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Posted on 22 noviembre, 2011 Fábrica de mitos,
Foto tomada por: Claus Gretter
Tengo que decirlo: yo era el tipo de persona que no leía nada que no
estuviera consagrado: la literatura que hubiera pasado la prueba del
tiempo y de las traducciones. Así, mi incursión en la narrativa
contemporánea es muy reciente: apenas hace unos años comencé a leer
libros de autores vivos y creo que ha sido poco lo que ha logrado
sorprenderme. Además, como lectora maliciosa tengo mucho más tiento y me
reservo mi entusiasmo, no vaya a ser que me deje llevar por fuegos
fatuos que luego no resulten ser literatura de verdad.
Pienso en esto y lo digo porque me acaba de ocurrir algo que no me
había sucedido hace mucho: leí una novela y me impresionó tanto que
quería abrazarla, llorar con ella, no despedirme nunca de sus personajes
e ir por la calle diciendo a cada persona lo que me acababa de
encontrar en esas páginas. Así de fuerte fue la conmoción que me produjo
Canción para la noche, novela de Chris Abani impecablemente traducida y publicada por Sur Plus (editorial orgullosamente oaxaqueña).
La ventaja de los autores vivos es que a veces se puede hablar con
ellos: los tiene uno de frente para agradecerles la experiencia que nos
propiciaron y para indagar un poco sobre ella. De Abani yo sabía apenas
lo que decía la solapa del libro: que nació en Nigeria, que ha estado
escribiendo desde los 16 años y que había padecido el encarcelamiento y
la tortura a causa precisamente de sus escritos, los cuales también
representaron la redención en forma de premios literarios, becas y una
plaza de profesor en la Universidad de California, Riverside. Con esta
breve información biográfica y mi lectura emocionada de
Canción para la noche
(junto con mi ejemplar, listo para ser firmado) llegué a la Casa
Refugio Citlaltépetl, donde me encontraría con un hombre enorme, afable y
generoso, con quien sostuve esta conversación.
Fábrica de Mitos: Éste es el primer libro tuyo que leo, pero
sé que has escrito otras cosas. ¿Cómo dirías que se relaciona esta
novela con el resto de tu producción?
Chris Abani: Ahm… Recientemente, desde el 2004, he publicado cuatro libros que forman un cuarteto. El primero fue
Graceland,
que es acerca de un imitador de Elvis nigeriano, pero dentro de ese
libro estaba la historia de una niña que sufrió un abuso terrible,
llamada Efwa, y un niño soldado llamado Innocent. Así, Efwa se
convirtió en el libro llamao
Becoming Abigail; Innocent se convirtó en
Song for night (Canción para la noche, Sur Plus, 2011); y el imitador de Elvis se convirtió en
The Virgin of Flames,
así que todos están conectados pero todos son acerca de cómo uno se
vuelve consciente y cómo uno encuentra la redención en los lugares más
oscuros, y cómo podemos sanar y cómo podemos continuar y cómo es posible
que incluso en medio de las cosas más difíciles siempre haya amor. Así
que este libro cierra el ciclo de obras que plantean esas preguntas.
FM: Esta novela es acerca de un joven que enfrenta la guerra y
la supervivencia en ese tipo de circunstancias, pero el lenguaje es un
tema central. ¿Por qué?
CA: Bueno, porque es una creencia de mi cultura que
el mundo existe dentro del lenguaje: el mundo material está hecho de la
lengua que hablamos, no existe fuera del lenguaje. Así que nosotros
creemos que todo lo que existe en el mundo material es un reflejo de
algo que existe en un mundo inmaterial, y el puente entre esos dos
lugares es el lenguaje. Y ya que el personaje habla en igbo, que es la
lengua de esta cultura, necesariamente se enfoca en cómo el lenguaje es
lo que transforma, porque el propio lenguaje fuerza eso en la narración.
FM: Como sabes, en la cultura occidental no se conoce mucho
de la literatura africana, pero como un escritor africano, ¿qué crees
que tu cultura aporta a tu obra?
CA: Mi cultura lo aporta todo: simplemente el
lenguaje es un producto de mi cultura. Mi filosofía, mi visión del
mundo, mi religión, todo influye en mi obra. Incluso cuano era católico,
pues la manera en la que se practica el catolicismo en África es
diferente de la de Roma… Así que todo lo que soy es esencialmente el
producto de una cultura, pero entonces tengo múltiples culturas: fui
criado como igbo, pero tuve una madre blanca inglesa, y mis influencias
televisivas fueron las películas de Bollywood, la televisión
norteamericana, las telenovelas mexicanas, la televisión australiana…
Así que de muchas maneras mi cultura es una cultura cosmopolita moderna,
y todo ello es llevado a lo que escribo.
FM: ¿Cuáles dirías que son las ideas que corren a través de toda tu obra?
CA: Las ideas principales que atraiesan mi trabajo
son, nuevamente, la idea de que el lenguaje es la realidad última, que
todos podemos encontrar un hogar en el lenguaje y que el lenguaje puede
cambiar el mundo en el que vivimos. Es una fe completa en la idea de que
los escritores africanos muestran la humanidad de la gente de África;
mi trabajo dice fervientemente que todos compartimos una humanidad
común, así que todos somos humanos en las mismas formas: todos
fracasamos y triunfamos de la misma manera, y todos queremos lo mismo…
Lo único que nos separa como seres humanos son las especias que usamos
para cocinar, porque son lo único que es específico de un lugar
determinado.
FM: Es cierto.
CA: ¡Sí!
FM: Y es una hermosa idea.
CA: Sí…
FM: Y después de que tú mismo has pasado por circunstancias
muy difíciles, noto que tu personaje principal es una prueba de que aún
tienes fe en la humanidad. ¿Cómo?
CA: Bueno, je, creo que cuando ves lo peor de lo que
la gente es capaz simultáneamente están las cosas más grandiosas. Yo
pasé un tiempo en prisión por mis escritos, y no me llevaron a una
prisión especial, sino a una general, con gente realmente mala, y esa
gente mala hizo muchas cosas buenas por mí… Yo estoy vivo hoy gracias a
mucha de esa gente mala, y así fue que aprendí que la gente mala a
menudo hace cosas buenas y la gente buena a menudo hace cosas muy malas,
y llegué a valorar lo difícil que es ser bueno. Sin importar lo que
puedas ver, puedes darte cuenta de que la mayor parte de la gente
termina haciendo cosas malas porque intentaban hacer cosas buenas:
alimentar a su familia, tener una vida mejor… Así que para mí es muy
difícil hacer ese tipo de juicios; creo solamente en la idea de la
gracia: algunos de nosotros tenemos la suerte de tener una gracia que
está más allá de nosotros y nos redime.
(Nota de la traducción: Chris Abani usa el término inglés “grace”,
que puede significar cualidad o favor; noto que puede equipararse con la
palabra ashé / axé, que significa un bien material, una bendición o
suerte).
FM: De acuerdo, las últimas dos preguntas, que son las más difíciles. La primera: ¿qué significa la literatura para ti?
CA: La literatura para mí significa… es básicamente
el repositorio de toda la humanidad, de toda la raza humana en el
tiempo. Es lo que contiene la memoria humana, lo que contiene el deseo
humano, que se mitiga sin la presión de lo que llamamos “hechos”. Así,
nos permite casi como una meditación llegar a una verdad más profunda,
que a menudo contradice las cosas que vemos, pero eso es lo más
importante. Eso es la literatura, creo que se convierte en una expresión
de los más profundos ideales humanos posibles. Incluso la literatura
que no tomamos en serio, como las novelas romáticas, son un reflejo de
la sociedad, que nos dicen cómo actúan los hombres y las mujeres, así
que la literatura es de muchas maneras la encarnación de la experiencia
humana.
FM: Finalmente, ¿por qué escribes?
CA: Escribo porque no podría no escribir, pero
también escribo porque soy un muy mal músico (ríe). Mi primer amor
siempre ha sido la música, creo que paralelamente la literatura y la
música, y si fuera un músico realmente bueno no estaría escribiendo,
porque el lenguaje de la música trasciende, no requiere traducción, le
habla a la gente o no, y creo que hay algo muy puro en eso, algo que me
gustaría encontrar. Toda mi literatura es un intento de hacer música, de
crear un lenguaje suficientemente puro como para que, incluso al ser
traducido en múltiples idiomas, conserve esa pureza, no en un sentido de
bondad, sino en el de ser casi como un espejo que te permita ver lo que
quieras ver. Entonces por eso escribo, y también porque nada más ha
llamado nunca mi atención: publiqué mi primera novela cuando tenía 16
años, ahora tengo 44… ¿Qué otra cosa podría hacer, que no sea preparar
hamburguesas?
http://www.fabricademitos.com/chris-abani-%C2%BFque-mas-podria-hacer-sino-escribir/