Día 33. Luis Miguel Rabanal. Música para torpes (2012)
LOS HIJOS DE PURA
Son actos bochornosos que no queremos
que sucedan.
La mañana resplandece y hay muchachas
para espiar desde otro mundo, el que aprisionas
a diario escurrido entre los dedos.
La mañana se detiene ante ti
y te vuelves huraño
y persigues a alguien que te explique por qué.
Velas fijamente para que el viento se calme
porque la hora propicia es la del desprecio,
y delante de la valla, o es delante de la vida,
te dejas prender.
Ese cuento, además, lo sabías.
El hombre más triste, el que más desazona
con su rostro desfigurado y tedioso,
el hombre que se asemeja al hombre
que vivió en tu casa dos o tres inviernos
y murió de fríos, pues aquí está, de pie.
A mis brazos, le dirás
cuando despiertes y hayas recordado al fin
su verdadero nombre, el que te daba miedo.
Y en la habitación contigua
que ya no ocupa el fantasma, acecharás
su boca que te sabía a menta.
En la calle hay misterios
y barro, uno se desdice pronto
cuando lo que más apetece es sollozar,
o dejar a tu muñeca cuestionarse
la hora, o salpicar los cristales con agua
fuerte hasta haberte emborrachado.
Enseguida te extrañas de que no venga
a visitarte nadie,
es horrible tu silla.
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