viernes, 3 de octubre de 2014

Bailando con Isabel Bono: "Todo era sorpresa, todos son hallazgos"

Baile del Sol.- ¿Cómo surge la idea de Cahier?

Isabel Bono.- En el 94 escribí un librito titulado "Hombre lento" (apenas 11 poemas). Tuve la sensación de que no escribiría nada más y, lo que es peor, que ya había gastado todas mis palabras. Me explico: creo que cada escritor tiene las suyas, las que lo identifican, y yo pensaba que ya las había usado todas.

Empecé el 95 sin escribir y si no escribo me mustio. Así que decidí usar palabras de otros. Me puse a recortar primero palabras y después frases completas del periódico. Las fui pegando en un cuaderno (que llevaba impresa la palabra "Cahier" en la portada). El cuaderno estaba sobre la mesa, y cuando los amigos venían a casa me decían que aquellos collages eran mejores que mis poemas. En fin. Aquello no me sentaba muy bien, pero también me animó a seguir haciendo collages hasta completar el cuaderno.

BdS.- Cuéntanos el proceso de elaboración de un poemario tan particular.

I B.- El proceso es sencillo: abres el periódico y lo lees al bies, sin intentar comprender lo que lees, buscando palabras que te gusten o frases curiosas. Al principio acumulé muchas palabras antes de ponerme a construir poemas. Las iba pegando en páginas adhesivas para fotos, y esas páginas las guardaba en un archivador. Como todo es entrenamiento, hacia la mitad del cuaderno el ojo se había hecho al poema y leía el periódico en plan Matrix: no veía noticias, sólo poemas. En el 95 viví completamente desinformada.

BdS.- ¿Ha influido la forma en el fondo de los poemas?

I B.-Bueno, como el proceso del libro duró un año, imagina la de estados mentales que se pueden tener. Dependiendo del día me salían más irónicos o más tristes. La forma ha influido, claro. Algunos tienen un tono de noticia que nunca habían tenido mis poemas anteriores.


BdS- ¿Te han sorprendido algunos resultados o son todos perfectamente intencionados?

I B.- Intencionado no creo que haya ninguno (bueno, quizá el penúltimo, que pensé que sería el último). Ni siquiera son intencionados los que están construidos palabra por palabra. Todo era sorpresa, todos son hallazgos. A veces me recordaba a jugar a la ouija: el vaso se mueve hacia dos letras y tú completas la palabra. Con los collages es parecido: ves dos palabras que juntas quieren decirte algo y después de pegarlas te piden otra, y otra. El poema se iba construyendo casi sólo.

BdS- ¿El libro, una vez editado, conserva el espíritu que quisiste imprimirle?

I B.- No sólo conserva ese espíritu, es que ha superado cualquier expectativa. El libro, el cuaderno, estaba guardado desde 1995. Lo he usado para lecturas en institutos, para hablar de poesía con niños, pero nunca me lo imaginé publicado. Pensaba que quedaría plano, que los poemas perderían esa fuerza o esa gracia del cortipego. Además, con el tiempo, el pegamento se fue encogiendo y el papel amarilleando. Me ha parecido un trabajo de titanes limpiar sombras y, aun así, mantener la calidez. Ese era mi mayor temor, que resultase frío. Baile del sol ha hecho un trabajo alucinante, les estoy agradecidísima por el cariño con el que han tratado el libro. Estoy más que feliz, vamos.

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