domingo, 3 de septiembre de 2017

Reseña de EN EL OÍDO DEL VIENTO de Amparo Arróspide en La Galla Ciencia

EN EL OÍDO DEL VIENTO de AMPARO ARRÓSPIDE (por Carmen Canet)


Que no se las lleve el viento





En el oído del viento

Amparo Arróspide

Baile del Sol Ediciones, 
Tenerife, 2016.

                         


     

“Y a salvo yo, lectora de la vida, esto que se mueve y me sucede, donde sucedo y no hay respuestas, ni siquiera búsquedas de respuestas, un afán inútil, donde presto mi oído atento al runrún de lo que pasa y va pasando”. 

Con estas palabras a modo de aviso, tan definitorias y elocuentes comienza el primer escrito de este poemario tan singular En el oído del viento, de Amparo Arróspide, filóloga y traductora, nacida en Argentina y radicada en Europa, actualmente reside en Ávila. Ha publicado dos plaquettes (Alucinación en dos actos y algunos poemas; Pañuelos de usar y tirar) y los poemarios Presencia en el misterio (Premio Fondo Nacional de las Artes, 1967); Mosaicos bajo la hiedra (1991), también relatos y artículos sobre literatura y cine en antologías y revistas internacionales. Coeditora de la revista digital Poetry Life and Times y del volumen en castellano del Phoenix Rising from de Ashes (2013). Ha traducido a Margaret Atwood, James Stephens, Stevie Smith y al inglés Francisca Aguirre, Guadalupe Grande, José Antonio Pamies, Luis Fores y Javier Díaz Gin, entre otros autores.  Participa en festivales poéticos, los últimos en Transforming with Poetry en Leeds y en el Centro de Poesía José Hierro de Madrid.

Este libro sería el tercero de una trilogía. Está dividido en tres partes. La primera con el mismo título del poemario, ’En el oído del viento’, formado por diez poemas, algunos en prosa. Con tres citas significativas de Alberto Girri, Néstor Perlongher y Eva Chinchilla. Sus poemas no son autobiográficos, alejados de lo confesional y lo convencional, con el distanciamiento de su yo pero que trata de dirigirse a un nosotros para que reflexionemos, conversemos y saquemos nuestras propias conclusiones. Nos entrega su escritura y nos hace cómplices, provocando un diálogo interior que ella exterioriza. Amparo Arróspide sabe y es buena conocedora de las tradiciones literarias y de la poesía de vanguardia que se rebela contra lo establecido. Así su poesía se mece con la mejor literatura, clásica y moderna que ella con su voz e identidad propias, convierte en una escritura crítica, vitalista, irreverente, surrealista, en donde la vida, el tiempo, lo social, el lenguaje están presentes en todo momento. En sus poemas nos encontramos con numerosas imágenes poéticas: 

¿Pero quiénes somos en el oído del viento?
Olvidados de la naftalina (…)
todos sin el habla, escucha: los yunques y crisoles
van a contar la historia sin historia.

Juegos estilísticos, ecos y con un lenguaje inusual en la lírica pero muy técnico y actualizado: “¿Las analogizaron resetearon/ las tuitearon/ les pulieron las uñas de los pies/ les sellaron los labios las urdieron por dentro/ les pidieron permiso las desautorizaron?”, “Por qué seremos tan almohada/ de ternura donde envolver fusiles/ y dictar piedra libre de exterminio”. En esta parte es interesante destacar un poema extenso, sin título: “A ustedes nunca…/ las subieron a un podio engalanadas?/ (…)/ ¿Las hicieron sujeto de oración pasiva/ les lanzaron los dados, les ficharon las huellas/ les enseñaron a soñar y a leer/ les redactaron la partitura la desmemoria?”, donde se cuestiona la pasividad, es una escritura crítica y sabemos por la poeta que es un poema respuesta al de Néctor Perlongher: ‘Por qué seremos tan hermosas’.

La segunda, se titula ‘El mundo en fuga’, reúne siete poemas de tinte social, político con un lenguaje administrativo y  burocrático que nos lleva a la poesía  americana de los  llamados poetas del idioma, que están alrededor de la escuela y el movimiento L.A.N.G.A.G.E, y de algunos otros de habla hispana: Martín Gubbins e Ignacio Miranda.  Es muy importante la forma de dirigirse al lector y que éste saque significados de la obra. Ver el poema como una construcción en y por el lenguaje. La autora afirma que “escribe intuitivamente poemas que se desvían de lo lírico tradicional”. Esta parte es más irónica, cayendo en el sarcasmo. Destacan sus textos basados en reales decretos, y parodia un discurso de investidura, haciendo tres poemas con variaciones sobre el tema. Es una exploración y crítica de los lenguajes de poder.
Y por último, la tercera parte titulada: ‘A modo de epílogo’, formada por una carta dirigida al “Señor X y Coro de Pacientes”. Como una coda, recoge en esta epístola teatralizada, y en el poema final, una especie de viaje final en un espacio y un tiempo, el nuestro.

Después de los agradecimientos, inserta unas ‘Notas’ que nos refieren a versos y poetas citados en el libro, como Antonio Machado, César Vallejo, Oliverio Girondo, y Félix Grande, entre otros.
 Cuando acabas de leer la poesía de Amparo Arróspide continua el murmullo y el susurro que sus versos nos dejan a través de imágenes, de su búsqueda tanto en la vida como en el oficio de la escritura, y lo hace con un ritmo apresurado pero sereno, esperanzador, que transgrede con sus innovaciones en el lenguaje. Nos incita a cerrar los ojos y que lleguen a tus oídos palabras que soplan con un aire suave. Mejor decirlo transcribiendo este verso del poeta chileno Vicente Huidobro: “Mi alegría es oír el ruido del viento en tus cabellos”.        
                                                                                                                          
Carmen Canet


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OBRAS SON AMORES: Marisol Torres. CABOTAJE


viernes, 1 de septiembre de 2017

Resñea de Esquina de mundo, de Óscar Sotillos en el blog de Encarna Castillo

Esquina de mundo, Óscar Sotillos.

Leí Esquina de mundo en el lugar adecuado, creo. En otra esquina de mundo, en la sierra granadina. Realmente, no a tanta distancia el uno del otro y no tan lejos culturalmente como podría parecer, rodeados ambos por restos arqueológicos que certifican la presencia de vida humana en el lugar desde tiempos inmemoriales. En nada se parecían los paisajes, pero tintineaban en la cercanía paradójicamente idénticos. Y poco tenían en común las costumbres de uno y otro lugar, pero no me resultaban en nada extrañas. Debe ser que la esencia de los paraísos rurales de verano alimentados desde la infancia fueron todos construidos con similar atrezo.
Esquina de mundo es un libro para leer despacio y viajar mentalmente. La atmósfera de Montejo de Tiermes, junto a las ruinas de una ciudad celtíbera de Soria donde transcurre este libro, es el viaje destilado por los sueños de un niño que al hacerse mayor viajó siempre llevando consigo el paraíso de la infancia en la retina y el gusto por describirlo en el paladar proustiano. Combray es Tiermes, y la sierra de Granada, y Barcelona, y cualquier lugar donde sus páginas sean leídas. Y es la curiosidad de un niño tatuada en la memoria: “Yo no sé si hace falta irse tan lejos, igual que tampoco sé si la Arcadia soñada se encuentra en el páramo soriano. Lo que sí sospecho es que para ver cumplidos los sueños hay que salir a buscarlos”.
Quizás porque lo local sí resulta universal, quizás porque nuestra retina solo conserva una manera de mirar, la que transcurre a través de aquello que una vez atravesó su pureza, Óscar Sotillos salió a buscar sus sueños donde la curiosidad de adulto lo llevó a viajar; y allí, por sorpresa, encontró elementos comunes con su Montejo de Tiermes familiar. Por ello, Esquina de mundo es, como todo buen libro de memorias, un estupendo libro de viajes: geográfico y existencial. El escritor nos conduce de la India a Mongolia; de Portbou a Essaouira, en Marruecos; de Ibort, en el Pirineo aragonés, al Senegal; de Montejo de Tiermes a Barcelona en el viejo Changai -llamado así por el Shangai Expressde la película donde sale Marlene Dietrich-, el tren que recorría los 1.331 kilómetros de Galicia a Barcelona por la antigua vía de Valladolid-Ariza, hoy desmantelada, y describe aquello que su atenta mirada descubrió años atrás, con la que creció y se hizo hombre, con la que años después volvió acompañado ya de su propia hija, alargándole la vida a la tierra –Raíces y ramas lleva por título uno de los últimos capítulos- y regalándole a su hija una patria para dudar -“Los laberintos son la patria de los que dudan”, escuchó el autor decir a Juan Goytisolo en un documental a propósito de las laberínticas callejuelas de Tánger, un símil que él aplicó a su páramo soriano, a su “paisaje primigenio que se multiplica hasta el infinito”-.
Sotillos
Óscar Sotillos y su hija en Sotillos de Caracena, Tiermes, Soria.
El autor transmite de maravilla la sorpresa, la curiosidad y el cariño por este fragmento de paraíso iniciático en tierras de Soria. Tanto que las páginas de este libro despiertan unas inmensas ganas de jugar a las Tabas, escuchar cantar la Tarara a los mozos del pueblo durante las fiestas patronales, conocer el castillo de Medinaceli, tocar la Huella del diablo de Peña Lagarto… De lanzarnos a la carretera y de vivirlo en primera persona tras haberlo experimentado en la lectura. Y es que: “El cemento es tan áspero que la tentación de imaginar paraísos naturales es demasiado poderosa. Es tan fácil dejarse llevar por la idea de que un día encontraremos un lugar en el mundo como en la película de Adolfo Aristarain, que la nostalgia se vuelve del revés y nos encontramos mirando hacia delante, atisbando entre las brumas un futuro más verde, más embriagador, hecho a nuestra medida”.
Otra Esquina de mundo que convertir en nuestra.
Óscar Sotillos, Esquina de mundo, Baile del Sol, Colección Dando Pata, 2016.

viernes, 11 de agosto de 2017

Reseña de PECES DE CHARCO de Ana Esteban en Babelia (El País)


LIBROS

Calma, llega el incendio

La escritora y guionista Ana Esteban regresa al cuento con 'Peces de charco', 12 piezas de desigual consecución


J. ERNESTO AYALA-DIP / 8 AGO 2017 - 19:22 CEST



En 2001 la escritora y guionista Ana Esteban (Madrid, 1954) publicaba su primera novela, Es sólo lluvia (Debate), a la que siguió un libro de relatos, La luz bajo el polvo (Ediciones del Viento). Ahora la autora madrileña regresa al cuento con un libro titulado Peces de charco, 12 piezas muy en la línea temática de su primera obra. En Es sólo lluvia había una galería de parejas de distinto color humano y psicológico empeñadas en entenderse a sí mismos y a los demás. Así, desfilaban la desilusión, las traiciones y los remordimientos. Una lengua literaria madura y sin afectaciones retóricas redondeaba una primera novela muy buena.

Ahora Ana Esteban ofrece piezas de desigual consecución. La desigualdad no tiene nada que ver con la factura estética de los relatos, que los hay excelentes, sino con la arquitectura del libro y con un cuento en especial, ‘Amor de pago’, un texto que la autora quiso que funcionara, infructuosamente, como un compendio moral y emocional de todo el volumen, quedando a la postre casi como un divertimento innecesario. Ello no impide que haya piezas de gran calado en este libro. ‘Murakami en las nubes’ es una pieza antológica. La pasajera de un avión, que viaja con su marido, mitiga un ataque de pánico de otro pasajero estampando su boca en la boca de este. Todo transcurre con normalidad hasta que se produce la epifanía. Un fogonazo de esplendor narrativo en el lector. En la misma estela de eficacia narrativa y emocional se alinea ‘Entropía’, en cierta manera, un cuento-resumen del espíritu del libro. Una dolorosa indefinición sentimental, ese vivir que no halla su centro de equilibrio. Como si de repente la voz de mujer que nos relata descubriera que el único orden ideal es el caos de la existencia.


En una tesitura narrativa distinta, se desenvuelve ‘No soy yo’, donde se ventilan asuntos domésticos, mezquindades típicas de las convivencias contaminadas de sopor, apremios económicos y malentendidos. Peces de charcomerece leerse. Con sus diálogos veloces, hirientes, desar­mantes. Y la monotonía a punto de incendiarse. Y entre medias de todo ello, la irrupción esperanzadora de un hálito de fantasía liberadora.


Autor: Ana Esteban.
Editorial: Baile del Sol (2017).
Formato: tapa blanda (172 páginas).

MÁS INFORMACIÓN

Recomienda en Librotea 'Peces de charco'


https://elpais.com/cultura/2017/08/02/babelia/1501670375_532708.html