martes, 23 de abril de 2013

“Stoner” de John Williams


Conozco cinco portadas de este libro: dos de la edición española, una de la versión digital y otras dos extranjeras. Me quedo con esta de la foto y me niego, en rotundo, a pegar en este mi blog la imagen de la traducción que leí, que fue precisamente la publicada por Baile del Sol (cuya primera edición es, con diferencia, una de las portadas más feas que yo he visto nunca). Algunos editores parece que se estén buscando la ruina. No puede ser que una novela como esta espante, por culpa de su grafismo, a tantos potenciales lectores.
Stoner es una de esas novelas en la se parece que no ocurre absolutamente nada seguramente porque la vida, y no un hecho concreto, es el tema central –y único- de la novela. El protagonista es un tipo aburrido, anodino, vulgar, probablemente feo, desarreglado y tímido llamado Stoner. Pero lo grande de Stoner -la novela, no el personaje- es el reto que supone para el crítico convencer a su querido publico acerca de lo conveniente de leerla. 

Digo esto porque leer Stoner es casi un acto de fe. Así de simple y así de complicado. No me siento capaz de decirles qué es lo que me gusta tanto de la novela porque me gusta todo. Me gusta lo simple de la historia (si acaso el relato de una vida puede considerarse simple); me gusta la idea de poder ser un héroe a pequeña escala; me gusta incluso algo tan tonto como la forma que tiene Stoner de trabajar; las razones que le llevan a hacer lo que hace, pero sobre todo me gusta, de la novela, la serenidad que da la lectura. Hacía mucho tiempo que no me sentaba en un sillón y me metía en una historia tanto como me metí en esta durante los dos o tres días que me llevó leerla.  

Les cuento de qué va, si quieren, por aquello de llenar este espacio de palabras y romper un poco con el tono new age que está tomando lo que debería ser una reseña. 

Stoner nace, crece y se desarrolla en una granja miserable cerca de un pueblo también miserable llamado Booneville, en Missouri. Trabaja el campo y un día sus padres hacen el típico esfuerzo de padres pobres y miserables y lo manda a estudiar a la universidad. Para ganarse el pan ha de trabajar para sus tíos que lo hospedan a cambio de sangre, sudor y lágrimas. Hasta aquí bastante normal, teniendo en cuenta el lugar y la época. Estudia agricultura, por aquello de sacarle partido a la tierra que ha de heredar. El sentido práctico de la cosas. Pero Stoner descubre la literatura y sin decir nada a sus papis se matricula en esa carrera mientras ruega a dios que no se enteren antes de que la termine. 

Entro en tanto detalle porque es importante que tengan en cuenta que este será uno de los gestos más atrevidos que Stoner lleve a cabo en su vida. O casi. A partir de aquí, lo habitual: teniéndolo siempre presente como un tipo aburrido véanlo estudiar, matricularse, dar clases, conseguir un puesto fijo, casarse con una histérica, odiar a la histérica, aguantarla a pesar de todo, mojar un día y tener la suerte de dejarla embarazada. La hija de Stoner hace evidente la faltita que tenía el buen hombre de amar, pero hete aquí que la bruja loca en que se ha convertido su mujer le hace la vida imposible, un poco por su culpa, otro poco no, porque nuestro héroe, como buen héroe, es de una imperfeción palpable: 
El había sido incapaz de aportarle ningún sentido a su historia en común, a su matrimonio. Así que ella tenía razón al aprovechar cualquier satisfacción que pudiera encontrar en intereses que no tenían nada que ver con él y tomar caminos que él no podía seguir. 
Mentí más arriba cuando dije que no sabría qué destacar de la novela. Lo cierto es que hay algo que me gusta especialmente. Se trata de la importancia que tienen aquí los detalles, porque lo cierto es que Stoner no es laaburrida historia de un hombre vulgar sino todos aquellos detalles insignificantes que hace que un hombre vulgar puede ser un héroe para quien sabe mirar con los ojos de mirar a las personas y no las piedras. El mérito de John Williams está, en mi humilde opinión, en esa capacidad para hacernos entender que una vida de mierda pueda ser apasionante en la medida que las vidas de mierda pueden ser apasionantes y de hacerlo mucho más que bonito: hacerlo casi perfecto. 

Ella era, él lo sabía —y lo había sabido muy pronto, suponía— una de aquellas personas extrañas y siempre encantadoras cuya naturaleza moral era tan delicada que debía alimentarse y cuidarse para que pudiera ser completa. Ajena al mundo, tenía que vivir donde no estuviera en casa; ávida de ternura y calma, tenía que alimentarse de indiferencia, insensibilidad y ruido. Era una naturaleza que, incluso en escenarios extraños y hostiles donde tuviera que vivir, no tenía la fiereza para repeler las fuerzas brutales que se le oponían y sólo podía retirarse a una quietud en la que sentirse desolada y pequeña y estar tranquilamente callada. 

http://lamedicinadetongoy.blogspot.com.es/2013/04/stoner-de-john-williams.html


 





1 comentario:

  1. Tiene más ediciones que El señor de los anillos!
    Un gran logro y ni si quiera lo conocía, mal por mí, me lo apunto a la lista, a ver si le puedo hacer un hueco pronto!
    Por cierto, en el blog tenemos dos sorteos activos, pásate si te hace ganas participar! :)
    Nos leemos!

    Javier Del Álamo

    ResponderEliminar