Día 32. Olga Luis Rivero. Gran rojo (2003)
Ha pasado un año. Es invierno y estoy sola
en una pensión del Reino. Mientras, otros trepan
los abismos con perfume de mujer.
Los barrancos ven correr deliciosamente
o escuchan música en la danza de las palmeras.
Lloro y prendo fuego a los animales que me habitan
la tristeza. Ardo presa de una rabia.
Ha crecido un árbol en la puerta de la casa.
Rara es la vez que alcanzo a tocarlo. Pero lo sé.
Está ahí, donde otras cosas tendrían que encontrarse.
Un árbol que es silencio, donde nada tiene boca
ni hace ruido.
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