miércoles, 22 de noviembre de 2017

Reseña de "Muro de las lamentaciones", de Rubén Castillo en Literatura +1


"Muro de las lamentaciones", de Rubén Castillo

FICHA TÉCNICA:

Género: Narrativa, Relatos
Editorial: Baile del Sol

SINOPSIS: 
Lo dijo Dante Alighieri y es verdad: casi todos, en medio del camino de la vida, nos encontramos en una selva oscura. Quizá por eso nos aferramos a la esperanza de que, al final, exista un horizonte de luz que nos acoja, nos absuelva y nos reconforte. Los protagonistas de estos relatos son seres heridos, cercados por el fracaso, la decepción o el insomnio. Seres que han descubierto con tristeza que los tonos grises han empapado sus calendarios. Seres a quienes la lucidez ha desgarrado y que se acomodan como pueden a la resignación o las lágrimas. Vivir, en ocasiones, es un ejercicio melancólico. Y todos los muros en que apoyamos la frente se transforman en muros de las lamentaciones. 

OPINIÓN:
A estas alturas de octubre uno ya empieza a calentar motores para el típico top 10 anual, y tengo clarísimo que los relatos de Rubén Castillo van a estar en esa lista, muy arriba: 'Muro de las lamentaciones' es una de las lecturas que más he disfrutado este año.
Al margen de las consideraciones más o menos formales del texto, a las que ahora iré, una sensación (la principal, además) que planea durante la lectura es la de que el autor disfruta creando y contando historias (no obstante es profesor de literatura y crítico literario, además de escritor), y esto se refleja indefectiblemente en el ánimo del lector, que queda atrapado desde la primera línea. 
Sus variadísimos personajes (un taxista que pierde el sueño una noche de fuerte viento, un caballero andante, una importante ejecutiva, la asistenta de un poeta español en el exilio, un vigilante de seguridad, una mujer asomada a la ventana...) y escenarios hacen de la obra una lectura amena como pocas. Esta variedad de protagonistas y escenarios genera, a su vez, un abanico de secundarios sin apenas presencia física (casi siempre traídos a escena por las palabras de los principales) que conforman un universo literario en el que el lector va saltando de historia en historia sin poder imaginar qué vendrá a continuación. Personajes con color, con una intensa vida interior (quizá la sinopsis da una idea demasiado gris de los mismos), pero que también se encuentran a veces solos en un camino hacia ninguna parte, o al final del mismo, y allí se detienen a meditar, siendo este acto, este detenerse a pensar, a observar, el pilar central de libro (pero del que, insisto, surgen muchos ramales de distintos tonos, creando una obra de espejos donde los lectores sin duda se verán reflejados en más de una ocasión, unos aquí y otros allá).
Sorprendentes giros finales en la mayoría de relatos, claro, como uno puede esperar en los libros del género. Sin embargo Castillo va un paso más allá, soltando la sorpresa casi cuando el lector ha renunciado a ella; en ese instante en el que has disfrutado el relato (la prosa del autor es de las más ricas y depuradas que me he echado en cara en mucho tiempo) y cree que ya nada puede pasar (incluso ya nada debe pasar, pues el relato ha estado bien), Rubén tira de la anilla y lanza la granada, como en la historia del vagón del tren o en el magnífico divertimento cervantino. Del mismo modo, da otra vuelta de tuerca al juego de la metaliteratura con su relato 'Dos cuentos para que usted los escriba', donde el narrador omnisciente tira del lector hacia dentro del libro mientras se desarrolla uno de los relatos que más me han gustado, y que son dos relatos a su vez. 
Destaco también 'Blas', donde el autor va y viene en el tiempo y el espacio desplegando un sutilísimo espectro de escenas y personajes (todo en la cabeza del protagonista, que mira por la ventana desde su cama), 'División Keeler', donde los asiduos a certámenes literarios nos vemos muy reflejados (aunque desde el otro lado, pues el narrador es un miembro del jurado), 'En la cinta transportadora' y 'El hombre de los zapatos color corinto', relatos en los que no sólo el autor coloca al milímetro la jerga y dejes adecuados en boca de los personajes, sino que describe con total acierto la realidad social y preocupaciones de los mismos.
Una magnífica obra que recomiendo sin duda.

Luis Sánchez Martín


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