lunes, 24 de diciembre de 2012

20. (enamórate)

Junta el dedo índice y pulgar y parece que tira de un hilo invisible que sale de su cabeza. Dice que escribe al dictado, que su cabeza es una madeja que necesita ordenar, que encuentra un hilo y tira de él, y, en ese gesto, las palabras e imágenes de sus poemas. Sale a la calle y le esperan grúas, pájaros, piedras y charcos. Hace años que escribe un mapa único.

Lee sus poemas con voz pausada. Me quedo en silencio, siento que su nuevo poemario me noqueará (a mi lado, un papelito en un corcho con la frase hoy es siempre todavía). Lleva una tuerca en un colgante y una chapa de Juan Pardo Vidal. Detrás de ella, un pequeño árbol de navidad con deseos escritos en tiras de papel (volver). Hay quien se detiene en la puerta de la librería, la mirada curiosa y extrañada por un grupo en pie que rodea a una mujer sentada, leyendo, y entra. Interrumpe la lectura para decirnos que en ella no pesa el pasado, que tiene nostalgia del futuro, saber cómo será el año 5523. Termina la lectura y le preguntan por el origen de sus poemas. 

Hablamos alrededor de una mesa de madera. A veces la calidez de su voz me hace sonreír, mezcla a Vonnegut con dibujos animados, se emociona ante una frase que podría ser el título de un poemario, nos anima a escribir (nos recuerda que para escribir hay que ser honesto), o habla con una arponauta de ombligos y pezones retráctiles.

Nos despedimos en una estación de metro. Me abraza y me acaricia la espalda, me pregunta si estoy enamorado y, cuando nos separamos, me dice enamórate. Me encojó de hombros y sonrío, respondo que también se tienen que enamorar de mí. 

Entro en el vagón, una piedra con forma de bumerán en mi bolsillo y su poemario en mi mano.


(coda)
Descorro las cortinas y observo la madrugada desde la cama, el cielo naranja, el sonido apagado del aire acondicionado, la habitación alargada. Estoy vestido, el móvil en mi pecho. Pienso en los aviones que sobrevuelan la ciudad.


salir a la calle
sin otro trabajo
que vagar sin objetivo

entretener el miedo
se convierte en superstición

nos dirán qué hacer
tú y yo parados
en el centro de la muchedumbre

uno piensa en una flecha

de alguna manera
el dolor desaparece
como la luz menguante
de los charcos


(Isabel Bono
en Brazos, piernas cielo. Baile del sol)


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viernes, 21 de diciembre de 2012

Acantilados de Howth, de David Pérez Vega.






Tenía curiosidad por este libro desde hace tiempo, porque conozco el blog del autor y me parece que hace unas reseñas muy juiciosas y bien razonadas, lejos de esa tendencia amarillista que se está instalando en la crítica literaria de la red. Comentaristas de libros que se convierten en los protagonistas de sus críticas, como esos periodistas del corazón que rellenan con sus cuitas programas enteros de basura televisiva. La basura no está mal, a mí me gusta la basura, pero no si todo es basura. El blog de Desde la ciudad sin cines es un remanso de cordura en mitad de un panorama lleno de apreciaciones que salen de las malas tripas antes que del sentido común. Por otra parte, no coincido demasiado con las lecturas de David. Coincido con él, creo, en la pasión por la literatura. Me sirve además para informarme sobre autores  hispanoamericanos y americanos, y aquellos de ciencia ficción que no he leído. En alguna ocasión he tenido en cuenta sus recomendaciones, pero soy un lector mucho más indisciplinado que David. Algunas veces ha escrito sobre  su plan de lecturas pendientes y me lo he imaginado abordándolo con rigor y orden. Lo que quiero decir es que da esa impresión, no que sea como yo digo. Por eso, cuando me enteré de la lectura conjunta sobre su novela Acantilados de Howth me apunté enseguida, estando como estaba mi plan de lectura algo desmotivado. Pues bien, para mí leer con un compromiso posterior no es lo ideal. La lectura conjunta te compromete a hacer una reseña. ¿Y si la novela no me motivaba demasiado a escribirla? No ha sido el caso. 
Acantilados de Howth tiene un protagonista en el que el autor ha volcado experiencias más o menos cercanas, sin que sea una novela autobiográfica, según él mismo dice. La biografía de Ricardo es representativa de un tipo de personas, una vida común. Nacido como el autor a mediados de los setenta, es doblemente licenciado y aficionado a la literatura, lector curioso y con deslices poéticos que le llevan a quedar finalista en un concurso provincial. A los veinticinco se traslada a Dublín para perfeccionar su inglés y se queda allí más tiempo del que tenía previsto, hasta el punto de que su estancia y, en concreto, un paisaje, el de los acantilados de Howth, se convierten años después, cuando ya es contable de una empresa en Madrid, en el paraíso perdido. 
Ricardo es hijo de una época, la actual, donde todos queremos nadar y guardar la ropa: se droga, pero con cuidado; es estudioso, trabajador, responsable, tiene inquietudes literarias, pero no se vuelca en ellas, con alguna que otra dificultad de vez en cuando liga, pero pierde a la única chica que de verdad le ha gustado, una polaca que conoció en Dublín, más tarde se casa y fracasa en su matrimonio en poco menos de un año. Sale con sus amigos: de la empresa, del barrio, de los curros en Dublín. 
Ricardo anda desorientado, pero no cae ni en la apatía ni en la rabia, le domina la sutil desilusión de una época tibia, y con su carácter mesurado demuestra tener las terribles y enormes tragaderas de una generación que ha tenido las ventajas de la educación, de la comodidad doméstica y de esas expectativas pequeñoburguesas que proponen la maduración personal a través del trabajo, la familia y una hipoteca.
Terrible. 
Y eso lo cuenta el autor de un modo muy amable, sin aspavientos estilísticos, con gran elegancia natural en el fraseo. El gran acierto de esta novela, a mi modo de entender, no es el retrato de un individuo, sino de la mentalidad de una época.
Muchas veces al acabar un relato o una novela hago un experimento: elimino el último párrafo o la última frase. Y es ahí donde yo encuentro la palabra fin. 
En este caso para mí la historia acaba aquí:
Mi madre me dice que ha visto un piso que está muy bien: cincuenta metros, sólo treinta y un millones de pesetas, en Móstoles, a reformar.
El párrafo siguiente va más con esas ganas de acabar con cierta trascendencia, un vicio que todos los escritores han de combatir. Porque la principal virtud de esta magnífica novela es que la trascendencia está desterrada.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Lu recomienda... En los antípodas del día



Si todavía no habéis escrito la carta a los reyes magos, os recomiendo que metáis en ella este libro de Gonzalo. No sé hasta qué punto es autobiográfico, pero me ha gustado leerlo y me quedo con ganas de hacerle tres o cuatro preguntas, con una cerveza por delante, a poder ser. No sólo plasma la realidad del trabajo precario y las increíbles tragaeras que muchas personas demuestran tener a la hora de mantener un puesto de trabajo que no es, ni mucho menos, el que deseaba conseguir cuando estudiaba. También recoge los frustrantes intentos de escribir una tesis sobre el nacionalismo y mantener las relaciones personales con amigos o con la pareja trabajando en horario nocturno, vamos, misión imposible. Pero bueno, aunque la realidad del protagonista sea así de jodida, tampoco es un libro para echarse a llorar. Hace tiempo, escuchando a David Trueba en una mesa redonda sobre guiones cinematográficos, tuve que darle la razón cuando se puso a "criticar" a Ken Loach. A ver, tampoco es que lo pusiera a parir, pero se quejaba del rollo victimista de sus personajes, de la continua tristeza, del énfasis puesto siempre en lo negativo y en lo dramático. Dijo algo así como que los parados también se ríen, toman cervezas y follan, sólo que Ken Loach no enseñaba eso en sus películas. Pues bien, en el libro de Gonzalo el protagonista tiene motivos para quejarse, pero se queja mojándose (como debe ser), y además se ríe, toma cervezas, va a conciertos y folla. Como la vida misma.

martes, 18 de diciembre de 2012

jueves, 13 de diciembre de 2012

Presentación del libro LUCHALIBRO

"Tus palabras son más fuertes que tus puños". ¿Recuérdas?, con esta frase buscábamos a los más valientes escritores/as luchadores/as que acudieron a improvisar relatos en LuchaLibro, el 1er Campeonato de Improvisación Literaria el pasado junio en S/C de Tenerife. Como resultado y premio a la creatividad literaria de los finalistas, presentamos LUCHALIBRO, el libro que recoge los relatos inéditos de los 4 finalistas del campeonato, publicado por la editorial Baile del Sol. El acto de presentación tendrá lugar el próximo miércoles 19 de diciembre, a partir de las 21:00 h. en el MalaVida, local ubicado en la calle El Clavel, 3 - Santa Cruz de Tenerife. Contaremos con una exhibición de improvisación por parte de los/as escritores/as presentes. Así como con la presencia de representates de la Editorial Baile del Sol y los organizadores de LuchaLibro en canarias.

presentamos
LUCHALIBRO

1er Campeonato de Improvisación Literaria.
El libro de los finalistas.


El próximo miércoles 19 de Diciembre, a las 21:00,
en el MalaVida, c/El Clavel,3 - S/C de Tenerife


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lunes, 10 de diciembre de 2012

Stoner, John Williams

Trad. Antonio Díez. Baile del Sol, Tenerife, 2012 (3ª Ed.). 246 pp. 15 € 
Ariadna G. García 

No es cierto que el destino de un libro se decida a las pocas semanas de su publicación. Una novela que hoy se venda mucho puede desaparecer de un año para otro, si en el fondo es mediocre. Y al contrario, una obra que recaude poco en un primer momento puede perdurar en el tiempo gracias a la pasión constante de una librera, al contagio de los buenos lectores o a la fe inquebrantable de un crítico exigente. Es el caso de Stoner. Publicada su primera edición en 2010, la novela pasó desapercibida en los medios y se hundió en el silencio. Sin embargo, al año de su salida cosechaba dos nuevas ediciones agotadas en meses simultáneos. Ha sido ahora, en 2012, cuando la novela —al fin— ha encontrado su hueco no ya sólo en los estantes de las buenas librerías, sino en la blogosfera y, como resultado, en el corazón de miles de lectores.
Stoner cautiva por su prosa elegante, su narración sencilla, su historia bien contada, pero sobre todo, por la empatía que sentimos hacia su personaje principal: un hombre íntegro, zarandeando por las vicisitudes cotidianas que gozamos y padecemos todos. Además, la vida de este profesor universitario de origen campesino, recio y humilde, se enmarca entre las guerras mundiales que asolaron el siglo XX y la crisis financiera que arruinó la economía occidental. Quizá por eso, también, la novela conmueve. Nos vemos en su espejo. El capitalismo sigue siendo el caballo perdedor por el que apuestan —sistemáticamente— los gobiernos, carrera tras carrera. Pero el libro de Williams señala las diferencias morales entre un siglo y otro. Hoy día, mientras los directivos de los bancos y cajas arruinan sus entidades y cobran por ello costosas indemnizaciones, los hombres y mujeres desahuciados por el impago de sus hipotecas se suicidan movidos por la desazón, el desamparo, la vergüenza o la desesperanza. En 1929, sin embargo, el mundo se regía por valores distintos. Entonces, los banqueros, abochornados por su irresponsabilidad, por su mala gestión, por su falta de escrúpulos, eran quienes saltaban desde los ventanales de sus amplios despachos.
John Williams tuvo al cierto de escribir una obra donde cabe todo. En ella, un narrador omnisciente narra la existencia completa de William Stoner. Su vida se abre paso a cada página con lentitud de río. Apenas hay meandros. Rara vez el protagonista se aparta del guión, y cuando lo hace, obedece más al impulso de otros que a su propia ambición, si bien es cierto que ese acicate ajeno no contradice su naturaleza, sino que visibiliza, extrae, su verdadero instinto.
Con aguda sensibilidad, Williams habla en su novela de temas corrientes, de dificultades ordinarias que su protagonista, la mayoría de las ocasiones, no se atreve a enfrentar: el odio de su esposa, el distanciamiento de su hija, la intromisión de la universidad en su vida privada, la ausencia de su amante… Todo lo encaja Stoner, todo lo soporta con estoicismo, sin duda influido tanto por la sabia paciencia de sus padres —campesinos acostumbrados a las adversidades de la tierra— como por la lectura de autores medievales de gusto romano. La única salvedad es su férrea oposición a la endogamia que reina en el campus, y que los profesores corruptos favorecen. Y esa defensa de la virtud, de la nobleza, del esfuerzo, del mérito académico, será al tiempo su orgullo y su perdición.
Stoner se presenta como un canto a la dignidad de la vida, pese a sus miserias y a sus decepciones; como un himno a la belleza de los pequeños gestos; como una loa a los instantes de quietud y de paz.
Su lectura reconforta tanto que obligará a los hombres y mujeres a retomar las páginas del libro en cuanto se les presente la menor ocasión. No lo tengan a mano cuando cojan el coche, o se eternizarán en los semáforos...

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Inframundos de Amado Ugarte


LIBRO.InframundosAMADO GÓMEZ UGARTE
Inframundos (BAILE DEL SOL) 91 páginas
Poco conocido del gran público el escritor alavés Amadeo Gómez Ugarte (Llodio, 1956) atesora sin embargo un larga trayectoria literaria. Ha publicado cuatro novelas y un libro de relatos en castellano, la mayoría en la desaparecida editorial vitoriana Bassarai, varios libros en euskera de literatura infantil. Cinco años después de la publicación de su anterior libro, vuelve con un volumen de relatos, Inframundos, que le publica la editorial tinerfeña Baile del sol, que tiene en su catálogo a varios escritores vascos. El libro reúne diecisiete historias que hablan de esas personas que no se conforman con el mundo en el que viven y buscan su salida a través del paisaje de los sueños, lo que a algunos conduce a la felicidad y a otros a la locura. Hay un poeta que lucha contra la incomprensión; una mujer que vive de las hierbas; un hombre que se transforma en ángel de la guarda de mujeres que sufren. Especialmente emotiva es la historia de un niño que desea parar el tiempo porque acaba de escuchar que a su padre le quedan unas horas de vida. Historias sobre un mundo inmisericorde que quiere llevarnos a todos en la misma dirección. Un escritor realmente interesante.

http://www.blogseitb.com/pompasdepapel/2012/12/04/las-primeras-novedades-de-diciembre-de-2012/