de escritura, sino que espontáneamente me surge, porque es algo a cuyas consecuencias y formas de resistencia le doy muchas vueltas. Tengo muy presente a la vida como asombro, tesoro y milagro, y todos los ataques que recibe en cuanto tal –a menudo con nuestra complicidad, más o menos forzada– me afectan y me indignan.

¿Qué es para ti la poesía? ¿Y cuánto de autobiográfico hay en la tuya?

La poesía para mí es muchas cosas, pero para resumirlas todas diría que es un espacio de libertad. En ella me permito reflexionar, provocar, ahondar, imaginar sin presiones externas. Surge cuando surge y a ella traslado lo que me obsesiona, con la aspiración siempre de construir una salida o como poco una grieta que me permita ver más allá de lo evidente. En este sentido es completamente autobiográfica, me muestro con honestidad en la medida en que esa honestidad me permite analizar mis contradicciones y abrirme a otros horizontes. Mi poesía aspira a ser útil, para mí y para quien lo necesite.

© Raúl Pérez

¿Qué opinas de los premios literarios y de la crítica? ¿Cómo llevas que otras personas valoren u opinen sobre lo que escribes?

Los premios, en general, los veo como un mal en ocasiones necesario porque en este país no hay muchas oportunidades para acceder a ciertas editoriales o lectores o reconocimiento de tu trabajo si no es a través de ellos. Luego, a la gran mayoría, los veo como un gran fraude consentido, que vale para perpetuar una idea estanca de la poesía y a unos nombres que se repiten e intercambian entre jurados, editores, premiados. Las valoraciones las llevo bien siempre que se justifiquen; si tienen fundamento son una estupenda herramienta para hacernos pensar y aprender.

¿Qué es para ti el feminismo y cómo de importante es en tu vida y en tu obra literaria?

Casi me da vergüenza decirlo, porque el feminismo, al menos de una forma consciente, ha llegado tarde a mi vida. No ha sido hasta hace poco que me he puesto a leer y a reflexionar sobre él en profundidad. Estaba ya antes, por supuesto, más en forma de intuiciones o de deslumbramientos puntuales, y ahora que he empezado a leer más sobre su historia, sus logros, sus hallazgos y su vigencia, me ha sorprendido la amplitud de miras de la teoría en sí y de las autoras que han escrito partiendo de ella. Así que ha venido para quedarse, porque ahora ya atraviesa mi visión de la historia, de la cultura, de la sociedad, de mi propia vida. Se me ha vuelto indispensable como estrategia de análisis y de cambio. Como decía más arriba, está en mi obra cada vez más, en la medida en que está en mi día a día, no como un plan, sino como reflejo de lo que me obsesiona. Además, a mí me va la marcha: me apasiona no solo aquello que me da certidumbres, sino aún más lo que me cuestiona. Eso me pasa con el feminismo.

¿Crees que existe desigualdad de género en el mundo de la poesía? ¿Crees que hay una falta de mujeres en el canon literario actual?

Absolutamente sí. No es una opinión, las cifras hablan en los libros de texto, en los premios, en las antologías. Se sigue considerando que nosotras escribimos en los márgenes, mientras que la escritura de los hombres se equipara con lo universal.

¿Qué opinas de las jams de poesía y del mundo de los recitales? ¿Crees que existe violencia contra las mujeres en estos entornos?

Por suerte, no he vivido todo esto siendo joven, cuando eres más vulnerable; no obstante supongo que existe violencia porque el mundo de la poesía forma parte del mundo en el que vivimos, no es algo aparte. No he vivido esa violencia en primera persona más que en forma de discriminación, que desde luego es una forma de violencia. Imagino que además se dan otras.

¿Cómo ves el panorama poético actual? ¿Qué opinas de la mal llamada «nueva poesía»?

El panorama poético actual lo percibo tan compartimentado como supongo que ha estado siempre. Hay élites y hay tribus, grupos, subgrupos de afinidad… Yo me siento a gusto donde estoy, aunque no deja de enfadarme que haya muros a nuestro alrededor, más que nada porque el acceso a un público más general está siempre copado por los favorecidos por el sistema y los medios. Pero si no aceptas ciertos ritos de paso, si no estás dispuesto a pagar ciertos costes, al final cada uno está donde elige estar, y yo ocupo mi parcelita con gusto y agradecimiento. Si por «nueva poesía» te refieres al fenómeno de la poesía joven que se difunde en redes, no siento a quienes la practican ni a quienes la leen como competidores. Me rebelan más quienes hacen negocio priorizando la cantidad sobre la calidad. Aunque al final hay tanto donde elegir que no le dedico mucho tiempo a lo que no me interesa, más bien paso de largo.

¿Crees que recibimos una buena educación literaria? ¿Qué mejorarías?


No, no recibimos una buena educación literaria. Siempre me sorprende que después de un recital, alguien se me acerque y me diga «Yo no sabía que la poesía era esto». Yo contesto: «Porque no quieren que lo sepas». En la poesía, como en todo, interesa educar para el consumo, no para la rebeldía.

¿En qué proyecto literario estás trabajando actualmente? ¿Hacia dónde se dirige Ana Pérez Cañamares?

Acabo de terminar un libro que me ha llevado décadas escribir, el libro en el que reflexiono sobre mi maternidad: Querida hija imperfecta. Y sigo escribiendo poemas, sin apremio, respondiendo a mis intereses y mis necesidades como siempre. He cambiado mucho mis lecturas en este último año; en vez de leer tanta poesía, estoy leyendo historia, ensayo… Me interesa buscar la genealogía de las rebeliones: piratas, herejes, brujas, esclavos, anarquistas… Y estoy empezando a ver cómo de forma natural todo eso aparece en los últimos poemas que estoy escribiendo.


CUESTIONARIO BREVE

Una referente feminista.

La primera que me encontré y que de cuando en cuando vuelve: Virginia Woolf. Y de todo lo que he leído últimamente, la que más me apela es Silvia Federici. De las mujeres que escriben actualmente, en poesía, ensayo, incluso en redes, aprendo cada día y les estoy enormemente agradecida.

Un libro de poesía escrito por una mujer que no te canses de recomendar.


Los muertos y los vivos, de Sharon Olds. Y este no es de poesía, pero lo recomiendo muchísimo: Calibán y la bruja, de Federici.

Una poeta contemporánea por la que sientas predilección.

Dos: Sharon Olds y Szymborska.

Una autora que haya influido decisivamente en tu forma de escribir.

Tengo la suerte de contar con unas cuantas entre mis coetáneas: Cristina Morano, Inma Luna, María Eloy-García, Mª Ángeles Maeso, Olalla Castro, Isla Correyero, Ana Rossetti… Aprendo muchísimo de ellas todos los días, como poetas y como personas.

Un verso o cita que no se te vaya de la cabeza.


Unos versos de Adrienne Rich, de su poema «Buceando hacia el naufragio».

«Vine a explorar el naufragio.
Las palabras son intenciones.
Las palabras son mapas.
Vine a ver el daño causado
y los tesoros que perduran».

Uno de tus libros del que estés especialmente orgullosa.

Estoy orgullosa de todos. Quizá Las sumas y los restos y El espejo discreto son los que me parecen más completos a la hora de reflejar mi universo.

El libro que te hubiera gustado escribir.

Digo en un verso: «No siento envidia de los grandes poemas». Me pasa igual con los libros. Me basta con que alguien los haya escrito y yo los pueda revivir y recrear como lectora.

Una editorial de poesía que te apasione.

Por todo lo que han aportado y siguen aportando al panorama editorial español: Baile del Sol, Ya lo dijo Casimiro Parker, Bartleby, Pre-Textos.

Una mujer que te haya marcado.

Mi hija.

Un poema tuyo.

«Todas las perras que en el mundo han sido

venimos esta noche a tu ventana.

Con pulgas, cicatrices, sin collares

barro en las patas, sangre en pezuñas.

De cada sombra una perra emerge.

Nos quitaron camadas, nos pusieron cadenas.

Nos dejaron sin linaje ni genealogía.

Para poblar sus fincas les parimos esclavos.

Pensaron que abandono sería igual a muerte

pero de las cunetas aprendimos memoria.

Sé fiel a los ladridos: alimenta a tu loba.

Obedece la brújula en tu hocico.

Apunta las orejas siempre al cielo.

No disputes la caza con tu hermana.

No des a luz cómplices: enséñales colmillos.

Y así hallarás en ti lo que tienes de manada».


miércoles, 4 de julio de 2018

Reseña de La Terribilità de Alejandro Tarantino en la Nueva Tribuna

La poética de Alejandro Tarantino

A propósito de La terribilitá, su último poemario publicado.
Por Candela Llanos de Vanda | Desde la materia de su último poemario, en diálogo con el discurso de Román Hernández, quiero hablar del poeta, e invitar a la lectura íntima y sin oropeles de su voz. Tiempo habrá para aquellos que con el libro en sus manos gocen de la relación entre la escultura y la poesía, origen cierto de este libro.
Tres libros nos ha dado de los que tiene escritos, y la manifestación de una poética de mucha potencia imaginaria, ideas explosivas que, en sus palabras, definen su quehacer «blanco como un látigo ciego». Imágenes inéditas, asombrosas, con su mucho de carnalidad pero cargadas también de conceptos y formas que subyacen en poemas con poderosos hallazgos. Las imágenes salen en aluvión, cataráticas, hermosas como creaciones intempestivas. Desbordan la atención y concentración del lector, la lectora que he sido yo, hasta el punto de dejar de significar, de ser sobrepasada por semejante caudal.
Una poética que no puede ser apaciguada y en su furia lleva la mansedumbre, la dulcedumbre, necesaria al trato con el dolor que las ideas guardan para los gritos. Por ello, se descubre un ritmo de los significados y no de los signos, un intrincado territorio donde se diluyen los límites formales entre Poesía y Filosofía, donde los neologismos y la exactitud de las palabras equilibran el riesgo de un léxico culto. ¿A cuántos deja fuera del entendimiento?, se puede preguntar un lector atento. Creo que a muy pocos, a aquellos que buscan la imagen fácil y repetitiva de un yo masturbatorio. Pero hay algo distinto que tiene que ver con los principios materiales de los presocráticos, un fluir de la voz por las palabras como por el rio de la vida, y ese algo te lleva a un saber del saber o sobre el saber, a la posibilidad de que su poesía nazca en el saber y no en las simas de una pasión enfermiza. En él leer no es solo comprender, es también un mirar lejano, un abandonarse al extravío y a la exploración.
Sus textos podrían estar escritos hace cien años o dentro de cincuenta, como si quisiera dejarnos en una corporeidad demasiado abstracta. Y es en alguna de esas abstracciones donde logra hallazgos formales, sintáctico-temporales que son luces en bruto y nos llevan a un texto de otro tiempo, no por no ser aquí, sino porque sobrevivirá como lo hacen los poetas secretos: «Esta soledad que lo es sin ti», «Ven y vete es uno», «fragmentos de un horizonte revés de la historia». Son epifanías que escancian poemas anclados en el tiempo intempestivo de Nietzsche, en el espacio de las fronteras, más allá. Si ya tiene la corporeidad semántica, en lo que ha de venir y se intuye en sus poemas, la corporeidad se convertirá en el ritmo con el que se lee su escritura presente.
A.-Tarantino
Su poética alcanza una alquimia épica con el decir de Lorca o Pasolini –entre mil voces de la historia del pensamiento-, una filosofía lírica que no sucumbe a otras voces ni adeuda corrientes, que ama, simplemente ama, la poesía, y desafía el límite de los géneros.
Sus libros andan entre el oráculo manual, la lámpara maravillosa y el imaginismo surrealista de Aleixandre, Valente, Mestre, entre otros, pero con una personalidad inmaculada. Es muy original, muy rara su voz y es voluntad de potencia.
Él mismo lo dice: «los poetas son los que escriben contra el lenguaje». Y la idea estética de la resistencia que él bien conoce, da paso a una lucha clara contra el discurso del poder y los cenáculos de la conformidad. No renuncia a los lugares comunes del entendimiento y arriesga en la vanidad de las palabras, en medio, en los intersticios donde se urde su voz híbrida, revienta y hace estallar el objeto de la lengua desde su lucidez inquietante, y diría que a veces inabordable desde los parámetros que hoy triunfan.
Quiero su ser ignoto, su parte de maldito, al modo que pueda serlo su amado Vincenzo Consolo, quiero que mantenga su voz en la patria ética, su destierro, su morar la habitación obstinada del pensar, en palabras de Gamoneda.
Tarantino nos ofrece una de las deconstrucciones líricas de la modernidad, los límites del decir aparentemente clausurados se abren de nuevo, desde Hegesias a Quignard; entre lo profético y lo desnudo, nos da el vértigo ante una «sima insalvable» de la lengua de un habitante futuro.
Quiero agradecer a Chús Arellano y Juan Carlos Mestre sus palabras sobre Alejandro Tarantino, que me han permitido entrar en sus textos por lugares insospechados. Gracias.
la-terribilitá
Alejandro Tarantino Aréchega
Editorial Baile del Sol 2018