jueves, 4 de abril de 2013

Fábula de las calles de humo, en Digital





2013 de Poesía. Día 94. Nacho Meseguer

Día 94. Nacho Meseguer. Mal tiempo en primavera (2009)




RELACIÓN POETAS-FLORES

Hay quien piensa que el poeta
abre la mano
y los pétalos
de las flores
caen lentamente.
Nunca llegarán al suelo,
que esas flores detienen el tiempo.
Eso solo les ocurre
a algunos.
Los que abren las manos
sin arma, mira,
no voy a hacerte daño
(y caen las flores,
muchos colores).
Si abres la mano
para inventariar cosas con los dedos,
aunque seas poeta
de tu mano nunca caerá nada
solo tu tiempo,
gritando, arrancándotelo
todo.


miércoles, 3 de abril de 2013

HENRY DAVID THOREAU en Digital

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En CASA DEL LIBRO


2013 de Poesía. Día 93. Alberto García-Teresa


Día 93. Alberto García-Teresa. Hay que comerse el mundo a dentelladas (2008)



En los besos
sonámbulos, desnudos, lentos,
vamos borrando el día;
vamos desdibujando el tedio,
la hora, la rabia.
Vamos rasgando el timbre, el jefe, la oficina;
el encargo urgente para mañana.
En los abrazos
oceánicos, bulliciosos, densos,
tachamos cansancio y pena,
arrecifes de esfuerzo;
una mente abrumada por no pensar,
una mente pesada de pensar tanto
en órdenes, plazos, en el salario,
en la madrugada que ya llega.
Por eso nuestras noches son silencio,
son insomnio de amor y caricias,
porque anulamos lentamente el día
y sólo esos espacios cobran vida.
Por eso nuestro amor es eterno
y nosotros los amos del tiempo.


martes, 2 de abril de 2013

Animales perdidos


animales-perdidos
 – 01/04/2013
Este poemario es un estallido de realidad, honestidad y vida. Concentrado en poco más de 100 páginas y dividido en tres estupendos apartados (Infierno, Purgatorio y Cielo) recoge las fases que atraviesa el poeta tras una ruptura sentimental. Poesía realista, de corte autobiográfico y de inmensa calidad, made in Spain.
Vicente Muñoz Álvarez, poeta de origen leonés, también ha escrito otros libros como “Canciones de la gran deriva” (ed. Origami), “Cult movies” (ed. Eutelequia), “Parnaso en llamas” (ed. Baile del Sol) o “Mi vida en la penumbra” (ed. Literatúrame). Además, dirige la estupenda publicación underground “Vinalia Trippers”, dedicándose a la literatura con oficio y buen hacer desde hace muchos años.
Infierno y purgatorio
Abre el poemario un prólogo a cargo del escritor José Ángel Barrueco. Es un texto que sirve para describir a la perfección el contenido del libro, aportando interesantísimos paralelismos y posibles influencias literarias que encontraremos a lo largo de la lectura. Por ejemplo, la angustia bernhardiana presente en los poemas de “Infierno”, la influencia beatnik en los viajes por carretera del poeta mientras trata de ganarse la vida como comerciante, las jugarretas del subconsciente tan presentes en la obra de autores como William S. Burroughs o Céline, etc. Es un análisis estupendo que concluye afirmando que las grandes derrotas suelen dar como fruto grandes triunfos, como es el caso.
Como apunta Barrueco en el prólogo, “Animales perdidos” tiene similitudes con una novela, debido a la línea argumental que siguen los poemas y por el carácter narrativo de éstos. Precisamente este poemario entronca con la corriente poética realista y de corte autobiográfico en la que también se encuadran otros escritores como el mismo José Ángel Barrueco, el poeta David González, Gsús Bonilla, Mark Strand, Charles Bukowski, etc., todos ellos magníficos escritores que hacen de la poesía algo muy diferente a lo que suelen inculcar en las escuelas (rimas consonantes sobre el canto de los pájaros y el amor cortés).
Los poemas de esta primera parte, “Infierno”, son desgarradores y dolorosamente reales: el hecho de estar escritos de una forma tan honesta (dotando de esa forma al poemario de gran valor artístico) provoca en el lector una mezcla de desasosiego debido a la empatía que se puede alcanzar recordando sin querer antiguos desengaños amorosos; por otro lado, estimula una suerte de alegría irracional el hecho de leer, descritos de una forma tan precisa y tan dolorosamente real, situaciones que a nadie pueden resultar ajenas.
La travesía de Vicente Muñoz
Los poemas de “Infierno” se presentan titulados y a menudo incluyen dedicatorias a otros músicos y escritores influyentes en la obra del poeta, y que definen sus gustos literarios (magistrales): entre ellos, los ya citados David González, José Ángel Barrueco, Burroughs y Céline, pero también Raúl Núñez, Philip K. Dick, etc.
Sin embargo, los poemas de “Purgatorio” se caracterizan por la ausencia de títulos y dedicatorias; son poemas de apariencia frágil y desprotegida, en los que el autor se muestra indefenso y agotado tras su travesía por la crudeza de los días que siguieron a su desgracia personal: son poemas de soledad y abandono, que versan sobre la dificultad de mantener la fe en la venida de tiempos mejores y sobre el desapego a todo lo que le rodea por culpa de su propio estado de ánimo.
Es una travesía necesaria para alcanzar días más luminosos, que da lugar a interesantes reflexiones sobre el conocimiento personal y la observación detenida del entorno. Esta segunda parte contiene infinitos destellos de genialidad atrapados en breves versos de apariencia gris.
Al final, siempre el infierno
Los poemas del último apartado son los de la calma, la plenitud personal y la felicidad. Comparten realismo y sinceridad con el resto de poemas del libro, pero carecen de la fuerza que el desagarro aporta a los textos de las dos primeras partes. Y es que es a través del dolor y de la desazón como siempre se han logrado mejores resultado en el arte.
En conclusión, Vicente Muñoz ha creado algo hermoso y muy bien construido a partir de sus propias cenizas y de cosas que ya estaban rotas. Además, con eso ha hecho un honesto homenaje a la “Divina Comedia” de Dante Alighieri, utilizando los mismos epígrafes en la división de la estructura del poemario.
Pueden convertirse en Virgilio por un día y acompañar a Vicente en su travesía, suponemos que tocado con capucha roja. Disfruten del trayecto e interioricen para siempre lo aprendido.

2013 de Poesía. Día 92. Carlos Barbarito

Día 92. Carlos Barbarito. Un fuego bajo un cielo que huye (2009)



¿Y por qué llorar a los muertos?
¿Por qué soñar y despertar y volver a soñar?
¿Cómo obtener abrigo
mientras el día queda siempre del otro lado,
las ramas se amontonan en un rincón del patio?
Enciende un fuego bajo un cielo que huye.
Arma una pasión con hojas, cáscaras, palos.
Solo, entre pequeñas bestias que amamantan
y maduran para la gravedad y no para el vuelo.
¿Una piedra puede florecer? ¿Qué espera,
entonces, qué hace allí, sucio, desnudo?
De lado a lado, ventanas apenas iluminadas,
detrás, una marca, la vejez, la costumbre.


lunes, 1 de abril de 2013

2013 de Poesía. Día 91. David Castillo

Día 91. David Castillo. Espalda desnuda (2010)



NI PRINCIPIO, NI FINAL

Recojo los restos
bajo la lluvia,
empapado en una tormenta
que me cala la ropa,
la piel y el recuerdo
que huye sin ira,
inerte.

Se agita sin melodía
tu nombre
y el tambor repiquetea,
la campana toca
y las gotas de lluvia
entran en la boca,
ahogan el olvido.