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Lucas Rodríguez | | | | |
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Inma Luna – laRepúblicaCultural.es
Lucas Rodríguez, el koala puesto, come sardinas con las manos –como es de recibo- en un chiringuito de la playa, en nuestro primer encuentro. Me da la sensación de que no le llega la camisa al cuerpo pero no es por temor, es porque la inquietud ni siquiera permite que la prenda roce su piel. Pertenece a la categoría de los vagos hiperactivos. Le gustaría subirse a la rama del eucalipto a dormitar pero por el camino se entretiene bruñendo las esquinas, sacándole a los grises toda su intensidad marchita, arrancándole el corazón en notas a su didgeridoo.
Lucas Rodríguez Luis (Logroño, cosecha del 78) es ingeniero de estructuras, koala, riojanito de pura cepa exiliado en el corazón de la bestia, coeditor de delsatelite ediciones y aborigen por parte de su didgeridoo. Una noche al acostarse en la cama comprendió que si escribía en un papel no se olvidaría de los poemas, y creo que ya. Esta es su carta de presentación. Encantados de conocerte.
Lo que escribe lo ha publicado en: Queda lo Cotidiano (ebook: http://www.paginadenausicaa.com/, 2003) Sāmsara (Ed. 4 de agosto, 2005) Casi sin Ganas (Ed. 4 de agosto, 2006) Narciso en Sodoma (Eclipsados, 2006) Sueños de Síntesis (Baile del Sol, 2007) El imperio del CO2 (Comuniter, 2010) Poetry for Dummies (Eppur, para el 2011) y en un montón de antologías - Voces del Extremo XVI (Fundación Juan Ramón Jiménez, 2006), Vidas de Perros (Buscarini, 2007) Versus (delsatélite, 2008) y más-. También relatos en Hank Over (Caballo de Troya, 2008), Tripulantes (Eclipsados, 2006) Beatitud. Visiones sobre la Beat Generation (Baladí, 2011)
Lucas desubicado, desazonado, prolífico y, a la vez, calmo, paciente, preciso. Si pienso en su poesía pienso en piedras y bragas, en hormigón y río, en denuncia y declaración de amor.
Responde a las preguntas como si ya se las hubiese planteado entre un par de bostezos marsupiales:
¿Qué has venido a contar?
Posiblemente la mera historia de lo que veo y siento, un testimonio imaginario o real de lo que trascurre. Pero todavía no lo sé, sinceramente…
La poesía ¿es amor a uno mismo, a los demás o a qué?
Posiblemente la poesía es amor, pero también puede ser odio, compasión, ira, humor, ternura… y eso es aplicable tanto para con uno mismo como para los demás. Para mí la poesía es el todo. Recuerdo a los curetas de mi colegio que nos hacían cantar "Dios es amor…" dios solamente es amor, por eso es tan incompleto.
¿Hay palabras poéticas o el poema admite en su receta lo más prosaico?
Sí, hay palabras poéticas en el momento adecuado, hay momentos sin palabras que son un poema en sí, hay pensamientos que son poéticos justo antes de dormir y que jamás se convertirán en poema. No creo en los formalismos, la poesía es libertad.
¿Huyes, buscas, confiesas a través del verso?
Sobre todo confieso, grito y lloro. Pero comprendo a la gente que intenta huir a través de la literatura. Al final terminas por encontrarte entre los versos por lo que es indudable que existe una búsqueda implícita en el ejercicio de escribir.
Recitas como si gritaras en voz baja…
Sin duda, mi voz suena muy rara cuando grito y no me gusta mucho hacerme notar así que lo hago por lo bajito, aún así a veces se escucha incluso más alto.
¿Por qué también editor?
Imagino que porque soy idiota y me gusta perder dinero, no, en serio, la verdad es que siempre he sido un poco hiperactivo y compulsivo. Siempre he andado con fanzines y cosas, me gusta hacer llegar a la gente las cosas.
La poesía en 1.000mg, en 2.000mg (publica un minifanzine en formato caja de medicamentos), ¿para alguna enfermedad concreta?
Para la enfermedad más ridícula de todas: La ignorancia.
¿Qué lees?
Lo que sea, sobre todo poesía, me gusta rellenar mi cerebro, no soporto lo banal, me canso enseguida. Lo que estoy leyendo ahora es La mascara de Afrodita, de Rosario Valcarcel y un libro de rol de cuando tenía 15 años, no sé por qué pero sigo siendo incorregiblemente friki.
Mi dedo en su llaga
En Sueños de síntesis, una definición, una de sus caras:
Tupper-ware
Niño hermético autista que navegas en sueños como yo.
Afuera, los mohos se lo comen todo y el amor, no parece tener tanta importancia.
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Aquí, otro Lucas, ¿quién?
CIUDADANO QUIÉN
Tengo la iniciativa de un puñetazo encajado.
El diálogo habitual de una acera tras el desfile.
Soy así, frío como la nariz de un perro de presa jugueteando entre tus piernas. Eternamente mojado bajo esas nubes privadas que te persiguen con sus pequeños diluvios a domicilio.
Con esta cara de mala hostia que dios me ha dado haciendo rebotar cualquier gesto de buena intención de los rostros que observo.
Me gusta ser quien no soy aparentar lo que nunca quise llegar a parecer y es que me importa muy poco el resto de las cosas
hoy soñé que tenía tatuada en la cabeza una diana.
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Llega el koala y afirma en Samsara:
Eucaliptos sin ramas
Me sentía a salvo en mi eucalipto, amarrado como siempre para no caer sobre los dominios del hombre y de las bestias.
Manteniendo el equilibrio, es la ternura de un koala herido por la falta de prisa y apareciste de golpe, abrazando mi rama.
Ahora comprendo que la gravedad puede tener sentido contrario.
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Y en su blog, El koala puesto en el ojo del tigre, dice cosas como ésta:
Lealtad
La lealtad se puede comprar solo que una vez vendida la lealtad ya no vale nada.
http://www.larepublicacultural.es/article4055.html
Su libro Sueños de Síntesis lo puedes conseguir en:
Mordiendo literatura
Yo a Vicente Muñoz le tenía por escitor de talento, ingenioso y especialmente intuitivo, además de buen antólogo y amigo, pero es que al acercarme a El Merodeador (adecuadamente subtitulado Un Vaciamiento), esa visión se ha ampliado, intensificado y tal vez modificado para siempre. Este pequeño librito editado por Baile del Sol encierra algunos de los relatos más inteligentes, sensitivos y maduros que he visto en un escritor joven (porque Vicente lo es, por muchos años que cumpla). Alfonso Xen Rabanal le denomina sin aspavientos "el mejor poeta de León", eso no lo sé, pero seguro que sí uno de sus narradores más destacados y lúcidos. Acercarse a El Merodeador es hacerlo a toda una tradición de la literatura que él conoce tan bien, la de la angustia, la del dolor-pasión de existir, así su desnudo parece el de todos, sus heridas abiertas paracen las nuestras y la cosa acaba por ser una comunión entre los hombres que, en el fondo, es para lo que sirve la literatura (si es que sirve para algo, que no importa).
Reivindico como lector y apasionado de la literatura divergente, esta colección introspectiva de relatos "víscerales" que es El Merodeador (la otra antología Víscerales, en la que también aparece, podría definir toda una generación que derrocha honestidad existencial y entusiasmo creativo), aquí aparecen fragmentos de Pavese, Bernhard, Pessoa o el mismísimo Cervantes, confirmando esa impresión que tuve de adolescente de que la verdera literatura se parece mucho a la vida, por no decir que es la propia vida. Eso lo sabe a la perfección el bueno de Vicente Muñoz, que ha hecho de la literatura su residencia habitual, su lugar de esparcimiento y sufrimiento (siempre dice que esto de escribir es una carrera de fondo que desgasta mucho las zapatillas), ese lugar extraño donde ver reflejados fantasmas y la mejor/peor cara de nosotros mismos (que es la que interesa de verdad a las palabras). Existir es ir escribiendo, por eso, esperamos, que Vicente continúe retratando su interioridad con esa habitual fiereza latida. Porque el padre del underground leonés es como un Kerouac cercano (y Xen un Borroughs más enérgico y Reichiano) en un juego de espejos que me sorprende y estimula y que hace de este lugar frío un privilegio literario por el que muchos pagarían y del que los demás ciudadanos no-lectores se benefician indirectamente a cuentagotas (al menos hasta ahora). Porque ha creado un sustrato, algo que viene a ser una educación sentimental con el futuro y lo joven, un diálogo igualitario donde todo creador escrito añade ladrillos gruesos, y la literatura viene a ser un contrato de sangre eterno con el diablo, en una ciudad que gusta demasiado de lo viejo y lo sagrado. Pero la eternidad sólo sonríe cómoda ante los valientes. Normal pues que firme con V, V de victoria, claro está.
http://juliocesaralvarez.blogspot.com/2011/03/mordiendo-literatura.html
Este libro lo puedes adquirir en:
Antonio Méndez Rubio nace en Fuente del Arco (Badajoz) en 1967. Profesor de Teoría de la Comunicación en la Universidad de Valencia. Poeta y ensayista. Sus poemarios desde El fin del mundo (Premio Hiperión, 1995) hasta Por más señas(Premio Ojo Crítico de Radio Nacional de España, 2005) se han reunido en el volumen Todo en el aire (Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2008). Autor además de Para no ver el fondo (Tenerife, Idea, 2007), ¿Ni en el cielo? (Valencia, Azotes Caligráficos, 2008), Razón de más (Tarragona, Igitur, 2008), Extra(Madrid, Biblioteca Nueva, 2010), Cuerpo a cuerpo (Tenerife, Baile del Sol, 2010) ySiempre y cuando (Madrid, Abada Editores, 2011). Ha publicado además los ensayos sobre poética y sociedad: Poesía y utopía(Valencia, Episteme, 1999), Poesía sin mundo (Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2004) y La destrucción de la forma (Madrid, Biblioteca Nueva, 2008). Sobre crítica cultural: Encrucijadas (Madrid, Cátedra, 1997), La apuesta invisible (Barcelona, Montesinos, 2003) y La desaparición del exterior (Zaragoza, Eclipsados, 2011).
Jueves 7 de abril
Lectura de Antonio Méndez Rubio |
Ciclo Encuentros
Auditorio del Centro, 20.00 h.
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La Voz de Galicia 26/02/20111
Este libro lo puedes adquirir en:
“Amor envenenado” de Joaquín Lloréns (1962) es la segunda novela de la
serie “Beatriz Segura, investigadora licenciosa”, editada por Baile del Sol. La
primera se titulaba “Citas criminales”. La novela, de 303 páginas, tiene casi
todas las características clásicas que un amante de la novela negra espera
encontrar: robo de dinero negro, asesinatos, intriga, promotores inmobiliarios
sin escrúpulos y enriquecidos al amparo de la burbuja inmobiliaria, mujeres
perdidas… Y todo ello con un ritmo que apenas decae a lo largo de la obra. Pero
el autor parece querer romper los, habitualmente rígidos, esquemas del género,
en “Amor envenenado”. Acompañando la trama nos encontramos diversos elementos
que la hacen atípica y original.
De un lado, la personalidad de Beatriz Segura. Las mujeres protagonistas
de novela negra escasean y, cuando aparecen, suelen ser un remedo femenino del
habitual detective o policía pesimista y desencantado que atiborran las novelas
del género. Sin embargo, Beatriz Segura no tiene nada que ver con el cliché; es
joven, le gustan la ropa de marca y las joyas, y es sumamente atractiva. Lo sabe
y, como ocurre en el mundo real, usa –y abusa- de su sexualidad como una
protagonista de Apollinaire; tanto para lograr sus objetivos como por mero
placer, dando lugar a escenas que pueden llegar a turbar al lector.
Pero la novela cuenta con una segunda voz: Ramón García, guardia civil de
Cantabria que aporta, desde su óptica de miembro de las Fuerzas de Seguridad, un
contrapunto equilibrado a la alocada Beatriz. A todo ello, sumémosle una guía de
viaje por Cantabria y Ámsterdam, unos juegos gastronómicos y de citas, y un
tiempo verbal aparentemente incongruente cuando se cruza en su camino el padre
adoptivo de la protagonista, Alberto, cuya explicación no descubrirá el lector
hasta el último capítulo.
Por último, en “Amor envenenado” volvemos a encontrarnos con diversos
personajes secundarios –el inefable mayordomo Roberto, la simpática cocinera
Marta y el Jefe de Laboratorio de la Policía Judicial de Mallorca, Julio- que ya
aparecían en “Citas criminales” y que, cada uno con su personalidad, se nos van
haciendo familiares.
En resume, “Amor envenenado” es una novela negra que atrapa al lector y
que, entre sus virtudes, tiene la de romper con los rígidos esquemas bajo los
que ha movido el género durante décadas, dándole un aire más próximo a la
realidad. Una buena novela que os hará disfrutar de su lectura y os animará a
leer la primera de la serie.
Este libro lo
puedes adquirir en:
Editorial Baile del Sol Colección Narrativa, 121
Traducción de Antonio Diez Fernández 1ª Edición, 2010
Género y tags: Literatura norteamericana. Primera y Segunda Guerra Mundial. Vida universitaria. Amor a la literatura.
ISBN: 9788415019343
244 Páginas
La existencia de un hombre como tantos otros, William Stoner, transcurre entre la granja que le vio nacer y la ciudad a la que marcha a completar unos rudimentarios estudios universitarios de perito agrónomo que habrán de serle útiles en la modesta explotación de sus padres. Sin embargo, algo cambia para siempre a ese joven sencillo e introvertido durante su periodo de estudiante, y es que la literatura llega hasta él como una ráfaga de luz, durante una de las clases del excéntrico profesor Sloane.
Gracias a ese deslumbramiento, Stoner decide consagrar su vida a la enseñanza, se convertirá en profesor universitario, fundará una familia con la mujer equivocada, tendrá problemas con un colega que se convertirá en su más feroz enemigo y hasta una aventura extraconyugal con una alumna. No parece gran cosa, pero desde aquí animo al escéptico lector que le dé una oportunidad a esta novela donde la simple narración de la vida anodina de un buen hombre se convierte en una experiencia emocionante y tremendamente conmovedora.
Patricia Esteban Erlés (Registrado)
Querría que hubiera muchos William Stoner sueltos por el mundo, a pesar de su timidez, su aire desgarbado, su incapacidad manifiesta para cambiar las cosas que no le gustan de su vida. Ojalá vuelva a desear muchas veces que termine el día y llegue el momento de quedarme a solas con una novela, como me ha pasado con esta.
Confieso que al principio me costó acercarme a ella, que me dio un poco de pereza, quizás la cubierta estridente, el título inexpresivo y la sinopsis de la contraportada. Pero así sucede a veces, hay libros invisibles que te salen al encuentro, y menos mal, porque sin duda consiguen mostrarte algo que no puedes expresar con palabras sin que se pierda parte de su fuerza, de su luz, por el camino. Sé que Stoner es una obra que se queda conmigo, para siempre, por la humildad y la grandeza de su protagonista, un hombre como tantos que sabe ser él mismo hasta el final, equivocándose la mayor parte de las veces que decide dar un paso en una dirección determinada o quedarse quieto, pero aceptando las consecuencias de sus actos con una serenidad que lo convierten en alguien distinto, en alguien admirable. Stoner aprende la vida sobre la marcha, se encuentra con amores eternos, como el que siente hacia los libros, con amores fallidos que prometían un milagro que no llega a producirse, con el amor verdadero y prohibido... También conoce el odio arbitrario allá donde menos pensaba, en la catedral del saber y en su propia casa, pero nada hará que Stoner desfallezca o se rinda, nada conseguirá que deje de ser un buen hombre, el profesor que a todos nos hubiera encantado tener, el padre que ama en silencio, incondicionalmente a su hija, el sabio humilde y entregado a sus estudios, por inútiles o insignificantes que estos le parezcan al mundo.
Y la historia que podría haber resultado prosaica hasta el aburrimiento trasciende el informe desolador y adquiere un resplandor suave que envuelve al lector, y lo va llevando línea a línea hasta el final, haciéndole experimentar todo lo que siente su protagonista. Inevitable es, por ello, enamorarse de Edith, cuando aparece como un hada perdida, en medio de una fiesta. Inevitable no sentir la muerte del amigo, casi adolescente, en una lejana trinchera, o no detestar y compadecer al mismo tiempo a Lomax, el profesor rival, el enemigo del rostro bello y la terrible deformidad que atormenta a Stoner durante años.
Una novela, en fin, de esas que deberíamos regalarnos y regalar a nuestros seres queridos, porque leer no solo nos permite evadirnos en busca de otros mundos posibles, sino también conocer y comprender un poco mejor a los seres y las cosas que merecen la pena en este que habitamos.
Patricia Esteban Erlés / ANIKA ENTRE LIBROS
http://www.libros2.ciberanika.com/desktopdefault.aspx?pagina=~/letras/w/P06520.ascx
Este libro lo puedes adquirir en:
TITULO: Acantilados de HowthAUTOR: David Pérez VegaEDITORIAL: Baile del Sol ISBN: 978-84-15019-17-6PAG: 188PRECIO: 12€ CONTRAPORTADA:Howth es un pueblo pesquero situado al norte de la bahía de Dublín. Las vistas que brinda un paseo por sus acantilados han sido descritas por el escritor H. G. Wells como de las más bellas del mundo. Para Ricardo, el narrador de esta historia, Howth supone además el punto de fuga hacía el que con frecuencia se evade su memoria y su nostalgia. Ricardo, doblemente licenciado en Administración y Dirección de Empresas y en CC. Económicas, poeta casi por accidente, llegó a Dublín a punto de cumplir los veinticinco años con la idea de perfeccionar el inglés durante seis meses, sin saber que la ciudad y las personas que iba a conocer allí le atraparían durante más de dos años y medio. Ahora, con treinta años, contable en una empresa del Campo de las Naciones en Madrid, casado, aunque tal vez a punto de divorciarse, reflexiona sobre su vida y su pasado, sobre todo lo que dejó en Irlanda y sobre el transcurso del tiempo. Una novela sobre la juventud y su pérdida, sobre los momentos que vivimos sin saber que configurarán las claves de nuestro futuro. Hoy os traigo la reseña de un libro, seguramente desconocido para la mayoría. Yo lo descubrí por casualidad gracias a la estupenda reseñaque hizo Goizeder de él en su blog "Cuéntate la vida". Me pareció que la historia podría ser interesante, sonaba muy actual y a veces está muy bien leer sobre historias cotidianas, porque puedes reconocer en ellos parte de tu propia historia personal o la de gente cercana a uno. Bien, pues gracias al comentario que hice en el blog de Goizeder, su autor, se puso en contacto conmigo, ofreciéndome la posibilidad de mandármelo, sin obligación de leerlo o reseñarlo. Sin dudarlo le dije que sí y me lo envió con una bonita dedicatoria que podéis leer si pincháis sobre la fotografía para verla ampliada. Gracias David. (Por cierto el marcapáginas que veis en la foto es el que me acompañó durante su lectura y también fue otro regalo, pero en este caso de Sonia de El rincón del libro, que se dedica a hacerlos y le quedan así de bonitos). Bien, pues en esta primera novela de David Pérez Vega, nos encontramos a Ricardo. La historia comienza el día del treinta cumpleaños de Ricardo, en realidad un día como otro cualquiera. Trabaja en una empresa situada en el Campo de las Naciones, en Madrid, como contable, donde no destaca especialmente, donde no tiene una especial amistad con ninguno de sus compañeros, simplemente intenta encajar y que todo vaya bien, donde mete muchas más horas de las debidas, con lo que al volver a casa día sí y día también se encuentra con los reproches de Isabel, su mujer, que cada vez le ve menos horas al día, haciendo que la comunicación entre ellos sea prácticamente inexistente, algo que a él parece importarle cada vez menos. La monotonía se ha instalado en su primer año de matrimonio, su círculo de amigos parece que se ha reducido al mínimo ya que prácticamente sólo salen con la "perfecta" hermana de su mujer y su "perfecto" novio. Son los únicos con los que Isabel parece encontrarse cómoda. De hecho da la sensación de que envidia a su hermana y quisiera ser ella y de paso que Ricardo fuera como su futuro cuñado. Siempre van a los mismos sitios y hacen las mismas cosas. Salida-cena-cine-comentario de la película y de vuelta a casa. Está claro que no está pasando por su mejor momento personal y mientras vemos cómo las cosas entre él y su mujer se van desmoronando nos invitará a pasear por su pasado, saltando en el tiempo durante la narración de esta historia. Conoceremos un pasado que recuerda con nostalgia y donde podríamos aplicar aquello de que "cualquier tiempo pasado fue mejor". Ricardo a falta de una carrera, estudió dos, alargando esa vida de eterno estudiante pero cuando las terminó y muchos de sus amigos ya empezaban a estabilizarse en sus puestos de trabajo, él decidió marcharse a Irlanda durante seis meses, con la excusa de mejorar su inglés y donde finalmente los días se fueron alargando hasta convertirse en dos años y medio fuera de Madrid.
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Acantilados en Howth y estatua de James Joyce en O'Conell Street |
Su estancia en Irlanda se convierte en una experiencia enriquecedora, no sólo trabaja en cualquier cosa que le sale y por el sueldo que sea (algo bastante impensable en Madrid) hasta encontrar un trabajo medianamente interesante, sino que conoce a multitud de personas de distintos países, también españoles, cambia de piso para mejorar siempre que tiene oportunidad y sobre todo conoce a Ula, una joven polaca con la que mantendrá una relación y que llegará a ser para él mucho más de lo que esperaba. Con ella se dará cuenta de lo que realmente desea en la vida, aunque quizás sea demasiado tarde cuando lo haga. Ula, la chica que trabaja como camarera en un Café de O'Connell Street, al lado de la estatua de James Joyce. Con ella compartirá lecturas (el libro está lleno de referencias literarias), visitas por la isla y sobre todo un día inolvidable en Howth, donde parece descubrir por fin qué es lo que quiere hacer con su vida. Cuando Ricardo finalmente decide volver a Madrid, se encuentra con que la mayoría de sus amigos del barrio, sus compañeros de estudios, tienen ahora una vida muy distinta a la suya, se han estabilizado en sus relaciones personales y en sus trabajos, mientras que él debe volver a la casa de sus padres. Ya no es un adolescente en edad de salir de juergas cada noche, y al final se da cuenta de que acaba viviendo la vida que tan poco le apetecía cuando se marchó a Irlanda.
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David Pérez Vega |
Esta es una historia de personajes reales y cercanos. Ni hay un asesino acechando, ni ún código que descifrar, ni misterios que resolver. Es una historia de hoy día y de siempre, contada con melancolía y nostalgia de un tiempo pasado idealizado, la historia de un camino que nuestro protagonista no fue capaz de seguir y que le lanzó de vuelta a la vida de la que el quiso alejarse. Una historia que termina donde comienza. Decía Goizeder en su reseña que no esperaba demasiado de este libro (supongo que por desconocer al autor) y sin embargo se encontró con una lectura que le entusiasmó. Yo, gracias a su reseña, esperaba que el libro me gustara y no me he equivocado. No ha sido difícil reconocer entre las historias de los personajes de este libro momentos de mi vida parecidos, o de amigos o conocidos. Sobre todo el momento en que has terminado tus estudios y entonces te tienes que plantear ¿Y ahora qué? ¿Qué se espera de mi ahora? ¿Empezar a trabajar, asentarte con tu pareja y empezar a pensar en un futuro común? Puede parecer una tontería pero es un momento delicado por el que tarde o temprano todos pasamos. A lo mejor los que aún estudiáis lo veis lejano, pero ese día llegará. Os dejo un par de enlaces interesantes: - Para leer la entrevista que le hizo Goizeder a David y conocerlo un poco más pincha Aqui- El autor tiene también un blog de reseñas literarias llamado Desde la ciudad sin cinesFotografías utilizadas:- de la autor: http://desdelaciudadsincines.blogspot.com/- del libro:http://elblogdebailedelsol.blogspot.com/2010/12/acantilados-de-howth.html- de Howth:http://travel.webshots.com/photo/2672346960032779116QBcBmi- de la estatua: http://viajes.lapipadelindio.com/europa/irlanda/viajar-a-dublin-capital-irlanda
Este libro lo puedes adquirir en:
http://bitacorademislecturas.blogspot.com/2011/03/acantilados-de-howth-david-perez-vega.html
PUNTA UMBRÍA jueves 17 de marzo, 20:00h. casa de cultura de punta umbría (plaza de las artes s/n. punta umbría huelva) VALENCIA jueves 24 de marzo, 19:30h. "foro de debates" universidad de valencia (calle universidad nº 2, valencia) ALJARAQUE martes 29 de marzo, 12:15h. teatro cinema de corrales (calle el cabezo s/n. corrales, aljaraque huelva)
Acantilados de Howth es la primera novela publicada por David Pérez Vega,
a quien, por otro lado vengo leyendo desde su blog literario, que
ofrece una visión personal y entusiasta de lo que va leyendo, cosa digna
de encomio, sobre todo el entusiasmo, entre el panorama predominante de
acidez y menosprecio (simulado casi siempre) que abunda en muchos
análisis o reflexiones literarias. Desde luego, transmite su efusión
ante la lectura. Su novela, en cambio, parece el envés de ese
entusiasmo. El resabio más importante que deja es el de la apatía, el
tedio, y la previsibilidad de las vidas de unos personajes que se
aburren inmensamente en una sociedad decepcionante, castrante y sin
salida. Se me viene a la cabeza la imagen de Bartebly, el genial y
premonitorio personaje de Melville, asomado a la ventana y mirando
fijamente hacia la cercana pared de ladrillo que acota su visión sin
esperanza. Es la sensación que me producen las numerosas “pequeñas”
vidas que se van desgranando a lo largo de la novela. Miran
obcecadamente a un muro sin perspectiva, y el protagonista, algo más
consciente, parece a veces sufrir por ello, y otras simplemente lo
asimila como inevitable. Esta generación que se nos muestra en su
vivir más cotidiano, aquellos jóvenes licenciados por los 90 o
posteriores, en una España de aparente pujanza económica ( aparente como
ya todos archiconocemos) representa bien a las claras la saturación
existencial y la miopía vital de una época de transición
(económica,cultural) que se ha ido autodestruyendo con su falta de
referentes y valores meritorios por los que moverse. Son jóvenes que
opositan tristemente a plazas miserables, que consideran un logro pagar
una hipoteca de 35 años en un barrio o pueblo perdido en el fin de la
nada, que se desloman ciegamente en trabajos de “chaqueta y corbata”,
que buscan “la mujer de su vida” para un matrimonio de compartir tedio
televisivo y porciones de comida para llevar. Está plagada la novela de
jóvenes que se desquitan de la rutina con las tremendas borracheras,
porros y demás efusiones artificiales de fin de semana en los bares de
polígonos y arrabales urbanos. Con los amigos que uno no ha escogido
salvo por la inercia del azar de la infancia o de los estudios. Con los
previsibles viajes de oferta de fin de semana. Con las osadas
escapaditas de un erasmus. Son jóvenes-polilla que revolotean en torno a
una misma lámpara y chocan una y otra vez contra su falso resplandor. En
este fresco de esa nuestra época (aún primitivamente internauta, no sé
si para bien o para mal o para peor) se resuelven los distintos hilos de
unas historias sencillas pero llenas de dramatismo en su inanidad. El
personaje, que con 30 años añora su “juventud” y su “oportunidad”
perdidas da vueltas sobre su particular historia en un ir y venir
temporal . Las continuas analepsis superpuestas en la estructura de la
novela contribuyen a esa sensación deambulatoria del pensamiento
errático del frustrado Ricardo. Pero una duda me queda sobre este
reflexionar tipo “¿en qué momento se jodió todo?, (al estilo Zavalita de
Vargas Llosa). ¿Realmente añora algo el protagonista? ¿realmente ha
perdido alguna oportunidad de oro para escapar hacia algún perfect
world? Personalmente pienso que no. Él mismo es consciente de que ha
idealizado una época de su vida cuyo único valor parece ser la distancia
temporal y espacial que pueden simbolizar la huida. Por ello puede
constituirse en pequeño paraíso perdido. La juventud, el posible amor
espontáneo, el desenfado y el vivir al día parecen ser la única isla
(circunscrita a Irlanda, a un acantilado en concreto, con su horizonte
neblinoso), el único recodo de respiro para un ser desterrado de sí
mismo y de su entorno. No hay esperanza de redención para él, estará
siempre al margen de las cosas. Salvo, quizá, la literatura (la cita
final de Bolaño es la lucecita al fondo del túnel). Otras cosas que
destacaría de la novela: la sátira del concurso literario de provincias
(muy “bolañesca”) y su lenguaje sin impostar. Requisito esto último para
mostrar la desnudez de la vida mediocre en un mundo mediocre.
Este libro lo puedes adquirir en:
El 16 de Marzo de 2011
Población Madrid - Madrid
Son escasos los escritores brillantes que desde la ficción han escrito buenos libros de viajes. No nos engañemos, los que consideramos mejores libros de viajes no son libros de viaje. Kapuscinsky nunca ha escrito un libro de viajes, Makroll el Gaviero viaja, pero sus andanzas pertenecen al género de la buena literatura, sin más. Saint Exupery es poesía en movimiento. Rimbaud viajó, pero, precisamente, para huir de la literatura. Vivimos el ocaso de los géneros tal y como los conocíamos hasta ahora, se impone el eclecticismo, la creación transversal que desconoce pautas preestrablecidas, como estos relatos que Antonio Cordero nos presenta aquí. Su Tortuga de Luang Prabang transita luces y sombras, ficciones y tabernas tan reales como el fantasma de Makrol, personajes novelescos y cazadores de osos, historias que se intuyen, pero no se dejan ver.
Por momentos nos traslada a un mundo que evoca la felicidad, esa cosa naif que tanto nos preocupa y perseguimos como antes perseguíamos unicornios. En otros, nos sumerge en oscuridades conradianas, ejerciendo una especie de melancolía del horror, un deseo insatisfecho por compartir el destino de aquellos que se dejaron la cordura entre raíles, canoas y dunas de arena. Pareciera que para Antonio El Gaviero, el viaje es una excusa para la huida y cada uno de sus relatos un refugio temporal donde apaciguar las ansias de retorno. Ir, partir, volver... descuidos del lenguaje, paréntesis entre inocente y doloroso para evitar respuestas En cualquier caso, sus relatos son un alivio para esa enfermedad llamada nostalgia de lo que nunca tuvimos. (del prólogo de Chema Rodríguez)
Será el miércoles 16 de marzo a las 19 horas.
Inscripción Entrada libre
Lugar Librería Desnivel (c/ Plaza Matute nº6). Madrid
Organizador Desnivel
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05.03.11 - ANTONIO PARRA/Semanario Literario - La Verdad
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Santiago es un hombre que no puede alardear de triunfos, a los cuarenta años,
separado y empleado de pompas fúnebres, no goza precisamente de la consideración
de su familia. No obstante, decide pasar las vacaciones con su hija adolescente,
como si en esa posible relación paterno filial estuviera escondida la panacea, y
para colmo, su padre ha empezado a chatear con él, aunque con la peculiaridad de
hacerlo desde el más allá.
Con estos predicamentos, Miguel Paz Cabanas regala al lector una intensa
novela, intensa porque su autor es uno de esos escritores curiosos a los que les
gusta observar, hacerse un millón de preguntas y luego empezar a plasmar en el
papel lo visto, lo vivido, lo recordado, y casi hasta lo soñado. Su trayectoria
como narrador no está avalada sólo por esa conducta de entomólogo humano, sino
por numerosos galardones de relatos recibidos en España e incluso fuera de
nuestras fronteras.
El equipaje narrativo, el viaje de Santiago y su hija, las conversaciones con
el difunto padre, medio humorísticas medio existenciales, le conceden a la
novela un ritmo constante pero no acelerado en exceso, como uno de esos ríos a
los que no prestamos atención hasta que un otoño se desbordan. Cada una de las
andanzas de Santiago -y no son pocas- le deposita frente a curiosos personajes,
ambientes expresionistas o directamente del lumpen, viviendo situaciones
esperpénticas o peligrosas que hacen de él una persona digna de lástima en
ocasiones, pero también merecedora de simpatías.
Que nadie se confunda pensando encontrar una 'road movie' a la americana, o
una reedición de ciertas carreteras secundarias, hay una declaración de vida,
con sus periodos de lucidez y de sombras, con sus delirios y sus miserias, un
camino que impulsa al protagonista a seguir caminando a la búsqueda de un lugar
imposible, una quimera en la que reposar sin ser mirado por encima del
hombro.
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Jueves 10 de marzo, 2011
20 horas
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C/ Libertad, 8
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El perseguidor/Diario de Avisos 12/02/2012
Nº 32 Febrero 2011 - Entrevistas
¿Se puede expresar todo un mundo con un mínimo puñado de palabras? Raúl Sánchez Quiles es periodista y microrrelatista. El género que utiliza, el del cuento breve, parece creado a la medida de esta "época del sms" en la que vivimos. Algo así como unas pocas líneas con efecto "montaña rusa" y remate inesperado. Sobre las intenciones de este joven autor, sus expectativas y proyectos, discurrimos En Primera Persona.
Hiperbreves S.A. (Sólo 175 microrrelatos) es el primer trabajo literario impreso de Raúl Sánchez Quiles. Hay quien considera el relato breve como un género de iniciación, mientras otros lo ven como un microcosmos perfecto. Como sea, este padre de dos niños pequeños, diplomado en Trabajo Social por la Universidad de La Laguna y licenciado en Ciencias de la Información, ha encontrado en las historias mínimas una forma de afilar la imaginación y desafiar su propia potencia creativa.
Periodismo y trabajo social... ¿Cómo se compatibilizan los dos?No se compatibilizan. En realidad yo quise ser periodista de siempre, pero aquí no había primer ciclo... no me podía ir a estudiar fuera... Así que me decidí por Trabajo Social, empecé a trabajar y poco después surgió una oferta relacionada con el periodismo; luego me saqué la carrera y aquí estoy: ya llevo once años.
Y trabajas como periodista en la delegación norte del diario El Día.Sí, desarrollando información de política local, sobre todo.
¿A ti también te parece que el norte de la isla de Tenerife está bastante postergado?Cuando yo llegué a El Día había tres personas y seis páginas dedicadas para el norte. Ahora mismo somos dos personas y suele haber no más de dos páginas a disposición... Cuesta un poquito que se entienda la importancia que tiene el norte en Tenerife. No deja de ser la mitad de los municipios de Tenerife y un tercio de la población total. Es probable que en el área metropolitana se vendan más periódicos, pero creo que el lector más fiel, el que compra siempre el periódico con más cariño, es el de los pueblos.
Del periodismo a la literatura... Yo llegué al periodismo porque me gustaba escribir. Desde la adolescencia, en el instituto, me interesaba mucho Lengua, las redacciones; tenía buenas notas y poco a poco me fui animando a escribir con constancia. A partir de ahí me presenté a concursos locales y fui ganado algunos premios... eso me motivó a seguir.
¿Por qué el microrrelato?Yo creo que por deformación profesional. En mi trabajo siempre estoy resumiendo, concretando, sacando las palabras justas, buscando lo esencial. En literatura lo que más se parece al periodismo es el microrrelato. Poco a poco fui menguando la cantidad de páginas de mis cuentos para contar las historias que tenía en mente, tratando de lograr la síntesis. Es como un trabajo de orfebrería, una obra delicada; cada palabra tiene que significar algo. Y además debes podar, si sobra algo se puede quitar. Con el microrrelato encontré una forma de canalizar mi vena literaria y las muchas ganas de escribir con el poco tiempo que tengo.
Una de las principales características del cuento corto es precisamente la síntesis, razón por la que muchos lo consideran como un género futurista. Lo que no todos saben es que esta forma de escribir data de la década de los ‘50 del siglo pasado, y que sus iniciadores fueron Jorge Luis Borges y Bioy Casares, quienes le imprimieron la crítica aguda y el doble sentido. Cierto. El microrrelato es considerado un género del siglo XX y los autores más reconocidos son de Sudamérica, Argentina, Chile, México; en Estados Unidos también es un éxito, aunque yo no lo sigo especialmente. Otros estudiosos dicen que es probable que las raíces del relato corto sean muy anteriores: Las fábulas, los cuentos de los juglares o de la tradición oral debían ser cortos para poder memorizarlos fácilmente. Pero bueno, eso era diferente. El microrrelato vive un auge mundial en la actualidad porque se adapta perfectamente a internet por medio de los blogs, a las tabletas, a los móviles. Es una literatura viva y aunque ha habido mucho intento por encorsetar el género, por suerte no se ha conseguido.
¿Quién es el destinatario de tus cuentos hiperbreves? ¿Hay un público especial al que quieras llegar?No, yo no pienso en un lector “tipo”. El microrrelato está abierto para todos los públicos, si bien es verdad que el lector debe ser un poco cómplice. El cuento breve parece muy asequible, pero no lo es tanto: exige un esfuerzo de imaginación y una re-lectura; juega con la ambigüedad y el bagaje informativo y cultural que tiene el lector, llenando los vacíos que deja el autor. Al ser tan breve no cuentas todo, no contextualizas todo. Lectores cómplices es lo que hace falta, gente que realmente te ayude a terminar de construir la historia como le apetezca.
Además de tu blog y un libro editado, hace muy poco se presentó un documental y un espectáculo audiovisual basados en tus relatos. Explícanos cómo fue tomando forma este proceso.La idea fue en principio una columna en un suplemento de ocio del periódico “El Día”, los viernes. Aquello fue por marzo del 2007. Me di cuenta de que faltaba algo de literatura además de entretenimiento y de allí surgió el microrrelato semanal. La columna no falla nunca, ni aunque yo esté de vacaciones. Yo guardaba los recortes de periódico, pero sabía que los terminaría perdiendo. Así que se me ocurrió crear el blog que de paso me serviría para poder llegar a más lectores en todo el mundo. Siempre digo que internet es una bendición para todos los escritores. Escribir algo y que en cuestión de segundos alguien te lea en cualquier rincón del mundo es mágico.
¿Te leen más fuera o dentro del país?Mucho más fuera. La mayoría de mis lectores son de Sudamérica. Creo que es por su tradición literaria en general.
¿Y en España?En España el microrrelato se está imponiendo cada vez con más fuerza. También en radio se escucha cada vez más y en internet hay páginas donde se aborda con mucha seriedad. Hay escritores muy buenos, entre ellos Fernando Valls que también lleva su blog “La nave de los locos” donde da espacio a muchísimos escritores para que expongan sus trabajos. Tengo contacto con él, y buenos comentarios de su parte.
Termina de contarnos cómo surgió el libro.Y cuando vi que había mucho material, empecé a buscar una editorial para publicar el libro. Al principio no había mucho interés, pero de repente me encontré con dos propuestas. El formato debía ser “de llevar” como aquellos libritos de “Alianza 100” -esos de 100 pesetas, para leer en cualquier lado y en todo momento-. Lo bueno del microrrelato es que lo puedes llevar contigo en el bolsillo y leerlo en cualquier sitio, hasta esperando en la sala de espera de la Seguridad Social... Bueno, ahí te puedes terminar también una novela de Ken Follett (risas). La mayor alegría que tuve fue que las chicas que hicieron el espectáculo de Cuentacuentos basado en mi libro: lo tenían todo destrozado de tanto usarlo y releerlo.
¿Las historias que cuentas se basan en la actualidad?Es inevitable que mis cuentos no reflejen algo de la actualidad, por mi profesión. Pero casi siempre parto de un hecho en concreto y luego me invento la historia. Intento universalizarla. Pero es un proceso un poco caótico... lo que se me viene a la mente. A veces pienso que llegará el día en el que me siente a escribir y “no me venga nada”...
Pero todavía no te ha pasado.No, pero porque para mí la literatura requiere un poquito de obligación; debes hacerte una disciplina, si no te pones vago. Yo sé que tengo que tener mi microrrelato semanal para el diario y lo cumplo.
¿Te has levantado alguna vez obsesionado con un tema, con urgencia por escribir?No, todavía no he llegado a ese extremo, aunque sí me ha pasado de tener que apurar una ducha para poder anotar la idea que tenía en mente. Yo soy muy del flash.
¿Y luego esa idea te suelta o te mantiene atrapado durante todo el día? Sí, suele atraparme y estoy dándole vueltas todo el día.
Te ayudarás con recursos técnicos determinados...Recursos técnicos hay muchos. Yo no los utilizo. Por lo menos no conscientemente. Se puede contar una historia y a última hora cambiar el sentido del relato. O una historia conocida, que tenga un final extraño... Bueno, creo que sí, si alguien analizara mi modo de escribir seguro encontraría un montón de recursos que tengo. Pero yo sólo escribo. Hay días que puedo tardar diez minutos y otras veces, cien horas. Sí, cuido mucho el final del microrrelato; los finales para mí son clave, es lo que da sentido a todo lo anterior.
¿El microrrelato puede dar pie a una novela? Hombre, yo no he escrito nunca una novela porque se me acaban muy rápido las historias, no siento la necesidad de regodearme en detalles. Puede ser que por falta de tiempo busque más lo inmediato. Mi experiencia, la que vivo con el blog, esa retroalimentación con los que te leen y te escriben sus comentarios, no sería posible de tener si escribiera novela.
¿Entre los comentarios también hay críticas? ¿Las toleras bien?Me gustaría que me criticaran más seguido para mejorar, eso lo agradezco. En mi blog me tratan demasiado bien, son todos muy respetuosos. A veces me gustaría que me dieran más caña, pero igual yo me doy cuenta si un relato no es muy bueno: te dejan pocos comentarios.
¿Quién es la primera persona a la que le muestras lo que escribes?Depende del lugar donde los escriba. Si es en el trabajo, lo mira mi compañero Cayetano; si estoy en casa, entonces es mi mujer quien primero lo lee. Pero yo corrijo mucho, lo releo en voz alta, lo dejo diez minutos, lo vuelvo a leer...
¿Y para qué te sirve escribir?Para desahogarme. De verdad.
¿De?De todo. Cuando escribes en un periódico te limitas a informar, a trasladar los hechos sin meterte en ellos. Pero cuando hago literatura me desahogo, estoy en otras pieles, visito otros mundos. Es como la necesidad de vivir otras vidas. Me gusta que la gente que lee se plantee cosas, que reflexione, que se ponga en el lugar del otro. Esa es mi esperanza.
La literatura, si tiene nivel, modifica. Tú lees “Cien años de soledad” y ya nunca más serás la misma persona.Sí. Creo que esa es la esperanza de todo escritor. Dejar algo de huella, un caminito de hormigas que despierte una idea en el lector.
Y eso ¿puede lograrlo un microrrelato?Yo creo que sí, estoy convencido de que una pequeña historia puede ayudar a alguien a cambiar. Confío en que el del microrrelato sea un género que pueda calar en las jóvenes generaciones, que quizás no leen mucho. Tal vez se les despierte el gusanillo precisamente porque si no te gusta un cuento puedes pasar al siguiente, no es como leer una novela. Esto es más inmediato.
¿Qué podemos conocer de Raúl a través de sus cuentos?Uhmm, es complicado... Al final sí conoces algo de mí por los temas recurrentes, pero no soy nada autobiográfico. Habrá un puñado, quizás unos diez o doce de trescientos relatos que sean más íntimos, que cuenten algo de mi vida. Eso, las filias y las fobias, mis preocupaciones...
¿Qué otros temas te interesan?Otros temas recurrentes son la justicia social, la violencia, la solidaridad, la ecología, la guerra, el amor, la muerte. Igual ahí se me ve la vena de trabajador social. También tengo muchos relatos de muerte o de suicidio, pero porque me encanta la vida. Quiero que la gente piense en la oportunidad que tenemos de estar vivos.
¿Alguna vez te ha tocado que la gente más cercana se haya sentido aludida en tus cuentos?No, nadie me lo ha dicho. La imagen de familia opresiva, violenta que yo retrato es justo todo lo contrario de lo que una familia debería ser. No es ni mi familia ni la de nadie que yo conozca.
Te interesa participar en concursos y has ganado varios premios. ¿Cuáles?La mayoría son premios locales, aunque recuerdo uno de un diario de Sevilla con gran repercusión en internet y otro del Cabildo de Gran Canaria por sms. El premio que a mí más me significa es uno que recibió mi blog: el premio “20blogs al mejor blog de ficción 2008” (del Diario 20minutos), porque eso me puso en el mapa y consolidó el espacio virtual. Últimamente no participo en ningún concurso y es una lástima, porque sería la oportunidad de exponer mi trabajo y obligarme a escribir más. Sí debo decir que, cuando me presento, no me va mal.
¿Cuál es el lugar más raro donde hayas creado un cuento?En casa de mis padres, con ellos, los dos chiquillos correteando, la tele encendida, y yo atendiendo a todo mientras escribía un microrrelato en el móvil...
¿Cómo te sientes más cómodo trabajando? ¿En silencio, en medio del bullicio...?Me da un poco igual. He escrito en un aeropuerto en un ordenador para mandar a publicar el relato al cierre de edición del diario. Ahora, en el móvil, y por cualquier sitio. No necesito un ritual a la hora de escribir, pero sí me siento mejor en un ambiente tranquilo.
¿Adónde quieres llegar?¿Cuál es tu ambición como escritor? Quizás esa única: que me consideren escritor.
¿Y de qué depende?De seguir publicando. A través de este primer libro estoy llegando a gente que empieza a valorarme, a respetarme. Por ahí es por donde puedo tirar. Ahora mismo me considero un periodista y microrrelatista. O escritorcillo.
¿Tienes contacto con otros escritores?Sí, sobre todo a través del blog se ha generado una red de gente que escribe en sus propios proyectos y me deja recomendaciones, críticas para mejorar y comentarios sobre mis microrrelatos. Escribir y contestar en el blog me lleva bastante tiempo y no tengo todo el que quisiera y debiera.
¿Hay escritores que te hayan guiado en tu proceso, que sean para ti un modelo?Mario Benedetti me acercó a los cuentos, de él he leído toda su obra. Luego vinieron otros muchos escritores de microrrelatos como Juan José Arreola, Marco Denevi, Ana María Matute... En el género sigo mucho a David Lagmanovich, escritor argentino que falleció hace muy poco, pero no soy fan de ningún autor en especial.
¿Se debería fomentar la literatura en Tenerife?Por supuesto que sí. Creo que haría falta un punto de encuentro y debate, poder hacer mesas redondas y que se puedan reunir los escritores de la isla en un espacio virtual, donde puedan consultarse, comunicarse. Eso estaría bien.
¿Has participado en seminarios, cursos, talleres?Sí, sobre todo cuando era más joven y tenía un poco más de tiempo, cuando todavía estudiaba en la universidad. Creo que esos talleres son muy positivos para intercambiar ideas, despertar la vocación... Yo creo que cualquiera puede escribir y si no lo hace es porque no se pone, o porque no le interesa.
Hace muy poco fue tema de polémica, ¿me dices tu opinión sobre la Ley Sinde?Hombre, es complicado. Acceder a los contenidos en internet es cómodo, pero creo que no todo puede ser gratis. Y no pienso en las empresas, sino en los artistas y creadores. Lo que pasa es que me parece que tanto la ley Sinde como la del Canon se explicaron mal desde el principio y así se soliviantó a la gente. Intercambiarse archivos, películas y música es para todos ya una “cultura”, llevamos diez o doce años bajando cosas... Pero no creo que debas ir persiguiendo a la gente por descargarse una película. Yo pienso que igual algo habrá que hacer, pero controlar la red es muy difícil... Yo no lo sé.
¿Cuáles son tus futuros proyectos? ¿Tendremos un próximo libro pronto?Bueno, no lo tengo muy claro pero en poco tiempo se vuelven a juntar todos los cuentos que sigo escribiendo, así que material no faltará. Tengo ideas pero poco tiempo. El periodismo consume muchas horas y me dedico todo lo que puedo a mi familia, a mis dos niños pequeños... Hay proyectos que tengo un poco abandonados y que necesitan más tiempo para desarrollarse.
Y por último, ¿dónde se puede encontrar “Hiperbreves S.A. (Sólo 175 microrrelatos)”?En varias librerías, pero seguro lo encuentran en La Orotava, en la librería “El Viajante” en la calle Calvario, 70 (Tel.: 922 33 26 12). Todo lo que se recaude va destinado para la ong Apanate (Asociación de Padres de Personas con Autismo de Tenerife).
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