miércoles, 19 de agosto de 2015

Charo Ruano nos entrevista

Editorial Baile del sol, Tito Expósito y Ángeles Alonso: “… cuando editamos, aunque queremos que sea económicamente viable…no sopesamos tanto el rendimiento económico, como el interés y el gusto, de dar a conocer la obra que hemos elegido”…

Baile del sol irá siempre unida en mi cabeza a un libro extraordinario: STONER, allá por 2011, creo, alguien me recomendó ese libro fervorosamente; lo busque y busque y la respuesta era, es que esa editorial es muy rara, es canaria, es… Mi empeño cuando se trata de encontrar un  libro es infatigable y no paré hasta que tuve en las manos el libro de Baile del sol, debo admitir que no conocía la editorial. Admito mi sorpresa aún porque una editorial pequeña e isleña se hiciera de pronto con un libro extraordinario que desde entonces he leído, releído, recomendado… sin descanso, ¿Para dónde miraban los “grandes editores” o ¿Quiénes son estos tipos que desde Tenerife nos asombran con la publicación de uno de los mejores libro que una recuerda? No, no es casualidad, una vez visto su catálogo solo podemos decir que los de BAILE DEL SOL saben muy bien lo que quieren editar, cómo, cuándo y por qué. Un placer hablar con ellos que nos mandaron saludos insulares enseguida, desde aquí admiración peninsular. Gracias
Por Charo Ruano
 “Un libro se publica si es bueno; no se publica si no lo es, y toda consideración comercial ha de plantearse rigurosamente al margen”. Es una frase de Giulio Einaudi. Y nos gusta empezar con ella ¿Qué opina?
Siempre he creído, que considerar un libro como bueno o como pésimo, depende mucho del gusto e interés de quién lo lea. Evidentemente, puedes darte cuenta de quién sabe utilizar el lenguaje, quién sabe transmitir sentimientos, quién sabe envolvernos con una descripción que apenas puede estar contenida en un par de líneas. Y eso lo descubres desde los primeros renglones, desde la primera página. Pero el axioma de si un libro es bueno se publica, y si no lo es no… creo que no es aplicable al ámbito de la literatura. No existe un baremo ni un canon. No es algo objetivo que pueda evaluarse.
Pero sí es cierto, que cuando editamos, aunque queremos que sea económicamente viable, al fin y al cabo, una editorial no deja de ser una empresa, no sopesamos tanto el rendimiento económico, como el interés y el gusto, de dar a conocer la obra que hemos elegido. Que consideramos buena, interesante, o que simplemente aporta una visión diferente.
.-En verano se hacen cosas distintas?
Quizás se pueda pensar que nuestras lecturas cambian en el verano, quizás podamos imaginarnos descansando en la playa y por eso preferimos leer un libro de intriga a un tratado de filosofía. Pero creo que los gustos personales en la elección de libros y autores van con nosotros sea cual sea la estación. Si te gusta leer, si lo tienes como el “vicio” de cada día, no te pesará seguir haciéndolo aunque sea bajo la sombrilla o sentado en una plaza tomando una caña. Al menos para mí, la lectura no es algo que se haga en invierno.
.-Y qué hace un editor-a en verano exactamente, desconecta, lee los libros de la competencia, busca títulos o toma el sol?
Pues en mi caso, hago exactamente eso: desconecto (lo intento), leo libros (la competencia es siempre buena), y tomo sol. ¿Dejamos de ser editores en algún momento? No lo creo. Vayas donde vayas, siempre hay una librería y algo te lleva, sencillamente, a entrar en ella.
.- Cuánto ha cambiado “Baile del sol” desde aquel primer libro que vieron con expectación salir de sus manos
Baile del sol ha cambiado mucho externamente. Hace unos años, cuando cumplimos 20, remodelamos la imagen de la editorial y creo que finalmente, hemos encontrado nuestra seña. Antes imprimíamos, paginábamos e incluso encuadernábamos en casa, y ahora desde hace bastante tiempo, trabajamos en edición digital. Nos hemos adentrado en las nuevas tecnologías, y nuestros libros pueden encontrarse en las más importantes plataformas de venta, compaginando papel y eBooks, y por tanto, haciendo posible el acceso a nuestro fondo desde cualquier parte del mundo.
Pero en su esencia, Baile del Sol, se mantiene con los mismos principios y objetivos de sus comienzos. Ser una editorial abierta, interesados en la obra y no solo en la trayectoria del autor. Cierto es, que buscamos nuestros autores, pues forma parte del trabajo de un editor: el descubrir nuevas voces, pero no rechazamos una obra porque esta provenga de un autor novel. Seguimos trabajando con la misma curiosidad de los comienzos.
.- Me imagino que la publicación de Stoner fue un punto de inflexión… Siempre me he preguntado cómo se hicieron con los derechos para publicar esa joya
Stoner es una referencia, un punto de apoyo en nuestro trabajo, es cierto. Encontré la referencia de esta obra, tras leer una entrevista de la escritora Ana Gavalda, en ella comentaba la excelencia de la novela, y que además de estar haciendo la traducción, había convencido a su editor de que la publicara. Al ser seguidor de Gavalda, entendí que si a ella le gustaba, a mí podría gustarme igualmente. Así que comencé a investigar (que es lo que más me gusta de ser editor, descubrir a nuevos autores), y me hice con los datos de la agencia que llevaba los derechos de la obra de John Williams y a partir de ahí, negociamos y dio comienzo el trabajo.  
.-Y de qué libro o colección se sienten más orgullosos?
Hay muchos libros de los cuales nos sentimos orgullosos. Unas veces por haber conseguido a determinado autor, otras por la obra en sí, otras porque consideramos que la obra es una joya y forma esta parte de nuestro fondo… escoger un libro o una colección es difícil. Por ejemplo, ahí está la Biblioteca Roque Dalton, o los libros que hemos editado de Thoreau, o un premio novel como Soyinka… no podemos escoger uno. 
.- Qué libro les hubiera gustado publicar  y no ha podido ser?
Me hubiera gustado publicar el primero de Carla Guelfenbein, “El revés del alma”. Fue su primera novela, fuimos una de las tres editoriales que apostamos por ella, pero finalmente se la llevó Alfaguara.
.-El panorama editorial está tan mal como lo pintan, está peor o peor lo tienen los escritores?
Creo que el panorama editorial está como siempre.
La pregunta que quizás nos debemos hacer es: ¿alguna vez ha estado bien…? y si la respuesta es positiva… ¿para quién? Es difícil adentrarse y formar parte de un mundo como este en el que se mueven innumerables elementos, donde proliferan las editoriales, las publicaciones, las autoediciones, la información, la desinformación… Pero ha sido difícil siempre. Eso no impide que estemos en esto desde hace más de veinte años. Nos gusta, y tratamos siempre de adaptarnos a los retos y dificultades que marca el mercado editorial. En cuanto a los escritores, pienso que lo tienen igual de complicado que siempre. Al margen de su posibilidad de hacerse con una autoedición, sigue siendo complicado acceder a determinadas editoriales… ¿pero cuando no?
.- Siente que ya les respetan los grandes grupos o aún se mueven en los márgenes?
Nunca me había planteado (ni preocupado) si los grandes grupos deben o no respetarme. Creo que nos movemos en ámbitos distintos, con intereses completamente divergentes, por tanto, no me preocupa si un gran grupo conoce o no el nombre de mi editorial, la verdad. Tampoco pienso que nos movamos en ningún margen. Nos movemos.
.-Publicarían un best seller para asegurar la supervivencia editorial o prefiere mantenerse “puros”?
¿A qué te refieres con un best seller? ¿No es STONER un best seller?
.-Qué libro ha leído últimamente que le ha dejado sin aliento
Vestido de novia, de Pierre Lemaitre, editado por Alfaguara. Y Explicación de la noche, de Edem Awumey, de Baile del Sol.
.-Y qué nos recomendaría para leer este verano
Jonathan Franzen “Libertad”, “El museo de la inocencia”, Orhan Pamuk.
.-A qué autor, a qué libro vuelve siempre
“Escupiré sobre vuestra tumba”, de Boris Vian y “El pan desnudo”, de Mohamed Chruki.
.-Planes para el verano que se acerca
Leer. Leer textos que nos han llegado a la editorial, leer algunos de los libros que se van acumulando en la mesilla de noche, investigar sobre nuevos autores que pueden ser interesantes para nosotros y preparar las novedades del otoño de Baile del Sol.

lunes, 17 de agosto de 2015

La editorial Baile del Sol, con la colaboración del Cabildo de Tenerife, digitalizan la obra de cuatro autores canarios



La editorial canaria Baile del Sol, con la colaboración del Cabildo de Tenerife, está procediendo a la digitalización de algunas de sus publicaciones.
Se trata de novedades editoriales y también de otros títulos pertenecientes al catálogo de la editorial. A partir de ahora, los libros se podrán descargar en versión digital a través de las diferentes plataformas, entre ellas, Amazon, Lektu, itunes, Barnes&Noble, Waltzbooks, Jjpc, Kobo, Tagus, etc.
De este modo las publicaciones estarán disponibles para lectores de todo el mundo, a través de la red.
Recientemente se han digitalizado dentro de este proyecto obras de cuatro autores canarios: Juan-Manuel García Ramos, del que ya se pueden encontrar en formato digital las novelas El guanche en Venecia y El zahorí de Valbanera; José Manuel Hernández, autor de los relatos Violeta y otras cosas primeras; Eduardo Delgado Montelongo, que cuenta con la novela Johanna publicada en esta editorial; y Luis Junco, autor de Días de lluvia.


Juan-Manuel García Ramos, en El guanche en Venecia, acerca a los lectores hasta el verano de 1496, una vez culminada la conquista de Tenerife. Siete de los derrotados menceyes guanches son conducidos ante la Corte de los Reyes Católicos por el capitán-conquistador Alonso Fernández de Lugo con el fin de que esos nuevos vasallos rindieran pleitesía y sumisión a los monarcas españoles. Uno de estos menceyes será posteriormente regalado por Isabel y Fernando al dux de Venecia como una exótica criatura capturada en tierras tan lejanas como confusas. ¿Qué fue de ese mencey con retina neolítica una vez llegado a la República Serenísima, pujante enclave político, económico y cultural del Renacimiento emergente? A esos interrogantes responde la novela de García Ramos y nos da las claves particulares del autor sobre una historia siempre inconclusa, nebulosa y gestionada con parcialidad por los vencedores de los indígenas atlánticos de aquella época.

Entre las memorias familiares y la fábula, El zahorí del Valbanera, la otra novela ahora digitalizada de este autor, es una meditación sobre la emigración canaria a Cuba en los primeros decenios del siglo XX y sobre uno de los naufragios más dramáticos de la historia de la marina mercante española. La aventura atlántica de cuatro tinerfeños, su regreso a la tierra natal, su implicación en la contienda civil de 1936-1939 y la crisis económica que ese suceso fratricida acarreó en las Islas Canarias
Juan-Manuel García Ramos es escritor y catedrático de Filología Española de la Univer­sidad de La Laguna, tiene publicadas cuatro novelas y numerosos ensayos. Ha sido galardonado con el Premio Benito Pérez Armas en 1980 y el Premio al mejor libro pu­blicado en Canarias en 1991.En 2006 obtuvo el Premio Canarias de Literatura por el conjunto de su trayectoria creadora, investigadora y docente.

Johanna, del tinerfeño Eduardo Delgado Montelongo, es una historia de aventuras sobre la vida del último gran pirata, John Avery. Inspirada en hechos reales, se trata de una novela corta que reconstruye los viajes de Avery por medio mundo y las inquietantes hazañas de las que fue capaz con tal de llegar a su destino: una patria, una derrota, una mujer. Porque, en esencia, ésta no es la historia de un pirata, es la historia de un hombre y su destino.
Eduardo Delgado Montelongo (Tenerife, 1981) es licenciado en Psicología, es autor de varias recopilaciones de relatos así como finalista y ganador de numerosos premios literarios y cinematográficos. Su blogspot: eduardodelgadomontelongo.blogspot.com



Violeta y otras cosas primeras es la obra ahora digitalizada de José Manuel Hernández. Tejer las palabras para que comprendan por qué Violeta existe es el complejo trabajo que le toca a este hombre de manos largas y grandes orejas, que de tanto escuchar terminó hablando de sí mismo, al menos en el cincuenta por ciento de los casos. Quieto se quedó frente a la espesa blancura del papel blanco y pensando descubrió que estas cosas primeras no son más que el espejo de una infancia mágica, llena de juegos callejeros, y de los amigos que, de joven, le iniciaron en el lento aprendizaje de la dignidad, y de las Islas que lo parieron y lo llenaron de veredas verdes y de las escudillas de amor, que de tanto llenarlas acabaron rebosándose y esparciéndose por toda su casa, que en este caso es sólo su propia existencia. Usando unas lonas gastadas, estuvo este hombre andando y halló a los poetas y a los libros que creía que se habían quedado en el olvido.
José Manuel Hernández ha publicado los libros de relatos VIOLETA Y OTRAS COSAS PRIMERAS y CONTANDO RESISTENCIAS.  Participa con un relato en las antologías 2.050 kM. DE PALABRAS. ANTOLOGÍA DE RELATOS VASCO-CANARIA (Tenerife, 2008), DE LA SAUDADE A LA MAGUA. Antología de relatos luso-canaria y ENTRE ORIENTALES Y ATLANTES. ANTOLOGÍA DE RELATOS URUGUAYO-CANARIA.

Por último, ya se puede encontrar también en formato digital la novela de Luis Junco Días de lluvia, que se sitúa en 1974, al final de la dictadura de Franco, cuando Marcial Buenaventura, un humilde profesor de un instituto de Madrid, desarrolla una extraña y revolucionaria teoría: los sentimientos humanos pueden influir de manera determinante en el clima. Después de un largo periodo de sequía, la llegada de unos días de lluvia no solo vienen a demostrar la teoría de Marcial, sino que al tiempo que anuncian el final del régimen franquista, llevan al protagonista al descubrimiento de su oscuro pasado y a un sentimiento amoroso que antes no había conocido.

Luis Junco (Las Palmas, 1949) es ingeniero aeronáutico, profesión que ejerce durante quince años, hasta que en 1988 pasa a la enseñanza, como profesor de Matemáticas y Astronomía. Su trayectoria literaria comienza en 1983, como ganador del Primer Premio de Novela Canaria que convoca el Centro de la Cultura Popular Canaria. En 1986 gana también el Primer Premio de Novela Corta que convoca la misma entidad. De ahí en adelante publica varias novelas y relatos.

miércoles, 12 de agosto de 2015

Stoner, de John Edward Williams. El libro sobre el hombre sometido

Julio Castro – La República Cultural.es

El año 1934, el británico James Hilton escribía una grandísima historia como es Adiós, Mr. Chips (Good-bye, Mr. Chips), donde un tímido, introvertido y apocado profesor de una institución escolar, debe enfrentarse a los niños, con los que no conecta, y difícilmente lograría superarse a sí mismo, salvo por la coyuntura de conocer a la que será su esposa, que cambia absolutamente su anodina vida personal y familiar.
De esa manera se resuelve el conflicto personal del protagonista en la novela de Hilton, y de esa manera se crea un texto que, además de la satisfacción y emoción del público en su momento, sirvió para dar lugar a diversas versiones cinematográficas y teatrales a lo largo de la historia, la más clásica de ellas dirigida por Sam Wood, con Robert Donat a cargo del personaje principal, estrenada en 1939.

El paralelismo divergente de Stoner y Chipping
El escritor y editor estadounidense John Edward Williams acomete una novela en 1960 en la que su personaje sufre un paralelismo con la vida de Chipping, el protagonista de la obra de Hilton, sólo que en este caso no llega a encontrar la línea en la que aquel se desvía de la ruta predefinida por sus orígenes y su carácter. Hablo de Stoner, uno de los trabajos más contundentes que llegaron a mis manos en los últimos años.
Al igual que en el caso de la otra novela, es el apellido del protagonista el que da título a la de Williams, en un efectismo de distanciamiento que ya parte del concepto de la denominación de los integrantes de las plantillas escolares y de sus alumnos, a partir del apellido, aunque con efectos y, supongo, intenciones diferentes.

¿El sello de la pobreza en Stoner?
William Stoner se debate entre el personaje invisible que no pretende nada en la vida, y un ser señalado por todo el mundo y marcado para no parecerse a él, para superarlo. Tras su infancia en una pobre familia granjera, tan anodina como el mismo personaje (“la casa había sido construida en una ubicación vulgar y los maderos sin pintar se combaban en torno al porche y a las puertas. Con los años había tomado los colores de la tierra seca –gris y marrón, a rayas blancas-”), condenado por el predeterminismo de la vida miserable a perpetuar los roles familiares, sus progenitores deciden dar un vuelco a la vida (por motivos puramente interesados), al enviarlo a estudiar agricultura, de manera que a su regreso logre transformar la explotación familiar en un lugar productivo “un representante del condado vino la semana pasada. Dice que tienen una nueva facultad en la Universidad de Columbia. La llaman Facultad de Agricultura. Dice que piensa que deberías ir. Serán cuatro años[…] El representante del condado dice que tienen nuevas ideas, formas de hacer las cosas que se enseñan en la universidad. Tal vez tenga razón”.
Las pretensiones familiares se verán truncadas, ya que el joven estudiante descubre la literatura y cambiará su propio rumbo en los estudios, así como en su posterior profesión que le convertirá en docente de una institución académica.
La cuestión no es el qué o el cómo del argumento, porque lo sorprendente de la construcción de esta novela se basa en la narración repleta de sucesos fallidos. De esta forma, el protagonista sale de la nada para llegar a un final que no interesará a su entorno, con un resultado muy parejo con el personaje: la historia no le recordará.

Una manera diferente de exponerse al público
Por si alguien piensa que el libro se basa en la sorpresa de la desgracia de un protagonista con mala suerte, y que aquí se está desvelando el argumento, la realidad es bien diferente. Para evitar esto, el autor se propone un reto, que es anunciar en las primeras páginas que escribe sobre una vida sin interés, un personaje sin logros, y una carrera sin éxitos. A partir de estos parámetros arranca una novela que cumple al cien por cien con esas expectativas, sin salirse del marco generado y llenando todo ese espacio, con una literatura que atrapará al público que la comience, sin llegar a comprender muy bien los motivos. Motivos que quizá tampoco es necesario plantearse en el recorrido de su lectura.
El autor, John Edward Williams, juega en realidad a rodear los objetivos de éxito de su personaje, dejando al azar la consecución de cualquier logro. La mejor manera de hacerlo es vaciar de deseos o ambiciones a Stoner, así que nunca llegue a obtener recompensa en lo que otros verían el éxito, ni fracaso allí donde ya se espera que fracase.
Si observáramos con cierto sentido del humor el recorrido histórico por esta ficticia biografía, encontraríamos equivalencias entre Stoner y un personaje a caballo entre Buster Keaton y Charles Chaplin: un gran perdedor sin importancia.
El constructo de Williams tiene mucho de la parodia que recoge al hombre medio de clase media, de la primera mitad del siglo XX, y resuelve su vida como la del ser domado desde el nacimiento, que acostumbra a seguir las líneas de un destino, más programado por la sociedad, que escrito por deidad alguna. En este sentido, podría parecernos incómodo, incluso insultante, la posibilidad de marcar a un individuo con la predeterminación de un destino inevitable, pero el hecho de exponer su vida como una biografía, salva al contenido de repetir el estilo de El Show de Truman, de Peter Weir, para transformarse en el trayecto personal de este individuo. Así, el resultante no marca a nadie, ni designa a gran parte de su propia sociedad como seres condenados a repetir ese recorrido, por desidia, por falta de interés, por limitación en las ambiciones, sino que se ve como “aquello que le ocurre a otro”.
Como digo, desde el primer momento anuncia la indiferencia que puede dejar el paso de una vida como la de Stoner por la universidad y por todo su universo vital, pero, sobre todo, propone al lector que deje atrás cualquier expectativa sobre la vida que se desarrolla en la novela, cosa que el lector, precisamente, no hará, viéndose involucrado en este desarrollo donde, poco a poco, se desgrana el sometimiento del hombre, hasta dejarlo por tierra. Y así nos lo describe en la primera página a partir de su entorno: “un estudiante cualquiera al que le viniera a la cabeza su nombre podría preguntarse tal vez quién fue William Stoner, pero rara vez llevará su curiosidad más allá de la pregunta casual. Los colegas de Stoner, que no le tenían particular estima cuando estaba vivo, ahora raramente hablaban de él; para los más viejos, su nombre era un recordatorio del final que nos espera a todos, y para los más jóvenes es meramente un sonido que no evoca ninguna sensación del pasado in ninguna identidad con la que ellos pudieran asociarse ni a sí mismos ni a sus carreras”.

Las raíces diferentes de los personajes
Por apurar las comparaciones entre estos personajes (primero paralelos y luego divergentes), me refiero al Chipping de Hilton y al Stoner de Williams, creo que hay dos visiones que hacen diferir los estilos y evoluciones de sus novelas, una es el de la posible influencia de Hilton, como un británico más cercano al mundo poético idealista de los aventureros hasta la primera mitad del XIX, que quieren relatar una historia que embauque y movilice la imaginación de su público lector, al estilo de un Kipling.
En tanto que la otra es la de Williams influido seguramente por una literatura más contemporánea, heredera de autores europeos, pero, sobre todo, de los escritores rusos y del propio Chéjov, del que fluye un devenir de los acontecimientos, que no ocurren por un motivo, o con una finalidad, sino porque están ahí las posibilidades y se presentan antes que otras diferentes.

Los apellidos y las retahílas de caídos en la guerra
Una guerra no sólo mata a unos cuantos miles o a unos cuantos cientos de miles de jóvenes. Mata algo en la gente que no puede recuperarse nunca”, le dice el profesor Archer Sloane a Stoner cuando hablan de alistamiento para la primera gran guerra europea. Es lo único en lo que coinciden en la visión entre ambos autores, ya que Hilton y Williams muestran una clara visión pacifista de sus textos, pero mientras el primero traduce en mártires que van recitándose en la escuela de Chipping, el segundo, cuyo personaje ve cómo sus compañeros y amigos van hacia la tragedia y nunca vuelven, al menos como tales, deja que un ligero velo de tinte de cobarde pase sobre el nombre de Stoner, a elección del lector.
Y aquí volvemos a los apellidos como importantes en el trato del ámbito académico, si recordamos al Mr. Chips de Sam Wood, y su escuela inscribiendo apellidos recitados uno tras otro cuando llegan las noticias, en tanto que este Stoner limita a unos pocos apellidos los que arriesgan su vida y le proponen alistarse.
No obstante, no deja de parecer curioso que Williams haga ese hincapié en la Primera Guerra Mundial, cuando le ha tocado vivir más próxima la Segunda. De donde podemos deducir varias posibilidades: una es la influencia del propio texto de Hilton, otra sería pensar en una mayor implicación (o no implicación) en la reciente guerra, que le hace hablar de ella de otra manera (“Los años inmediatamente posteriores al final de la Segunda Guerra Mundial fueron sus mejores años de docencia y, en cierto modo, fueron los más felices de su vida. Veteranos de esa guerra llegaron al campus y lo transformaron, trayendo una calidad de vida que no había existido antes y una intensidad y una turbulencia que equivalían a una transformación”). Me parece más coherente pensar que la experiencia le conduce hacia el personaje dentro de su mundo, ajeno a los horrores que ocurren fuera de su limitada realidad y, siempre heredero de esos otros autores contemporáneos de finales del XIX, se aferra a lo cotidiano aunque el mundo se derrumbe detrás de la ventana.
Tras el personaje: un ser invadido por la literatura, asaltado por aquello que no conocía y que le arranca de un mundo lineal donde debe volver tras su bucle por la universidad, para situarle en otro, donde desgraciadamente sólo será capaz de percibir esa pasión y tratar de transmitirla. Seguramente su ausencia de oposición e iniciativa le dejan en un limbo donde quiere proponer pero sólo deja su libro como legado. Y sabiendo que las condiciones someten al hombre y le limitan, la cuestión que cabe preguntarse es ¿hasta dónde llega el pensamiento del ser humano si se libera?
Hace un par de años que me leí este estupendo texto, y aún sigue saliendo en el consciente y en el subconsciente de las literaturas y en lo gris de la vida.

martes, 11 de agosto de 2015

Reseña de LAS CALMAS APARENTES en ABRIR UN LIBRO

federico-j-silva

las-calmas-aparentesLas calmas aparentes. Federico J. Silva. Baile del Sol.

Federico J. Silva, (Las Palmas de Gran Canaria, 1963), es licenciado en Filología Hispánica. Tiene publicados entre otros, los siguientes libros: Sea de quien la mar no tiene airada (1995), La luz que nos hiera (1996), Aun amar adverso (1996), Ultimar en tus brazas (1998),Bestiario de la implicitación (2000), Las veladas de Monsieur Teste (2000), Este hombre que está junto a ti al borde extático del precipicio (2005), El crimen perfecto(2005), Era Pompeía (2005), Donde menos se piensa salta el gatoliebre (Tenerife, 2005) y Las calmas aparentes (Tenerife, 2015).
Sinopsis:
En una España rescatada por Europa, con la soberanía en manos de las agencias de calificación de la deuda, con los borbones al pie de la escalera del avión y camino del exilio, con la Sanidad y la Educación privatizadas y el aborto prohibido, tienen lugar el canto de cisne del periodismo, minado por la corrupción de banca, política y medios de comunicación, y relaciones personales de toda condición, marcadas por la urgencia y lo transitorio del momento: sexo, homofobia (con la muerte de un político en un parque público), feminismo, neomachismo, etc.
Una narración que aborda de forma desprejuiciada la situación actual del país, con tintes distópicos, pero que es también un artefacto literario, plagado de homenajes, reflexiones sobre la escritura, la teoría literaria y el mundo editorial.
Reseña:
Si la ficción literaria es una simulación de la realidad, en Las calmas aparentes, el nuevo libro de Federico J. Silva, encontraremos mucho de verdad bajo un prisma distópico, más que posible, en una España actual donde las relaciones personales, el sexo, la literatura y la corrupción periodística tendrán cabida en esta narrativa breve pero más que intensa.
El autor propone en Las calmas aparentes diversos juegos: … Yo busco un lector cómplice, activo, participativo, despierto y crítico que construya la novela, explica Federico J. Silva en un periódico canario para hablar de ésta. Autor de diversos poemarios y que se estrena ahora en la narrativa, el libro ofrece dos tipos de lectura a loRayuela donde el lector podrá escoger la ruta que prefiera. Con homenajes entrañables a las letras y al cine entre sus páginas, este es un libro del que no se puede escapar debido a un estilo singular que fascina nada más empezar a leerlo y que consigue el objetivo, claro, de provocar al lector.
Audaz y seductora, Las calmas aparentes ofrece el placer de asentir o disentir sobre los diversos parlamentos con que nos obsequian los personajes de esta novela.
Con varios mensajes que en su mayoría no deben ser desaprovechados debido a un claro componente de denuncia social, ésta es una novela coral relatada en primera persona por los propios personajes que componen el relato. El derrumbe moral del periodismo -el autor ha ejercido como periodista y sabe de lo que habla-, actúa de eje central en una trama donde también las relaciones sentimentales de los personajes cobran vida gracias a los monólogos de cada uno de ellos, dándonos a conocer de primera mano “la cara A y la cara B” de cada uno de ellos y del entorno en el que se mueven y respiran.
El estilo narrativo de Federico J. Silva es más para ser escuchado, que leído. Gracias a las voces que pueblan esta novela y que el lector percibirá claramente –ManuMaicaAsunEl Gordo Cabrón…-, los protagonistas nos hablarán y se nos presentarán físicamente y no porque el libro esté narrado por ellos sino gracias a un preciso, y precioso, lenguaje donde la polifonía literaria se centra más en transmitir los sentimientos e intenciones que en contar o relatar.
Hoy entraré en casa con un deseo inhumano de sentarme a escribir. Así, con las palabras llenas de nervio y urgencia.
Con unos capítulos muy cortos -o quizás párrafos largos de una gran fluidez-, éstos quedarán abiertos para que la charla entre el escritor y el lector pueda continuar fuera de las 89 páginas que brinda el libro.
Un libro donde el verdadero protagonista, quizás, no sean los personajes. A lo mejor tampoco la trama, ni la distopía ni el periodismo y todo sea una excusa para que Las calmas aparentes rinda honores a las palabra escritas, a ese mágico poder de que algo puede cambiar gracias a ellas a través, también, de la ficción y de la narrativa. Y bendito poder el de Federico J. Silva para narrarlas.

lunes, 10 de agosto de 2015

Reseña "Oscura lucidez" de Mario Pérez Antolín en Todo literatura

Oscura lucidez
Oscura lucidez
Por Felipe Velasco

Ediciones Baile del Sol ha publicado el nuevo libro de Mario Pérez Antolín, que lleva el título de "Oscura lucidez". Se trata de una nueva entrega de aforismos en la que continúa su indagación sobre los aspectos más secretos y clandestinos del ser humano; y lo hace, llevando al límite el género, pues muchas veces los pensamientos, los relatos o las prosas poéticas contienen tal cantidad de emociones que desbordan ampliamente los márgenes del simple fogonazo del ingenio.

En Oscura lucidez, el lector irá encontrando súbitos cambios de estilo, de formato, y también de contenido. Así, Mario Pérez Antolín incluye en esta obra diálogos, prosa poética y versos de los más diversos temas, desde lo más cotidiano hasta las más profundas reflexiones filosóficas que puedan imaginar, variando su estilo desde el registro más culto y complejo hasta pasajes más coloquiales pero que también consiguen reflejar a la perfección la sabiduría ancestral (y también la más reciente), como es la intención de Mario Pérez Antolín en este libro.

Por tanto, habrá rincones en los que uno podrá encontrar abrigo y cruces en los que soplarán todo tipo de vientos. Pero lo indudable es que en cada página cada cual encontrará expresiones (la gran mayoría de ellas profundas y estilizadas) que le interpelarán, y le obligarán a replantear respuestas y a reformular preguntas. Así, esta obra incita a la reflexión de principio a fin y permite que extraigamos muchas enseñanzas de ella y nos hace pensar incluso en nuestras propias convicciones.

El que se decida a leer este auténtico compendio de afectos primordiales y de conocimientos transgresores se adentrará en un territorio insólito, donde nada es lo que parece y donde el pensamiento se lleva al límite. A través de sus reflexiones, el autor consigue el cuestionamiento de todas esas cosas que nos parecían inmutables, ya que son pocos los rincones de la naturaleza física y espiritual que escapan a la capacidad analítica e introspectiva de Mario Pérez Antolín, desde asuntos banales hasta otros más existenciales.

Para finalizar, me gustaría comentar que el autor define este libro en una autocrítica que se incluye enOscura lucidez como “un libro fragmentario, misceláneo, melancólico y paradójico, que carece de una tesis y que no aporta conclusiones” (aunque ayuda a que las averigüemos por nosotros mismos). Dice también que no está pensado para agradar a críticos ni lectores, aunque a mí me ha agradado tanto en la faceta de lector como de crítico.

En definitiva, Oscura lucidez muestra una gran belleza estilística y una ironía acerada. Dos rasgos que, junto a la enorme imaginación creativa, hacen de Mario Pérez Antolín una voz inimitable en el panorama actual de la literatura y la filosofía española.

jueves, 6 de agosto de 2015

El mono en el espejo


 
 
Xabier López López, autor de un buen puñado de novelas para adultos y algunas infantiles y juveniles, ha ganado multitud de premios literarios. La editorial Baile del Sol publica por primera vez una de sus obras, “El mono en el espejo”, galardonada en el año 2002  con el Premio Lueiro Rey de Novela Curta,un premio anual procedente del Concello do Grove con el patrocinio de la Diputación Provincial de Pontevedra.
Traducida del gallego por Marta García Seoane, esta es sin duda una de las entradas más brillantes del catálogo de Baile del Sol. Una novela breve y potente que está a la altura de otros grandes aciertos en narrativa por parte de esta editorial, como son “Mi vida con Potlach” de Inma Luna o “Los dientes del corazón” de Ramón J. Soria Breña, por citar sólo algunos de los que más nos han gustado.
Un sol cegador: gótico sureño
El relato es inicialmente anodino y costumbrista, pero enseguida comienza a salpicarse de datos inquietantes. De una forma sutil pero continua, consigue asombrar al lector de la misma manera que el paseante advierte sorprendido las primeras gotas de lluvia en el suelo antes de ser consciente de estar mojándose. Y al final, lo que realmente tenemos entre manos es una novela de realismo psicológico que juega continuamente a poner a prueba la inteligencia del lector.
Posiblemente, el mejor término que define a esta novela es inquietante. Tenemos a un anodino profesor de literatura que disfruta conformado de una vida bastante gris, y que juega a relacionar cualquier anécdota sin importancia con alguno de los múltiples libros que almacena en su memoria. De este modo encontramos referencias literarias salpicadas a lo largo de toda la novela en un ejercicio de lucimiento por parte del autor, quien demuestra sus conocimientos y también recomienda de alguna manera sus lecturas favoritas.
Poco a poco nos damos cuenta de que todas las referencias al verano, el calor, la indolencia, el bochorno, la pereza, la sed, la luz excesiva y cegadora… crean un marco literario con elementos propios del gótico sureño, un subgénero de la novela gótica procedente del sur de los EE.UU. y al que pertenecen algunas obras de escritores como William Faulkner, Stephen King, William Gadis, Joyce Carol Oates, Nick Cave o Cormac McCarthy. El final, absolutamente inesperado y escalofriante, nos confirma la cercanía de esta novela con los autores y el género citados: pero no vamos a desvelar en absoluto la trama, deberán descubrirla los lectores por sí mismos.
Miedos atávicos, leyenda  o realidad
Xabier López López se sirve principalmente de dos mitos para construir el argumento en “El mono en el espejo” y conformar la compleja personalidad del protagonista, cuya realidad, plagada de destellos, vapores etílicos y confusión mental, se nos escapa debido a que sólo contamos con su versión y los pocos datos que se entreven en cada puñado de párrafos.
Por un lado, tenemos el mito del niño salvaje, el cual hace referencia a todas esas leyendas de humanos criados por manadas de animales. Desde siempre han circulado multitud de historias falsas al respecto, pero también tenemos algunos casos documentados. Quizá la procedencia gallega del autor haya auspiciado esta base argumental. Galicia es una región plagada de mitos y leyendas y sus habitantes, especialmente los de regiones más pequeñas o alejadas del ruido del siglo XXI, conservan ese precioso contacto con los animales y la Naturaleza del que nos despoja la civilización y el progreso, convirtiéndonos en fotocopias andantes y deshumanizadas. El otro mito es el que da título a la novela: el mono en el espejo hace referencia a todos aquellos experimentos de laboratorio que se han realizado con diferentes animales, colocándoles delante de un espejo para estudiar sus reacciones. Se dice que simios, delfines, elefantes y urracas son conscientes de su propia existencia y que interactúan con su reflejo de manera similar a como lo haría un ser humano cuando lo descubre.
Digresiones y un final inesperado
La técnica que más influye a la hora de propiciar ese ambiente continuamente inquietante es, sin duda, la digresión: los cambios de tema inesperados se ramifican a lo largo de todo el texto. La finalidad del autor es aportar datos relativos al argumento principal, de forma rítmica y constante, pero espaciados, de modo que se mantenga en vilo la intriga del lector. Así, encontramos multitud de paréntesis literarios costumbristas, recuerdos del protagonista, etc.
Poco a poco, y cuando más nos vamos acercando hacia el final, Xabier López juega con mucho acierto a evocar todos los fantasmas del lector con la vieja estrategia de asustar precisamente con aquello que no se nombra. Es la mente del que lee la que anticipará imágenes horripilantes acerca de lo que podría pasar, sea cual sea el desenlace. En todo caso, ni la trama ni el final son absolutamente claros ni se solucionan por completo: los cabos sueltos deberá atarlos cada lector a su manera.
Nos parece una novela espléndida y la recomendamos con fervor a todos aquellos lectores que se atrevan a perderse entre sus luces y sus sombras.
MARTA LÓPEZ