M. CINTA MONTAGUT/ EL PERSEGUIDOR (DIARIO DE AVISOS) 18/12/2010
Ana Pérez Cañamares es una de las poetas jóvenes con una obra, por su edad, breve pero intensa y muy interesante por su expresión directa y su lirismo contenido. Es éste su segundo libro de poesía, en 2007 publicó en esta misma editorial La alambrada de mi boca su primera entrega después de haber publicado en varias antologías de poesía joven. Tiene también un libro de relatos En días idénticos a nubes, título extraído de un poema de Cernuda. Alfabeto de cicatrices nos habla de la vida diaria, del mundo cotidiano, del mundo roto, fragmentario, injusto y duro en el que transcurre la vida de nuestros días. La vida cotidiana es gris, permanece el recuerdo de la guerra civil, a pesar de que a la autora le queda ya muy lejos, una vida cotidiana sin más esperanza que las quinielas que entre sus signos ocultan la esperanza de cambiar de vida,
de tener una casa con jardín, de vivir mejor. En el poemario hay casas de treinta metros cuadrados donde vive una familia, la cerveza y las pipas sirven de bálsamo para la vida.
El libro se divide en tres partes cada una de las cuales se inicia con un fragmento del dicho popular “Tropezón que das y no te caes, camino que adelantas”, lo que ya es toda una declaración de intenciones que deja clara la dificultad de vivir.
Aparece el consumismo con que nos bombardea la televisión a diario “La primavera, impúdica y triunfal/ ha llegado al campo y a El Corte Inglés”. La ciudad es la negación de la naturaleza y aún de la vida “Desde lejos las montañas/espían a los rascacielos/los miran como a un niño enfermo/ que no sabe que va a morir”.
La poesía se convierte en un mal necesario “Mis poemas llevan en sus venas/ el antídoto para mitigar mi
enfermedad”.
En la poesía de Ana Pérez Cañamares hay siempre una voz de mujer que se divide y multiplica, que se fragmenta, que sufre y que es lúcida. El realismo es lo que predomina en estos versos en los que la autora emplea un vocabulario que transmite esa dureza de la vida de la que hablo. A veces ese vocabulario
se hace coloquial, directo y hasta soez “Si son tan hombres todos/ por qué cojones/cuando los necesité/ninguno/ vino a rescatarme”.
Libro en el que la ternura de una mujer que acuna a su hija contrasta con la muerte de una amiga; en el que las pequeñas cosas, los pequeños gestos se enfrentan casi a la imposibilidad de vivir. Pero siempre, siempre aparece la irrevocable voluntad de sobrevivir, sobre todo, para ser feliz.
Ana Pérez Cañamares Alfabeto de cicatrices. Baile del Sol 2010
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