Por José Andrés Calvo Rodríguez.

En esta nueva publicación, Matías Escalera Cordero consolida su estilo de escritura, ya presente en su monumental novela, Un mar invisible, que transita la vertiente material y descarnada del acto de escribir, asumiendo, a veces, un cierto punto de vista televisivo y cinematográfico, que caracteriza su ideología estética. Las concomitancias con el narrador frenético y culto de la filmografía de Quentin Tarantino son frecuentes en la mayoría de los relatos. El homenaje a la figura del payaso recuerda a Balada triste de trompeta, como se puede ver en el relato titulado Perdición; o, el eco de la frase más famosa de Sofía, la abuelita de Las chicas de oro: “Sicilia: corría el año…”, que reverbera en El arte oculto. También, se percibe la dualidad de los destinos que refleja Woody Allen en películas como Delitos y faltas, Melinda y Melinda o Matchpoint, según se observa en relatos como Dos destinos ejemplares o Extremófilos. También, se experimenta en la lectura la atmósfera enrarecida del Hitchcock televisivo, donde la voluntad de poder mueve a los individuos más allá de lo racional para conseguir sus deseos. Incluso, la parodia de la serie B sale a flote cuando los personajes tienen que hacer frente a lo que no comprenden o consideran que es un poder superior.
Conjuntamente a lo anterior, se percibe en todos los relatos una dolorosa insatisfacción que se manifiesta en diversas formas de violencia estética y poética, chocando lo sórdido y lo científico, la virtualidad con la realidad, con lo que se convierte el espacio literario en un campo de batalla donde luchan la manipulación y la verdad. La disputa entre la realidad y la visión mediatizada de la vida transporta al lector hacia un universo alienado que evoca el ambiente del primer David Cronenberg como en Inseparables oEl almuerzo desnudo.
Por todo esto, la lectura de Historias de este mundo exige un lector activo que disfrute tirando del hilo de la narración para descubrir la multiplicidad de dimensiones a las que conduce cada una de las historias contenidas en esta colección, porque cada pequeña historia es una parábola de la tragedia histórica que sufren anónimamente muchas víctimas de la fractura social que han motivado la globalización y la plusvalía del individualismo. Así, Matías Escalera Cordero lanza una flecha directamente a la conciencia del lector, que también es ciudadano, para mantenerle alerta frente a la cotidiana depredación que sufre el hombre a manos de los dueños de la Historia.
Me encantó este libro. Es, efectivamente, para leer con calma.
ResponderEliminarUn abrazo