martes, 19 de febrero de 2013

John Williams: Stoner


Idioma original: Inglés
Título original: Stoner
Año de publicación: 1966
Traducción: Antonio Díez Fernández
Valoración: muy recomendable

Perlas escondidas: ¿el polo opuesto a ciertos placeres culpables? parece ser que Stoner es el típico libro de un autor de nombre muy anónimo (encima, coincidente con el célebre compositor de bandas sonoras para grandes clásicos) que pasaría desapercibido si una pequeña editorial no se decidiera a traducirlo y dejara fluir un poquito el boca-oreja. Bueno, que Vila-Matas o Fresán digan lo que dicen en la contraportada ayuda lo suyo. A partir de ahí, pues eso, el mito que crezca. Lo hicieron en Libros del Asteroide con Robertson Davies, por ejemplo.
Caso justificado, el de esta estupenda novela. Stoner, apellido de su protagonista, de nombre de pila William, que parece transitar por la vida como poniendo cruces en las casillas de las decisiones básicas de un ser humano. Crecer, estudiar, casarse, progresar modestamente en su profesión, enterrar a los ascendientes, cuidar de los descendientes. Como una especie de Bartleby a medio curar de su sociopatía y aislamiento auto-inducido, parece, o el narrador así lo hace ver, que William Stoner no desarrolle un sentimiento diferente que el sentido americano de inicios del siglo XX, el de la recta obligación hacia las cosas. Por el carril, sin desviarse un milímetro, con la excepción de algún tímido golpe, más bien un cambio de vías que otra cosa.
Decide estudiar literatura en vez de agricultura. Planta los ojos en una mujer y, a pesar de la diferencia social, la convierte en su esposa. Tiene una hija. Todo ello sin que se manifieste mayor finalidad que el instinto primitivo sin el mínimo matiz, que una especie de pertenencia gregaria que no puede ser puesta en duda. Algo que resulta fascinante para el lector. La composición del personaje por parte de John Williams es realmente muy notable. Ahí está la tozudez nociva, pero coherente del David Lurie en Desgracia  de Coetzee o incluso algo de la épica biográfica del Dunstan Ramsay de laTrilogía de Deptford del mencionado Robertson Davies. Todo presentado con una escritura eficaz y sólo puntualmente erudita. No, Stoner, porque hable de un hombre que sólo se apasiona y se compromete en profundidad con la literatura (los otros compromisos parecen surgir a resultas de las convenciones sociales), no es una novela metaliteraria. Es una suerte de biografía oscura en la que muchos pueden verse reflejados. Es esa especie de continua quema de etapas, de toma de temperatura de las distintas fases de la vida que uno lee, consciente de cual será el final, que deja tras de sí un halo de tristeza y una impronta de profundidad de las que sólo es capaz la mejor literatura.

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