viernes, 2 de noviembre de 2012

Noches árticas: Ana Vidal Egea


Pedro Medina



Este mes leímos una novela que anduvimos buscando por mucho tiempo, pero nos fue imposible encontrarla en las librerías de Miami —falta que les hace este buen libro, por cierto— hasta que, finalmente, Amazon la puso en formato E-Book. A la autora, Ana Vidal Egea, no es necesario hacerle mayor presentación. Sus datos biográficos se encuentran un click más arriba, en la sección Escritores Invitados – Estados Unidos, y si se quiere conocer una poco más de ella, hay que leer Noches árticas, su primera novela, una historia biográfica en la que la autora nos cuenta su experiencia en Finlandia durante el tiempo que hizo su tesis doctoral en Literatura.
A ella la despide su novio en un aeropuerto de España, la acompaña hasta verla perderse en el hormiguero de gente que arrastra maletas rumbo a la puerta de embarque, y en Finlandia, ese país frío y ajeno, conoce a “un joven alto, muy delgado, de ojos grandes, brillantes, oceánicos. El pelo oscuro, corto y revuelto, los labios carnosos y la boca grande”… Adriano. Las tardes de café y libros y las noches de bares entre estos dos jóvenes no tardarán en llevar su amistad hacia una relación dependiente y obsesa, incluso mórbida, cuyo freno al desencadenamiento de los insitintos será la desviación sexual de Adriano. Estas últimas líneas que escribe la autora antes de poner el punto final representan perfectamente todo lo que encierran las páginas de la historia: “Abandoné Finlandia con la certeza de no volver ahí jamás. No decir nada acerca de lo que hice ahí, de lo que sentí, de lo que callé”.
Noches árticas es una novela que se lee de una sola sentada, pero no por ligera sino por atrapante. La gran artífice de esta obra es la prosa poética. La autora ha sabido valerse de ella para crear una atmósfera muy intensa y potente entre sus páginas:
Solo podemos permitirnos matar con el pensamiento. Nuestro mundo está lleno de gente muerta. La memoria es un cementerio con el que nos alimentamos para seguir viviendo. Nos volvemos desmemoriados cuando no queremos existir más.
Yo creo que en el fondo el amor debe ser una lucha constante y larga en la que nadie venza.
Yo creo que el cuerpo es la mayor parte de las veces una exhibición de nuestra debilidad que no podemos esconder.
Los meses, los años que se fueron desnudando, las líneas de sus manos, el humo en la habitación, el colchón en el suelo, sus discos, los bancos de madera, mis cuadernos, el café de las mañanas. Cada vez se hacía más atroz el miedo a estar tan mezclados y olvidarnos de quiénes éramos antes de ser nosotros.
¿Qué le hubiéramos cambiado a Noches árticas? Pensamos en un mayor desarrollo al conflicto de la relación entre la protagonista y el novio que dejó en España. Si bien él resulta un personaje secundario, nos parece que este punto queda un poco débil. De esta manera quizás hubiera cambiado ese aire algo visceral que se respira a veces en la novela por otro un poco más literario. Y, además, hubiera servido para sacar al lector un poco de la misma escena constante entre la protagonista y Adriano. Así y todo, Noches árticas es, definitivamente, un muy buen debut de esta escritora española.

martes, 23 de octubre de 2012

Presentación de BESTIARIO PERSONAL, de Carlos Wamba

Carlos Wamba presentará el próximo viernes 26 de octubre, acompañado por Carmen Moreno y Lourdes Ortiz en Espacio Lenguaje, su libro de poemas Bestiario Personal, publicado por editorial Baile del Sol, en el que al modo de los antiguos bestiarios (los bestiarios medievales, sobre todo) se describen animales, a medio camino entre la fábula y el retrato. Abordado desde la poesía y desde el diálogo con el presente, el concepto de bestiario adquiere un poder alegórico potente que permite sostener un discurso contemporáneo. 

Carlos Wamba, profesor sevillano y poeta, ha colaborado en diarios, revistas y otros proyectos literarios y editoriales. Fue co-director de Rara Avis Revista de Literatura, una publicación de referencia en el campo de la crítica y la creación.

En este bestiario personal, los animales que vemos desfilar nos reflejan y nos devuelven tanto bajezas y vicios ocultos, como esa mirada tierna que sabe querer y comprender, y que, tomando impulso precisamente en nuestra animalidad, sabe de vez en cuando también elevarse. Quizá sea este el juego que se nos ofrece, buscar y encontrarse entre estos animales, descubrirse en algún espejo; o tal vez no, tal vez estén escritos simplemente para andar, correr, reptar, nadar o volar solos.


Viernes 26 de octubre. 20:00 hs.

En Espacio Lenguaje. c/Doctor Fourquet 18 (Lavapiés). Madrid

sábado, 20 de octubre de 2012

PANORAMA CHECO “Pobrecitos los jóvenes, ¿de qué van a escribir?”


17-10-2012 15:00 | Gonzalo NúñezDaniel Ordóñez
Entre el grupo de escritores e intelectuales checos que participarán en el festival Getafe Negro, que comienza este sábado y que estará dedicado a la cultura checa, destaca Markéta Pilátová, narradora que todavía no cumple los 40 años y ya ha sido nominada dos veces al premio Magnesia Litera, uno de los más importantes del país. La escritora aprovechará para presentar la traducción al español de su novela ‘Mis Ojos te Llevarán a Casa’.





Markéta Pilátová nació en 1973, durante el régimen comunista, y era apenas una adolescente cuando la libertad volvió a su país, en 1989, así que toda su vida adulta la ha vivido sin los sobresaltos de las generaciones anteriores, que tuvieron que luchar contra los totalitarismos que asolaron el siglo XX.
Por eso ella sacó a colación, durante la presentación de Getafe Negro en el Instituto Cervantes de Praga, unas palabras de su maestro Arnošt Lustig, uno de los grandes escritores checos del siglo XX, fallecido en febrero de 2011.
“Desde el punto de vista de una generación más joven que empezó a escribir durante la democracia, yo siempre recuerdo a Arnošt Lustig, que era un escritor del Holocausto, un gran humanista y un gran ejemplo para nuestra generación. Y él siempre nos decía: ‘Pobrecitos, ¿de qué van a escribir? Nosotros teníamos la guerra, teníamos los campos de concentración, donde había estas relaciones entre personas, el amor y todo eso pero con mucha salsa. Y tampoco tienen la dictadura y no pueden rebelarse contra ella, no pueden escribir sobre la relación Estado-persona’. Entonces él siempre nos decía: pobrecitos los jóvenes ¿de qué van a escribir?”.
Y aunque le cueste admitirlo, cree que Arnošt Lustig dio en el clavo.
“Y tenía, de cierta manera, razón, porque realmente yo creo que mi generación está escribiendo, sobre todo huyendo de la temática checa, de lo que nos rodea, y yo diría que no sabemos hasta hoy captar realmente la esencia de lo que nos rodea”.
Getafe Negro es un festival de literatura policial, género que no ha tenido buen eco en la República Checa, como lo decía también Ivan Klíma, porque el policía sigue siendo mirado, según Markéta Pilátová, como un títere cómplice de la dictadura comunista.
“El comunismo acabó cuando yo tenía 17 años más o menos. Yo recuerdo que la figura de un policía era la figura más fea. Cuando te paraba un policía era un susto tremendo. El personaje del policía siempre era malo en estas épocas. Después cambió un poco. Hoy en día no sé si me asusto cuando me para un policía, pero creo que sí, este respeto, pero en el sentido feo, todavía lo tengo”.


Aunque cuando vivió en Latinoamérica aprendió a ver con otros ojos, incluso peores, a los órganos policiales.
“Para mí lo más chocante era cuando vivía en América Latina, donde la figura de un policía es muy ambigua. Por que a veces, por ejemplo en México o Brasil, te advierten un poco 
y te dicen cuidado con los policías porque son los mismos que te pueden robar o secuestrar. Entonces para mí era un shock, porque aquí era un policía feo, malo, tenías o no respeto, pero siempre se suponía que te iba a defender a ti en unas situaciones determinadas. Pero en América Latina no. Tienes que tener cuidado con la mafia, con los narcos al igual que con los policías”.
Markéta Pilátová aprovechará Getafe Negro para presentar en Madrid la traducción al español de su novela ‘Mis Ojos te Llevarán a Casa’, el 23 de octubre, libro que postuló al premio Magnesia Litera en 2007 a la revelación literaria del año.
“La novela es sobre la búsqueda de un lugar donde tú quieres vivir, sobre la búsqueda de un lugar, eso significa sobre la búsqueda de la identidad de uno. Y habla de algunas historias de cuatro mujeres y un hombre, un hombre fatal, un espía, y toda esta gente busca de alguna manera su hogar, su lugar en el planeta donde pueden realmente ser uno o encontrar su identidad en el mundo. Y eso está basado en las historias de los inmigrantes checos que se fueron a Brasil en varias épocas, en varias olas de inmigrantes, pero no es un trabajo documental. Es una novela basada en algunos trozos de la historia que me contaron”.






Markéta Pilátová comenta que quiso escribir una especie de crónica periodística basada en hechos reales, pero después el libro fue tirando por otros derroteros.
“Primero yo pensé que iba a hacer un libro como de periodista, un libro de reportajes sobre estos compatriotas pero después me di cuenta que no podía hacerlo porque ellos me contaban historias que muchas veces no eran verdaderas. Eran historias que te cuenta la abuela, un tío, todo está mezclado un poco y no podía verificar los hechos. Por ejemplo me contaron, mi abuela llegó en un barco que se llamó Vicente y este barco en esta época no existía y cosas parecidas. Entonces, yo sabía que se trataba de mitos, más bien que de otras cosas, y utilicé estos mitos haciendo otros mitos de ellos”.
Insiste la escritora que ‘Mis Ojos te Llevarán a Casa’ no es una novela negra, a pesar de que su presentación se realizará en el marco de Getafe Negro.
“Bueno, tengo un espía pero más bien es el tipo más existencialista de todos los personajes porque él sufre una nostalgia por el hogar, morriña. Porque sabe perfectamente que él nunca puede volver porque piensa que el comunismo no va a acabar nunca y él como espía doble nunca va a poder vivir en un país y lo perdió totalmente. Entonces en los primeros años de su vida él piensa que es un trotamundo que no necesita ningún hogar, ninguna identidad porque todo en su vida está un poco torcido, un poco falso y que da igual. Pero después se da cuenta que no es verdad, que realmente añora su hogar”.



La novela fue traducida al español por Kepa Uharte y la publicará la editorial canaria Baile del Sol, que realizará la presentación el 23 de octubre en Madrid, con la presencia de la novelista.
“Mi agente encontró a esta gente de la editorial Baile del Sol en la Feria del Libro de Frankfurt y les vendió los derechos. Y ellos encargaron la traducción a Kepa Uharte, que me gusta mucho su trabajo, sobre todo las traducciones de Jáchym Topol que él hizo, entonces yo estaba muy alegre de que él iba a trabajar en mi novela e intercambiamos muchas cartas. Me gustó mucho porque siempre es una relación de amistad con los traductores y con Kepa también, me gustó mucho intercambiar ideas con él a través de cartas”. 

Markéta Pilátová aprovechó sus conocimientos de español para estar muy al tanto del avance de la traducción de su novela.
“Por ejemplo no entiendo bien el alemán, entonces no podía mucho influir en la traducción, pero como entiendo español y portugués también, entonces, en estas dos lenguas podía no controlar pero más bien leerlo con placer y a veces, por ejemplo, intercambiar ideas con los traductores”.
Además, el 25 de octubre, Markéta Pilátová participará en una conferencia sobre cultura checa en el marco de Getafe Negro, en compañía de Pavel Kohout, Martin Reiner y Petr Král. Getafe Negro comienza este sábado y se extiende hasta el 28 de octubre y la República Checa es el país invitado de honor.

viernes, 19 de octubre de 2012

Sofía Castañón, Deborah Vukusic e Inma Luna, tres grandes poetas en una noche de poesía Inversa


 La palabra transforma el espacio poético en escénico 

Julio Castro – laRepúblicaCultural.es

No está mal dejar lo mejor para el final, como hace unos días en el recital de poesía Inverso que, en las Naves del Matadero de Madrid, reunía a editoriales y poetas, entre l@s cuales, Sofía Castañón, Deborah Vukusic e Inma Luna. Lo cierto es que hubiese preferido que las tres poetas estuvieran al comienzo de la sesión, porque me parece que hay muchos solemnes aburridos en estas historias, que no acaban de salir al mundo exterior para darse cuenta de que hay otras vidas y otros ritmos que los que se esconden en los estantes de sus propias librerías. Y no hablo tanto del contenido (que a veces también), como de la vitalidad de encontrar la propia poesía (la escrita, la recitada y la vital), con la de gentes que no toman la palabra (la escrita, me refiero ahora), o no la hacen pública, pero sí quieren escuchar y conectar con quienes poseen ese ritmo poético que son capaces de expresar.
La suerte es la de presenciar a tres mujeres que andan en esos parámetros, en los de la necesidad de hacer lo suyo a la vez que buscan el encuentro, compartir y no dictar su forma poética. De Inma Luna ando más que sabido de esto, por los encuentros vitales en las calles, en los teatros, en los bares y, por qué no, en los recitales suyos y ajenos. Por eso no me sorprende que publique un nuevo poemario que acaba de salir y que estaba en esa feria que acoge al Inverso, pese a la crisis en todo, que acaba acogiendo a valores “seguros” de entre los valores innovadores.
Los que no había podido presenciar aún eran los ritmos y las formas de las otras dos poetas, tan distintas, pero tan interesantes a la vez. Porque Sofía Castañón sí que estaba recogida entre las páginas de esta misma revista y, precisamente, de la mano de las Provocaciones poéticas de las que se encarga Inma Luna. Creo que sus poemas están en ese entorno en el que lo personal trasciende todo para convertirse en un espacio de encuentro colectivo, y así trata de hacerlo esa noche, y aunque parece que arranca un tanto distante, al poco estás dentro de su propio discurso, o te está mirando fijamente cuando separa los ojos de su texto, o te traslada a la proyección que se encuentra a su espalda, en ocasiones tan dura con sus poemas. Y no me importa decir que me sobra que esté con el teléfono de moda en la mano leyendo en él, porque, por ejemplo, cuando hace una pausa, uno no sabe si es parte de su recital o bien no le está cargando el aparato. Tampoco creo imprescindibles las proyecciones que a veces parecen plato principal, pero sí es verdad que pueden tener su gran interés en segundo plano, así que en esta ocasión me divido entre una y otra opinión. Es que creo que la persona, la que escribe (ha escrito), la que dice sus textos, tiene una gran importancia como para que nos salgamos de ella y veamos una “peli”: prefiero ser capaz de cerrar los ojos, escuchar, y poder regresar de vez en cuando. Bueno, con Sofía Castaón sí es posible, aunque traiga los periféricos acompañando su poesía.
Deborah Vukusic es muy diferente (como decía antes, las tres lo son, a lo mejor por eso me parece que he hecho una noche muy rica, porque son tres poetas muy diversas y capaces de mantenerme sobrevolando el momento de sus textos en directo), y es diferente en el sentido de que le sobra todo menos la gente: apenas se aguanta las ganas de “contar lo suyo”, es un manojo de emociones que, si no me equivoco, sigue siendo igual fuera de allí. Su sentido dramático está allí, como también estaba en Sofía, como también está en Inma, pero cada una en su estilo. Deborah nos asalta con unos textos autobiográficos o parcialmente autobiográficos. Estamos en plena guerra de Croacia y Serbia, o más bien en los restos de la guerra, y no puedo dejar de recordar lo de Bertolt Brecht en Madre Coraje: “El miedo de verdad llega con la paz, porque entonces tienen que pagar lo que han perdido”. No por el tono de ella, al contrario, que a veces parece que cuenta un chascarrillo dentro de una tragedia, que asume como suya, como familiar, como aventura pero como consecuencia de una aventura, sea propia, sea ajena. Tengo la sensación de encontrarme ante una gran cuentacuentos, ante una especie de relato épico de tarde de invierno y chimenea, que escucharía toda la noche, si no fuera por la impaciencia de una noche de poesía, en la que todo prosigue. Tendré que seguir leyendo a Deborah, o ir a donde me lea, que seguro que es más divertido.
Y vuelvo a una realidad de stands editoriales, ruido y pasilleo, que da paso a Inma Luna, que, como siempre, acomete su intervención con la voz rasposa que hace más íntimo lo que dice, lo que lee. Tiene su punto de travesura, de chica mala que se esconde detrás de un cierto “candor inocente”, y que aplica donde y cuando convenga en los recitales. Sobre todo si el público le transmite esa necesidad, así que pasa de lo más serio y formal (si es que se puede decir que lo sea), a ese otro punto de provocación poética. Y en esta ocasión, como la noche pintan copas (a lo mejor las que nos vamos a tomar en grupo más tarde) y la sociedad siempre pinta bastos o espadas, se viene arriba y desde su No estoy limpia, del anterior poemario, nos hace un recorrido por los últimos inéditos, de aquella educación en colegio de monjas, de la represión infantil y juvenil, que ahora retorna (aunque no lo dice, pero lo sabe). De su embarazo-matrimonio, y de lo que nunca le dijeron, que es de donde sale lo que ahora ella sí nos dice. Tampoco le hace falta mucho atrezzo, más que un bote vacío de champú y muchas ganas, que arrancan aplausos y vítores a mitad de su intervención, aunque resulta que ella está tan metida en ese espacio-comunicación que ni es consciente.
A veces, las noches que uno duda de lo que se le viene encima cuando asiste a ciertas cosas, resultan muy divertidas, ricas y/o productivas para el intelecto y para el espíritu.