jueves, 28 de febrero de 2013

2013 de poesía. Día 59. David Pérez Vega


Día 59. David Pérez Vega. Siempre nos Quedará Casablanca (2011)



A OSCURAS SOÑÁNDONOS

Fuimos al cine, como tantas veces
fuimos al cine, con nuestros carnets
falsos de estudiante, acumulando
tarjetas selladas (cada diez películas una gratis)
o estirando las monedas ganadas
en dudosos premios literarios, en las salas oscuras,
igual que niños de la posguerra, de la poscrisis,
del neoliberalismo. De todos los momentos
posteriores o demasiado nuevos,
cuando ya no había posibilidad
de reconstruir los caminos equivocados,
los puentes rotos, cuando habíamos decidido
abandonarnos dulcemente pálidos,
vivirnos en las vidas de otros,
con grandes guiones, a veces escasos presupuestos
y hermosas ideas, donde los gestos honorables
tenían cabida e incluso recompensa,
películas de Adolfo Aristarain, de Ken Loach...
emocionaban, la vida te hacía más sabio
y no más amargo en el cine.
Allí a oscuras, solos, soñándonos.


miércoles, 27 de febrero de 2013

Stoner. John Williams




     "William Stoner entró como estudiante en la Universidad de Missouri en el año 1919, a la edad de diecinueve años. Ocho años mas tarde, en pleno auge de la Primmera Guerra Mundial, recibió el título de Doctorado en Filosofía y aceptó una plaza de profesor en la misma universidad, donde enseñó hasta la muerte en 1956. Nunca ascendió más allá del grado de profesor asistente y unos pocos estudiantes le recordaban vagamente después de haber ido a sus clases. Cuando murió, sus colegas donaron en su memoria un manuscrito medieval a la biblioteca de la Universidad. Este manuscrito aún puede encontrarse en la Colección de Libros Raros, portando la siguiente inscripci´´on: "Donado a la Biblioteca de la Universidad de Missouri, en memoria de William Stoner, Departamento de Inglés. Por sus colegas"."

     Cada vez que entro en una librería me gusta fijarme en los títulos que tienen. No siempre en los de las mesas principales, lo realmente bueno suele estar en mi caso en el borde de la escalera, o en la mesa pequeña del fondo. Es en esa parte en la que me siento cómoda y en la que paso los dedos sobre los lomos anotando mentalmente títulos que van entrando en mi casa. Es en una de esas zonas donde descubrí esta portada y donde, no recuerdo si fue la tercera o cuarta vez que lo veía, decidí traérmelo a mi casa. Y hoy lo hago con mi estantería virtual. Hoy traigo a mi estantería virtual, Stoner.

     Conocemos a William Stoner, hijo de granjeros que empieza a estudiar en la universidad para desentrañar los misterios de la tierra y poder ayudar a sus padres. Sin embargo, una vez en la universidad, se enamora de las letras y estudia literatura cambiando así su vida. Una vida que atraviesa un periodo histórico con dos guerras, la gran crisis del 29 y cambios, muchos cambios que vivirá... a su manera.

     Stoner es uno de esos libros que pasan desapercibidos. No es una novedad, lleva ya un par de años largos a la venta, pero aún así, es fácil que no hayáis reparado en él. No sólo eso, sino que añadiría que a primera vista cuenta una historia muy común, una vida simplemente. Nada que atraiga especialmente la atención, no hay asesinatos, robos ni tampoco intrigas. Y sin embargo es un libro especial que poco a poco se va abriendo paso entre los lectores. Y no podía ser de otro modo porque es una gran novela. Ya cuando la abres y se sitúa en un periodo en el que otros libros hablan de hambre y de salida más o menos reticente de las granjas de Estados Unidos, vemos que los padres de Stoner toman una opción radicalmente diferente: ellos piensan en la Universidad, en ese momento ya percibes que es una historia distinta.

     Es una historia sencilla escrita de una forma sencilla, cercana. Una historia humana que hace que se coja cariño a los personajes. Los vamos recordando a todos porque William es nuestro amigo, y sabemos de su amor tardío que nos tiene aguantando la respiración porque se lo merece, y de su amor formal, ese que figura sobre el papel. Conocemos a sus compañeros de trabajo y también a sus amigos, nos acercamos a su hija y también a sus padres. Casi con reverencia por haberle permitido salir de la granja. Y también a Sloan, ese profesor que aterra y que es capaz de ver el interior de los alumnos, ese que hizo que a las pocas páginas de empezar el libro tuviera que detenerme para tomar aire y releer, con la misma emoción contenida ante sus palabras que la que intentaba no mostrar nuestro protagonista. Tengo que decir además que no fue la primera vez que me pasó. La novela conmueve porque Stoner es nuestro amigo, porque sabemos que la gente se suicidaba en el 29, porque nos habla de sentimientos y de infelicidad, de amor y de pasión y de una vida que se nos antoja relativamente infeliz para un hombre que va encajando la vida sin esconderse, pero que tampoco lucha por las cosas. Un hombre al que vamos viendo marcarse a fuego cicatrices y que tal vez, a ratos, nos parezca condenado a perder. pero como ya he dicho es una historia sencilla, o como diría el propio Stoner: ¿Qué esperabas?

     He terminado el libro ayer y le sigo dando vueltas, he venido corriendo a hablaros de él sabiendo que Stoner es uno de esos personajes que irán conmigo durante mucho tiempo. Un hombre normal, incluso anodino, pero también un hombre que enamora letra a letra. Si tuviera que resumir esta historia, os diría que es un libro especial.

     Os vengo hablando muchas veces ya de librerías, las mías. Y vosotros, ¿sois fieles a una o dos o preferís ir cambiando?

     Gracias

http://entremontonesdelibros.blogspot.com.es/2013/02/stoner-john-williams.html

2013 de Poesía. Día 58. Samir Delgado

Día 58. Samir Delgado. Una casa mal amueblada (2010)




[Potaje al fuego]

Creo que fue Levi-Strauss
quien descubrió el primer indicio de civilización
en la remota cocción de los alimentos.

No haré una refutación científica al antropólogo francés
que comparte su afamado estrellato de enciclopedias
con la industria textil de los vaqueros jeans.

Pero es verdad que hoy al entrar en la cocina
y ver el potaje al fuego con su festín de verduras juguetonas
por unos instantes recuperé el embriagador perfume
de la naturaleza más asilvestrada.

Y acabando con las teorías,
al final tocaba fregar los cacharros sucios de la loza
otro síntoma muy certero de retorno a la civilización.


martes, 26 de febrero de 2013

lunes, 25 de febrero de 2013

Acantilados de Howth...¿o los motivos de la huelga?

He comenzado a escribir esta entrada en plena mañana del día de la huelga general 14-N...Se me ocurre que tal vez debería escribir algo sobre la huelga y de repente me doy cuenta de que de lo que os iba a hablar hoy puede fácilmente relacionarse con los motivos de esta huelga general. Ayer terminé de leer Los acantilados de Howth, primera novela publicada de David Pérez Vega. Encontré reseñas de este libro navegando por internet y todo indicaba que la lectura podía recordarme experiencias vividas por mí misma: un joven madrileño que al terminar la carrera decide irse a Irlanda a probar suerte y aprender inglés, ya sentaría la cabeza cuando volviese a España... 

La novela trata de los jóvenes de hoy en día, de la facilidad que tenemos para decidir emigrar al extranjero a vivir una aventura, a aprender idiomas, a vivir una realidad ficticia. De cómo de dura puede ser la vuelta a España (en el caso del personaje del libro, a Madrid) cuando te das cuenta de que las aventuras en el extranjero fueron solo un espejismo, que la vida real va de hipotecas, largas jornadas de trabajo y viejos lugares archiconocidos. 

Hasta aquí todo bien, a medida que el autor va describiendo estados de ánimo durante su vida en Irlanda y a su vuelta a su ciudad natal puedo reconocer muchísimos de ellos, experimentados durante mis estancias fuera. Sin embargo, hay algo que no cuadra, pequeños detalles que hacen la diferencia entre estas experiencias y la mía: la historia de este joven aventurero transcurre entre 2005 y 2007.

El libro describe la experiencia de un joven que decide marcharse por voluntad propia, principalmente debido a sus ganas de aventura. Siguen habiendo muchos que elijen destino en el extranjero por la experiencia vital, por supuesto, pero a este grupo se le están anexando muchísimas personas que se marchan, con más o menos ganas, buscando algo que en España no encuentran, algo fundamental. Buscando condiciones que Ricardo, el protagonista de Acantilados de Howth, encontró nada más llegar a Madrid: trabajo y casa en propiedad. Sufrió otro tipo de penurias, la readaptación no es fácil y el recuerdo de lo que pudo haber sido y no fue nunca te abandona, pero entonces, allá por el 2005, la decisión de volver a España no conllevaba las preguntas hoy día tan trilladas de: "¿Conseguiré trabajo?", "¿Lograré independizarme algún día?". De lo de comprarse una casa, mejor ni hablemos.

El capítulo final del libro comienza: "Hemos vendido la casa. Ha sido rápido, y en el poco tiempo transcurrido desde que la compramos se ha revalorizado un cincuenta por ciento. Este país se está volviendo loco." El personaje acaba de cumplir 30 años. Y sí, éste es un libro de ficción, pero todos sabemos que en el 2007, hace 5 años, el país funcionaba así. No sé a vosotros, a mí me ha dado que pensar...

En fin, no quería dramatizar, pero es que lo que estamos viviendo es un drama, lo queramos ver o no. No me referiré al poder adquisitivo, al no poder comprar un coche nuevo con un sueldo medio de un ingeniero español o no poder viajar todo lo que a los jóvenes nos gustaría, no hablo de lujos. Me refiero al derecho a la vivienda, al derecho a vivir independientes, que atribuyo a los jóvenes veinte- o treintañeros (¿estaré demasiado loca?).

Me fui por las ramas: cuando terminé el libro pensé en hacer una pequeña reseña en el blog, y la influencia de la huelga me ha llevado por otros derroteros. Sea como sea, Acantilados de Howth es una lectura muy recomendable, fresca y actual. Especialmente para personas que, como yo, han vivido la dicotomía experimentada al vivir en el extranjero: la alegría y melancolía, la emoción y la añoranza, las ganas de conocer más con la sensación de pérdida de lo conocido. Un libro que refleja los sentimientos de un joven que debe adaptarse a la realidad que dejó en España tras volver de su aventura irlandesa. Fue duro. Consiguió trabajo y casa, pero fue duro. Yo prefiero no tener que adelantar el futuro que nos espera a los que salimos y aun no vemos la fecha en que podamos volver...


2013 de Poesía. Día 56. Gsús Bonilla

Día 56. Gsús Bonilla. Menú del día... a día (2011)


E + I = O

es desconcertante
cuando hay hojas secas al lado de uno:

envidia más ira               igual a odio.
el reparto es un momento delicado
y me toca:
oro
plata                     malos recuerdos.

imaginaba amaneceres de besos y arcadas.

noches tejiéndonos el paladar,
difíciles estrellas rotas
deslumbrantes amarillas luces,

provocaciones que no dejan de dar vueltas
por la puta cabeza.

puedes ser:

extremadamente vulnerable
y arroparte de gloria
o cubrirte de mierda

no es necesario
que los giros de la vida
se ajusten a nuestros sueños.


domingo, 24 de febrero de 2013

CRISIS, de Jorge Majfud


2013 de Poesía. Día 55. Jesús Gázquez

Día 55. Jesús Gázquez. Ríos (2011)




El poeta es un cazador fabuloso
oye respirar a los peces cuando se acercan
como las ideas
su alma está hecha para esperar

Que los poemas sean días que vengan para quedarse.


sábado, 23 de febrero de 2013

La transparencia de los otros y la opacidad propia ATLANTIS, Boris Pintar


NOVEDADES RECOMENDADAS
ATLANTIS, Boris Pintar, Baile del Sol, 2013

Si alguien busca pruebas de fraude en una organización, la organización le responderá: "En la contabilidad que le puedo enseñar no aparecen". Si alguien acusa a una empresa de utilizar trabajo infantil para fabricar sus productos, la empresa responderá con los índices de crecimiento de la zona. Si un gobierno aprueba la construcción de una megaciudad del juego, te intentará convencer de que no hay mayor problema en eso, que si miras bien, sólo verás puestos de trabajo saliendo del suelo como setas.

   Todos pedimos constantemente transparencia a los demás, pero nos hemos acostumbrado a vivir en la opacidad. En una opacidad interior, más nuestra, más propia. En una oscuridad que nos oculta de la mirada de los otros, de esa mirada que examina, juzga y dictamina. Creemos que tenemos un perfil bueno y es el que explotamos en nuestra vida social. Porque estamos seguros que seríamos despreciados si mostráramos todo lo que somos, esos otros tan complejos, extraños y poco sociables. Lo cual, probablemente, es cierto.

   Hasta que brota. Con la violenta energía con la que se manifiesta lo que transgrede toda convención, lo que pervierte las costumbres. De esto tratan los relatos del esloveno Boris Pintar. Especialmente el relato central, el más extenso, el más rotundo: "Yo, Claudia". Absténganse de leerlo los que piensan que los locos siempre son los otros y que la literatura ya sólo sirve para entre-tenerse.
  
   "La familia entera esperaba el vástago, trabajaban más cuidándolo que nosotros dos. Nos colmaron tanto de consejos y objetos que ya no teníamos donde guardarlos, ni unos ni otros. Todo el mundo entiende de educación, qué permitir, qué ofrecer, qué exigir, también aquellos que nunca han tenido hijos. ¿Por qué existen tantas historias tristes cuándo todos saben cómo transformar a un nuevo hombrecito en un miembro agradable, útil y servicial para la comunidad de la isla en un reality show? ¿Por qué tantos abusos a niños? ¿Por qué tantos muertos de sobredosis y tantas desviaciones sexuales, tantas que necesitamos un club secreto para poder socializar con otros depravados potenciales? Una montaña entera de consejos sobre la justa medida ha sobrepasado cualquier medida. Demasiados deseos bien intencionados, apoyos llenos de comprensión, peticiones equilibradas. La vida perfecta es agotadora, la necesidad del libertinaje, la tortura de sí mismo y de los demás, y si no lo conseguimos podemos volvernos criminales o locos. Para nosotros no existen válvulas de escape, que solo existen para los niños, los viejos, los enfermos o los minusválidos. Para los adultos el mundo no puede derrumbarse porque todavia no hemos cotizado lo bastante en la renta de la compasión, una pensión que nos calentaría los pies amoratados por el frío que sobresalen de los cartones a los indigentes tendidos ante las rejas de acero que ponen en los escaparates iluminados de las boutiques."

2013 de Poesía. Día 54. Carlos Pinto Grote

Día 54. Carlos Pinto Grote. A solas, sin testigo (2011)

 


¡Qué tenaz es tu olvido!

Mírame aquí,
contempla esta orfandad,
esta perplejidad que la razón sostiene,
el clavo ardiendo que me diste un día
como sostén de mi conocimiento.

Dónde tu voz, tu mano guiadora.
Dónde el castigo por el mal que hice.

Por qué no traes a tu memoria, ahora,
al niño que yo era
y terminas con este desamparo,
puro amor que en mí estás
desde la luz primera.

 

viernes, 22 de febrero de 2013

John Williams: STONER - EL ANCHO DE VIA EUROPEO


Dos veces, dos, se permite William Stoner separar su destino de la rectitud pulcra y trazada de antemano que le marca tanto la sociedad como la educación religiosa, abnegada y resignada que ha recibido.

1. Cuando se decide a estudiar literatura en vez de agricultura, con lo que destierra la posibilidad de continuar con la granja de sus padres, que le han enviado a la Universidad con esa exclusiva finalidad.

2. Cuando, una vez se ha convertido en un profesor, mantiene una prolongada aventura con una de sus alumnas, aventura consentida como adultos, tolerada por su esposa y llena de pasión a la que renuncia por presiones de terceros, en un acto de altruismo.

Esos son los dos actos fundamentales de rebeldía que son la pimienta en su vida, una vida entregada a hacer lo que se espera de él bajo las convenciones sociales. No es que esté mal o bien. No se atreve a ponerlo en duda y apenas piensa en ello antes de hacerlo. Mejor: posiblemente esa férrea educación católica le impediría hacerlo si se prestara a recapacitar sobre ello. Así que, en sus 70 años de existencia, Stoner sólo sucumbirá a dos pasiones, la literatura y la líbido, dejando que todas las demás decisiones de su vida, todas, se vayan produciendo, casi, por decantación.

Jode que libros como Stoner hagan disfrutar de la manera que lo hace con una historia tan triste y frustrante. Jode que a Stoner, el protagonista, las circunstancias lo acaben reduciendo a un mero esbozo de lo que podría ser y jode pensar en cuantos millones de personas en este planeta se convierten en William Stoner porque el planeta en que vivimos esté organizado según las reglas más alejadas del sentido de la justicia y la humanidad. Jode que el comunismo sea una utopía estropeada por la corrupción. Vaya, esta última frase ha salido tan fácilmente, que me pregunto que clase de mensaje subliminal debe haber insertado John Williams (escritor que no tiene nada que ver con el compositor de tortillas sonoras para Star Wars) para que yo llegue a esta conclusión. 

Aunque supongo que se me pasará unos días, este es otro de esos libros sutilmente cabronazos (que parece un oxímoron pero no lo es), al que, seguro, la realidad que nos rodea va a dejar pequeño. Metido en un mundo convulso en el que el único que no falla es Messi marcando cada semana, empotrado por exigencias legales en un estado donde escándalo tras escándalo de corrupción no han conseguido, y creedme que a uno le dan ganas de tirarse al precipicio cuando lo recuerda, ni una sola dimisión de nadie con un nivel notable de poder. Un estado de sobres de dinero negro, de micrófonos ocultos en jarrones, de espionajes recíprocos pagados con impuestos, de compras de material militar antes que inversión en educación de niveles básicos, de gente aborregada contemplando reality-shows, de profesionales que, arrinconados por los intereses bastardos, tienen que reciclarse en francotiradores.  Cómo un libro como Stoner hace que yo acabe hablando de ésto, llamadlo jodido misterio.

2013 de Poesía. Día 53. Carlos Wamba


Día 53. Carlos Wamba. Bestiario Personal (2011)


BUITRE

Cuando mira, mide,
en cruz.
Pastor del hombre;
abate sobre un plano
otro,
un mapa,
sobre otro mapa.

El sol encadenado al ojo
es un eje que desciende
triangulando a filo.

Fiel a una íntima pesadumbre
roba el aliento en el aire,
el último,
y lo baja a tierra.

El horizonte se le inclina
al guiño del párpado.


jueves, 21 de febrero de 2013

Luis Santana presentó su novela “Al final ni nos despedimos”


Luis Santana. Foto: L. Fraile.
Luis Santana. Foto: L. Fraile.
Por LAURA FRAILE
(www.ultimocero.com)
“Con un leve movimiento se acercó aún más al agua y se dejó caer. Al final ni nos despedimos, susurró”. Con estas palabras termina Luis Santana (Medina del Campo, 1957) la novela que presentó el 1 de febrero, en la Fundación Segundo y Santiago Montes (Valladolid), acompañado por el también escritor Gustavo Martín Garzo.
Al final ni nos despedimos es la historia de Guillermo, un tipo pusilánime que no se piensa las cosas muchas veces y que está al pairo de que haya un impulso mayor al suyo que le permita entrar en acción. A lo largo de la novela se encuentra con una serie de personajes que lo llevan por un camino por el que se deja conducir: Aurora, empleada de la librería Novedades, Delio, dueño de la librería y Claudia, la esposa de Delio”, explica Luis Santana.
El propio Luis opta por no descubrir en un principio la ciudad en la que transcurre la historia, pero el secreto se desvela pronto cuando leemos: “Una tarde de finales de junio Condal se había citado con Fernando Villada en El largo adiós, un café de la parte vieja de la ciudad que debía su nombre a la novela del mismo título deRaymond Chandler, y cuyo interior estaba decorado con fotografías en blanco y negro de ése y de otros autores de novela negra, de cantantes y músicos de jazz”.
Con esta obra Luis Santana introduce una novela a una trayectoria mayoritariamente poética: “Mi concepción de la poesía es la de un territorio donde sólo se producen acercamientos, esbozos y aproximaciones mientras que en la novela se cuentan historias completas. Me di cuenta de que necesitaba contar otras cosas, algo que no fuera sólo la sugerencia del poema”.
En lo que respecta a sus referentes literarios, Luis se muestra muy permeable: “Me gusta muchísimo Luis Landero porque tiene una prosa limpísima y correctísima y es un ejemplo de cómo contar muchas cosas con intensidad y emoción, agarrándote por la nuca como si te estampara contra la historia. También me gustan Carson McCullers y Juan José Millás“.
Luis Santana trabaja dentro de la compañía Teatro Corsario y es traductor de novelas y obras poéticas del catalán para editoriales como Anagrama o Pretextos. En los años ochenta dirigió la editorial de poesía Ediciones del Faro, con la que Olvido García Valdés sacó su primer libro: El tercer jardín.
Esta primera novela de Santana, Al final ni nos despedimos, está editado por la tinerfeña Baile del Sol Ediciones. A lo largo de este año, Luis tiene previsto publicar un nuevo poemario: Carta no enviada.

2013 de Poesía. Día 52. Lennart Didoff


Día 52. Lennart Didoff. Poesía Sueca Contemporánea (2011)


Entre los terremotos y las guerras
respiramos todos al unísono
Entre los terremotos y las guerras
respiramos, jugamos, amamos, traicionamos,
reconstruimos el resurgimiento de nuestros sueños.
Entre los terremotos y las guerras
buscamos sin parar,
cazamos entre las sombras de islas calurosas
como los perros 
a lo largo de las playas de guijarros
en el mar de Libia.




miércoles, 20 de febrero de 2013

Lo complejo de crear una historia sin destino aparente


2013 de Poesía. Día 51. Coriolano González Montañez


Día 51. Coriolano González Montañez. Cuadernos y notas de viajes (2011)


13. (Comida en el Bósforo)

Hussein hila un mal inglés.
Su hijo trabaja en Libia; su hija estudia en la universidad.
Disfruta hablando de fútbol y de Europa.
Se disculpa: su coche no tiene aire acondicionado.
Recorremos los puentes del Bósforo:
Asia, Estambul moderno, la Europa extrema.
Espanta a los niños hambrientos
y nos muestra a mujeres de Antalya elaborando dulces.
El precio no incluye su almuerzo pero acepta la invitación.

La dignidad también se esconde en la pobreza.


martes, 19 de febrero de 2013

John Williams: Stoner


Idioma original: Inglés
Título original: Stoner
Año de publicación: 1966
Traducción: Antonio Díez Fernández
Valoración: muy recomendable

Perlas escondidas: ¿el polo opuesto a ciertos placeres culpables? parece ser que Stoner es el típico libro de un autor de nombre muy anónimo (encima, coincidente con el célebre compositor de bandas sonoras para grandes clásicos) que pasaría desapercibido si una pequeña editorial no se decidiera a traducirlo y dejara fluir un poquito el boca-oreja. Bueno, que Vila-Matas o Fresán digan lo que dicen en la contraportada ayuda lo suyo. A partir de ahí, pues eso, el mito que crezca. Lo hicieron en Libros del Asteroide con Robertson Davies, por ejemplo.
Caso justificado, el de esta estupenda novela. Stoner, apellido de su protagonista, de nombre de pila William, que parece transitar por la vida como poniendo cruces en las casillas de las decisiones básicas de un ser humano. Crecer, estudiar, casarse, progresar modestamente en su profesión, enterrar a los ascendientes, cuidar de los descendientes. Como una especie de Bartleby a medio curar de su sociopatía y aislamiento auto-inducido, parece, o el narrador así lo hace ver, que William Stoner no desarrolle un sentimiento diferente que el sentido americano de inicios del siglo XX, el de la recta obligación hacia las cosas. Por el carril, sin desviarse un milímetro, con la excepción de algún tímido golpe, más bien un cambio de vías que otra cosa.
Decide estudiar literatura en vez de agricultura. Planta los ojos en una mujer y, a pesar de la diferencia social, la convierte en su esposa. Tiene una hija. Todo ello sin que se manifieste mayor finalidad que el instinto primitivo sin el mínimo matiz, que una especie de pertenencia gregaria que no puede ser puesta en duda. Algo que resulta fascinante para el lector. La composición del personaje por parte de John Williams es realmente muy notable. Ahí está la tozudez nociva, pero coherente del David Lurie en Desgracia  de Coetzee o incluso algo de la épica biográfica del Dunstan Ramsay de laTrilogía de Deptford del mencionado Robertson Davies. Todo presentado con una escritura eficaz y sólo puntualmente erudita. No, Stoner, porque hable de un hombre que sólo se apasiona y se compromete en profundidad con la literatura (los otros compromisos parecen surgir a resultas de las convenciones sociales), no es una novela metaliteraria. Es una suerte de biografía oscura en la que muchos pueden verse reflejados. Es esa especie de continua quema de etapas, de toma de temperatura de las distintas fases de la vida que uno lee, consciente de cual será el final, que deja tras de sí un halo de tristeza y una impronta de profundidad de las que sólo es capaz la mejor literatura.

2013 de Poesía. Día 50. Carmen Beltrán Falces



Día 50. Carmen Beltrán Falces. 23 Pandoras (2011)



De repente la costumbre de vivir
nos resultó dolorosa.
Con el vértigo en las venas intuimos
el absurdo de nuestra finitud
y de la mecánica
(dormir, comer, trabajar
dormir, comer, trabajar,
morir cada día).
Comprendimos
que jugar a ignorar el tiempo
apenas logra silenciar un rato
los labios de la herida abierta
que supone seguir vivos.


lunes, 18 de febrero de 2013

Transitorio el tiempo, transitable el espacio


1. Salutación a un libro
La antología Tan lejos de Dios. Poesía mexicana en la frontera norte, aparece en un momento propicio de la cultura norteña, pues, como dice Uberto Stabile, compilador, “El norte de México hace años que empezó a dar una interesante nómina de narradores y poetas que ya no migran al DF sino que empiezan a escribir y a editar en el propio norte”.
            La nómina que integra esta antología se compone de 64 poetas, 23 de ellos son mujeres.  No recuerdo un esfuerzo semejante en el pasado de esta zona, fuera del celebrado volumen El mar es un desierto. Poetas de la frontera norte 1950-1970, reunido y comentado por el regiomontano Margarito Cuéllar. Esa obra, dice Stabile en su introducción a Tan lejos de Dios..., “puede considerarse una fuente de inspiración” para la que venimos comentando.
            Es notable que el autor de este proyecto sea un español, y podría parecer inusual su interés por la cultura de una región mexicana en particular. No hay tal extrañeza, en cambio, cuando se indaga en la personalidad y en las actividades de Uberto Stabile. Él ha realizado diez o más viajes a este país y sin duda conoce la franja fronteriza mejor que muchos mexicanos. Hombre vital y siempre agradable, de fácil abordaje, congenia a la perfección con el trato directo y franco de quienes habitamos estas latitudes. Ha dicho, además, estar enamorado del México norteño.
            En lo personal, saludo y agradezco esta profusa antología que viene a ser, entre otras cosas, un excelente medio de acercarnos unos a otros, poetas y lectores del septentrión mexicano y la literatura en que se reconoce.
            El libro, coeditado por la UNAM y Ediciones Baile del Sol, es decir, por México y España, también acerca espiritualmente a los dos países hermanos. Y al hermano país del norte también, como ya veremos. Tiene 400 páginas y una noticia biobibliográfica como presentación a cada poeta.

2. ¿Quién es Uberto Stabile?
Doy aquí una mínima información sobre el autor del proyecto y del inmenso trabajo que significó llevarlo a cabo. Ya hemos dicho que Uberto es español. Nació en Valencia, en 1959. Suele decirse de él (quizá él mismo así se define) que es “poeta, editor y agitador cultural” (El País digital, 20 /10 / 2008). En su patria fundó, durante 1983, el café literario “Cavallers de Neu”. En esa década emprendió su permanente aventura de hacer libros con la creación de Editorial Malvarrosa, donde publican sus primeras letras varios autores que hoy son importantes.
                        Entre las preocupaciones de Uberto Stabile figura la misión de la literatura, resumida en la frase “poesía de conciencia”. Aplicada a la presente antología, eso significó una orientación testimonial, “una especie de foto fija [...] de cuanto es y sucede en la frontera norte de México”, según lo define el compilador en sus páginas introductorias.
            Ha publicado una veintena de obras propias, repartida entre poesía y ensayo, al mismo tiempo que sostiene su incansable labor de promotoría cultural.

3. Criterios de selección y virtudes de la antología
Una precisión importante sobre cómo fueron seleccionados los textos para este libro de 400 páginas: se trata, principalmente, “de una aproximación poética a la realidad social, cultural y geográfica de la frontera norte de México. Por ello es el poema y no el poeta el verdadero objeto del libro” (énfasis nuestro).
            Es bueno reiterar el hecho conocido de que toda antología, en tanto requiere de una elección a partir del corpus previamente determinado, constituye también una interpretación. En esa medida, los poemas reunidos y ordenados de tal o cual modo se erigen como propuesta estética o poética personal. Por ello, y anotadas las proporciones, Tan lejos de Dios... puede considerarse obra de Stabile, no sólo en el sentido de ensamblaje, de maquila literaria: algo más profundo, valioso e interesante comporta este libro-objeto: el volumen generoso anuncia, incluso por su solo aspecto, diseño y extensión, un mundo rico en visiones, propuestas, viajes íntimos y excursiones a una diversidad estética obligada por el número de autores y por la lejanía espacial entre unos y otros, quizá conocidos en su casi totalidad por Stabile pero difícilmente entre ellos.            Va más allá el antologador: realizó un documental con grabaciones de las entrevistas y viajes efectuados mientras reunía el material. Este documental fue publicado en España con el mismo título del libro, Stabile, además, participó en el programa de Radio Euskadi “La casa de la palabra”, el jueves 17 de febrero de 2011, donde leyó versos de Buba Alarcón, poetisa chihuahuense antologada.
            El proyecto aún tiene combustible para mayores vuelos, pues la idea es publicar una segunda parte, esto es, otra antología, titulada Tan cerca de Estados Unidos, con poesía chicana de la frontera sur de nuestro país vecino.* Así, ambos títulos completan la conocida frase de don Porfirio Díaz: “Pobre México: tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”. Como dijimos al final del primer inciso, el proyecto de Stabile acaba hermanando culturalmente a tres países.

4. De los poetas antologados
Este comentario o informe, que intenta ser una salutación, mi enhorabuena para Tan lejos de Dios..., externaré mi opinión acerca de los poemas reunidos. Encuentro ahí, en primer lugar, una diversidad de voces y temas, y un ejemplo lo pueden ofrecer los versos de Buba Alarcón, a quien mencionamos líneas arriba: se titula “Nunca te enamores de un poeta” y termina así: “nunca te enamores de un poeta [...] esos putos no saben amar / le dirán nada a tanto / y tanto a sus putas ausencias”.
            En este y otros poemas se verifica algo muy importante: la orientación de esta antología está gobernada por una idea de regionalidad y momento histórico que incluye el carácter humano; abarca esa geografía interior que se aspira, se escucha y se toca a través de la magia poética. No se reduce, pues, a la denuncia social y al testimonio. Lo dice el propio compilador: “Y así como el propósito de hacer transitorio el tiempo y transitable el espacio nace este libro que intenta recoger las voces de quienes entienden la poesía como un lugar común desde el cual trazar nuevas formas de interpretar la realidad”.

5. Mi viaje por el país de un libro
Se me ocurre un método de acercamiento, que pueda responder a la pregunta: ¿hay aquí calidad tal que haga de este libro un objeto disfrutable, apreciable estéticamente más allá de sus valores como “poesía de conciencia”? Antes, debo aclarar que este concepto me es muy caro y no comprendo un arte grande que se desligue por completo de la problemática humana, sea en su aspecto íntimo o en el comunitario. El método consiste en un viaje relatado a grandes pasos, en vista de su extensión: primera página, y busco entibiar el ánimo; segunda, tercera, cuarta... (no estoy contando páginas en blanco ni noticia de los autores, sólo poemas) en la quinta me encuentro con un texto de Alfredo Espinosa, cuyo final funciona de maravillas como cierre poético: “¿Debo añadir que las encuestas favorecen al príncipe, / la bolsa está a la alza y los pájaros aún gorjean?”
            Sigo adelante. Llama mi atención el peso desigual de las notas biobibliográficas, algunas incompletas, algunas innecesariamente extensas. Mi Superlector exigente repasa poemas, a sabiendas de que la poesía es un metal raro. Hay virtudes, eso sí, empleo de recursos variados, destellos de buena prosa poética, poemas-ensayo y versos como éstos: “Delgado y solo, distante, un faro me mira. En su lenguaje ermitaño / susurran las olas, la espuma, los peces de un mar que nadie ha visto”. Y estoy cerca del inicio, buen augurio. Sí, voy encontrando lecturas disfrutables, aquí y allá, porque este libro es un bosque de frutos diversos y el nómada-lector degustará los que acomoden con su gusto. Alanís Pulido me hace detenerme un poco en sus líneas, voy bien. Más adelante, me hace sonreír el poema de “Clarabella”, la vaca. No es novedad hacer poemas a una vaca, pero tampoco es tan común, y éste algo tiene que me atrapa. Página 66: “El desierto no es para cobardes”, poema donde la arena avanza en círculos concéntricos hacia la sed, o algo así, luego de que “libro de arena el corazón se desmorona”. Avanzo entre poetas: un juarense que habla de cantinas y carne asada, una mujer coahuilense logra evocar la experiencia gozosa de la niña que detiene sus nueve años inmersa en un lago, durante minutos, mientras observa a los peces. La poeta se llama Claudia Luna Fuentes. Llego a Enrique Cortazar y releo algunos de sus poemas de mojados. Y luego Gabriel Trujillo... pero ellos son poetas muy conocidos y me apetecen más las novedades. La chihuahuense Isabel Medrano sólo aporta un poema, pero me gusta, y más el final asonantado: “Doce milenios faltan para construir / La ciudad nueva / Donde las palabras ya no sean desiertos / Sino lunas plenas”.
            En mi recorrido, disfruto versos que hablan de Tom Waits; otros hay de franco testimonio, notas rojas, versos-música norteña. También están los del exilio, el poema “Mi abuelo”, de José Ángel Leyva, de reposada nostalgia. Pero, ¿cómo se ordena el material de 64 poetas, que suman cientos de poemas? Pues le sigue Julián Herbert, con uno que dice: “nunca te enamores de 1 kilo / de carne molida” y tiene versos clave: “Nunca te enamores / del soneto de otro. / Nunca te enamores de las medias azules, / de las medias azules debajo de las media, / de la carne del muslo...” Prefiero su “Don Juan derrotado”. Adelante en el orden alfabético, me encuentro (o me reencuentro) con Marco Antonio Jiménez, cuyo último libro no disfruté tanto como sus primeras publicaciones, pero aquí, a partir de la página 289, ofrece una pieza digna de sus mejores tiempos. “Yonke” es una de las piezas maestras que justifican haber viajado por 150 hojas de variada fortuna. El texto se divide en nueve secciones breves de unas cuantas líneas como éstas: “El despojo erigió sus templos en la arena / quiso eternizar en la planicie su vasta / propensión al infortunio...”. Le sigue a este trabajo “Tolvanera”, que refrenda de una buena vez a Jiménez como una de las voces que retratan este norte nuestro con mayor acierto y maestría. Por la letra “M” transitamos a través del regio Margarito Cuéllar, por Mariana Martínez Esténs, pero es imposible comentarlos a todos, así que decido detenerme un poco en Omar Pimienta, con “La caída de las torres”: “Te fuiste cuando se cayeron las torres [...] cuando se asentó el polvo ya no estabas aquí”. Más allá, el interesante verso largo, conversacional de Roberto Castillo con “Cebolla silvestre”, y el cierre del poema donde alguien cuenta cómo “Todo, todo, todo lo he soportado sin quejarme en esta pinche vida / sin embargo, ahora yo les vengo a declarar mi inconformidad / por estar lejos de aquella hermosísima mujer que tiene alas de seda, / un corazón de ópalo de fuego, su sexo con aroma de mil gardenias / y una cama que es una cálida nave humedecida por la luz de la luna”.
            En fin, me ha sido grata la presencia de Rosina Conde, la osadía casi ingenua de Miguel Ángel Chávez, que pasaron por las ventanillas de mi viaje como se ve a viejos conocidos cuando llegas a otra ciudad.
            En cuanto a las ausencias: esencial de las antologías es su naturalísimo límite. Tan lejos de Dios... es tanto o más inclusiva que otras y propicia la aparición de textos y autores poco difundidos. La impresión general que me queda es que los poetas maduros, en general, son los mejores, pues pudieron seguir en la creación literaria por los buenos frutos cosechados. Con excepciones, claro. También hay algunos jóvenes que empieza a repuntar, y hay que bienvenirlos. Con reservas.
            Creo que este libro enriquece el acervo literario de la región y es un aporte valioso de Uberto Stabile, que agradezco a nombre de los lectores fronterizos y en el mío propio. 


* Información obtenida en “El blog de Roge” (www.blogseitb.com/rogeblasco/2011/02/18). Consultado el 22 de octubre de 2011.

2013 de Poesía. Día 49. Roque Dalton

Día 49. Roque Dalton. Un libro levemente odioso (2009)


POBRE LENGUAJE

Mi país es el mundo pero el mundo
está que jode loco de sordera
funeral agorero como un golpe
una pedrada en vez de desayuno
San Pablo era más héroe que yo
somos antiguos panes vanidosos
peregrinos de una misma torre
supuran ya los tragos que tomé

Amo rebelde de una orquesta de agua
suculento desastre que retoña
en las barbas de Dios
trueno capaz de todo la palabra
menos de la incredulidad


 

domingo, 17 de febrero de 2013

Jorge Riechmann en Tenerife


2013 de Poesía. Día 48. Carlos Pinto Grote


Día 48. Carlos Pinto Grote. En este gran vacío (2006)



Lo malo es preguntar y esperar la respuesta
y así
pasar, por esas calles,
con un signo a la espalda,
con una cruz que no me entiende nadie.

Lo malo está en decir
que se ama o que se odia,
mientras el enemigo, la dulce amante,
callan.

Y el corazón no sabe
qué partido tomar
y también se pregunta.

Lo malo es sonreír cuando el otro sonríe
y creérselo uno, creer que me responde.
Y no es una respuesta, sino como el espejo.

Lo malo es no saber qué hacer con la pregunta
que nace una mañana despertándonos casi.
Y mirar a los lados y estar solo y saberlo.
Y no llorar de rabia
sino andar mansamente a construir el día.

Lo malo es ver la tarde llegar.
Todo el silencio se reúne y me habla.
Y me pregunta. Y me callo también.

Lo malo es que, algún día,
uno se muere y pasa.

Y debe ser molesto que los huesos pregunten
y no responda nadie, nada.


sábado, 16 de febrero de 2013

Una vida fascinante


© Archivo
Diego Zúñiga
Diego Zúñiga
El destino de William Stoner era estudiar en la facultad de agricultura de la Universidad de Missouri y luego volver a la granja de sus padres para ayudarlos, pues ese pedazo de tierra era lo único que tenían. El problema es que nadie imaginó que un día el silencioso y obediente Stoner iba a entrar a un curso de literatura que lo cambiaría todo: en medio de una clase sobre Shakespeare, un profesor le iba a hacer una pregunta que torcería, de alguna forma, su destino: Stoner no iba a volver a la granja. Stoner iba a estudiar Literatura, sería profesor de esa misma universidad y nunca más trabajaría en ese pedazo de tierra donde, finalmente, muchos años después -cuando ya había transcurrido una buena parte del siglo XX- morirían sus padres. 
Alguna vez, Roberto Bolaño escribió: “Primer requisito de una obra maestra: pasar inadvertida”. Y Stoner, de John Williams, cumple con ese enunciado: se publicó en 1965, pero recién en estos años ha recibido la atención que se merece.  En 2010, la pequeña editorial española Baile del Sol la tradujo, y ya lleva cuatro ediciones.
Williams -que murió en 1994- escribió una novela acerca de la vida de un hombre común que un día vivió un momento epifánico, pero que nunca más se volvería a repetir. Porque Stoner es la historia de un profesor universitario que ama la literatura, pero que no logra encajar en la vida: no le interesa competir con sus colegas universitarios, se casa joven y equivocadamente, se vuelve a enamorar en algún momento, pero sabe que su destino nunca se torció realmente. 
El gran mérito de esta novela es convertir a un personaje común en una persona compleja e inolvidable. El gran mérito de este libro -que se parece a novelas tan grandes como Viaje al fin de la noche y Bajo el volcán-, es recordarnos por qué nos gusta tanto leer novelas: porque nos acordamos de  quiénes somos, a pesar de que no nos guste escuchar eso.