Ayer recibí el libro de poemas "Animales perdidos", ed. Baile del sol, de Vicente Muñoz Álvarez. Lo devoré de inmediato. No solo no me defraudó en absoluto, sino que me parece un poemario brutal, maravilloso, romántico y duro, desolador y lleno de esperanza. Además ocurre algo curioso: creo, puede que me equivoque, que el poemario se empezó a gestar, más o menos, cuando V y yo nos conocimos a través de nuestros respectivos blogs. De esa época surge el primer vídeo/musicoplastidrama que voy realizando (poco a poco) con textos de mis autores preferidos, los que había hecho antes eran siempre con mis textos o solo con música. Hicimos por aquel entonces, un trueque artístico que hasta hoy sigue dando frutos: un cuadro, un poema, una música, un vídeo, un prólogo, colaboraciones, encuentros poéticos incendiarios etc. Amistad de la buena.
De otro de los poemas del libro (cuando éste era inédito, claro está) hice otro vídeo más adelante: Uno de esos poemas de Vicente sobre su trabajo de vendedor de zapatos, tan desgarradores, tan "gristes" y a la vez emocionantes.
El libro se divide en tres partes y es un poemario de atomósferas y de tonalidades. El primero, el infierno, es oscuro y agobiante, enormemente triste y dramático. La segunda atmósfera es la del purgatorio, es de un color "griste", más plácido que el anterior, pero igualmente sobrecogedor, poseedor de una estaticidad llena de tensión, y llegamos al tercer lugar del libro, el cielo, que es tan luminoso que en verdad ciega, consigue un contraste tan bestial que llega a cegarnos con tanta luz. Siempre alejado de la cursilería y la ñoñez, nos deja poemas de un romanticismo crudo y sencillo y muy hermoso, tan bellos como desgarradores los primeros. Nada tienen que ver estas palabras con mi admiración por este autor, me identifico a la perfección con su estilo y contenidos, lo único que podría tener que ver es el hecho de escribir esta breve y humilde reseña, desde mi admiración y amistad. Él fue, por cierto, al que primero conocí de todo el grupo de artistas malditos que, gracias a él, he ido conociendo y admirando hasta el día hoy. Ninguna falta poner nombres, porque son muchos, cada vez más.
Mencionaré también las preciosas ilustraciones/dibujos (y portada) de la adjudicataria de la tercera parte del libro, "cielo", Julia D. Velázquez, magnífica, como siempre. Me permito poner aquí el que más me gusta.
Éstos son los vídeos/musicoplastidramas en cuestión, de aquellas (2009/10) no tenía unos medios técnicos de grabación de sonido ni de edición de vídeo demasiado buenos, pero el resultado, al menos, es auténtico.
Tituló vicente el poema del primer vídeo igual que el cuadro "cola para genocidio". El otro se titula "días de ruta".
Cola para genocidio:
Días de ruta:
Velpister
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