jueves, 31 de octubre de 2013

Aforismos felices

Día 28/10/2013 - 10.30h
http://www.latiendadebailedelsol.org/46-p%C3%A9rez-antol%C3%ADn-mario-la-m%C3%A1s-cruel-de-las-certezas-.html
Hace meses, los lectores de Castilla y León oyeron a Mario Pérez Antolín lanzar una afirmación dudosa o cuando menos extraña: se retiraba de la creación poética. No creí en semejante renuncia, pues uno de los autores más representativos de la antología Sentados o de pie, 9 poetas en su sitio era precisamente él y, además, con una filiación entusiasta y de continuidad impecable. Pero atando ahora los cabos sueltos a los lazos de un compañerismo auténtico, entiendo su determinación. Efectivamente, la recopilación que en 2010 se hizo de toda su obra poética sonaba a repliegue estratégico. Con la publicación en 2011 de su libro Profanación del poder, todos entendimos que el poeta cedía protagonismo al filósofo que siempre se solapó en cada uno de sus versos.
Con la reciente publicación de su libro La más cruel de las certezas -que prologa Victoria Camps y edita Ediciones Baile del Sol-, la evidencia casa con esa realidad que ya Goethe asumía como inevitable en la conciencia de un verdadero escritor: que «los pensamientos vuelven, las convicciones retoñan; los estados pasan irrevocablemente». Este libro de aforismos representa una apuesta sin retorno porque estamos hablando de una autenticidad que, posiblemente, ni el propio poeta había sospechado: «Seguramente -dice en una declaración sin red- yo debería haber sido otra persona, tal vez un jíbaro reductor de cabezas o un gentleman con chistera y bastón; pero me quedé en escritor... Ya no tengo otra alternativa que aceptarme, malvender lo poco que resta de mi patrimonio y esperar que nadie se parezca jamás a mí». En resumen: que resbalamos por el filo cortante de una historia nada complaciente y atípica que se llama aforismo.

Desde Hipócrates a nuestros días, el aforismo ha concretado la filosofía de lo breve en un mínimo de periodos pero con un máximo de ideas. Filósofos de todos los tiempos, científicos, místicos, artistas e incluso políticos, han acudido a esta síntesis del vuelo que evita argumentos inútiles para abordar problemas prácticos. Dicho así parece una simplificación más. Pero como género supone una senda tan restrictiva que sólo inteligencias bien dotadas dirimen de un plumazo la convivencia entre el conceptualismo más abstracto y la experiencia más vital. La inmensa mayoría de los aforistas no resiste una lectura amable: unos embarrancan con el ingenio y otros patinan con la verdad. Son contados los que logran hilvanar pensamiento y naturaleza a una razón cabal que prenda, además, en una belleza arraigada. Por esto mismo, la intensidad del aforismo suele hacer trizas las prospecciones del escritor más templado.

Ingrávida desenvoltura

En esta deriva lúcida e inmisericorde se afinca, precisamente, el aforismo que define el pensamiento compacto de Mario Pérez Antolín. Empezar la lectura de La más cruel de las certezas parece tarea fácil, pues da la sensación de entrar en una crónica de «ingrávida desenvoltura», como dice el propio autor. Pero la comodidad resulta ficticia de inmediato como ocurre en toda ciencia que no emplea el rodeo. Lo cierto es que al final se sale de cada aforismo -medio millar con temática variada y seductora- tocado y sin resuello. Primero, porque es imposible dejar su lectura sin interrumpir eso que llamaba Schopenhauer -uno de los aforistas más torrenciales y directos de la historia- la comprensión de un problema. Y en segundo término, porque la crueldad de esa certeza no es tan dramática como se piensa: coincide con las verdades «que todos huyen y por la que todos sufren» -dice su autor- y que Voltaire resumía como «una broma pesada» de la eternidad recurrente y de la cotidianidad más baladí.
El discurso filosófico de esta crueldad serena, que acoge Mario Pérez Antolín en su libro, y que divide metódicamente en seis partes, recorre las estancias básicas del conocimiento y de la condición humana. Nada ni nadie -ni siquiera el autor- se salva de esa rectitud desenvuelta y profunda. Extraña la tensión contenida de éste su segundo libro de aforismos. Hay en él una madurez y maestría trazadas con tiralíneas: cínico como el mejor Catulo, despegado de lo terrenal con la grandeza de Marco Aurelio, centrado en el hombre pero más allá de sí mismo a lo Montaigne, inquietante como la caña pensante de Pascal, despegado del peligro de vivir como Nietzsche, incómodo como un arrumaco existencialista de Schopenhauer y, al tiempo, de una serenidad rotunda como el Guillén más lírico que inquiere en las ontologías poéticas. Bienvenido al aforismo donde nada sobra y todo aprovecha si, como aquí, al pensamiento lo atraviesa una pasión cabal. 

2013 de Poesía. Día 302. Jose María Cumbreño

Día 302. Jose María Cumbreño. De los espacios cerrados (2013)


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LOS ESPEJOS Y LAS PUERTAS

Los espejos se parecen tanto a las puertas que hay
días en los que, por si acaso, lo mejor es descolgarlos y
ponerlos mirando a la pared.

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miércoles, 30 de octubre de 2013

Sara Herrera Peralta: “Quien mire hacia abajo, pierde”

Baile del Sol, 2013. 52 páginas

22 octubre, 2013 por
 
Autora de una serie de poemarios muy unitarios, que suelen tener la denuncia de la alienación como uno de sus ejes, Sara Herrera Peralta se caracteriza por un tono pulido y contenido, que no ha estado exento de distintos procedimientos e investigaciones formales.
En este Quien mire hacia abajo, pierde, su octavo poemario editado, se agrupan una treintena de poemas. Cada uno de ellos se titula como una estación de metro de París. Como ya hiciera en De ida y vuelta, su segundo libro, Herrera Peralta emplea el transporte suburbano como escenario para su poesía. Sin embargo, en estos textos no suele entablarse, salvo algunas excepciones, relación entre dichas estaciones y el contenido de las composiciones. No existe, por tanto, localismo. Aunque constan referencias a París, estas son fácilmente asumibles como metonimias.

shpEn este volumen, ahonda Herrera Peralta en un registro más existencial, que parte de un cuestionamiento de las condiciones actuales de los trabajadores. Despliega una serie de reflexiones acerca de la vida, de lo que nos constituye como seres humanos, como individuos, como sociedad. La cotidianeidad urbana constituye el marco y el punto de partida de todo ello. La autora presenta un apego a lo concreto porque es desde ahí donde se genera la reflexión y lo que la condiciona. Sin embargo, no existe un afán costumbrista, ni prima tampoco un registro descriptivo. La poeta encuentra un espacio donde transcurre la vida de las personas; y es que la vida constituye, en verdad, el centro de toda su obra. Aun así, aparecen esbozadas historias, de las que la escritora recoge retazos que, en conjunto, construyen un apunte de mosaico de la realidad de los trabajadores urbanos. Al respecto, destaca la presencia de mujeres como personajes, casi todas las veces como sujeto en relación (madre, hermana, hija). En cualquier caso, alterna algunas piezas con referentes reconocibles, específicos, con otros que emplean un registro más abstracto, más filosófico. De ahí que encadene paradojas y preguntas retóricas en los textos.
Quien mire hacia abajo, pierde posee una dicción clara, más cercana a Shock y a Provocatio que a Hay una araña en mi clavícula. Herrera Peralta explora el concepto y el sentimiento de extranjería, de otredad; la soledad debida a la incomunicación y también la necesidad de establecer contacto. La ciudad capitalista es una barrera para ello, según se muestra en el libro. La alienación, la rutina, la planificación y la fatiga provocada por el trabajo se manifiestan como obstáculos en los intentos de mantener relaciones humanas saludables.
Al respecto, aborda la condición laboral de los inmigrantes (el «yo poético» es uno más), su explotación. Entabla una solidaridad sincera con ellos, y pone de manifiesto cómo les afectan los mismos problemas. Herrera Peralta conoce bien el origen de ese hastío, y lo vincula con facilidad: la explotación laboral, el tiempo invertido en el transporte, los nulos estímulos para el desarrollo personal que se ofrecen en esta sociedad y que remarcan una estructura de dominación. Sin embargo, la autora sabe manejarse con sutileza en ese terreno.
El pragmatismo debe vencer a la filosofía, a la contemplación, a la duda, a la curiosidad. El ritmo trepidante del horario somete toda inquietud. Alude, en definitiva, al tiempo vacío, que ejerce de limbo en nuestra existencia, que no parece ser recuperado para la vida.

shpcubEntonces, los sueños, la necesidad de imaginar una salida, una existencia plena, aparece como algo irremediable. Hay esperanza en que las cosas cambien: «Pero cierto día París no será / la ciudad de las postales». El «yo» no se deja vencer por el desaliento, no claudica el impulso vitalista. Aun así, expresa la necesidad de abandonar esta rutina. Y es que se constata una continua oposición entre la vida digna y placentera, donde el individuo puede realizarse, y la vida frustrante, triste y aburrida de la sociedad contemporánea. Esta última aparece retratada mediante escenas simbólicas de la gran ciudad (máxima expresión de la industrialización) y de las relaciones laborales capitalistas. Pero existen esos espacios donde relacionarse y vivir de otra manera, no muy lejos. En ese sentido, se opone lo rural al utilitarismo de la urbe (ese lugar donde «la lluvia se mide»). La periferia, por tanto, es el lugar donde la vida es posible, donde se supera la separación de la naturaleza, más allá de su instrumentalización, que se produce hoy en día. Además, realiza una reivindicación y un reconocimiento de las luchadoras (porque son mujeres, básicamente) por la vida digna.
A pesar de todo, su mirada contiene y comunica ternura, e incorpora frecuentemente un componente emocional a los poemas, que les aporta también el elemento concreto a una posible lectura más teórica.
La mayoría de los textos son piezas breves. Sin embargo, destaca el primer poema, que demuestra cómo, en los poemas más extensos, la autora sabe utilizar una intensidad bien dosificada y un hábil desarrollo.
 Por otra parte, reflexiona sobre el viaje como metáfora de la vida. El vagón de tren permite juegos alegóricos que, en manos de Herrera Peralta, van más allá de lo trillado y de lo evidente.
Sara Herrera Peralta, en definitiva, presenta un libro breve pero brillante, que nos permite reflexionar sobre nuestra asfixiante existencia y sobre las grietas a través de las cuales respirar. Nos habla de ese sentirse ajeno a la vida, a la propia vida, como se es ajeno al paisaje que pasa veloz por la ventana del vagón.

2013 de Poesía. Día 301. Raquel Zarazaga

Día 301. Raquel Zarazaga. Hierba oliendo a carne (2013)


http://bailedelsol.org/index.php?option=com_booklibrary&task=view&id=629&catid=0&Itemid=427
ELLAS SON LA TIERRA

En la cola del pan.
Arropando a la progenie.
Sin quebranto ante la muerte.

«Examina mis brazos, mis heridas,
verás que resistí el cerco.»


A horcajadas de la vida,
cercanas a su orilla sensible.
Con el corazón bien a la vista.
Poliédricas.

Las hay de neuronas dulces y penachos húmedos;
mujeres de convulsos hielos y vanos arenales.
Adultas en transición divisibles por su niñez,
más–menos su madre al cuadrado.

–«J´adore le féminin absolu.»


Entre el agua y la boca tensan las redes,
designadas sabe–dios–por–quién
para hacer germinar párvulos soles.
Figurantes, figurines, figuradas.

Lucientes en sus íntimos calostros,
crecidas por los márgenes...
siempre al dolor en fuga.

Ellas son la tierra, el fruto, la saliva.

http://bailedelsol.org/index.php?option=com_content&view=article&id=601&itemid=426

martes, 29 de octubre de 2013

Stoner, de John Williams


Había oído hablar de Stoner (Edit. Baile del Sol) y tenía el libro en mi poder, aunque algo olvidado, hasta que, con motivo de la "Gala Literaria" que hicimos con ocasión del Día del libro, Mientras leo eligió como acompañante para la cena a Stoner. Mi piloto lector se activó y rescaté el título de mis estanterías. Vamos allá.


Algunas personas pasan por la vida sin hacer ruido, pasan desapercibidas. Aparentemente son tímidas, apocadas, sin mucho que aportar; son una aguja en el pajar del anonimato de las masas. Sin embargo, debajo de esa aparente mediocridad se encuentra una persona entrañable, noble, débil pero con firmes convicciones y una fuerte vocación por la enseñanza. Una persona que resulta ser una joya para la quien sea capaz de reparar en su exitencia. En esta historia, esa persona es un hombre: William Stoner.
"Nunca ascendió más allá del grado de profesor asistente y unos pocos estudiantes le recordaban vagamente después de haber ido a sus clases".

Stoner es un joven perteneciente a una familia muy humilde dedicada al duro trabajo en su granja sita en el pueblo de Booneville (Missouri). Con 19 años, un poco más tarde de lo habitual, sus padres, haciendo para ello un importante sacrifio, lo mandan a la universidad para que estudie "Agricultura", con el fin de ayudar en la gestión de la granja cuando acabe sus estudios. Pero la vida tendrá otros planes para Stoner. Uno de los profesores que se cruzan en su camino, Archer Sloane, marcará su vida y le enseñará a descubrir su verdarera vocación y destino: la enseñanza de Literatura.
"¿Pero no lo sabe usted, señor Stoner? preguntó Sloane. ¿Aún no se comprende a sí mismo? Usted va a ser profesor."
 Que nadie espere encontrar aquí acción o un ritmo ágil pues, si bien es una historia sencilla narrada de forma igualmente sencilla, es pausada, teniendo el autor auténtica maestría a la hora de llenar de matices una vida aparentemente anodina
El protagonista es un personaje cargado de profundidad, Williams le da vida de tal forma que llegas a tener la sensación de que realmente lo conoces. Su aspecto apocado, tímido y frágil hace que en algunos momentos sientas ganas de gritarle, de decirle que haga de la dignidad su escudo, que diga "basta ya". Sientes indignación por su conformidad con determinadas circunstancias. Sin embargo, alberga sentimientos tan puros y admirables que acaba cautivando al lector con su constante búsqueda de la paz interior, con la fidelidad a sus ideales y el deseo de actuar conforme a su conciencia.

"La tristeza por los apuros ajenos le acompañó en todos los momentos de su vida".
Stoner es, en definitiva, la historia de una vida, una vida llena de zancadillas y contratiempos personales y profesionales. Una vida que te llega, te commueve, te emociona y no te deja indiferente (debo confesar que en los dos últimos capítulos tuve que parar de leer para secarme las lágrimas).
"...Se las había arreglado para llegar a una certeza: que a la larga todas las cosas, incluso el conocimiento que le permitía saber esto, eran fútiles y vacías y que al final empequeñecían hasta convertirse en una nada donde ya no cambiaban."

Puede que Stoner pasara por la vida sin hacer ruido, sin dejar huella, pero os aseguro que permenecerá por siempre en el corazón del que lea su historia.
Me sumo a las palabras de Rodrigo Fresán: "Stoner es una obra maestra. Y punto".

___________________________________

Si queréis saber más de su autor, pinchad aquí. Hace poco se ha publicado en nuestro país otra de sus novelas, "Butcher's Crossing", que fue escrito con anterioridad a Stoner. Su última novela publicada en vida fue "Augustus", que fue premiada con el Natinal Book Award de 1.973, y que aquí pasó a llamarse "El hijo de César" (ni que decir tiene que ya le tengo el ojo echado).
Venga, todos a leer "Stoner". 
 

2013 de Poesía. Día 300. David Franco Monthiel

 Día 300. David Franco Monthiel. Por donde pasa la poesía (2011)



LA SANGRE PROMETIDA

I.
ESTRATEGIA DEL DESPOJADO
En caso de ataque,
sangraremos.

II.
CONTRATAQUE
Del sur al norte
sobre el campo minado
vuelan los pájaros.

III.
BLACKWATER WORLDWIDE
¿Ves? Es la sien
la que se va acercando
a la pistola.


lunes, 28 de octubre de 2013

2013 de Poesía. Día 299. Enrique Falcón

Día 299. Enrique Falcón. Por donde pasa la poesía (2011)


Bombardearán tu casa.

Reclutarán al último de tus hijos
Digo que existe la mortaja que ya te van cosiendo
(Se—
pultarán tu nombre).
                   So—
breun palo azul,
un chasquido en paz de moscas.

Con señuelos y blasfemias van a entrar en tu cuarto.

Bombardearán tu casa:
Dejarás de sembrar.
Un hombre tiene siempre
la edad de su enemigo.

domingo, 27 de octubre de 2013

2013 de Poesía. Día 298. Vicent Camps

Día 298. Vicent Camps. Por donde pasa la poesía (2011)


Aún llevo dentro
el niño que un día
de finales de los sesenta
jugaba
con su compañero de pupitre
a descubrir cuántos años
tendríamos en el dos mil
y al comprobar
que serían cuarenta y dos
exclamaba entre risas
¡qué viejos!
y ya cumplí los cincuenta
y he dado vida
y compartido muerte
y me duele este poema
como cada uno de los años
con los que no supe
qué hacer


sábado, 26 de octubre de 2013

2013 de Poesía. Día 297. Matías Escalera

Día 297. Matías Escalera. Por donde pasa la poesía (2011)


DEBAJO DEL ASFALTO

Debajo del asfalto no hay playas: sólo vida pasada
Y sueños incumplidos…

(aun así) No mires: tampoco los encontrarás…

Los sueños incumplidos… (ni la vida pasada…)


viernes, 25 de octubre de 2013

2013 de Poesía. Día 296. Carmen Camacho

Día 296. Carmen Camacho. Por donde pasa la poesía (2011)


ESTOY CON LOS ÁNGELES
Para ser mustias
he de admitir
que entiendo perfectamente
a los ángeles,
cuando tantísimo se quejan
del soplete abrasador
del zumbido, del pitido, los crujíos,
de esas galaxias
—tan viejas y todavía funcionando—
Si soy yo, y me enervo
cada vez que se me cuela el lápiz
por detrás del universo.
Téngase en cuenta además
que los querubines
son todo oídos y cabeza,
y que casi siempre les toca sobresalir
por la parte de las hornacinas
cercanas a los gases/ a las nebulosas…
vamos una mierda:
antes que eso,
¿yo?, ¡cariátide!


jueves, 24 de octubre de 2013

Ricardo Virtanen, Artista total



2013 de Poesía. Día 295. Benito del Pliego

Día 295. Benito del Pliego. Por donde pasa la poesía (2011)


Se esfuerza porque nada de lo escrito quede, porque
pasen letras como el agua pasa sobre la piedra y pasan y
pasan y pasa y moldea. No con cincel, no con lija, no con
buril ni cepillo; agua con agua en la que la rama se lava y
luego se arrastra hasta el agua, y luego se pudre y luego
luego.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Lúcido análisis de la realidad

manuel cuenya 20/10/2013
Con prosa poética, depurada, esencial, y buenas dosis de pensamiento crítico, Mario Pérez Antolín nos sacude las vísceras y nos introduce de lleno en el saber con este volumen, La más cruel de las certezas (Baile del Sol, 2013), en clara referencia a la muerte. «Sólo la muerte es perfecta», escribe este filósofo, nacido en Alemania, que reside y trabaja en Ávila. 
Se trata de un libro estructurado en cinco capítulos y compuesto por textos breves, en ocasiones hiper-breves, entre los que encontramos aforismos (algunos de los cuales han sido traducidos al árabe), microrrelatos, poemas, entre otros, que nos invitan y ayudan a reflexionar sobre el mundo convulso y deshumanizado en el que vivimos. «Una sociedad amedrentada se hace vulnerable; por eso los poderosos exageran las situaciones de riesgo. Después del pánico viene la sumisión», escribe el autor, que aborda, con espíritu harto escéptico, los grandes temas de la Humanidad, a saber, la libertad, la felicidad, el amor/desamor, el sexo, la vejez, la memoria, el poder o la muerte. 
Deudor de los aforismos del maestro Eugenio Trías, quien le prologara su libro Profanación del poder, así como las sentencias del demoledor Karl Kraus, y aun de las greguerías de Ramón Gómez de la Serna, Mario Pérez Antolín nos ofrece ahora La más cruel de las certezas, que en este caso prologa la intelectual Victoria Camps, «cuyo pensamiento es capaz de emocionar». Estamos, pues, ante un lúcido y apasionante análisis de la realidad de nuestro tiempo, de la realidad universal, en la que tienen cabida la política, la religión, la ética, la economía, la ciencia, la técnica, el arte..., un libro escrito «con una poesía que piensa y una filosofía que emociona».

2013 de Poesía. Día 294. Jorge Brunete

Día 294. Jorge Brunete. Por donde pasa la poesía (2011)


Queda seguir escribiendo por amor

Seguir naciendo en una esquina rota
y abrazar el cristal
que enhebra tu esqueleto.

Seguir bajando a la altura de tu periferia
y abrazar el latido al que te aferras
para poder
apuñalar el llanto
;
reconciliar tu labio árido,
los costados inabarcables
de tu miseria.

Seguir amándote en el ápice abismal
de la tierra que andamos
y que desoye nuestro vocablo,
fantasía fósil: abrazo en la magulladura.

Seguir gritando en las aceras encubiertas
con el odio-derrota-mentira.

Seguir sumando el extremo
de nuestra ira
en el camino de este grito
que no es póstumo

que vive en la vorágine
de las tormentas que devoramos.

Seguir siendo altura de perro
para poder escribir un grito(—poema)
enmarañado en tu vena,
amarrado en la ira
de tu laringe enamorada;
un grito no rendido,
sino hendido en la grieta
de este mundo.

Queda seguir cubriendo tu grito
con nuestro cuerpo,
seguir gritando no sobre el grito,
no con el grito, sino en el grito.

Gritar en el grito.

Queda seguir siendo grito, ser tu grito.
Ser grito.


martes, 22 de octubre de 2013

Pasión por una ética atea, tolerante, humanista (y sin toros)


El poeta José Antonio Moreno Jurado. 
El poeta José Antonio Moreno Jurado. 

Alberto Guallart / Sevilla / 20 oct 2013 1
 
La obra de José Antonio Moreno Jurado (Sevilla, 1946) es tan vasta y omniabarcadora como la curiosidad que Aristóteles deseaba a los filósofos. Sus afanes como traductor abarcan la poesía clásica, medieval y contemporánea: Sófocles, Aristófanes, los novelistas bizantinos del siglo XII al XIV, Odysseas Elytis o Yorgos Seferis, son algunos autores de los que Moreno Jurado nos ha ofrecido versiones fieles y doctamente prologadas.
Como poeta y creador tiene casi una veintena de títulos, de los cuales Ditirambos para mi propia burla obtuvo el Premio Adonais en 1973, y el poemario Bajar a la memoria logró –a su vez– el Premio Internacional de Poesía Juan Ramón Jiménez en 1985.
Recientemente, tras trece años de silencio, ha publicado un nuevo libro de versos, Últimas mareas (Madrid-México, 2012), y ahora el volumen de prosas misceláneas Cuadernos de un poeta en Mazagón (Divagaciones sobre la arena), (Tenerife, 2013).
Estos Cuadernos reúnen un batiburrillo de reflexiones que, al socaire o buen tún tún, Moreno Jurado se hace ante lo que juzga un ascenso intolerable del fanatismo religioso y de la creciente depredación capitalista de nuestras democracias y Estados del bienestar. La idea o aliento que se pasea por estas páginas recuerda la vieja advertencia volteriana, ésa que dice que “aquél que puede hacerte creer en absurdos, también puede hacerte cometer atrocidades”. Con esta nueva obra Moreno Jurado sienta plaza de “indignado”; indignado ante una moral absurda e hipócrita, mucho más interesada en controlar los movimientos de pelvis de la ciudadanía que en promover la justicia social con los necesitados; indignado ante un sistema económico que ya tiene cautivo a los poderes políticos; indignado ante los que practican una disciplina artística sin preocuparse ni poco ni mucho en averiguar las reglas que lo gobiernan; indignado ante el mundillo literario y sus vanidades mezquinas… No obstante, las páginas más conmovedoras del libro son aquéllas en las que la divagación versa sobre las renuncias y claudicaciones que el autor ha sufrido o a las que ha tenido que ir resignándose con el paso del tiempo (los sobresaltos emocionales o el hormigueo del sexo).
Si no me equivoco el fondo de este nuevo libro es reivindicar –apasionadamente– una ética sin apuntalamientos religiosos y sin Dios (disculpe la mayúscula, pero no me sale de otra forma). Una ética laica, humanística, solidaria y sin toros. Critias el ateniense ya sostuvo que los dioses habían sido inventados por un hombre astuto con el fin de que los hombres no delinquieran cuando nadie los veía; mucho más recientemente, Vargas Llosa en La civilización del espectáculo defiende también la religión como un parapeto moral, sin el cual “la vida se iría tornando poco a poco un aquelarre de salvajismo, prepotencia y exceso”. Explíqueme porqué tiene usted más razón que ellos y deberíamos darle paso a “la sutil y dignificante conciencia del ateísmo”.
Mucho antes del Critias platónico, Jenófanes había asegurado que los hombres representan a los dioses con sus mismas formas, defectos y virtudes, y que, además, si los animales pudieran hacerlo, no dudarían en crearlos según sus propias características. Sin embargo, es posible que todo ello tenga una importancia relativa en el desarrollo del pensamiento de Occidente. Por otra parte, el argumento moral del premio o el castigo con que recuerdas a Vargas Llosa, no es nada nuevo, no aporta novedad alguna. Se ha repetido hasta la saciedad desde Hobbes. Ya nos decía Kamarazov que “si Dios ha muerto, todo nos está permitido”. No obstante, el ateísmo no caprichoso, no beligerante, sino emanado de la razón del hombre, tolerante y humanista, sin fronteras ni razas, no necesita premios o castigos, sino que actúa en plena solidaridad con lo natural que soy, yo y los otros, como conciencia de ser también naturaleza.
“El ateísmo no caprichoso, no beligerante, sino emanado de la razón del hombre, tolerante y humanista, sin fronteras ni razas, no necesita premios o castigos”
Durante veinte años ha sido profesor de Filología Clásica en Secundaria y profesor asociado en la Universidad de Sevilla. Ahora, a sus 67 años y ya jubilado, nos dicta eruditas divagaciones sentado en una silla de aluminio y de rafia a orillas del mar. ¿Se aprende más de la naturaleza de las cosas y del hombre en una playa que en una cátedra?
La Universidad es lo que es: una fábrica de formar profesionales de todas las especies. Y de ello responsabilizo a la ausencia de maestros y al desastre del nuevo capitalismo financiero, cruel e irresponsable. La silla de aluminio y de rafia, en la estructura del libro, representa únicamente el hilo conductor del pensamiento y de la narración. Tanto en la Universidad, en la enseñanza en general, como en la silla de la playa, la reflexión es la única vía de conocimiento.
 Cuadernos de un poeta en Mazagón, ¿es una forma de buscar la inmortalidad, un modo de dejar registro y testimonio en medio de la zarabanda de átomos y de vacío de la que provenimos y a la que retornaremos engullidos…? Se lo pregunto porque hay quienes dan a entender que sus textos memorialísticos o de vivencias y de recuerdos son –en realidad– ajustes de cuentas retroactivos con las figuras, figurines, figurantes y figurones del mundo literario con que se ha cruzado.
Lamento que alguien pueda interpretar Aracne o estos Cuadernos de un poeta en Mazagón como memorias. En el primero intenté escribir una autobiografía del espíritu, mi infancia, mi formación, mi desarrollo y mi fin. Si mi propósito hubiese sido escribir una “memoria” al uso, me habría obligado a hablar de situaciones políticas y sociales. Pero sólo me interesaban las circunstancias que me había encontrado en el camino de aquel desarrollo. Mi único ajuste de cuentas, en Aracne, lo expresé contra el tiempo, vengándome de él, no contra personas sino con personas. En estos Cuadernos, las experiencias de vida se dan en los otros, no sólo en mí, y no constituyen “memoria”, sino ejemplos vivos con los que denigro la hipocresía. Son ejemplos y nombres verdaderos, no inventados.
“Si hablo de una circunstancia concreta, relacionada con un amigo o un enemigo, lo hago sólo para testimoniar la estupidez humana, la mía y la de los demás”
¿Tiene sentido mezclar en un mismo libro a Filóstrato, Boccaccio o a Pietro Aretino con Fernando Ortiz?
Las referencias a filósofos, poetas y escritores que aparecen en el libro no suponen nunca una crítica a sus obras, sino la vivencia de su lectura a lo largo de mi vida. Los escritos de Filóstrato me parecen divertidos frente a las especulaciones de la cosmética actual, de la misma forma en que me resulta incoherente el imperativo categórico de Kant que condujo, si creemos a Michel Onfray, a ciertas posturas del nazismo. Todos son porque están en mí, de alguna manera. Por ello, las emociones y los recuerdos personales aparecen en el libro con la misma intención y con el mismo rango. Si hablo de una circunstancia concreta, relacionada con un amigo o un enemigo, lo hago sólo para testimoniar la estupidez humana, la mía y la de los demás.
En los apuntes que conforman estos Cuadernos hay también mucha teoría y lecciones de estética. A su juicio hay muchos poetas –nuevos o no–, nuevas tendencias y nuevos ecos que fracasan porque, sencillamente, ignoran la técnica del arte en que aspiran profesar. Dígame cómo podría yo reconocer a un autor valioso de otro en el poco tiempo que se tarda en hojear el libro que se está a punto de comprar.
La comprensión de lo bueno nunca se da al azar. Hablo de lo bueno como característica del arte, como adjetivo, pero nunca como un absoluto, como pretendieron Platón y el idealismo alemán. Es imposible que, en arte, alguien, a simple vista, posea una correcta percepción de lo bueno y de lo malo, si no ha aprendido con anterioridad los resortes, la técnica de la obra, los pormenores de la creación artística en cuestión. Se trata de un aprendizaje costoso y duradero. La verdad y la belleza, como condiciones estéticas, regalan al poema bondad o maldad. La verdad queda aquí asociada a la sinceridad de las emociones. La belleza, a la música, a lo fónico, a la utilización de familias léxicas apropiadas. Cuando olvidamos la música y la palabra, junto a metáforas e imágenes sorpresivas, como quería Jakobson, aparecen poemas que por su ambigüedad desembocan el prosaísmo más estúpido.
A lo largo y ancho de su obra usted ha ido desvelándose poco a poco, adelgazando el pudor, dando a entender relaciones sexuales poco convencionales o hasta escandalosas para la época…
Esta pregunta no te la contesto… que quieres enterarte de todo. Prefiero que los demás piensen o imaginen lo que quieran.
El desenmascaramiento de la hipocresía es otro de los argumentos de su libro; hipocresía individual y colectiva; hipocresía en el clero; hipocresía en la moral bienpensante; hipocresía en el amor y en la amistad; incluso cuenta que un sacristán sodomizó a un cura en la sacristía del convento de Santa Clara de Sevilla y que un obispo acostumbraba merodear por el Parque de María Luisa en busca de muchachitos…
Todas las anécdotas de este tipo que aparecen en los Cuadernos son reales, no son inventadas, hasta tal punto que, en el ejemplo que refieres, no es un sacristán el que sodomiza al sacerdote, sino una persona con nombre propio, que no he silenciado en absoluto… con su permiso, claro está. Pero, frente a este tipo de anécdotas, que pueden resultar divertidas o escandalosas según se mire, hay otras que califican la hipocresía colectiva e individual. Incluso hay en el libro una preocupación sincera por el maltrato animal, como ocio o como espectáculo; una identificación con la naturaleza que somos, sin trascendencias posibles, una pasión ética que, como si del arte se tratase, se aprende también con esfuerzo y dedicación, y, finalmente, una puesta en valor de nuestra democracia estancada y maniatada por los intereses financieros. Y, por supuesto, una visión del mundo razonada y sentida desde mi silla de aluminio y de rafia.

Ficha del libro:
Cuadernos de un poeta en Mazagón (Divagaciones sobre la arena).
José Antonio Moreno Jurado.
Editorial Baile del Sol. Colección Textos del Desorden. Tenerife, 2013.
I.S.B.N. 978-84-15700-67-8.
272 pag. P.V.P.: 17 euros.

http://www.andalucesdiario.es/cultura/pasion-etica-atea-tolerante-humanista/

2013 de Poesía. Día 293. Carlos Pinto Grote

Día 293. Carlos Pinto Grote. Días sin ti [Alternativa] (2001)


El primer día fue
una desolación, como el vacío.

Caminaba en la casa sin saber donde estar.
Miraba detrás de las cortinas y las puertas,
pero no te encontraba.

Tú, entre las nubes: abajo, el mar
y todo el desconsuelo estaba al lado mío.

Entretanto, viajera,
alcanzabas el lugar de destino
y compartías tu presencia.

Ausente de tu lado dije que era imposible
tal soledad.

Y no podía soportar el silencio.


lunes, 21 de octubre de 2013

Bailando con Jorge Riechmann: "Ojalá que estas páginas puedan ayudar un poco a despertar"


Jorge Riechmann.- Yo diría que es el siglo de la Gran Prueba, con mayúsculas (y eso que soy de las personas que abogan por un uso muy morigerado de las mayúsculas…). Bastaría con evocar aquellas dos grandes dimensiones de la crisis ecológico-social que son el calentamiento climático y la crisis energética de nuestras sociedades petrodependientes… Vamos hacia un genocidio (un ecocidio que irá de consuno con un genocidio). Nuestra situación es análoga a la de Alemania en 1933, 1934, 1935… pero la catástrofe que viene es todavía peor. ¿Era posible entonces evitar la Shoah? ¿Es posible hoy, aún, evitar el ecocidio más genocidio hacia el que avanzamos a toda velocidad? No lo sabemos, pero nada más importante que intentarlo…

BdS.- ¿Es tiempo de reflexión o de acción?, ¿cómo se combinan?

JR.- Parafraseando al clásico, diríamos que acción sin reflexión es ciega, pero que la reflexión sin acción es pura filfa. He de decir que en los últimos tiempos la relación entre palabra y acción se me ha vuelto especialmente problemática. Estoy saturado -y asqueado- de discursos críticos completamente desconectados de las prácticas y las formas de existencia, y por desgracia lo vivo demasiado de cerca, en la universidad donde trabajo. Como colectivo, los universitarios estamos absoluta y lamentablemente por debajo de los requerimientos de este Siglo de la Gran Prueba que es el nuestro.

Un conocido experimento filosófico imaginario apela a la situación de un cerebro dentro de una cubeta (mantenido vivo y conectado a un simulador de realidad virtual). Me va pareciendo que la gran mayoría de los profesores universitarios españoles son, esencialmente, cerebros dentro de sus cubetas. Se imaginan que practican el pensamiento crítico, se imaginan que son de izquierdas, se imaginan que contribuyen a crear una sociedad mejor, se imaginan que sus elucubraciones tienen algún efecto en el mundo real, se imaginan que viven en el mundo real. Ah, esos cerebros confortablemente instalados en sus amnióticas cubetas…

BdS.- Poesía, filosofía, transgresión, ecología… ¿para qué?

JR.- “La ciencia como conocimiento transforma sólo al sujeto”, señalaba Manuel Sacristán; pero a través suyo, “indirectamente, puede transformar al mundo”. Lo mismo podríamos decir de la práctica de la poesía. Puede transformar al sujeto y de forma indirecta, a través de esos cambios, contribuir a transformar el mundo.

BdS.- Además del análisis o la propuesta, encontramos en el libro textos con cierta ironía, que provocan una media sonrisa…

JR.- Cerca del final del libro, en la página 159, podemos leer: ¿Cómo permanecer más o menos cuerdo en un entorno económico-político y sociocultural que es, no ya la irresponsabilidad organizada, sino la demencia santificada? Creo que hay dos claves. La primera es no agriarse el humor: no dejar de reír, seguir siendo capaces de sonreír y reír. La segunda es ser capaz de seguir luchando desde posiciones minoritarias. ¿Que estoy en una minoría del uno por ciento? Bien: ¿y qué? ¡Bienvenidos al combate...!



BdS.- También hay muchas referencias a pensadores clásicos y más recientes. ¿Llegan hoy al gran público esas reflexiones?, ¿sería importante que se escuchasen sus voces en momentos de desconcierto como los actuales?

JR.- Esta mañana recordaba a mis alumnos, en la asignatura de filosofía política que imparto en Cantoblanco, una carta de Nicolás Maquiavelo que dice: “Llegada la tarde, vuelvo a casa y entro en mi escritorio. En el umbral me despojo de la ropa de cada día, llena de fango y porquería, y me pongo paños reales y curiales. Vestido decentemente entro en las antiguas cortes de los antiguos hombres, donde --recibido por ellos amistosamente-- me alimento con aquella comida que es verdaderamente sólo mía y para la cual nací. No me avergüenzo de hablar con ellos y de preguntarles la razón de sus acciones, y ellos por su humanidad me responden; durante cuatro horas no siento pesar alguno, me olvido de todo afán, no temo la pobreza, no me acobarda la muerte; todo me transfiero en ellos.” Bueno, este diálogo con los muertos vivos, y también la conversación con nuestros contemporáneos, sigue siendo uno de los asuntos más serios que uno pueda emprender. La vida del pensamiento, y la de la literatura, se cifra sobre todo en estos diálogos.

BdS.- ¿Quién debería leer El siglo de la Gran Prueba y por qué?

Durante decenios, la sociedad iba siendo anestesiada a base de consumo e ideología capitalista. En dosis crecientes. Ahora están retirando la anestesia mientras la vivisección continúa --¡pero el cuerpo social sigue sin moverse! Se remueve un poco, abre los ojos y lanza una mirada de dolor y desamparo, vuelve a sumirse en la narcosis… Ojalá que esas páginas que ha lanzado Baile del Sol puedan ayudar un poco a despertar. Y convencer a quien despierte de que, para ese vivir difícil que nos espera en el siglo de la Gran Prueba, la poesía, el pensamiento y las artes pueden ofrecer recursos de gran interés.


2013 de Poesía. Día 292. Indalecio Ribelles

Día 292. Indalecio Ribelles. Manos (2002)


LIENZO VEDADO

En canal las muñecas
abiertas,
con la dulzura que corroe,
ofreciendo tus pasos el silencio de espalda.
Con las manos quedo bañadas en la sed,
apenas ritmo
en la retina
pinceladas ardientes
que abrasan el lienzo.
Ventana hacia ti
piedra que abrigas
sobre las rocas el tránsito
en pleno mar muerto.


domingo, 20 de octubre de 2013

PUBLICACIÓN DE CAÍDOS DEL SUELO DE EDITORIAL BAILE DEL SOL

El libro de hoy, nadie puede negarme que es, ante todo, original. Os presento Caídos del Suelo, de Ramón Betancor.

En estos tiempos donde todo está escrito, se cogen las viejas ideas y se transforman, o salen mil copias de algo que ha sido un total éxito; siempre viene bien un soplo de aire fresco y esta novela realmente lo es. ¿Os apetece leer algo diferente? No podéis perderos las siguientes líneas donde os dejo la sinopsis del libro en cuestión. Espero que llame vuestra atención.

¿Hasta dónde estarías dispuesto a caer y dejar caer para que tus libros sean los más leídos, tus canciones las más escuchadas o tus cuadros los más admirados? ¿Qué harías si supieras de la existencia de una organización internacional que conoce el secreto para convertir en alimento los sentimientos de quienes les rodean y, de esta forma, crear obras de arte maravillosas? 

A través del protagonista Mario Rojas descubriremos la cara oculta de un mundo que deslumbra a la misma velocidad y tiempo en que lo cubre todo de ceniza. Un relato que te atrapará a medida que vaya avanzando y en el que nada es lo que parece, ni nadie es quien aparenta ser. Ni siquiera el propio protagonista de la historia.

2013 de Poesía. Día 291. Armando Rivero

Día 291. Armando Rivero. El hombre que cosía camisas de fuerza [Alternativa] (2001)


EPÍLOGO DE SAL

¡Cuánta ternura hay en un hábito?
(Lo hermoso tiende a desfigurarse.)
Ahora que nuestros amigos no nos recuerdan,
mi valentía me dilatará hasta ti,
y podré darte la calma de las explicaciones.
Sufrí en la divisoria
  Desde tu presencia a este viaje de versos, y no te elegí.
Hoy intento capturarte con mis velas.

Aún quiero que seas viento.

No lamento lo que pierdo.

Me sirves para más versos.


sábado, 19 de octubre de 2013

“Los parasoles de Afrodita”, de Sofía Serra Giráldez



Título: Los parasoles de Afrodita
Autor: Sofía Serra Giráldez
Editorial: Baile del Sol
Páginas: 128
ISBN: 978-84-15700-91-3
Precio: 12€
Puedes comprarlo aquí

Siempre es una delicia leer a una artista con todas las letras. Y es que la autora del poemario ”Los parasoles de Afrodita”, Sofía Serra, es también fotógrafa y ya ha publicado varios libros de poemas e incluso una monografía sobre Francisco Meneses. Esto ya nos da una idea de la calidad de su obra.
En cada verso del poemario encontramos la mano de Afrodita en ellos, dulcificando a veces el amor, pero otras endureciéndolo, viendo cómo muere lentamente ante nuestros ojos. Pero sobre todo, unos sentimientos embellecidos, incluso esos sentimientos duros y crueles como son la muerte o el olvido.
Parece como si una densa niebla fuera cubriendo nuestra lectura a medida que avanzamos a través de las tres partes en las que se estructura el poemario (Llaga el alba, Cae el cielo, Los parasoles de Afrodita) Una niebla que nos hiela la sangre en ocasiones, no se sabe bien si por la tristeza que se percibe o por la belleza de sus versos. Porque en el arte, la belleza de la tristeza confunde muchas veces al espectador, y éste es un muy buen ejemplo de ello.

“Duermo, sueño:
fundido en negro”
Sofía Serra, en el poemario “Los Parasoles de Afrodita”

Sofía Serra Giráldez (Sevilla, 1962). Historiadora del Arte. Ama de casa. Escribe poesía con la luz y con la palabra, es decir, podría definirse como fotógrafa artística y poeta tal como comúnmente se conocen ambas actividades. Pero no le gustan las categorías. La misma Afrodita, que es la que habla en este poemario, le dio la clave del porqué: la costra dura de la nomenclatura, la teoría según la cual el Arte se hace posible, y por tanto la “traída” de la esencia a esta costra sobre la que vivimos y que el mismo hombre crea. ”Los Parasoles de Afrodita“ (Tenerife, 2013) fue escrito entre 2010 y 2012. Es autora además de La presencia por la ausencia (2005-2007) (Bohodón ediciones. 2010)  y de una selección de poemas escogidos de sus poemarios escritos entre 2009 y 2012 (Signos cantores, Linden Lane Press. 2012).  Tiene escritos la trilogía  Asesinos de almas (2002), Entreterras (2008), Son-ethos (2009), Canto para esta era (trilogía, 2009), Del bestiario de los inocentes, Nueva Biología (2010-11), la trilogía El hombre cuadrado (El muriente, La dosis y la desmedida y el hombre cuadrado)(2011-12) y el ciclo completo titulado Suroeste, que se compone de cuatro poemarios, Suroeste, La exploradora, Solenostemon y Los cabezos amarillos. Actualmente concibe La clave está en los árboles. Su producción fotográfica es igual de prolífica. Como historiadora del Arte tiene publicado la monografía: Francisco Meneses Osorio. Discípulo de Murillo (Colección, Arte Hispalense. Diputación de Sevilla. 1992) Su trabajo puede seguirse casi a diario en sus dos blogs principales, El cuarto claro (Poesía) y Meridiana claridad (Fotografía).

2013 de Poesía. Día 290. Francisco J. Macías

Día 290. Francisco J. Macías. Trazos crepusculares (2000)



¿Quién ha dicho
que Sarajevo es un símbolo,
cuando solo es una ruina,
un sangrante monumento
a la estupidez humana,
visitado a diario por miles de conciencias relajadas
cómodamente sentadas ante el televisor?




viernes, 18 de octubre de 2013

LA INMORTALIDAD DEL CANGREJO




Título:  LA INMORTALIDAD DEL CANGREJO
Autores:  Fernando J. López
ISBN-10(13):  978-84-15700-74-6
Editorial: Baile del Sol
Referencia: M-149
Fecha de publicación: 2013
Número de páginas: 186
Idioma: Español
Precio: 12  €

SINOPSIS

Septiembre de 2001.

Alfredo tiene veintitrés años, un novio que le dobla la edad y al que apenas ve, un trabajo basura que odia y una familia a la que no soporta.
La noche en que Álex, su mejor amigo, desaparece sin dejar rastro, se siente obligado a intentar dar con él. Su búsqueda lo llevará a adentrarse en una realidad cada vez más violenta y peligrosa, hasta que su mundo amenace con derrumbarse con la misma saña que las Torres del 11-S.
Un mundo obcecado en ser cangrejo y donde los titulares ya nos anunciaban, sin que lo supiéramos,cuánto habríamos retrocedido diez años después.



AUTOR

Fernando J.López, nacido en Barcelona en 1977.
Novelista, dramaturgo y profesor de Literatura. Con diecinueve años publicó su primera novela, "In(h)armónicos" (Premio Joven & Brillante) y comenzó su andadura como autor teatral. Desde entonces ha estrenado y publicado obras como "Tour de force", "El sexo que sucede", "Darwin dice" o "Cuando fuimos dos".
En 2010 fue finalista del Premio Nadal con "La edad de la ira" (Espasa), un thriller acerca de la homofobia y el bullying en las aulas actuales. Su trayectoria como novelista ha continuado con "Las vidas que inventamos" (Espasa), una historia sobre las mentiras y secretos de un matrimonio, y "El reino de las Tres Lunas"(Alfaguara), su primera novela infantil-juvenil.
"La inmortalidad del cangrejo" una obra en la que retrata con crudeza el ambiente social, sexual, económico y político de principios del siglo XXI, es su última novela.
  



MI OPINIÓN

Con una narrativa ágil, el autor, Fernando J.López, nos adentra en el ser del protagonista, Alfredo, un muchacho de 23 años, engullido en sus propios pensamientos cargados de cólera, odio, ingratitud, rencor, resentimiento e ira. 
Personaje asocial en un entorno familiar que no soporta y con quienes se ve obligado a convivir, dada su precariedad económica de la que es esclavo y en la que se ve sumergido por un continuo de trabajos basura. 
Estudiante de Derecho por imposición. Dramaturgo por vocación.
Individualista entre sus amistades. Sufre la desaparición y muerte de su amigo de la infancia, Edu, y decide investigar qué, cómo, y por qué ha sucedido, satisfaciendo así su curiosidad y su morbo, cosa que le sirve para encontrarse, también, así mismo, sin calcular los riesgos que ello conlleva.
Y egocéntrico en una relación de pareja en la que, su novio, Carlos, mayor que él, vive en Berlín, a miles de kilómetros de distancia, y sobre el que se cree con el derecho de exigirle cada vez más.
En resumen, un personaje con las preocupaciones y problemas habituales entre los jóvenes de su edad. Enfrentado con el mundo y consigo mismo, a quien destroza sin piedad llevándose por delante a todo aquel que lo rodea.
Y como telón de fondo el atentado del 11-S. Suceso que provocó que el miedo, a través de los televisores, tomase asiento en todos los hogares.

"La inmortalidad del cangrejo" es una novela negra, ácida, dura, en la cual nos encontramos con una sociedad y, sobre todo una juventud, una generación de hace más de 10 años pero que perfectamente podríamos adoptar a la presente, en la que la crisis, la soledad, y la precariedad llevan a no avanzar sino a dejarse arrastrar por un movimiento "acangrejado". Es una lectura realista, descarnada, enardecida y controvertida, que no deja indiferente y que te retiene hasta el final.