La novela trata de los jóvenes de hoy en día, de la facilidad que tenemos para decidir emigrar al extranjero a vivir una aventura, a aprender idiomas, a vivir una realidad ficticia. De cómo de dura puede ser la vuelta a España (en el caso del personaje del libro, a Madrid) cuando te das cuenta de que las aventuras en el extranjero fueron solo un espejismo, que la vida real va de hipotecas, largas jornadas de trabajo y viejos lugares archiconocidos.
Hasta aquí todo bien, a medida que el autor va describiendo estados de ánimo durante su vida en Irlanda y a su vuelta a su ciudad natal puedo reconocer muchísimos de ellos, experimentados durante mis estancias fuera. Sin embargo, hay algo que no cuadra, pequeños detalles que hacen la diferencia entre estas experiencias y la mía: la historia de este joven aventurero transcurre entre 2005 y 2007.
El libro describe la experiencia de un joven que decide marcharse por voluntad propia, principalmente debido a sus ganas de aventura. Siguen habiendo muchos que elijen destino en el extranjero por la experiencia vital, por supuesto, pero a este grupo se le están anexando muchísimas personas que se marchan, con más o menos ganas, buscando algo que en España no encuentran, algo fundamental. Buscando condiciones que Ricardo, el protagonista de Acantilados de Howth, encontró nada más llegar a Madrid: trabajo y casa en propiedad. Sufrió otro tipo de penurias, la readaptación no es fácil y el recuerdo de lo que pudo haber sido y no fue nunca te abandona, pero entonces, allá por el 2005, la decisión de volver a España no conllevaba las preguntas hoy día tan trilladas de: "¿Conseguiré trabajo?", "¿Lograré independizarme algún día?". De lo de comprarse una casa, mejor ni hablemos.
El capítulo final del libro comienza: "Hemos vendido la casa. Ha sido rápido, y en el poco tiempo transcurrido desde que la compramos se ha revalorizado un cincuenta por ciento. Este país se está volviendo loco." El personaje acaba de cumplir 30 años. Y sí, éste es un libro de ficción, pero todos sabemos que en el 2007, hace 5 años, el país funcionaba así. No sé a vosotros, a mí me ha dado que pensar...
En fin, no quería dramatizar, pero es que lo que estamos viviendo es un drama, lo queramos ver o no. No me referiré al poder adquisitivo, al no poder comprar un coche nuevo con un sueldo medio de un ingeniero español o no poder viajar todo lo que a los jóvenes nos gustaría, no hablo de lujos. Me refiero al derecho a la vivienda, al derecho a vivir independientes, que atribuyo a los jóvenes veinte- o treintañeros (¿estaré demasiado loca?).
Me fui por las ramas: cuando terminé el libro pensé en hacer una pequeña reseña en el blog, y la influencia de la huelga me ha llevado por otros derroteros. Sea como sea, Acantilados de Howth es una lectura muy recomendable, fresca y actual. Especialmente para personas que, como yo, han vivido la dicotomía experimentada al vivir en el extranjero: la alegría y melancolía, la emoción y la añoranza, las ganas de conocer más con la sensación de pérdida de lo conocido. Un libro que refleja los sentimientos de un joven que debe adaptarse a la realidad que dejó en España tras volver de su aventura irlandesa. Fue duro. Consiguió trabajo y casa, pero fue duro. Yo prefiero no tener que adelantar el futuro que nos espera a los que salimos y aun no vemos la fecha en que podamos volver...
El capítulo final del libro comienza: "Hemos vendido la casa. Ha sido rápido, y en el poco tiempo transcurrido desde que la compramos se ha revalorizado un cincuenta por ciento. Este país se está volviendo loco." El personaje acaba de cumplir 30 años. Y sí, éste es un libro de ficción, pero todos sabemos que en el 2007, hace 5 años, el país funcionaba así. No sé a vosotros, a mí me ha dado que pensar...
En fin, no quería dramatizar, pero es que lo que estamos viviendo es un drama, lo queramos ver o no. No me referiré al poder adquisitivo, al no poder comprar un coche nuevo con un sueldo medio de un ingeniero español o no poder viajar todo lo que a los jóvenes nos gustaría, no hablo de lujos. Me refiero al derecho a la vivienda, al derecho a vivir independientes, que atribuyo a los jóvenes veinte- o treintañeros (¿estaré demasiado loca?).
Me fui por las ramas: cuando terminé el libro pensé en hacer una pequeña reseña en el blog, y la influencia de la huelga me ha llevado por otros derroteros. Sea como sea, Acantilados de Howth es una lectura muy recomendable, fresca y actual. Especialmente para personas que, como yo, han vivido la dicotomía experimentada al vivir en el extranjero: la alegría y melancolía, la emoción y la añoranza, las ganas de conocer más con la sensación de pérdida de lo conocido. Un libro que refleja los sentimientos de un joven que debe adaptarse a la realidad que dejó en España tras volver de su aventura irlandesa. Fue duro. Consiguió trabajo y casa, pero fue duro. Yo prefiero no tener que adelantar el futuro que nos espera a los que salimos y aun no vemos la fecha en que podamos volver...
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