Como cada semana El Norte Hoy acerca a sus lectores al mundo de la literatura, y lo hace en esta ocasión de la mano de un autor canario

Ramón Betancor nació en La Palma en 1972, es escritor y periodista y se dio a conocer con su primera novela, ‘Caídos del Suelo’, tras darle vida al protagonista de la obra, Mario Rojas, en distintas redes sociales como si de una persona real se tratase.
En los últimos veinte años ha trabajado para diferentes medios y agencias de comunicación, tanto de Canarias, como de ámbito nacional e internacional. Actualmente reside en Gran Canaria y desempeña funciones de Editor de Informativos en Televisión Canaria, el canal público del Archipiélago.
Siempre ligado a movimientos culturales, durante la década de los noventa formó parte de diferentes bandas de rock de Canarias. Su labor como compositor le llevó a grabar dos trabajos discográficos.
                                                               
NH: Escritor, periodista, actualmente editor de informativos… ¿Con cuál de todas sus facetas se siente más cómodo?
RB: Yo siempre digo que soy periodista para poder vivir y escritor para evitar la muerte. Son dos facetas que se complementan sin interferir la una en la otra. De momento, ambas son necesarias para seguir respirando y cada cual ocupa su espacio y su tiempo en mis rutinas diarias. Creo que, hoy por hoy, conservar el trabajo es un objetivo. Vivir de la literatura, es sólo un sueño.
NH: Tenemos entendido que también fue músico en los años 90, ¿qué queda de esa faceta y por qué la dejó atrás?
RB: Creo que la vida es una sucesión de etapas, aunque eso no significa que esas etapas no puedan volver cíclicamente a formar parte del día a día. En su momento dejé la música porque la vida me absorbió de tal forma, que me quedé sin nada que expresar. O, simplemente, sin ganas de hacerlo. En cambio, hoy por hoy, he vuelto a componer.

Quizá el arte se retroalimenta y las letras trajeron melodías.

NH: Usted utilizó una original estrategia para dar a conocer su novela y fue convertir a su personaje, Mario Rojas, en una persona real, con sus redes sociales y todo. ¿De dónde sacó esa idea?
RB: Crear campañas de marketing no es algo nuevo para mí. La diferencia entre ésta y otras, es que por primera vez me convertí en mi propio cliente. El concepto en realidad fue sencillo: ¿Qué cuenta la novela? La vida de Mario Rojas. ¿Y qué queremos hacer con la novela? Venderla. Pues hagámoslo real y vendamos la vida de Mario Rojas. Así fue cómo surgió darle vida al personaje y poner esa vida a la venta en Internet.
NH: ¿Le costó mucho mantener esa “doble” personalidad en las redes o Mario tiene mucho de usted y por el contrario no fue difícil?
RB:  En realidad, lo más complejo es tener siempre en la cabeza algo que contar. Mantener un blog en el que diariamente compartes cosas, no es sencillo. Si además, para compartir esas cosas tienes que disfrazarte del personaje que has creado y dotarlo de cierta credibilidad, la cosa se complica. En cualquier caso, tenía un buen personaje y eso ayudó a que todo fluyese de forma natural.
NH: ¿En qué género encuadra su trilogía?
RB: La han catalogado de muchos géneros. Desde novela negra hasta realismo social. Juan Cruz, el Director Adjunto del diario El País, la definió como “novela oscura”  

Yo simplemente digo que es “intriga reflexiva”

Es un libro con grandes dosis de misterio, pero también de poesía, aforismos y frases que invitan al lector a reflexionar y a pensar cuál es el precio que estamos dispuestos a pagar para llegar a lo más alto.
NH: ‘Camino del suelo’, último libro de su trilogía, es en realidad el génesis de la historia. ¿Podría explicar cómo se entiende?
RB: En Camino del suelo se entremezclan tres historias. Una de ellas, escrita en negrita, es lo que sucedió antes de Caídos del suelo (el primer tomo de la trilogía). Otra, en letra normal, lo que está pasando en el presente, que es la continuación de Colgados del suelo (la segunda parte). Y una tercera en cursiva, que es lo que acontece en El Reino de los Suelos, el lugar que da nombre a la saga y que conoceremos en este último libro.
NH: ¿Es usted de los escritores que tienen un método y horarios o es de los que se sientan y solo deja que las musas hagan su trabajo?
RB: Ni una cosa ni la otra. Yo no creo en la inspiración, sino en los estados de ánimo. Y sí pienso que esos estados de ánimo influyen tanto en la historia como en la motivación o la desmotivación para trabajar. No creo en los horarios porque opino que para escribir hay que tener ganas de escribir. Obligarte a ello, al menos en mi caso, sólo se traduce en vomitar un mal texto y, por lo tanto, en una pérdida de tiempo.
NH: Para escribir, ¿boli/papel o directamente ordenador?
RB: Para eso no soy nada romántico y suelo escribir directamente en el ordenador. Sí que es cierto que tomo muchas notas a lo largo del día y, según donde me encuentre, lo hago a bolígrafo o, incluso, en el móvil. Pero sería incapaz de escribir una novela de 500 páginas en una libreta para después pasarla al portátil. Es algo que sólo de pensarlo me produce una pereza infinita.
NH: Y como lector, ¿es de los románticos que aún disfrutan del libro en papel o se ha adaptado a los nuevos tiempos y leer en ebook o tablet le parece lo mejor?
RB: A día de hoy no tengo ni ebook ni tablet, pero sí un grave problema de espacio para almacenar los libros que he ido acumulando a lo largo de mi vida. De hecho, creo que es el problema más agradable que se puede tener: no saber dónde colocar tantos libros.

Aún así, sigo disfrutando de la literatura en papel, aunque no reniego en absoluto de las nuevas tecnologías.

NH: Por último, ¿cree que es muy difícil llegar a publicar hoy en día o que por el contrario las editoriales parecen haber abierto más la mano?
RB: Publicar con una editorial seria era, es y será complicado. Publicar, a secas, puede ser algo relativamente sencillo. Actualmente el mercado está tan saturado, que han surgido empresas (que no editoriales) que tratan de aprovecharse de quienes quieren publicar a toda costa y juegan con la ilusión y el dinero de esas personas. Mi consejo es tener paciencia y esperar a que llegue la oportunidad de hacerlo sin sombras.