Título: Cumple años feliz (poesía, 1989-2009)
Autora: Roxana Popelka
Editorial: Baile del Sol
Págs: 152
Precio: 12 €
Aunque veinte años no sean nada, uno debe congratularse de que una poeta como Roxana Popelka haya sido capaz de concentrar en un solo libro una muestra de toda la poesía que ha ido publicando durante dos décadas: CUMPLE AÑOS FELIZ (poesía, 1989-2009). Pese a los múltiples registros que han caracterizado su escritura resulta llamativo un común denominador que al tiempo que va desvelando un progreso creativo también una fidelidad, consciente o inconsciente, a sus intereses temáticos y estéticos. Para los más inocentes he de advertir que, pese al título, hay poco de tarta con arándanos en las páginas de este libro. La poesía de Popelka no es para golosos. Su mirada cruda, áspera y corrosiva prescinde de barroquismos para señalar los vacíos del presente cuando rememora el pasado o pronostica el futuro: “Todo lo que sé / lo aprendí de / Jim Morrison, / de quién si no”.
Curiosamente no es la suya una escritura apegada a la realidad, sino dimanada de ella, del esperpento en que se ha convertido lo real. No es mujer de nanas ni de cebollas sino de tambores de guerra. Pone en pie al más adormecido dándole cachetadas hasta hacerle abrir los ojos. La calle no es lugar para paseos, más bien la salida de emergencia en caso de incendio. Son las afueras los centros neurálgicos de su poesía, una escritura que introduce en sus líneas el desencanto. Lo común es lo particular y las pesadillas el fruto más deslumbrante de los sueños. Casi siempre al fondo hay una mujer con un revólver dispuesta a disparar en cualquier momento contra todo lo que no se mueva. Hay venganza donde impera la mansedumbre, como huérfanos en los parques infantiles mientras los papás vigilan a sus vástagos. Hay carencia de evidencias, en cualquier instante puede ocurrir lo más imprevisto. Hay gente que necesita comunicarse urgentemente con alguien al otro lado del teléfono, pero no se sabe bien por qué es la primera en interrumpir la llamada. La regla llega por primera vez el día menos esperado, cuando hace sol y todo luce radiantemente blanco. No hay viviendas para todos. La gente sabia se refugia en sus tumbas. Las huelgas son interminables, los derechos humanos inaccesibles. Siempre hay alguien que grita en alguna parte del libro, otros sin embargo se conforman con tararear sus disgustos en baja voz. Las convenciones poéticas no son más que viandas en adobo. Los vecinos se cuelan en tu habitación empeñados en saber que andas tramando. La televisión es un trasto inservible y la mayoría de hombres no merecen amor. Deambulan mujeres de todo tipo por las cañerías de los edificios. Con un portazo se dice adiós. Las moscas se han apoderado del mundo como de un cadáver. Las decisiones políticas deben ser retransmitidas en directo mientras los fantasmas atraviesan las paredes... Hay, en definitiva, una mujer que le gusta lo que le gusta y le disgusta lo que no le gusta, que si tiene que decir algo y le llega a la boca lo dice y ya está. Por sus versos se le puede reconocer: “Yo soy / mi propia secretaria / mi propia / cocinera / mi propia modista”.
CUMPLE AÑOS FELIZ no es más que un libro que empezó escribiéndose con letras y acabó escribiéndose con imágenes, pero que ya Roxana Popelka sospechaba desde su primera noche que el mundo así empieza y acaba: “cuando yo era otra cosa diferente a la que soy / jugaba con mi hermana invisible a soñar / algo quimérico. Teníamos pesadillas incoloras en la / cama de / un hotel”. A partir de ahí, entrelazadas, mil palabras con mil imágenes, un desafío color naranja contra el mundo.
Antonio Jiménez Paz
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