martes, 10 de diciembre de 2013

Violencia doméstica, un poemario sin concesiones de Eavan Boland

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Baile de Sol publica el poemario Violencia domésticade la irlandesa Eavan Boland, una crónica trascendental de la violencia contra las mujeres y una reflexión sobre la memoria y las transformaciones sociales.

Sobre la obra
Entrar en la poesía de Eavan Boland supone entrar en el mundo literario de una escritora que podría ser considerada una outsider, alguien que tras observar la historia literaria de Irlanda comprueba el gran vacío, dentro de la tradición irlandesa, al que han estado postergadas las voces femeninas, como si mujer y tradición fueran, en palabras de la propia autora, “polos magnéticos que se repelieran”.
Violencia Doméstica, un poemario que es una continua metáfora donde la escritora dublinesa expresa diferentes modos de historia doméstica y su trascendencia dolorosa. Es el dolor de la memoria, de las vivencias, de las transformaciones sociales, de la Historia tanto de la nación como del individuo, del tiempo, su evolución y el peaje vital que se paga desde el inicio de los tiempos.
(Del prólogo de Antonio Linares Familiar)

Sobre la autora
Eavan Boland nació en Dublín, en 1944.
Sus poemarios más destacados son Collected Poems (WW Norton & Co., 2008), Violencia doméstica (2007), Contra poemas de amor (2001), La Tierra Perdida (1998) y En un tiempo de violencia (1994), entre otros.
Además de sus libros de poesía, Boland es también el autora de Un viaje con los dos mapas: ser una mujer poeta (WW Norton, 2011), una colección de ensayos, que ganó el premio PEN 2012 yGran Maestro: La vida de la mujer y el poeta en nuestro tiempo (1995).
Sus premios incluyen el Premio de la Fundación Lannan de poesía, el Premio Literario Fondo de América, entre otros.
Actualmente es profesora en la Universidad de Stanford, donde dirige el programa de escritura creativa.

Ganancia Inesperada
Un pequeño funeral encuentra su camino dentro y fuera de la sombra.
Este final de año, las flores silvestres todavía están allí, quietas,
disolviendo el arcén en un campo - chilca, centaurea,
hinojo marino y el rastrillo oxidado. Hay ganancias inesperadas bajo los pies.
Este es el ataúd de una mujer joven
que ha dejado cinco niños. No habrá ningún obituario.
Las palabras son necesarias en otros lugares:
decimos Madre Naturaleza cuando todo lo que pretendemos es
que a una mujer se le deje morir, fuera de la vista, en una sala de fiebre.
Mira. A lo lejos puedes ver el estuario.
Sentir bajo tus pies la fruta podrida de octubre.
Ahora dices Madre Irlanda cuando todo lo que quieres decir es
que no hay necesidad de registrar esta muerte en la historia.

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