domingo, 8 de septiembre de 2013

“Mi vida con Potlach” de Inma Luna.

Acabo de terminar Mi vida con Potlach, de Inma Luna. Publicada por Baile del Sol. Es una novela de titulo curioso, que les dejo descubran su razón cuando la lean.
Porque deberían ustedes leerla, y me explicaré.
Esta novela plantea algo que está en la raíz de la vida actual: la soledad y el desencuentro. Pero no el desencuentro con los demás, que también, sino con uno mismo. El argumento es sencillo en apariencia; un tipo presuntamente neurótico comienza a escribir un diario personal, aconsejado por el psiquiatra que lo trata en una clínica privada de lujo. Y naturalmente, lo que sucede es que empiezan a pasar cosas.
Para empezar conocemos al tipo, que se llama Luis, y conocemos lo que él nos cuenta de sí mismo, y claro, a través de ahí empiezan a enmarañarse las historias y a enredarse, porque el tipo tiene un pasado; un pasado que vamos leyendo poco a poco, a pinceladas, y que empieza a intrigarnos, igual que su particular forma de pensar; igual que nos intriga qué sucederá cuando el tipo decida…lo que decide.
Del argumento no les voy a decir más; pero sí de algo que me parece fundamental: en esta obra los personajes se mantienen de pie, viven después de que el lector cierra la novela, existen más allá de la novela: Noelia, Sonia,  Elena, Luis…y algunos otros. Inma consigue con un lenguaje muy cercano y a la vez no exento de poesía, o mejor, de lirismo, de reflexiones, de interrogaciones que sacuden a quien lee, crear un mundo narrativo propio, en el que la realidad de la novela es posible.
Es un libro de historias entrelazadas- la descripción de un cierto ambiente casi popular en la casa de Noelia por ejemplo recuerda al mejor realismo español- de vidas que se entrecruzan, que nos apelan para que nos quedemos en ellas. A veces casi parece una novela coral, en la que todas las vidas confluyen.
Pero también es una novela crítica; con la burocracia, con el sistema jurídico inmisericorde, con los geriátricos, por ejemplo. Y siendo un libro con una enorme ternura a la vez tiene la dureza del cuchillo para entrar en la psicología de los personajes o mostrar ciertos ambientes.
Y, ahora, una subjetividad que igual les anima definitivamente a leer el libro: que sepa la autora que nunca olvidaremos a Potlach.

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