viernes, 28 de septiembre de 2012

... And Libros By Addison de Witt - "En los Antípodas del Día" - Gonzalo Arostegui Lasarte

Os comentaba el otro día que en el nacimiento de esta bitácora, era  mi intención hablar de otras cosas además de música, otras cosas como cine o literatura. En ocho meses no lo había hecho y ha sido el premio guzzer el que me ha hecho reaccionar y hacer lo que desde un principio me propuse y que fue razón fundamental para introducir en el título del blog ese "And More".
Ahora puedo decir, que si bien me arrepiento de haber tardado en iniciar un post hablando de cine, no es el caso en lo que ocupa a libros, pues esta tardanza, debida, como en el caso del cine, a mi holgazanería, ha hecho posible que pueda empezar con la novela que ocupará estas lineas, y que ha sido publicada meses después de mi debut como blogger, se trata de la segunda novela de nuestro colega, el admirado y célebre Gonzalo Arostegui Lasarte, como sabéis responsable de un brillante blog llamado, nada menos, que Ragged Glory, y que si no conocéis tenéis la oportunidad de desfacer el entuerto pinchando aquí.
Como sabéis los que soléis pasaros por aquí, soy dado a las historias, así que os contaré una sobre mis costumbres veraniegas en cuanto a literatura.
Hace algunos lustros, en el año 1985 mas exactamente, a finales de julio o primeros de agosto mi hermano y yo disfrutábamos de las vacaciones en el pueblo donde creció nuestro padre y vivió nuestra abuela, un pueblo cerca de León llamado Armunia, el primer o segundo día tocaba visita a unos primos me mi padre, bastante queridos por mis progenitores, y, que si en aquella adolescencia mía tan caracterizada por la pedantería yo no podía aguantar, hoy les recuerdo, muertos ya ambos miembros del matrimonio, con franca simpatía.
Aquel año, cosa rara en mi, no lleve ningún libro al pueblo y no tenía nada en proyecto, comentado este echo en casa de los mencionados primos, el varón, el bueno de Matías, me dijo.
- En este cuarto hay un montón de libros que aquí nadie lee, miralos y llevate los que quieras.- Dicho y hecho, los ojee y me llamó la atención que había un montón de novelas de bolsillo, antiquísimas, de Agatha Christie, yo ya la había leído en alguna ocasión y siempre me gustó, así que cogí 4 o 5 y me las llevé a casa de la abuela y esa misma noche empecé con una de ellas, mas exactamente con "Muerte en tres actos".
Desde ese día, el veraneo en León tenía como punto de coincidencia año tras año la lectura nocturna de novelas de la Christie, de echo, mi gran colección de novelas de la gran escritora británica esta adquirida casi en su totalidad en una librería de la capital leonesa que recientemente he descubierto con gran disgusto que ya no existe y que ha sido sustituida por una tienda de telefonía móvil.
Todos los años de mi vida desde entonces las vacaciones han empezado con la lectura de una novela de la dama del misterio, muchas veces re-lectura, era como la inauguración oficial de mis vacaciones, y esperaba con ansia la llegada del momento de encontrarme con mi camarada Poirot o enfrentarme a mis contradicciones con la no siempre simpática Miss Marple.
Y así a sido hasta este año...porque este año, Don Gonzalo ha sustituido a doña Agatha, ha roto una tradición, y estoy encantado de que así haya sido, las tradiciones están para eso, para romperlas antes o después, y si la ruptura merece la pena, pues mejor que mejor.
lo único pues que me queda por decir es: "Adios Mrs. Christie...Hola Don Gonzalo".
y una vez terminada la lectura de la mencionada obra: "En los Antípodas del Día", no se me ocurre mejor manera de comenzar la andadura de los libros por el blog que con esta novela de nuestro querido colega.

 Este es uno de los rincones dedicados a leer esta estupenda novela.



El que la escribió:

Gonzalo Aróstegui Lasarte.
Pamplona, 1971.
Actualmente y desde los últimos veinte años vive en Madrid.
Es autor de la novela "Madrid 3", publicada en 2004.
Ha sido cronista cinematográfico eventual de la revista "Ruta 66".
Es responsable del blog Ragged Glory,
(http://raggedglory.blogspot.com7), en el que se dedica a desmenuzar con pasión discos de rock y jazz.
Tiene también escritos bastantes relatos y poemas que no han visto la luz.
"En los Antípodas del Día" es su segunda novela.

Lo que pasa:

Finales del siglo XX, Rafael Hernández es un joven recién licenciado en Filosofía que, obviamente, no encuentra trabajo relacionado con sus estudios. Cansado de pedir dinero a sus padres, decide ponerse a trabajar como teleoperador para ir tirando, y lo que en principio, parece ser una escapatoria temporal, se convierte en más de cuatro años trabajando en el turno de noche contratado consecutivamente por tres empresas diferentes para atender a los clientes de una misma televisión digital de pago. Conocerá así los contratos temporales, los fatídicos cargos intermedios, la lucha sindical y todo tipo de miserias (y glorias) laborales que se pueden imaginar relacionadas con el telemarketing...

Lo que piensa Addison:

Desde la primera frase, Gonzalo Aróstegui Lasarte, pone las cartas sobre la mesa en lo que respecta a su novela, y las pone con toda franqueza, con valiente y cruda franqueza... tanto es así que las muestra vueltas del revés, dejándonos ver el reverso de las mismas para que podamos comprobar que estos naipes no están marcados, que son los que son. Según avanza la lectura, el autor va volteando las cartas mostrando sin tapujos ni complejos los anversos de las mismas, hasta que desglosa toda la baraja, que termina sobre el tapete, boca arriba, expuesta libre y deshinibida ante nuestros ojos abiertos y sorprendidos.
Contada en primera persona, nuevamente desalojados de la narración elementos como el complejo o el prejuicio, y empleando un lenguaje sencillo, que nos lleva a gran velocidad a través del cerebro, la entrepierna, el oído (para el rock), y el gaznate del protagonista, quien nos conduce por los vericuetos de la problemática real de un licenciado de una carrera "sin salida", que atrapado en un trabajo frustrante va descubriendo como con la llegada de la treintena, desaparecen las antiguas concepciones vitales que hasta hacía poco formaban los cimientos de lo que esperaba fuese su futuro.
así descubre como los amigos, cada vez son menos héroes para convertirse en adultos, los sueños cada vez están mas sujetos a las exigencias del mercado y en consecuencia de la cartera, el amor cada vez tiene mas que ver con la psicología y la pedagogía y menos con el sudor y el esperma, el rock mas con el arte y menos con la actitud... en definitiva, que la vida no es el tránsito rápido, divertido y emocionante que esperaba (golpes que todos nos hemos llevado).
El choque de la realidad, de su realidad con sus ideales es traumático también, comprobando ante su incredulidad que gana la primera batalla tras batalla, y que un trato, aunque sea malo, es mejor que un juicio...
valores como el compañerismo o la empatía, no tienen cabida en un mundo laboral que engulle todo valor que a su paso se interpone, dejándolo en la sombra de cualquier esquina tras la sucia defecación del mismo.
Los amigos, cada vez mas desconocidos, la costumbre, cada vez mas apalancada en el interior de su ser, y el inexorable paso del tiempo hacen de Rafael, (así se llama el Caballero Andante de esta novela) un joven, aún joven, lleno de dudas y contradicciones que aunque consciente de ellas, no sabe como combatir, quizás no tiene agallas para combatir.
Para narrar todo esto, Gonzalo Aróstegui Lasarte hace un uso de la ironía realmente excepcional, ironía en las mas de las ocasiones ácida, dolorosa incluso, pero también con ataques cómicos de envergadura, como el primer capitulo, relato hilarante que a un servidor le recuerda al Mendoza mas inspirado de sus relatos de los setenta u ochenta.
No se casa Don Gonzalo con sutilezas ni con diatribas a la hora de exponer hechos, personajes o sentimientos. Trata con justicia las debilidades humanas no envenenando el lenguaje y narra con brillantez escenas costumbristas en conciertos de rock, borracheras nocturnas a lomos del alcohol y los porros o conversaciones taciturnas en los aburridos turnos de noche con compañeros de todo tinte dramático... o cómico.
Y así la novela avanza fluida, ágil y cómoda para la lectura, interesante y adictiva, incómoda en lo que atañe a lo mucho que, en ocasiones, te ves reflejado, y preferirías no verte... Una novela con los pies en el suelo, que habla de gente real, de la gente que nos rodea, seguramente de nosotros mismos, y que lo hace desde un prima valeroso, irónico, frío y en ocasiones divertido, jocoso, casi humillántemente jocoso.
En resumen, estupendo relato, real, en el que además se mezclan disquisiciones filosóficas sobre otros temas como el nacionalismo (reflejado en las notas que para una tesis que no termina de empezar reune Rafael), el rock and roll, la política internacional...
Novela visceral, quizás (esto es una impresión personal), catártica y sobre todo interesantísima sobre la gente, las debilidades y necesidades de la gente, de la gente real, de la que vale la pena para lo bueno y lo malo, una excelente novela que me agrada de modo supremo verme en libertad de recomendar sinceramente, como un ejercicio de reflexión y entretenimiento excepcional que constituye su lectura.
Felicito a Gonzalo desde aquí y espero que no esa esta la última escala de su andadura como novelista, pues es evidente que podemos esperar cosas tan interesantes como esta "En los Antípodas del Día" del talento y "valor" del joven escritor madrileño Gonzalo Aróstegui Lasarte.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Hola fondo sur


Hola fondo sur. Daniel Ortiz Peñate. Editorial Baile del Sol. 334 pp. 18 €.


I. El alma de todo lo que queda atrás

En un vagón de tren o en un bus cualquiera. 
Se va expandiendo el aire respirado por todo el habitáculo. El muchacho rondará los veintiséis. Viaja solo y escribe un diario en inglés. No ha visto tanto aún pero su actitud de viajero estepario y billetera zona euro levantan suspicacias. Es un burguesito que juega a ser una suerte trasnochada y cobarde de Burroughs. 
Enciende un pitillo y se vanagloria de reojo en el cristal de la ventanilla oscurecida. Se siente cool. Confía en conquistar a su regreso los mejores oídos con su plática de bares y aguardiente. Saca el pasaporte, sonríe y levanta la vista, orgulloso de los sellos que alberga entre sus hojas. Enciende otro cigarrillo e intenta pensar en alguna ella que lo pueda hacer sufrir y completar así su estúpida leyenda de solitario corajinoso.
Recuerden los ingredientes: pitillera, MasterCard, pasaporte con sellos, petaca, un billete de tren y un amor perdido. El resultado: un perfecto imbécil con ínfulas de outsidercillo regocijado en su dolor. Así es un poco nuestro becario, así, pero no del todo así.  

Roberto Castelli, en un despacho de la DPHU, Ginebra.

Toda esta formación para convertirme en un burócrata color gris Europa, ésa es mi historia, la de un camaleón paduano que ve naufragar sus sueños libertarios en la nómina de un banco neutral a fin de mes. Un mero espectro residual si recuerdo mi época melenuda en Pretoria, en precario, trabajando for free para un obtuso que hacía de embajador de mi país en África del Sur. Sí, un obtuso (rijámonos por la economía epitética) cuando me recibió en su despacho y me espetó “Si taglia i capelli e poi torna da me“. No me corté un pelo y jamás volví a hablar con él. Toda mi estancia en la embajada italiana transcurrió bajo el ala de laprima consigliere, Concietta Tozzi, una napolitana, narcoléptica y algo alcohólica que a fin de cuentas fue mi único apoyo emocional dentro de aquel nido de mambas. 
Concietta se reputaba como la mejor anfitriona de la diplomacia europea de Pretoria, sus cenas de gala, sus cócteles eran insuperables y no escatimada en excusas para celebrarlos. Mi llegada fue toda una apoteosis, imagínense, un pipiolo provincial que de pronto se ve agasajado en una cena de bienvenida ante toda la crèmede la vieja Europa. Embajadores, encargados de negocios, consejeros comerciales, empresarios expatriados de la Fiat, de la Pirelli, corresponsales de la RAI y del Corriere, delegados del PNUD, a cual más tomado, a cual más ávido, a cual más colorado por los chianti y spumanti que se extendieron hasta bien entrada la noche. 
Y allí estaba Tirzo, Concietta lo había conocido en una reunión de consejeros de cooperación, antes de quedarse dormida en el hombro del finés, seguro. Decía que los representantes españoles se avergonzaban de ir a esos encuentros, que no tenían nada que ofrecer. Por eso mandaban al becario. Tirzo le dio pena, allí tan joven, tan fuera de lugar, así que, dado que coincidíamos en edad, le mandó una invitación. 
Me habló en italiano -Tirzo, piaccere- con un forzado acento lombardo que, combinado con un castellano insular, lo convertía en una molesta delicia. Amore odio dal inizio. Era mi fiesta, mi triunfo, mi arribo extático en Sudáfrica. Lo ignoré, lo traté con cierto desdén. De soslayo, recuerdo que lo invité a una fiesta al día siguiente y allí apareció por mi apartamento, un trilocale lleno de gays y lesbianas. Él, con su camisa nueva de raso índigo, no tardó en convertirse en blanco (target) de toda la mariconería presente. Fuimos a bailar a un tugurio de ambiente en el centro, no se divirtió y se despidió pronto con alguna excusa que el volumen de la música me impidió captar.
Esos fueron mis días de victorioso ególatra en la ciudad, triunfos que a poco rascar, devienen en la más absoluta irrealidad, y de eso me di cuenta cuando Melt y Lina, mis compañeros de piso, me dejaron tirado en la madrugada de una fiesta house a las afueras de Soweto y tuve que regresar a Pretoria haciendo dedo, exponiéndome en primera persona a aquella maldad inexistente que los afrikaners se empecinaban en radicar bajo la piel negra de la noche. 
A los pocos días partí para Ciudad del Cabo con unos becarios de la Camera di Commercio que precisamente había conocido en el banqueta de Concietta. Sin consultarme, optaron por instalarse en un hotelazo de la costa. Alquilaron unas tablas de surf -paletos del Lago di Garda- y entre loas y vituperios a favor de Umberto Bossi no dejaron de hacer el ridículo en el agua hasta que una alerta de escualos los plantó en dique seco, y por lo demás no volvieron a mover el culo de los bares trendy del Water Front. 
De regreso en Pretoria sentí un asqueroso regusto a fracaso en el alma. No era capaz de encontrar al Roberto de vida fácil que, entre banderas multicolores, jugaba al pacifismo por los pasillos de la Uni de Bologna, el que encaraba a los carabinieri en las manis de Génova, el que se autoamaba con una foto de Ibarruri cuando joven. Sí, había estudiado ciencias políticas, especializadas en los frentes populares, había escrito artículos en revistas, en Internet, me creía un activista medular, sin lugar a dudas, y allí, en lugar de hallar la realización de mis dogmas, encontré a una eflúvica clase expatriada que me extenuó hasta querer vomitar mi nacionalidad por el retrete. y mírenme ustedes aquí, ahora, justificando las dietas de mi jefe: cenas benéficas en Yakarta, simposios en Addis, azafatas de congreso en Colombo e cosi via…     

martes, 25 de septiembre de 2012

Ana Vidal Egea


Ana Vidal Egea
Salvador Luis/Koult
 Ana Vidal Egea (España, 1984) es una chica que nunca se detiene. Es autora de la novela Noches árticas (Baile del sol, 2011) y de los libros de relatos La otra vida (Traspiés, 2010) y Las infieles, quince historias de desamor (Amazon, 2012). Ha recibido premios como “La voz+joven” de Obra Social Caja Madrid y también ha sido finalista del Jóvenes Talentos Booket, organizado por el Grupo Planeta. Actualmente se desempeña como gestora cultural y como profesora de escritura creativa en los Estados Unidos. Ana Vidal Egea, la foto que acompaña esta entrevista la acredita, puede tumbar a cualquier peso pesado. Y hoy, aunque cambiar la trayectoria de un asteroide en curso de colisión sea más estimulante que responder a este interrogatorio, Ana, incondicional como siempre, ha preferido ponerse en una situación incómoda.

Hablemos primero de urbanidad y de buenas costumbres. ¿Crees que el aseo personal contribuye a la conservación de la salud? Te lo pregunto porque últimamente leo muchas guías de etiqueta y protocolo y ando absolutamente estremecido por el tema.
Yo clarísimamente prefiero a Mickey Rourke y a Paco Clavel antes que a Victoria Beckham… La etiqueta, reconozcámoslo, es muy divertida, porque lo que de verdad es interesante es la percepción que tiene cada uno de lo que es vestir bien o de acuerdo al protocolo; los presentadores de las cadenas de televisión miamenses, por ejemplo, no tienen desperdicio. Es un espectáculo. Véanse los atuendos de personajes como Walter Mercado, fascinada me tiene.


¿Y cuáles dirías que son los deberes de Ana Vidal Egea para con la patria y la sociedad?
Ser lo mejor que puedo ser tanto personal como profesionalmente. Evidentemente tengo lapsus, pero esa es la intención.

Pasemos ahora a lo literario, hace un par de meses me enviaste Noches árticas (Baile del Sol, 2011), tu primera novela. El libro tiene una portada de color blanco, muy acorde con la historia porque transcurre en el frío del norte. Lo que me recuerda, por cierto, la descripción que hace la narradora sobre las noches finlandesas: “luminosas… aunque difícilmente se pueda distinguir nada”. Me parece que tus personajes se fusionan con esa atmósfera invernal y con el terror del silencio. En algún pasaje incluso lo llaman “el pánico de la incertidumbre”. ¿A qué crees que se debe ese miedo a hablar? ¿Y por qué la necesidad de contacto al mismo tiempo?
Mi entrenador de tenis me dijo hace años una frase que recuerdo a menudo, “cercana y lejana a veces, en la distancias confundida”, quizá todo se reduzca a eso… Perdemos mucho tiempo tratando de autoconvencernos de que no estamos solos. Noches árticas es un ejemplo de ese aferramiento absurdo (por lo desesperado y lo inútil) a alguien o algo. La novela transcurre en Finlandia (donde viven esos personajes que Aki Kaurismäki retrata tan bien) y narra el encuentro entre una heterosexual y un homosexual que se enamoran en Helsinki, pero cuya atracción mental no puede consumarse físicamente. Es una novela muy corta sobre la soledad y el autosabotaje, con sólo dos protagonistas jóvenes, excesivos, cuya relación culmina en Laponia. Es una historia con tintes autobiográficos; yo pasé un año en Finlandia porque quería experimentar lo que era vivir con nieve y oscuridad la mayor parte del día; no prolongué la estancia porque mimetizo demasiado rápido y no necesito alicientes para intensificar mi tendencia al drama. Ahora huyo de lo nórdico, tanto, que me he ido al otro extremo (así soy) a la luz, el clima tropical, a las palmeras y a una vida obligadamente más superficial en Florida.

Volviendo a la etiqueta, ¿qué me puedes decir de los comensales maleducados? Y no me refiero a quienes comen sin usar una servilleta, sino a quienes comen y no ofrecen al menos la tercera parte de su tortilla. Porque es cierto que no soy un glotón, pero me gusta la gente desprendida, vaya.
Tú te refieres a los que se han terminado su plato y luego dicen “¡Ay! ¿Querías?”, o aún peor “Voy a probar lo tuyo a ver qué tal está, que lo mío no estaba muy allá”… Mira, yo lo tengo muy claro; hay que llegar siempre a una comida sin hambre. Es la forma más inteligente de evitar disgustos e indigestiones.

Pues me parece una buena política, sobre todo cuando la comida no está a pedir de boca. Bueno, Ana, habitualmente cierro este tipo de entrevista con puras boludeces, pero quería darte la oportunidad de expresarte con plena libertad acerca de los últimos acontecimientos mundiales. Qué se yo, me parece que han fallecido varios pingüinos en las costas de Brasil. El micrófono es todo tuyo.
Te confieso que me entusiasma la alerta zombie que hubo en mayo con esos tres casos de canibalismo… Y España es un no parar. Leer las noticias desde el otro lado del Atlántico es mejor que cualquier telenovela, estoy enganchadísima. Que si pedimos rescate, pero no lo pedimos, pero nos lo dan. Que si el rey se va a cazar elefantes en plena crisis, que si Froilán se dispara en el pie, que si el Presidente del Tribunal Supremo se gasta dinero público en viajes a Marbella… Que si Mario Conde es candidato a la presidencia de la Xunta. Que si Urdangarín dice que sus delitos han prescrito… Fíjate, si Almodóvar viera el filón que tiene la política en nuestro país, no necesitaría guionistas. A uno se le quitan las ganas de hacer algo serio, cómo no va a existir un desencanto tan generalizado en estas épocas. Como decía Groucho Marx: “Parad el mundo que me bajo”. También es verdad que aún no he encontrado un lugar a salvo, pero no hay que dejar de buscar ese lugar.

http://www.koult.es/2012/09/ana-vidal-egea/

sábado, 22 de septiembre de 2012

OLVIDAR EL OLVIDO, PATRICIO RASCÓN

 
 
Por fin ha salido el poemario de Patricio Rascón, olvidar el olvido, editorial Baile del sol. Tuve el placer y el honor de pintar la ilustración de la portada. El poemario es un constante, tal y como dice su título, intento de soportar la memoria y el duro presente. Realidad en estado puro, sin concesiones, pero enormemente sensible y lleno de ternura. Una lectura, como las que vengo trayendo por aquí, absolutamente necesaria. Es de estos libros de poemas que me dejan un poso de nostalgia y tragedia, por la realidad que transmite y por la personificación absoluta del artista. Un poemario inolvidable. Es un canto ansioso de libertad y de libertad pura.
Tres palos

Una dolencia crónica
Libró a mi mujer de algo tan abominable
O más
Que la enfermedad

El trabajo

Que dignifiquen esa palabra
Todo lo que quieran
Los ignorantes
Y los interesados en que la ignominia prevalezca
Pero
El sustantivo trabajo
Viene del verbo trabajar
Y ese vocablo procede
del latín tripaliere

Tripaliere viene de tripalium

Tripalium era un yugo con tres palos
En los cuales se amarraban a los esclavos
No para cubrirlos de dignidad
Sino para azotarlos
..................................................
 Cacería

¿Qué pretendía
Sujetando de los brazos
Por detrás
A aquel atleta negro
Una cuarta más alta que yo?

¿Cómo intentaba detener la explosividad del músculo
Entrenado en el gesto relampagueante de la huida?
¿La plasticidad del salto
De quien está acostumbrado al asedio
A confiar su vida al nervio de sus piernas?

El interventor gritaba
¡Sujétalo fuerte!
¡Que no escape!

Aflojé mi presa
Odio las cacerías
...................................

miércoles, 19 de septiembre de 2012

RECOLECTURAS – Empieza la semana con un buen libro: Stoner


Hoy en nuestra sección seguimos con recomendaciones de libros relacionados con la enseñanza, en este caso, Stoner de John Williams.
“William Stoner entró como estudiante en la Universidad de Missouri en el año 1910, a la edad de diecinueve años. Ocho años más tarde, en pleno auge de la Primera Guerra Mundial, recibió el título de Doctorado en Filosofía y aceptó una plaza de profesor en la misma universidad hasta su muerte en 1956. Nunca ascendió más allá del grado de profesor asistente y pocos estudiantes le recordaban vagamente después de haber ido a sus clases. Cuando murió, sus colegas donaron en su memoria un manuscrito medieval a la biblioteca de la Universidad. Este manuscrito aún puede encontrarse en la Colección de Libros Raros, portando la siguiente inscripción: Donado a la Biblioteca de la Universdiad de Missouri, en memoria de William Stoner, Departamento de inglés. Por sus colegas…”
La novela cuenta la historia de William Stoner, un profesor universitario no demasiado popular que entrega toda su vida a la enseñanza. Williams le acompaña desde su juventud como estudiante, procedente de una pequeña granja de Missouri, hasta sus últimos días, postrado en su cama y rodeado de libros, y lo hace como narrador distante, con un estilo que se corresponde extraordinariamente con el carácter del personaje y con los hechos que nos cuenta. No es Stoner una novela de grandes personajes ni de sucesos para el recuerdo. Williams acepta el reto de servirse tan sólo de su maestría como escritor para que una vida como la de millones de personas consiga engancharnos, conmovernos y, al terminar el libro, parecernos única.
Más información:
http://elblogdebailedelsol.blogspot.com.es/2012/08/john-williams-stoner.html
Datos del libro:
Título: Stoner
Autor: John Williams
Editorial: Baile del Sol
Fecha de publicación: 2012
Páginas: 240 p.

martes, 18 de septiembre de 2012

Stoner


           No sólo somos un hatajo de genes mejor o peor agavillados, también hemos ido a parar a un lugar en el que confluye una red de influencias. Es la lotería de la vida. La mayor parte de la gente nunca ha pensado en ello, bien porque su lucha por la subsistencia es tan premiosa que no tiene tiempo para más, bien porque todo han sido facilidades y los afortunados no se paran a pensar que la vida pueda ser otra cosa. Las novelistas no se han detenido ni en los absolutamente desgraciados ni en los absolutamente felices, en general se han ocupado de los que están en el medio, suelen contarnos –en las novelas más vendidas-, el triunfo en la lucha por la vida, o el fracaso -en las novelas literarias. La gran literatura, sea poesía o novela, suele complacerse en la delectación del fracaso, hasta un estilo y una época entera hizo del fracaso su gran tema, el romanticismo. La historia de la burguesía está asociada a esa época y en sus ratos de divertimento le gusta que le recuerden que su vida podía haber ido por otros derroteros. La ópera, la gran novela decimonónica, el cine de la época clásica, las grandes sinfonías.

            La vida que pasa. Conocimiento y amor. De eso va Stoner. En algún momento la vida penetra un cuerpo nacido de hombre y mujer y se echa a andar. No todos los cuerpos penetrados por la vida adquieren la misma autoconsciencia ni son capaces del mismo amor. Stoner se dedicó a la enseñanza porque era lo que tenía más a mano, en algunas épocas fue un buen profesor, dedicado a la elevación de sus alumnos, en otras no tanto. Su amor fue fluctuante, tuvo sus ocasiones y las aprovechó a medias; durante un breve espacio de tiempo fue feliz, pero no fue capaz de convertir la pasión que emana del amor en algo duradero. La vida nunca fracasa, tiene su recorrido, un comienzo y un final, pero la línea que la recorre es más o menos densa, su vibración es mayor o menor dependiendo de muchas cosas. De los encuentros que nos depara la fortuna: la mujer de la que nos enamoramos la primera vez, aunque el verdadero amor no es el primero, de la mujer con quien nos casamos, del amor que creímos verdadero pero que fracasó; de nuestros compañeros de viaje, de los grandes amigos de la juventud que perdimos durante el camino, de los que renqueando hemos mantenido, de las personas de las que ha dependido nuestra promoción, que han valorado lo que hacíamos, de nuestros enemigos íntimos, cuyo carril ha discurrido paralelo al nuestro, sin aflojar nunca la marcha; de nuestros hijos, a los que no hemos podido moldear como hubiésemos querido, porque su constitución es distinta de la nuestra, y su camino. Y de nuestro empeño, que no podemos controlar como nos hubiese gustado o eso pensamos cuando echamos la vista atrás.

            Eso es lo que cuenta John Williams en Stoner. Sólo varían las circunstancias, el país, la época, el idioma, pero la vida de Stoner puede ser la vida de cualquiera de nosotros. Williams lo cuenta en el idioma de la literatura, quizá algo relamido para los tiempos que corren, publicada en 1970, con la habilidad de quien sabe cómo contar cuentos y que además sabe otra cosa, que quien se acerca a la literatura quiere paladear miel con regusto a acíbar, porque quien se acerca a la literatura no espera encontrar otra cosa que la vida, reconocerse en el cuento, aprendiendo algunas cosas más de las que ya sabía o no se atrevía a conocer, y esperando que al leer siga vibrando en su interior la cuerda del amor. Y eso, asegura John Williams dura hasta el final, hasta que se extingue la última luz.

            Stoner es una maravillosa novela que cuenta la historia de un hombre fracasado, o fracasado a medias, con algunas muy pequeñas satisfacciones, que no hace nada para doblegar a su destino, o hace muy poco, un hombre que se complace en la humillación, de un hombre como cualquiera de nosotros que no planta cara como debiera.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Novedades Septiembre

Atlantis es el nombre del antiguo semidiós de la mitología griega o de un gigante, que lleva sobre los hombros al mundo. ¿Y cuál es la historia que trae sobre los hombros Boris Pintar? Por un lado, ilumina el lado oscuro de las relaciones familiares, y por otro, nos guía por historias de relaciones imposibles, donde se cruza lo político, lo religioso, lo sexual o lo social, como antagonistas a unas relaciones “normales”. El nexo de los relatos de Atlantis es la impotencia en las relaciones con una sana intensión de desestabilizar los cimientos de la familia.

ATLANTIS. Boris Pintar. (Relatos) ISBN: 978-84-940258-0-8. 10 €







Una mujer que le ajusta las cuentas a su familia, al estado, a ella misma; que no se detiene ante nadie, que no se calla. Y para esto apela a la única solución posible (la única solución imposible de recomendar además): sacar la escopeta, matar. Un monólogo lleno de tragedia, de reflexiones sobre la sociedad contemporánea, de ironía. Un monólogo que puede leerse como una “mala” crónica roja y a la vez como un ensayo delirante (al igual que los minidramas que lo acompañan). Un monólogo sobre nuestra paranoia, nuestro cansancio y nuestra paradójica manera de relacionarnos con los demás. Un monólogo sobre la felicidad.


Una situación tan cerrada, que nos hará entender la visiones de Orwell como algo lleno de vida y color.
Ralf Junke, Leipziger Zeitung

DISCURSO DE LA MADRE MUERTA. Carlos A. Aguilera. (Teatro) ISBN: 978-84-15019-92-3. 10 €

domingo, 16 de septiembre de 2012

Nota de prensa: Baile del Sol, la única editorial española en el Festival Literario Vilencia, de Eslovenia

Baile del Sol ha sido la única editorial española que ha participado entre los días 5 y 8 de septiembre en el 27º Festival Literario Internacional Vilenica, Escritores Nómadas, celebrado en Lipica, Eslovenia. A lo largo de las jornadas, el editor, Tito Expósito, tuvo la oportunidad de reunirse con diferentes autores de los países del Este, algunos de los cuales han sido publicados en la Colección del Este de la Ed. Baile del Sol. Tal es el caso de Andrej Blatnik, cuya compliación de relatos "La ley del deseo" fue editada en 2010. 
Además de participar en diferentes mesas sobre el mercado literario esloveno o las ayudas europeas a las actividades culturales, Expósito se reunió con el agregado cultural de la Embajada de España en Eslovenia, Sergi Farré, con quien valoró la necesidad de acercar la literatura de ambos países a través de traducciones y publicaciones literarias.
Por otro lado, Baile del Sol contactó con el escritor serbio David Albahari, que este año ha recibido el Premio Especial del Festival, y que próximamente publicará también en España en la Colección del Este de Baile del Sol. Cabe destacar que a la entrega de este prestigioso premio literario asistió el Presidente de la República Eslovena, Dr. Danilo Türk.


Tito Expósito, con la traductora y crítica literaria, Simona Skrabec, y el agregado cultural, Sergi Farré.

Debate sobre el mercado literario de los países del Este de Europa.

Tito Expósito con el escritor serbio canadiense David Albahari



viernes, 14 de septiembre de 2012

Prólogo del poeta Luis Luna al libro de Michel Feugain "Entre sombra y ceniza" (Baile del sol, 2012)


Entre sombra y ceniza glosa (Ediciones Baile del sol, Madrid, 2012), en varias secciones, la visión del exilio que su autor Michel Feugain ha padecido durante los últimos cinco años y que le mantiene apartado de su país de origen desde entonces —aún con un breve viaje para ver a su madre enferma— y le instala en Francia, primero y, de manera intermitente, en España, después, con el objeto de cursar su Doctorado en Filología Hispánica. En una de esas clases entro en contacto con él, con esta persona humilde y entrañable que se llama Michel. A partir de una primera conversación sobre su campo de investigación, nuestra amistad se hace más intensa y, poco a poco, me cuenta su experiencia de exilio, bebemos y comemos juntos, nos conocemos.
    En poco tiempo, esa amistad se interna también en el préstamo recíproco de nuestros escritos, en el intercambio de ideas y búsquedas. Mis primeras lecturas se reducen a textos aislados, a intensas declamaciones en mi casa, con ocasión de alguna cena. Sus originales en francés me llegan cada cierto tiempo y, de repente, me asombra con textos en castellano, textos que él ha sentido debían escribirse en esta lengua, como medio para expresar sus asperezas, sus alegrías... en una palabra, su camino.
   El camino recorrido es lo que ya hoy es una realidad. Este poemario que se publica ahora lo describe minuciosamente. Interesa especialmente esta voz porque no se limita a reproducir —o en el peor de los casos a compadecer— desde una mentalidad europea la experiencia de los subsaharianos emigrantes sino que quien nos habla lo ha experimentado realmente, lo ha sentido y se ha atrevido a expresarlo poéticamente en poemas llenos de sinceridad, desgarro y reivindicación, sí, pero también de humor y amor infinito. Todos estos aspectos son los que merece la pena describir más detalladamente.
   La experiencia del exilio marca, en mi opinión, una poética del exilio, es decir, conforma de modo absoluto el impulso de escribir del autor. La nostalgia está presente en casi todos —por no recurrir a la totalidad— de sus textos; nostalgia del lugar de nacimiento, de sus tradiciones, de sus esperanzas, nostalgia incluso de la fe en la emigración que impulsa a marcharse —se es por supuesto exiliado político, pero también económico, cultural, ideológico— y que se acaba en el punto justo en que se cruza la frontera con Europa. La experiencia europea cambia para siempre el modo de pensar de los exiliados africanos que observan en toda su crudeza la persecución, la violencia, el desencanto, la indiferencia, el rechazo. Así es como se adquiere conciencia de exiliado y, en el caso de Michel, conciencia de utilización de la palabra para advertir y subvertir esa realidad.
   El análisis de la condición de "extraño" trae como consecuencia la exploración del concepto de "negritud" analizado profusamente para expresar y delimitar los tópicos más comunes sobre esta condición. En la sección que recibe ese nombre Feugain se lanza a la utilización del término "negro" como palabra de choque contra sí mismo, en un reconocimiento del yo frente al resto. "Negro" se es y al mismo tiempo se padece, en una suerte de persecución que no admite disfraces. El diálogo implícito en los textos nos instala en un enfrentamiento dialéctico entre el ser reconocido y el ser que se le opone como si cada uno de ellos fuera el representante del pensar común de los semejantes. De todos ellos se extrae el llamamiento al único ser posible: el ser humano, situado en una suerte de idealidad que no admite diferencias ni diferenciaciones. Los matices de la "negritud" significan aquí, como en Senghor, una reivindicación de la autonomía del africano para resolver sus propios asuntos —frente a las visiones paternalistas— no exenta de una exaltación implícita de los valores propios. África, madre, amante, tierra de promisión, paraíso, ocupa un lugar preponderante en el desentrañamiento del concepto mismo de "negritud" ya que se establece como un continuo entre el sujeto y su entorno, formando éste parte de aquél y viceversa. África corre por las venas de cada africano, parece decirnos Michel a cada paso y se reencarna en visiones oníricas donde el recuerdo sustituye a la realidad que supone el exilio, la condición de exiliado, concebida como una enfermedad de la que se ha estado a salvo durante el mágico periodo de la infancia:

a salvo de toda enfermedad
incluso de este exilio

   La orfandad resulta singularmente familiar en los textos de Entre sombra y ceniza; se revela profunda y absoluta, sin paliativos. La orfandad refuerza una idea axilar que se entrecruza aquí y allá: el exiliado, al pasar determinado tiempo lejos de la tierra que lo ha nutrido, pasa a ser un exiliado constante, tal vez porque realmente, se ha exiliado de sí mismo, es un huérfano perpetuo de su imaginario. Ciertos poemas de Mahmud Darwish nos hablan también en ese sentido. También los exiliados españoles parecían decirnos eso en sus reflexiones. ¿Cabe el retorno a un país que se nos ha quedado fosilizado e idealizado en el recuerdo? En cualquier caso, esa experiencia es frustrante:

Cinco años de un difícil exilio
cinco años después de mi destierro
lo que unos llaman candidamente

Emigración
cinco años después
vuelvo la mirada y lloro

La escuela que me enseñó el abecedario
ya no tiene techo
las risas que al anochecer
se difundían cual una ola
contagiosa de alegría han sido
sustituidas por los llantos de los míos
en Parroquias fantoches

   El retorno, implica, pues, dificultades difícilmente subsanables. ¿Acaso necesita África nostálgicos? La reivindicación y denuncia de la situación de los subsaharianos parece la misión más clara para un exiliado como Michel. Sus versos parecen ser el mensaje del trovador —y África es profusa en trovadores— que intenta calar en el imaginario europeo, harto de escuchar cómo las desgracias del africano se repiten una y otra vez para llamar la atención de su bolsillo. ¿Acaso el africano, en su afán de supervivencia, ha dejado de ser sujeto?, ¿ha dejado de tener pulsiones, deseos, frustraciones? ¿ha dejado de ser nuestro semejante? Un no tajante se revela en la fuerte voz de Feugain:

Como vosotros

Como vosotros tengo una novia
como vosotros tengo nuevas vidas

Como vosotros despierto soñando
como vosotros despierto
con gusto de amar a quien me ama

En mi mente como en la vuestra
parpadea la primera esperanza.

   Podemos observar también, como último aspecto, la fuerza seminal del erotismo. La sección "Orfeo negro" pone de manifiesto precisamente la latencia de la vida por encima, incluso, del exilio; la presencia del erotismo es un antídoto contra toda la costra de desesperación que late en el exilio. Nos devuelve la pasión, la intimidad, el contacto, la carnalidad necesaria para la supervivencia. En estos textos el humor se revela con todo su poder para derruir lo establecido y preconcebido, especialmente la condición de víctima indefensa del subsahariano:

Tus piernas

No me hables
más de ellas

Son la causa
de mis tormentos
son trampas
para mis sueños
son el engaño
para mis ojos

Por favor
llévatelas

No te tengo rencor
pero no me hables
más de ellas

   Queda, al final de todo, el amor. Amor fundamental y medular en la superación de Thanatos, utilizado como un paso adelante con y contra todos. El inmigrante es capaz de amar y desde ese amor construir una nueva realidad, donde la mezcla procure una nueva visión del conjunto. El conjunto de poemas amorosos que nos ofrece el autor en su libro resulta así espléndidamente conceptualizado.
   Así pues, Entre sombra y ceniza resulta ser un poemario imprescindible para conocer, de primera mano, la realidad del exilio subsahariano, desde dos puntos de vista: el colectivo, pues no podemos olvidar que Michel se muestra tan combativo como el momento merece, y, sobre todo, el personal. Este poemario significa, ante todo, un valiosísimo documento para que el europeo, ese lector que ahora se va a sumergir en estos textos gracias a la editorial Baile del Sol —que cumple la honrosa misión de dar voz a los que normalmente no encuentran espacio para desarrollarla—, recuerde que cuando se encuentra con un africano, se encuentra ante todo, no con una estadística, ni con una oportunidad para su caridad, sino con un ser humano completo, complejo, con muchísimo que decir.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Entrevista a Joaquín Lloréns, autor de Amor Envenenado (Beatriz, investigadora licenciosa)




Hace unos días publicaba en mi blog la reseña de Amor Envenenadodel escritor bilbaino afincado en Palma de Mallorca, Joaquín Lloréns. Hoy os traigo una entrevista al autor de esta novela negra. 


Joaquín Lloréns nace en Bilbao en 1962 y es licenciado en Ciencias Empresariales. Tras trabajar como galeote en una multinacional del sector de la consultoría,  a finales de los ochenta traslada su residencia a Mallorca junto con la también escritora Inés Matute. Sus principales frutos literarios han sido la serie de novelas de Beatriz, una investigadora no profesional  y de personalidad algo excéntrica en sus relaciones afectivas. La primera,Citas Criminales, ha sido publicada también por la editorial Baile del Sol. Están a la espera de imprenta Política criminal y Venganza Criminal. Actualmente trabaja en la quinta novela de la serie, Crimen de lesa majestad.

Ha escrito y publicado cuentos y artículos en “La bolsa de pipas” y en “Quehacer editorial”, y ha participado en diversas antologías poéticas. Es miembro activo de RIEPA (Red Internacional de Editores y Proyectos Alternativos) donde mantiene activo un blog.

1.- Ha escrito cuentos, artículos y poemas y ya ha publicado sus dos primeras novelas. ¿En qué campo se siente más a gusto?

J. Ll. —En realidad son ya tres las novelas publicadas de la serie “Beatriz, investigadora licenciosa”: Citas criminales, Amor envenenado y Política criminal. En cuanto a la pregunta, la novela es mi campo predilecto. En una novela no sólo tienes espacio para relatar una historia que te parece interesante sino que te permite desarrollar con amplitud ciertas complejidades que complementan la trama principal, como unos personajes, con su propia sicología, los meandros de sus almas… Aparte de la concepción de un hijo, el desarrollo de un personaje es lo más cerca de la creación pura que una persona puede estar. Adicionalmente, la extensión de las novelas da más margen de libertad y deja campo para la incorporación de reflexiones propias e incluso, como ocurre en las mías, para compartir lugares que, por uno u otro motivo, te parece que merece la pena mostrar a tus lectores.


2.- Y para remate es miembro activo de la Red de Editores y Proyectos  Alternativos. Explíquenos algo sobre RIEPA.

J. Ll. —RIEPA es un proyecto nacido en México, gracias al multidisciplinar Alejandro Zenker, -autor de las fotografías de mis novelas-, al que me sumé gustosamente para aportar mi granito de arena a la idea de dar algo más de publicidad a los proyectos de las pequeñas editoriales independientes y como medio de compartir, entre ellas y los escritores, conocimientos, experiencias e iniciativas que nos enriquezcan a todos.

3.- ¿Es la novela negra uno de sus géneros literarios favoritos? Lo digo por la saga sobre Beatriz, investigadora licenciosa.

J. Ll. —He de reconocer que sí es uno de mis géneros literarios favoritos, aunque confieso que mis gustos son más bien eclécticos. Soy un lector voraz  y omnívoro en cuanto a géneros. Aunque si hay un tipo de libros que me resultan especialmente gratos, son todos aquellos que relatan una historia interesante o cuya psicología de sus personajes me ayuda a comprender empáticamente otras personalidades distintas a las mías. Sin embargo, si soy sincero, durante los seis años que he dedicado a la saga de “Beatriz, investigadora licenciosa” he procurado no leer casi nada del género para sustraerme al máximo de influencias ajenas.

4.- He leído la segunda entrega de la misma y me ha gustado. Rompe un tanto los cánones propios de este género.

J. Ll. —Esa ha sido mi intención. A estas alturas, escribir algo diferente, encontrar un tema inédito, es prácticamente imposible. Yo he intentado olvidarme de los rasgos más académicos de la novela negra y escribirlas de un modo lo más personal posible. Las características más atípicas, y que en una primera impresión pueden chirriar al lector, se repiten en cada una de las novelas de la serie. Creo que constreñirse a un manual de estilo de género limita innecesariamente la creatividad. De todos modos, desde el principio he asumido que los lectores más puristas y los críticos más encorsetados se echarán las manos a la cabeza por algunas de mis libertades.


5.- ¿Por qué una investigadora precisamente? ¿Tiene más recursos para resolver los casos que los típicos investigadores masculinos a los que estamos habituados?

J. Ll. —El motivo fue doble. De un lado, hacía muchos años que el personaje de una investigadora “licenciosa” me rondaba la cabeza por su originalidad. No tengo constancia de que exista otra, salvo quizás la Valentina que conocí a través de los cómics de Guido Crepax y la posterior serie televisiva italiana, tan sensual como mi Beatriz, aunque menos “licenciosa”. Por otro lado, el intentar escribir desde el punto de vista de una mujer evitaría la enorme tentación que suele atacar a los escritores, en especial a los noveles, de reflejar gran parte de su personalidad en su personaje principal.

En cuanto a los recursos, sí que es cierto que las mujeres hermosas tienen un recurso para obtener lo que se proponen del que carecen la mayoría de los hombres, aunque en la novela negra clásica la seducción también  ha sido usado por algunos investigadores masculinos. Pero mi investigadora suele resolver sus casos más por perseverancia y, muchas veces, por casualidades, alejándose de la imagen de super-investigadora.


6.- La novela negra está en auge últimamente en nuestro país. ¿Puede ser una de las causas la situación económica que provocó la crisis que padecemos actualmente?

6.- La novela negra está en auge últimamente en nuestro país. ¿Puede ser una de las causas la situación económica que provocó la crisis que padecemos actualmente?


J. Ll. —La novela negra es la reacción literaria ante la corrupción, el dinero negro, la especulación urbanística…, pero hace ya mucho tiempo que viene llenando las páginas de muchos libros. Creo que, en lo que ha afectado respecto a la novela negra la situación económica y, sobre todo, el descrédito de nuestros políticos, con sus inacabables casos de corrupción, despilfarro y prevaricaciones, es que ha cambiado la valoración de los críticos ante el género. De ser considerado un género menor, la situación actual hace que hayan dejado de sufrir la etiqueta de libros “entretenidos” para auparse al nivel de literatura  de crítica social con mayúsculas.

7.- De los autores por los que siente más admiración ¿Ha influido alguno de ellos en su estilo?

J. Ll. —No de una manera consciente, pero estoy seguro de que sí lo han debido hacer. Un escritor es hijo de sus lecturas. Estoy seguro de que muchos párrafos, giros narrativos  e ideas deben mucho a Borges, Casares, Meyrik, Potocki, Chesterton, Maugham y muchos otros.

8.- ¿Cuál de las fases de la creación de una obra literaria es la que más quebraderos de cabeza le causa: documentación, corrección, etc?

J. Ll. —La documentación y la corrección, más que quebraderos de cabeza, lo que me dan es mucho trabajo. Especialmente la corrección. Hay muchos escritores de novela negra y/o de intriga que trabajan desde el principio con un esquema perfectamente definido de cómo comienza la novela, cómo se desarrolla y cómo termina. No es mi caso. Parto del nudo de historia y dejo que ella y los personajes vayan fluyendo a través de mí y de mis circunstancias. Eso hace que la escritura sea mucho más entretenida, aunque más trabajosa, ya que, a veces, el desenlace que surge con naturalidad obliga a rehacer parte de lo escrito para mantener la congruencia de la trama. Esa es quizás la parte que más quebraderos de cabeza me causa, aunque también es la fuente de mi mayor gozo como escritor.

9.- ¿Cómo ve el tema de la incursión de la publicación digital en el mundo de la literatura?

J. Ll. —He de reconocer que soy un nostálgico por naturaleza. Múltiples motivos empujan a que la publicación digital vaya comiendo cada vez mayor parte del pastel editorial. Creo que llegará un momento en que la impresión en papel se verá reducida al pedido personalizado de los coleccionistas y a unos pocos ejemplares para el propio autor, para quien siempre es gozoso ver su obra en formato físico. La impresión digital permite que la impresión de un número mínimo de ejemplares sea hoy económicamente viable y las nuevas generaciones están acostumbradas a leer sobre dispositivos electrónicos. Por si fuera poco, nuestros espacios vitales, empequeñecidos por causas económicas, hacen cada vez más difícil el poder acumular físicamente grandes cantidades de libros.

10.- Y ya para finalizar. ¿Es difícil editar una novela a día de hoy? He visto incluso casos de que algunos escritores o escritoras que han publicado en libro digital después han tenido problemas a la hora de publicar sus novelas en formato papel.

J. Ll. —Siempre ha sido difícil. Hoy en día es, de un lado, más fácil, ya que los editores pueden imprimir tiradas mucho más pequeñas a través de las imprentas digitales o incluso en formato electrónico, lo que hace mucho menos costosa la edición. El problema de esos casos es que la distribución es mínima y la promoción inexistente. De otro lado, dado el enorme número de personas que hoy en día escribe, la criba editorial es tremenda. Ante la ingente avalancha de manuscritos que reciben las editoriales, la mayoría de ellos no llegan jamás siquiera a ser ojeados; no digamos leídos. Por ello, y ante la revolución tecnológica, es lógico que muchos escritores -la mayoría de los cuales aspira a ser leído-, publiquen en formato digital, cosa que pueden hacer ellos mismos a un coste prácticamente nulo.


11.- Muchas gracias por su atención y seguiremos atentamente su carrera literaria.

J. Ll. — A usted, por concederme esta entrevista y dar publicidad a mi novela