martes, 9 de abril de 2013

Lugares que nos habitan, MARTA MARÍA LÓPEZ


Los cuentos que componen Lugares que nos habitan son de corte surrealista. Tal y como me dijo la autora en una entrevista que acabo de hacerle, todos ellos tienen en común dos cosas: la temática (giran en torno a las relaciones conflictivas entre las personas) y el espacio como metáfora de lo que les ocurre a los personajes que lo habitan.
El libro se inicia y finaliza con dos relatos especialmente potentes: Voces y Moscas y en ambos casos trata sobre parejas que ven imposible comunicarse, que prefieren tapar los ojos para hacer como que los problemas no existen en vez de reflexionar sobre ellos y afrontarlos. Un tema similar se trata también en el exquisito microrrelato titulado La gotera.
Los relatos Desapariciones y Un poco de intimidad tratan el tema de la felicidad absoluta como un problema más que como una ventaja. En ambos relatos la felicidad sin fisuras acaba pasándoles factura a los protagonistas, como si la ausencia de problemas fuese un problema en sí mismo.
Tampones y pomelos es el relato más tierno de todo el libro. Se nos muestra en él la necesidad de amor y compañía.
Noviembre es un relato sobre los posibles caminos que debemos tomar en la vida, el que debemos y el que queremos. Si hacemos sólo lo que deseamos, caemos en el mayor de los egoísmos y si hacemos sólo lo que debemos, somos desgraciados. ¿Qué hacer entonces si queremos contentar a todo el mundo, a nosotros mismos incluidos?
Monstruo es un relato terrible sobre cómo un grupo de personas se van azuzando unas a otras (algunos por acción y otros por omisión) para deshacerse de un vecino extraño que los está molestando.
Dejo para el final el mejor de los relatos, en mi opinión: La señora Devereaux es una delicia absoluta. Está tan bien escrito, sus imágenes son tan poderosas, los adjetivos elegidos tan adecuados y el ambiente tan onírico y angustioso, que cuando acabé de leerlo, lo releí de inmediato para volver a tener esa sensación de extrañamiento que hacía tiempo no sentía al leer algo.
Los relatos están bien escritos, quizás sea demasiado repetitivo el tema constante de los conflictos entre personas que conviven y se echa de menos una mayor variedad temática, pero al fin y al cabo es lo que piden las editoriales, que haya una unidad temática entre todos los relatos de un mismo libro.
Me parece un buen libro de relatos y en él creo adivinar influencias de Cortázar, de Kafka (en el relato Voces y en Noviembre me parecía estar dentro de una novela del autor checo) e incluso de autores más actuales: Un poco de intimidad me recordó mucho al relato Como una historia de terror de Jon Bilbao.

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