miércoles, 26 de enero de 2011

Mujeres cuentistas


Mujeres cuentistas
Varias autoras
    Reseña de Miguel Baquero/El Heraldo del Henares
 
    Publicado por la editorial Baile del Sol, el volumen Mujeres cuentistas reúne cuentos de ocho autoras jóvenes españolas, nacidas entre 1966 y 1979, muchas de las cuales alternan su actividad literaria entre el relato y la poesía.
 
    Los cuentos que componen este heterogéneo volumen abarcan desde el relato largo e intimista al hiperbreve de lenguaje cortante y sucinto; desde la estructura clásica a formas más experimentales de narrar.
 
    Con todo ello se conforma un muy interesante libro que ilustrará al lector tanto sobre las diversas inquietudes y formas de expresión que actualmente preocupan a los escritores (en este caso, escritoras) como de la calidad que, en variadas formas, lucha por persistir en el tan mecanizado paisaje de la literatura actual.
 
    Porque, con los naturales altibajos propios de esta antologías, el factor común que se presenta en todos los cuentos de Mujeres cuentistas es el de narrar con autenticidad, buscando una pulsión y un compromiso propios al margen de las imposiciones comerciales que, podría decirse, hacen de la literatura una mercancía.
 
    Tal vez por ello se advierte, en mayor o menor grado, en todas estas jóvenes autoras, un interés por “ficcionar” la expresión, por hacer cuentos acerca de la escritura.
 
    Bastante son los relatos, como hoy se dice, metaliterarios, cuentos que parten de las palabras, del libro, o de la escritura y tras levantar el vuelo acaban volviendo a él. Igualmente se aprecia en estas jóvenes escritores un deseo, ciertamente saludable (el mejor deseo, realmente, que puede mover a un autor joven) por cambiar y actualizar los referentes, por revisar los patrones habituales para adaptarlos a los nuevos tiempos.
 
    Así, son varios los cuentos en que se cita a los actores de cine más actuales, a los grupos de rock que hoy día marcan la música, a canciones que dirigen la poesía hacia nuevos caminos.
 
    También se utilizan formas y modismos enraizados con el lenguaje del ciberespacio.
 
    Muchas de las autoras, de hecho, administran o han administrado espacios digitales y se manejan con soltura en el mundo blogger.
    En resumen, las cuentistas reunidas en esta antología de relatos, Mujeres cuentistas, publicada por la Editorial Baile del Sol, constituyen un excelente y significativo conjunto de gran interés por cuanto, a través de ellas, el lector puede formarse una idea del mundo literario que le rodea (que late al fondo de todos esos best-sellers que pueblan las librerías) y del mundo literario que está por venir.
 
    Mujeres cuentistas – Editorial Baile del Sol – 228 páginas – Cuentos de Inés Matute, Inma Luna, Ángeles Jurado, Ana Pérez Cañamares, Rosana Popelka, Marina Sanmartín, Deborah Vukusic y Carmen Camacho

lunes, 24 de enero de 2011

Tan lejos de Dios; poesía mexicana en la frontera norte - Presentaciones

“Tan lejos de Dios; poesía mexicana en la frontera norte”
Editorial Baile del Sol (Tenerife 2010) & UNAM (México 2010) Compilador Uberto Stabile

BILBAO
Miércoles 2 de febrero 20:00h.
Hika Ateneo - Muelle de Ibeni 1 (Atxuri)
Presentación de los libros
“Mujeres en su tinta; poetas españolas en el Siglo XXI”
“Tan lejos de Dios; poesía mexicana en la frontera norte”

LOGROÑO
Jueves 3 de febrero 20:00h.
Ateneo Riojano – C/ Muro de Cervantes 1
Presentación de los libros
“Mujeres en su tinta; poetas españolas en el Siglo XXI”
“Tan lejos de Dios; poesía mexicana en la frontera norte”

MADRID
Viernes 4 de febrero 19:30h.
Librería Traficantes de Sueños – C/ Embajadores 35. Local 6. (Lavapies)
Presentación del libro
“Tan lejos de Dios; poesía mexicana en la frontera norte”

sábado, 22 de enero de 2011

INSÓLITOS Raúl Núñez. Canción de vida, a varias voces, para un ángel náufrago

Por Joaquín Piqueras García/Revista Ágora nº 22





“Llegan
y son infinitos, Mick,
con el olor del cosmos,
vestidos de harapos de luna…
los ángeles náufragos.”
(Raúl Núñez. “Poema para aullar a Mick Jagger y a Dios”)

Hace ya bastantes años que inauguramos esta sección de Insólitos con la reivindicación de un escritor entonces casi totalmente desconocido, al que después el tiempo ha hecho justicia – se han sucedido ediciones y reediciones de su obra, artículos, homenajes varios, etc.-, era José María Fonollosa. Después vinieron otros muchos, algunos todavía permanecen en el ¿limbo? del olvido; otros, en cambio, están empezando, si no lo han hecho ya, a despuntar en su valoración; pero a todos ellos les llegará tarde o temprano -más tarde
que temprano, las más de las veces- su justo reconocimiento. Para que ello ocurra será necesaria la entusiasta y altruista labor de autores clarividentes, en el buen sentido, que no tengan más intereses que aprehender una realidad literaria en toda su extensión y satisfacer su infinita curiosidad, que gocen de un punto de vista no sesgado por los cánones del stablishment, capaces de rastrear entre la maleza de las imposiciones del monopolizado mercado crítico-editorial, para hallar manifestaciones literarias en toda su pureza, joyas alternativas que no se plegaron a las modas imperantes y que, por tanto, sufrieron el ostracismo y la indiferencia. Sin el trabajo de investigación y de revelación de estos autores, la historia de la literatura sería la historia monolítica de los bendecidos, por diversas circunstancias y no siempre literarias, por el poder. Imagínense una historia de la literatura sin Villon, sin Poe o sin Baudelaire. Esta sección contribuye humildemente con su granito de arena, en cada nueva edición, a que esto no ocurra.
Ha llegado el momento de reconocer y rescatar del olvido al poeta y narrador Raúl Núñez, un verdadero escritor maldito de nuestras letras que, paradojas de la literatura, figuró en los catálogos de las editoriales más prestigiosas de este país ( llámense Tusquets y Anagrama) y cuyas novelas inspiraron incluso dos películas, pero que después desapareció de la noche a la mañana. Una inmerecida losa de silencio ha gravitado sobre su obra en las últimas dos décadas, entre otras causas, por no contar con la bendición de la crítica canonizada. No obstante, cada vez son más las voces de una nueva generación que, harta de las imposiciones de los suplementos literarios y las revista oficiales, han contrapuesto desde los medios a su alcance, principalmente sus blogs, la figura de este autor, que representa al hombre de la calle, al perdedor que lucha por sobrevivir encajando los golpes de la vida, al enajenado y domesticado panorama literario actual, en el que predominan la ingenua evasión comercial, la idealización histórica, el onanismo metaliterario gratuito o la abstracción seudofilosófica. Sin duda, han contribuido a su reivindicación dos felices acontecimientos editoriales: la publicación de toda su obra poética completa por la editorial Baile del Sol bajo el título de Marihuana para los pájaros (1), prologada por Alfons Cervera y epilogada por Uberto Stabile; y el homenaje que el fanzine Vinalia Trippers le brinda en su suplemento Poemash. Especial Raúl Núñez (2), en el que doce poetas actuales – entre los que se encuentra quien suscribe este artículo- rinden tributo al maestro.
Hemos contactado con varios participantes de la antología de Poemash y con otros que sienten admiración por Raúl Núñez, todos fundamentales en la escena literaria alternativa actual, protagonistas de conocidas antologías y autores de diversos libros, y han accedido amablemente a dejar sus impresiones y opiniones sobre su figura y obra, en lo que pretende ser un homenaje de la sección Insólitos a un insólito imprescindible a través de las voces de “insólitos” actuales, que hallarán más adelante su lugar monográficamente en estas páginas. Ellos son: DAVID GONZÁLEZ (Gijón, 1964); VICENTE MUÑOZ ÁLVAREZ (León, 1966); JOSÉ ÁNGEL BARRUECO (Zamora, 1972); GSÚS BONILLA (Badajoz, 1971); JAVIER MEMBA (Madrid, 1959); ALFONSO PASCAL ROS (Pamplona, 1965); ESTEBAN GUTIÉRREZ GOMÉZ, “BACO” (Madrid, 1963); SONIA SAN ROMÁN (La Rioja, 1976); PATXI IRURZUN (Pamplona, 1969); INMA LUNA (Madrid, 1966); ANDRÉS RAMÓN PÉREZ BLANCO, “KEBRAN” (Illescas, 1976) y SILVIA D. CHICA (León, 1968).
Raúl Núñez nació en Buenos Aires en 1946, pero ya en los primeros 70 se traslada a Barcelona, ciudad en la que permanecerá, si exceptuamos un paréntesis de dos años en Ámsterdam y una breve estancia en Madrid, hasta su traslado definitivo a Valencia a finales de los 80, donde morirá en 1996. Dejó escritas varias novelas: Derrama whisky sobre tu amigo muerto (3), Sinatra (4), La rubia del bar (5) –estas dos últimas llevadas al cine por Francesc Betriu y por Ventura Pons, respectivamente-, A solas con Betty Boop (6) y la inédita Fuera de combate; una selección de los textos que semanalmente publicaba en la Cartelera Turia: El aullido del mudo (7); y los poemarios: Poemas de los ángeles náufragos (1969-70), San John López del Camino (1970-71), Jougla rock (1971-72), Cannabis Flan (1976) y la antología People, editada en Tusquets en 1974 (8), todos ellos recolectados en el ya citado volumen conjunto de Marihuana para los pájaros (1).
A pesar de este rico legado, Raúl no ha tenido el reconocimiento merecido, es un “maldito”, pero no un maldito de pose o de escaparate, sino de verdad. Según David González, “"maldito" es un artista que es pobre de solemnidad y cuya obra no ha sido reconocida por sus contemporáneos.En el caso de Raúl esto tiene delito”, a continuación se refiere el autor de El amor no es contemporáneo a sus ediciones en Anagrama y Tusquets y a la versión cinematográfica de La rubia del bar, y añade: “Sucedió que en aquellos años, del 70 al 75, la corriente poética predominante era la que escribían los llamados Novísimos, y claro, Raúl estaba vendido ya de antemano. Su poesía recogía reminiscencias de la poética de la Beat Generation, además de incorporar elementos de lo que se ha dado en llamar "Realismo sucio", por lo que, a mi entender, Raúl Núñez puede ser considerado como el introductor de dicha corriente poética en España, cuyo máximo representante fuera de nuestras fronteras no era otro que Charles Bukowski. Puede decirse que Raúl se adelantó a su tiempo y de algún modo lo pagó. Y lo sigue pagando. Pues a pesar de que no hace mucho se editó su poesía completa bajo el título Marihuana para los pájaros (Ediciones de Baile del Sol), casi puede decirse que sigue siendo un autor desconocido para la mayor parte de la gente.”
El novelista y articulista Javier Memba, uno de los mayores especialistas en escritores malditos, habla de “Una opción en verdad insólita en el panorama literario español de finales de los años 70, cuando lo canónico era el compromiso, la denuncia del pasado político del país, la sempiterna Guerra Civil y otros tostones por el estilo. Recuerdo que lo descubrí en la misma colección que a Kerouac y Burroughs, la Star Books, todo un mito en la contracultura y la marginalidad españolas, de la que Derrama whisky sobre tu amigo muerto era su número 28. De People, su antología poética, me llamó la atención la primera frase de la contraportada en la que se anunciaban aquellos versos como "una galería de freaks". "Freak" era una palabra clave para los que estábamos en aquel ajo.” Comulgando con la opinión de Memba, Esteban Gutiérrez Gómez se refiere a Núñez como “el espíritu de la contracultura, la fotografía de la verdad”. Todos coinciden en asociar malditismo y verdad, en Raúl la palabra maldito cobra visos de auténtica verdad humana, así, para Andrés Ramón Pérez Blanco, “Raúl fue un maldito (el malditismo no se imposta, amigos), un maldito que nos regaló LIBROS con mayúsculas”, es “la última esperanza de la verdadera literatura, la que nace en las calles, es esta especie de país, llamado España, en el que los auténticos escritores fenecen de olvido, cuando no de hambre”.
Gsús Bonilla, a la pregunta de qué significa Raúl Núñez para ti, responde que “es como preguntarme que significa para mí “la vida”, es decir, qué significa la existencia, un modo de vivir… Lo bueno de Núñez es que en muchos de sus textos hace honor al significado de “ser humano”, con sus aciertos y sus fracasos, con sus virtudes y sus defectos.” Núñez halla en su literatura la perspectiva ideal para auscultar el latido del hombre de la urbe que vive en soledad, mas no de aquél degradado e idiotizado por el contexto, sino de ese otro que aún no ha sucumbido a sus alienadores peligros y conserva su capacidad de amar en estado puro: el marginal, el vagabundo, el artista, el “angel náufrago” excluido de la sociedad, noble, fraternal, honesto, capaz de sentir mágicamente la realidad, con o sin ayuda psicotrópica, albergando el único “viejo sueño/ de cambiar el corazón del hombre” (“La frontera”). Para ello está la palabra, que “sobrevivirá a todo” (“Veinticuatro años”), la poesía que redime lo mejor del hombre, “mientras afuera se matan/ los hombres que no escriben” (“Poema en el baño”), pero que quedaría invalidada si constituyera un fin en sí misma y no brindara amor: “no es cuestión de hacer poesía/ sino de dar amor” (“Juan, el náufrago”).
Y Raúl Núñez lo da, vaya si lo da, pues en ello le va la literatura y, aún más, la vida: “Raúl vive y llora en su poesía porque fue carne de poesía, un poeta suicida desde el primero de sus versos hasta el último punto y seguido”, señala la poeta Inma Luna -creadora, por cierto, de la portada de Marihuana para los pájaros -, quien se acercó al “virus poético de Raúl Núñez” y constató en carne propia cómo “sus versos sobrecogedores me hablaron de un hombre infectado por la mirada poética de la vida, de la vida que retuerce los huesos y se ceba con los frágiles.” Los frágiles, los perdedores, los excluidos… son los protagonistas de la obra de Raúl: Pedro, el venezolano; David; Juan, el náufrago; Águila Blanca y Johnny; Paranoia Kid; Picaporte Dream; Antonio Castro, ese Sinatra que bebe al tiempo que mide en la barra del bar los límites de su soledad… Hasta los héroes quedan humanizados con la pluma de Raúl: Superman es “sólo un hombre/ que muere de soledad/ en un paraíso de cemento” (“Superman”); Jesús de Nazareth es un vagabundo alcohólico que reparte sus “palabras con piel” y “su aliento de ginebra/ para todos los hombres.”(“A Jesús de Nazareth”).
Llegados a este punto, la comparación de Núñez con Bukowski es inevitable. Para David González, como ya quedó dicho más arriba, es el introductor del realismo sucio en España; para Vicente Muñoz Álvarez, es “el heredero hispánico de la Beat Generation y el pionero del realismo sucio en nuestro país”. Gran parte de la atracción que sentimos por Raúl Núñez deriva precisamente de haber sabido, en palabras de Sonia San Román, “encontrar una veta poética en canteras donde otros aún no se habían atrevido a picar”, algo que, sin lugar a dudas, lo entronca con el autor de La senda del perdedor; no en vano fue introducido en la antología homenaje que al escritor norteamericano hicieron Vicente Muñoz Álvarez y Patxi Irurzun en  Resaca/Hankover: Un homenaje a Charles Bukowski.
Según Patxi Irurzun, en la “novela urbana” (así se subtitulaba Sinatra) de Raúl “aparecían escenarios que hasta entonces yo no había encontrado en los libros: bares, la calle, los barrios marginales, y toda la fauna humana que los habitaban (perdedores, alcohólicos, prostitutas...)”, parafraseando a Memba, “fue un precursor en escribir en español sobre bares y perdedores”; pero, como añade Irurzun, “vino a sumar a lo que aportaba Bukowski un humor más esperpéntico, más cercano a la tradición de literatura en castellano. Era como un cruce entre Hank y Eduardo Mendoza”.
José Ángel Barrueco también resalta su “humor desenfadado”, “entre tanta desgracia y tanta miseria, siempre coloca alguna frase que incita a la risa.” De otro lado, Alfonso Pascal Ros considera que la comparativa con Bukowski de la primera impresión es “inevitable pero facilona además de inadecuada… Hay mucho mal imitador, sólo eso, que no pasa de ajustar pose maldita en barra de bar y voz arrastrada de al catre, nena. Luego hay poetas-referencia, poetas alucinatorios que coinciden en el siglo más o menos, ya me entienden, en Los Ángeles o en la Barcelona de putas y otros oficios peor remunerados, voces como la de Raúl Núñez que descarnan verdad y brillantez, fragilidad en cada poro.” Dos poetas-referencia, dos almas gemelas, pues, que se adelantaron al llamado realismo sucio. Para Alberto García- Teresa, en su reseña a Marihuana para los pájaros (10), “Raúl no llega al realismo sucio porque no hay un regodeo en ello, una exaltación, sino una plasmación de un estilo de vida, con unos valores a los que él se adhiere y que exalta”. Ahora bien, no hay que olvidar que el crítico se refiere a Raúl-poeta, ya que si hablamos de Raúl-novelista no podemos menos que suscribir las palabras de José Ángel Barrueco cuando nos recuerda que “en la narrativa, se adelantó a muchos de los denominados realistas sucios españoles que luego se han llevado la gloria, aunque, como apuntara David González, Raúl lo hizo primero: historias contadas con una prosa sin aderezos, que iba al grano y recorría los ambientes turbios de Valencia o Barcelona.”
Los valores a los que, según García-Teresa, se adhiere y exalta Raúl Núñez en su poesía son en gran parte los de la Generación Beat. Las huellas de esta generación, que ya han apuntado más arriba David González y Vicente Muñoz Álvarez, son irrefutables. El “tono psicodélico como resultado de haber fumado varios canutos e ingerido algunos ácidos” (José Ángel Barrueco) que tiene gran parte de su poesía – omnipresente en Cannabis Flan-, en la que las puertas de la percepción de la realidad quedan abiertas a la aprehensión de ésta a través de nuevas ópticas, sin descartar la metáfora delirante de cuño surrealista; el canto a la vida marginal “on the road”; el sexo; el alcohol; las alusiones al jazz y al rock; los homenajes a Ginsberg, a Kerouac… lo certifican. Para Silvia D. Chica, Raúl Núñez, “fue un beatnik a la española, un outsider, que yo emparentaba con aquella incipiente y desconcertante literatura norteamericana on the road que devorábamos.
Me sentía identificada con sus referentes musicales, con su ritmo pop, con su galería de freaks, con su prosa directa y espontánea sin remilgos.”
Cuando preguntamos por las influencias de Raúl en la literatura actual, Esteban Gutiérrez Gómez no se anda por las ramas: “La corriente poética llamada "de la conciencia", el mal llamado "realismo sucio" o la poesía confesional española le deben mucho a este autor. Desde Vicente Muñoz a Carlos Salem, desde Karmelo Iribarren a David González, son muchos los que bebimos de sus vinos y nos quedamos marcados.” Patxi Irurzun restringe esa influencia al ámbito underground, ya que “no ha calado demasiado por arriba”, “no hay nada más que ver cómo está el patio de los suplementos culturales de este país”, corrobora Gsús Bonilla. “Por desgracia – dice Kebran-, no conozco ningún escritor actual que escriba sobre la VIDA como Raúl lo
hizo. Duele mucho escribir las verdades. Y duele más leerlas”. Más optimista se muestra Vicente Muñoz Álvarez: “poco a poco, con la recuperación y reedición de su obra, las nuevas generaciones de escritores van conociendo su legado y tomando nota de él, como referente patrio de un estilo de vida y poesía y como punto de conexión con los beat norteamericanos.” Todos coinciden, sin embargo, en que es necesario recordar a Raúl Núñez: “por haberse atrevido a andar por caminos poco transitados; por no limpiarlos
de maleza; por dejarse arañar por ella; por sentirla en las heridas; por no curarlas; por levantar el telón de la noche en la ciudad e invitarnos a güisqui, a jazz, a tabaco y por ser capaz de distinguir, entre el humo, poesía” (Sonia San Román); “por la humanidad, ternura y desolación que emanan” de sus textos (Vicente Muñoz Álvarez); para que quede constancia de que también hay una literatura maldita en nuestro idioma, más allá de los cursos de verano, los concursos, las distinciones y los benditos” (Javier Memba).
Gsús Bonilla se felicita de que haya autores en castellano que mantengan, como Núñez, la “llama de lo políticamente incorrecto” y añade que “siempre es necesario que haya alguien que se dedique a levantar la alfombra para que se vea la mierda que se esconde debajo de ella, y hacerlo a pecho descubierto y de una manera libre en todos los sentidos, honesta y sincera.” Para Muñoz Álvarez, obras como People, Derrama whisky sobre tu amigo muerto, Sinatra o Cannabis Flan (11) son “ya clásicos e imprescindibles”. En este sentido, Andrés Ramón Pérez Blanco va aún más lejos al decir que “tiene libros que debieran ser lectura obligatoria para nuestros jóvenes”.
Desgraciadamente, la educación obligatoria en la actualidad va por otros derroteros, auspiciados por los poderes al uso, y que se hallan en las antípodas de la libertad y la verdad, ante todo y ante todos, defendidas por Raúl Núñez. Por ello, ahora más que nunca es necesaria su lectura, y valga estas páginas, a varias voces, para impulsarla, una canción “de vida” debida a un ángel náufrago. ¿No oyes, Mick, su ritmo liberador?

BIBLIOGRAFÍA
(1) Raúl Núñez, Marihuana para los pájaros, Baile del Sol, Tenerife, 2008.
(2) AA.VV., Poemash. Especial Raúl Núñez, Producciones Vinalia Trippers, 2010.
(3) Raúl Núñez, Derrama whisky sobre tu amigo muerto, Producciones Editoriales, colección Star
Books, Barcelona, 1978.
(4) Raúl Núñez, Sinatra, Anagrama, Barcelona, 1984.
(5) Raúl Núñez, La rubia del bar, Anagrama, Barcelona, 1986.
(6) Raúl Núñez, A solas con Betty Boop, Laia, Barcelona, 1989.
(7) Raúl Núñez, El aullido del mudo, Midons Editorial, Valencia, 1994.
(8) Raúl Núñez, People, Tusquets editores, Barcelona, 1974.
(9) AA.VV., Resaca/Hankover: Un homenaje a Charles Bukowski, Caballo de Troya, Barcelona, 2008.
(10) Alberto García-Teresa, “Marihuana para los pájaros”, Espéculo. Revista de estudios literarios, nº 39, Universidad Complutense de Madrid, 2008.
(11) Raúl Núñez, Cannabis Flan, Ediciones Marte, Barcelona, 1976.



http://www.mediafire.com/?2g4l132lqgxa7yk

Entrevista a David Pérez Vega, autor de Acantilados de Howth

Entrevista de Goizeder Lamariano Martín/Cuéntate la vida
David Pérez Vega nació en Madrid en 1974. Empezó a estudiar CC. Físicas y, después de tres años, se cambió a Dirección y Administración de Empresas. Trabajó una temporada como auditor de cuentas de una multinacional, y en la actualidad es profesor de Economía y Matemáticas en un colegio de Educación Secundaria. Hasta marzo de 2010 residía en Móstoles y ahora vive en Madrid. Acantilados de Howth (Baile del Sol, 2010) es su primera novela publicada. En 2011 se han de publicar sus poemarios Siempre nos quedará Casablanca (Baile del Sol) y Móstoles era una fiesta (Bartleby Editores).

Las fotos que ilustran esta entrevista han sido cedidas por el propio David Pérez Vega y están tomadas en los acantilados de Howth durante un viaje que el autor realizó para visitar a su hermano, que vivía en Irlanda. La otra fotografía, también cedida por el autor, está tomada en la casa en la que vivió durante su infancia y adolescencia Jorge Luis Borges en Palermo, Buenos Aires.

-¿Tu nombre real es David Pérez López y tu nombre como escritor David Pérez Vega? ¿Por qué?
-Cuando no tenía nada publicado, ni había abierto mi blog, http://www.desdelaciudadsincines.blogspot.com/, si introducía en Google la búsqueda “David Pérez López escritor” aparecía, y sigue haciéndolo, la página web de un autor mexicano. Esto hizo que pensase en elegir un seudónimo. Me hubiera gustado tener unos apellidos sonoros y poco usuales, pero, a la hora de elegir un nombre falso, me quedé casi con el mío. Pérez Vega son los dos apellidos de mi padre, combinación que trata de emular, por ejemplo, la sonoridad de Pérez Galdós.


-¿Cómo y cuándo supiste que querías ser escritor?
-Cuando aún no sabía leer o lo hacía con dificultad, a los cuatro o cinco años, mi padre solía leerme cuentos de dos volúmenes publicados en Alianza editorial para adultos; eran Cuentos de Jacob y Wilhlem Grimm y La sombra y otros cuentos de Hans Christian Andersen. Aún recuerdo la fascinación de esas historias y el día en que le pregunté a mi padre si él escribía cuentos. Me parecía la idea más natural del mundo que quien leía cuentos también debería querer escribirlos. Fue una decepción descubrir que mi padre no lo hacía. Aquello siguió rondándome la cabeza durante la infancia, y la decisión adulta la tomé a los doce años tras leer El señor de los anillos de J. R. R. Tolkien. Me fascinaba que aquel hombre pudiera llevar una doble vida: además de ser profesor podía perderse en aquella Tierra Media que había creado. Yo también deseaba poder perderme en un mundo propio. A esa edad pensé que para ser escritor necesitaba una máquina de escribir y perpetrar en ella una novela. Como no tenía máquina de escribir, pasé más de un año imaginando una historia, que no era más que un plagio de El señor de los anillos. Y tuve la buena idea de leer siempre con un diccionario al lado, porque, pensaba a esos doce años, que un escritor debería conocer todas las palabras. Lo primero que escribí fue a los quince años, un relato; y lo hice a mano.
-¿Qué tal lleva un hombre de ciencias y de números su relación con las letras?
-En realidad creo que el orden de la pregunta debería ser al revés: ¿Qué tal lleva un hombre de letras su relación con las ciencias y los números? La única vocación real que he tenido es la de escritor. De niño solía sacar buenas notas tanto en letras como en ciencias, y la influencia paterna, mi padre es ingeniero, hizo que el niño o adolescente que era yo siempre considerase que debía estudiar una carrera de ciencias por sus salidas profesionales y que la literatura debía ser un pasatiempo. Además, por aquella época, yo deseaba ser un escritor de ciencia-ficción o terror, géneros con los que crecí, y muchos de los escritores de ciencia-ficción tienen una formación científica. A esto se unía el hecho de que consideraba leer un terreno de descubrimiento propio y lo que se estudiaba en las clases de literatura del instituto, en aquel momento, me interesaba poco. Góngora representaba la autoridad, la rebeldía era Philip K. Dick o H. P. Lovecraft. Ahora creo que me hubiese gustado más, en realidad, haber estudiado Filología Hispánica, aunque muchas veces intento afianzar una de mis teorías de los veintiún años: para ser escritor es mejor no estudiar literatura, no pervertir tu mirada sobre los libros con la mirada de otro.  Y mi relación actual con los números es correcta: explicar matemáticas, como el poeta Nicanor Parra, me resulta fácil y la economía, a nivel teórico, da mucho juego para hablar de la realidad. Me agrada ser profesor, tratar a diario con adolescentes me gusta más que estar en una oficina con un traje.
-¿Qué buscas a la hora de leer?
-Busco que la visión del mundo de un escritor me conmueva; que consiga ordenar una realidad que siento desordenada, y me que transporte a otra vida, a otra mente u otro paisaje.


-¿Y a la de escribir?
-Conseguir crear un mundo propio  en el que pueda ordenar la realidad.

-¿Dónde buscas y encuentras la inspiración?
-En la realidad de mi entorno, y en la realidad de los libros que me han enseñado a mirar con otros ojos.

-¿Eres maniático a la hora de escribir?
-Depende de la temporada he elegido diversos lugares para escribir: desde la mesa de mi casa hasta la barra de un bar, pasando por bibliotecas. Actualmente lo suelo hacer en casa, siempre en la misma mesa. Me gustaría poder escribir directamente a ordenador, pero, aunque lo he intentado, no me resulta cómodo. Para que fluyan las ideas, después de hacer el esquema sobre lo que voy a escribir, primero lo hago a mano, muy deprisa, y luego, al pasarlo a ordenador, voy puliendo el estilo. Cuando me dedico a la prosa lo hago sobre hojas de cuadrícula y cuando se trata de poesía sobre folios en blanco. Imagino que esto puede ser una manía.


-¿Cómo definirías a Acantilados de Howth?
-Como una novela realista, que trata de captar el paso de la juventud a la vida adulta de una generación, nacida sobre la décadas del 70 o del 80 del siglo XX, y que se enfrenta a problemas como la precariedad laboral, la dificultad de acceder a una vivienda… tras haber creído que estaban destinados siempre a lo mejor.

-Aunque tu novela la escribiste hace cinco años, hoy en día tiene plena actualidad, sobre todo por el tema laboral y la marcha de jóvenes a vivir al extranjero. ¿Cómo te sientes?
-Cinco años son pocos para que el planteamiento de una novela pierda vigencia. Aunque es cierto que ahora muchos jóvenes pueden elegir irse al extranjero por una necesidad laboral, en la novela el protagonista lo hace con afán de aventura. Leo a los narradores norteamericanos, a los que tanto admiro, y me atrae su visión intuitiva y poética sobre la realidad. Quería describir así mi realidad. Me intriga esta pregunta: ¿Por qué los jóvenes alemanes que conocí en la universidad, que habían estudiado la misma carrera que yo, en su país, cobraban –en 2005 como ahora- el doble o el triple que yo, trabajaban menos horas, los precios de sus casas eran la mitad o un tercio de los de España, y, como observé cuando fui a visitarlos, los precios de los supermercados y los restaurantes eran iguales que aquí? ¿Por qué ningún político habla de esto o qué novelas españolas lo reflejan?

-¿Qué hay de autobiográfico en esta novela?
-Quería hablar de mi generación, de los abusos laborales, de la incertidumbre ante el futuro…, pero, aunque deseaba que la novela sonase a autoconfesión real de un veinteañero que pasa a ser treintañero, quería evitar el problema pudoroso de contar mi vida. El barrio que describo de Móstoles, de donde procede el protagonista, es el mío. Para la casa donde supuestamente vive Ricardo con Isabel en Alcorcón usé mi recuerdo real de la casa de una amiga. Para el pasado de Ricardo en Irlanda usé experiencias de mi hermano, que vivió allí. La universidad Carlos III, donde estudió Ricardo, es la mía. Pero yo no soy Ricardo. Imaginé su vida, realicé un eje cronológico y en escenarios conocidos por mí desarrollé sucesos no vividos por mí.


-¿Te identificas con Ricardo? ¿Por qué?
-Raymond Carver decía: “Tú no eres tus personajes, pero tus personajes son tú”. Muchas de las opiniones de Ricardo son las mías, aunque él tiene una personalidad más extrema que yo. Es posible que ante sucesos que le ocurren a Ricardo en la novela, y que yo no he vivido, reaccionase como lo hace él. A través de Ricardo viví dos experiencias que no han ocurrido en mi vida. Una que sí me hubiera gustado que sucediera: haberme ido, tras acabar la carrera, a trabajar al extranjero, a Inglaterra o Irlanda, como hizo mi hermano y algunos amigos. Y otra que no me hubiera gustado que sucediera: que tras acabar la carrera hubiese entrado en el mundo de los licenciados en ADE; y no hubiera salido de él, teniendo que trabajar siempre como contable o auditor en una empresa, y que sus horarios no me permitieran desarrollar mis aficiones. Afortunadamente, al tomar la decisión de hacerme profesor, puedo leer y escribir casi a diario.

-¿Es Ricardo un eterno adolescente, un Peter Pan fracasado que sólo vive de recuerdos?
-Ricardo es una persona de treinta años que está pasando por un momento desagradable en su vida, inmerso en un posible proceso de separación con su mujer, y que, además, no le gusta demasiado su trabajo. En este momento se vuelca en el recuerdo, idealizado, de su pasado en Irlanda. En realidad, no creo que Ricardo sea un fracasado, sólo es una persona normal, a la que le ocurren sucesos desagradables normales y que mientras le ocurren no le gustan, y cae en la tentación, tan humana, de idealizar el pasado. Pero aún le queda mucho por vivir.

-Acantilados de Howth es tu primera novela publicada, ¿has escrito otras?
-En realidad Acantilados de Howth es la sexta novela que he escrito. Las cinco anteriores sí que eran autobiográficas, y, ahora, con el tiempo, las considero mi taller personal de escritura. Quería hablar de mí mismo, de mi entorno, pero llegó un momento en que pensé que la narración autobiográfica era un callejón sin salida: el pudor me impedía profundizar en aspectos interesantes, y el miedo a herir sensibilidades en mi familia y amigos hacía que tuviera que callar cosas de las que me hubiera gustado hablar. La novela autobiográfica me suponía un ejercicio de autojustificación y de autocensura constantes. Crear personales e inventar una historia me liberó artísticamente mucho. Así que esas cinco novelas, o conatos de novela, están descartados. Creo que sí que puede ser más interesante mi séptima novela, El hombre ajeno. Actualmente estoy tratando de que alguna editorial se interese por ella.


-¿Qué es lo mejor y lo peor que has oído de tu novela?
-Lo mejor me lo dijo una persona por teléfono: que la novela le había impresionado tanto como cuando leyó de veinteañero En el camino de Jack Kerouac. Obviamente me reí, y esta persona es un buen amigo. Lo peor que me han dicho es que Acantilados de Howth es una novela solipsista, en la que no se desarrollan los personajes secundarios. Aunque yo creo que se habla de un extenso número de personajes secundarios.

 -Tu novela combina a la perfección los pensamientos y recuerdos de Ricardo, el protagonista, con un elenco de personajes igual o más importantes que él. Acantilados de Howth es un puzzle. Para conseguir esto, ¿te has basado en algún autor o novela concreta? Gracias por lo de la perfección, que me hace sonreír. Cuando empecé a trabajar la estructura de la novela me planteé narrarla con dos niveles temporales. Los capítulos del presente transcurren en unos seis meses (aquí además hay saltos temporales hacia un pasado siempre posterior al otro pasado) y los del recuerdo irlandés representan casi tres años. A partir del cuarto capítulo escribí unos y luego los otros y en la composición final los intercalé. De todos modos, tenía claro que la fuerza de la historia partía de un punto concreto: un suceso ocurrido en esos acantilados, y para acercarme a ese punto necesitaba ir sobreponiendo capas anteriores y posteriores al núcleo narrativo. No es algo consciente, pero ahora que me obligas a reflexionar sobre ello, encuentro que novelas como El dios de las pequeñas cosas de Arundhati Roy o Jazz de Toni Morrison tienen una estructura parecida. Aunque, posiblemente, la gran influencia literaria del libro sea la obra de Roberto Bolaño, al crear un personaje que es un poeta casi secreto, y sobre todo por la idea de añadir continuos personajes y relatos adyacentes a la historia principal.

-¿En qué proyecto literario estás trabajando ahora?
-Acabé un libro de relatos y empecé hace unos meses una nueva novela. De nuevo el mercado laboral español es el gran tema que exploro. De hecho, estoy usando el material de mi cuarta novela autobiográfica, correspondiente al periodo en que fui auditor, para, sobre esa base, crear personajes, que me permitan acercarme al desquiciado mundo de los auditores desde perspectivas distintas.


-En 2010 has publicado una novela y tienes aceptados y pendientes de publicación dos poemarios, todo un logro en estos momentos de crisis en los que las editoriales no confían en escritores desconocidos. ¿Cómo ha sido tu experiencia en este sentido?
-Los tres libros fueron aceptados para su publicación en 2008. Baile del Sol es una editorial canaria que sí que apuesta por autores desconocidos. Actualmente ha tenido que colgar el cartel de no admisión de originales por saturación. Tuve suerte al contactar con ellos antes de ese momento. Móstoles era una fiesta, poemario escrito en 1998, fue el primer libro que me aceptó una editorial, Bartleby, para su publicación. Esto ocurrió en enero de 2008, hace exactamente tres años. Con la crisis, el editor ha estado retrasando la salida de este libro para poner en el mercado otros títulos de personas más consagradas (avaladas por premios Nobel, Pulitzer…) y frente a estos lanzamientos los libros de españoles nuevos están siendo relegados. Espero que 2011 sea definitivamente el año en que vea publicado este poemario de 1998.

-¿Cómo ves en la actualidad el mercado editorial español?
-Muy concentrado en los grandes grupos (Planeta básicamente), que sólo apuestan por una literatura sin riesgos. Aunque afortunadamente han surgido en las últimas dos décadas editoriales más pequeñas que han dejado huecos de mercado dejados por las grandes (esto en mis clases de economía se llama “han aprovechado mercados intersticiales”), buscando libros extranjeros, españoles, haciendo nuevas traducciones, cuidando la presentación… ¿Hay libros más bonitos que los de Impedimenta?

-¿Cuáles son tus autores favoritos?
-He tenido muchas fases. De adolescente me gustaba mucho Philip K. Dick y H. P. Lovecraft. Tuve una fase francesa, con Camus. Una rusa con Dostoyevski, Tolsoi o Chejov. Incluso fase japonesa, con Kenzaburo Oe. Aunque creo que las literaturas que más he frecuentado han sido la norteamericana: Mark Twain, Hemingway, Scott Fitzgerald, Carver, Tobias Wolff, Richard Ford…, y la hispanoamericana: Borges, Cortázar, Vargas Llosa, Rulfo, y, en los últimos años, Juan José Saer, Rodrigo Rey Rosa, Juan Villoro y, sobre todo, Roberto Bolaño.


-¿Prefieres la novela o la poesía?
-Como lector me decanto más por la prosa, y cuando leo poesía la que más me suele gustar es la más narrativa. Como escritor a veces siento la necesidad de expresar algo más íntimo y entonces me sirvo de la poesía, y a veces prefiero que una historia me envuelva y me decanto por la novela y los relatos. Hace poco cumplí un ciclo completo: novela, libro de relatos, poemario, novela (ahora)… lo que tampoco quiere decir que siga por un libro de relatos: el futuro dirá.

viernes, 21 de enero de 2011

PALABRAS COMO ACTO INEVITABLE



En el gesto diario del beber de las plantas
está cada palabra que escribo para ti,
para ti y para todos.

La punta de la lengua que se quemamientras hago el café,
cuando me pillo un dedo con la puerta
y la uña morada golpea el azulejo
con la rabia del que se sabe indefinidamente postergado.

Más tarde ya no pasará el tiempo;
cuando nos levantemos por la noche
con sensación de miedo detrás de las orejas,
mintiendo que dormimos,
pensando en nuestras cosas de mayores.

Pero ahora se me llenan las líneas de palabras
que precisan un mínimo trazado,
una iluminación remota
para ser lo que son:
razones saturadas
que se vierten por los cuatro rincones.

Apenas soy capaz de saludarles,
con este olor a grava que siempre nos recorre,
con las ganas ilógicas de quedarnos sentados
enfrente de las penas de los otros
sin saberles llegar,
sin saber qué decir a sus vacíos
que son exactos a los nuestros,
las mismas muertes y los mismos desastres
pero pintados con otra gama de colores.

Todo es como un choque,
la vergüenza de los que nos creemos
que somos dueños de nuestros albedríos.

Demoramos las restas
para que no se queden las manos tan inútiles
delante de los hijos
que sabrán -al final- que no sabemos
cómo ha pasado esto
con lo hermosa que estaba la parcela
cuando nos trasladamos a vivir.

Inma Luna. El círculo de Newton. Baile del Sol, 2007.

http://vocesdelextremopoesia.blogspot.com/2011/01/palabras-como-acto-inevitable.html

miércoles, 19 de enero de 2011

PRESENTACIÓN DE LOS DÍAS DEL MAIZ



Viernes 21 a las 20'00 horas
Librería cafetería La Clandestina
c /Jose del Toro, 23 (esquina con c/ Cardenal Zapata)
Cádiz

Lectura del libro de poemas
de Miguel Ángel García Argüez
Editado por Baile del Sol
con ilustraciones de Manolo Sierra.


"Los días del maíz" es un libro relampagueante, extraño e imprescindible, no ya sólo porque apela a la memoria común sino porque contiene poemas que se tienen en pie y nos detienen, y, en algunos momentos, pueden ponernos a bailar."
Daniel Bellón






- I -
Es ésta la canción
Que explica cómo todo
Estaba en el principio
Vacío y el silencio
Vibraba en lo profundo de la noche

El mundo era oscuro como el fondo del lago
Y todo estaba frío y en calma y
Nada había


- II -
Y entonces una tarde sin motivo
El Corazón del Cielo
Se abrió ante el Corazón de la Tierra

De ahí surgió el maíz
Y alargando su tallo y estirando
Sus dientes amarillos
Encendió los soles y las lunas
Y despertó a los pájaros
Que cantan en la lluvia
Y a las fieras que habitan en el bosque


- III -
Los hombres no han sabido desde entonces
Sentirse en paz del todo
Pero tampoco en guerra

No han sabido rezar si no es con miedo
No han sabido comer si no es por hambre
No han sabido llorar si no es sin ojos
No han querido bailar sino a escondidas


- IV -
A vosotros oh príncipes vencidos
Arcángeles del hambre y la penuria
Os traigo estos versos antiguos
De tierra y de saliva
Y de música y de pan

A vosotros os cantan y son vuestros
A vosotros pertenecen y son vuestros
De vosotros salieron y a vosotros
Como el fuego hasta el fuego han de volver.

Lectura Poética de Gsus Bonilla y Ana Pérez Cañamares

Gsús Bonilla (Don Benito/BADAJOZ 1971), ve la luz en 2006 en el Bukowski Club de Malasaña, Madrid; en 2007 se autopublica una retahíla de poemas a punto de caducar y lo llama “El Forro”, en ese mismo año co-funda La Asociación Cultural sin ánimo de lucro LA VIDA RIMA; en 2008 pasa a formar parte de “Es hora de embriagarse(con poesía)” revista poética, en este mismo año es antologado por Ed.Escalera en “Bukowski Club, jam session de poesía 06-08”; en 2009 co-funda la revista dedicada al cuento y el relato “Al otro lado del espejo”., también aparece en la antología “Versos para derribar muros. Poemas por Gaza” (Ed.Los Libros de Umsaloua). Desde 2006 hasta la fecha, ha participado en infinidad de revistas digitales e impresas, recitales poéticos y proyectos enfocados al arte visual, ilustración y poesía. En la actualidad, aparte del tiempo que dedica a las revistas, de poesía, en la que colabora, y la de relato que coordina, trabaja en sus próximos poemarios “MENÚ DEL DÍA…A DÍA” en proceso y publicado “OVEJAS ESQUILADAS, QUE TEMBLABAN DE FRÍO”, en 2010 por la Ed. Bartleby; este mismo año también apareció en la antología “El tejedor en: Madrid, L.U.P.I,2010”. Administra la bitácorahttp://gsusbonilla.blogspot.com/ y –por si sirve de algo-tiene un documento donde dice que aprobó la Educación General Básica con la calificación de “suficiente”.


Ana Pérez Cañamares (1968) nació en Santa Cruz de Tenerife; en la actualidad reside en Madrid. Es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid. En días idénticos a nubes (Editorial Mileto) y, su primer libro de relatos, dedicados al tema de la adolescencia, fue publicado en el año 2003 y reeditado por esta editorial en 2009. Antes, algunos de sus cuentos habían aparecido en antologías tales como Qué mala suerte tengo con los hombres (Editorial Catriel, 1997), Cuentos para leer en el metro (Editorial Catriel, 1999), Historias de amor y desamor (Editorial Trivium, 2001), Por favor, sea breve: antología de relatos hiperbreves (Editorial Páginas de Espuma, 2001), Lavapiés (Editorial Ópera Prima, 2001), Maldito amor mío (Editorial Signo Tres, Lima, 2002), y Escritos disconformes. Nuevos modelos de lectura (Ediciones Universidad de Salamanca, 2004) y Mujeres cuentistas (Tenerife, 2009). En poesía ha publicado La alambrada de mi bocaAlfabeto de cicatrices (Tenerife, 2010). Ha ganado premios de poesía y relatos (fue finalista en La Sonrisa Vertical, dentro del colectivo Cori Ambó, con el libro Allegro Nada Moderato, recientemente publicado por LcL; premio de relato hiperbreve del Ateneo de Gijón (2002) y segundo premio de relato del certamen convocado por la Fundación de Derechos Civiles, en el año 2003). Mantiene colaboraciones asiduas en diversas publicaciones digitales, como las revistas http://www.literaturas.com/, http://www.babab.com/,http://www.margencero.com/, http://www.ariadna-rc.com/ y http://www.lainsignia.org/ . Ha sido profesora del taller de iniciación a la escritura impartido a través de internet, en la página http://www.escritores.org/. En la actualidad escribe en su blog,http://elalmadisponible.blogspot.com/. Colabora con algunos de sus poemas en las antologías Qué nos han hecho (Editorial IslaVaria), Resaca/Hank Over. Un homenaje a Charles Bukowski (Random House Mondadori/Caballo de Troya) y 23 Pandoras. Poesía alternativa española (Tenerife, 2009).

Hora
El Viernes a las 21:00 - El Sábado a las 0:00

Lugar La Marabunta Librería-café
c/ Torrecilla del Leal, 32
Madrid

Escritura diseminada


En el afuera de una escritura como deconstrucción.

Para Víctor con k.
“la salud como literatura”
Deleuze.

I
En La diseminación, Jacques Derrida provoca desde su título, que figura como párergon –es decir, como afuera del marco-, concibiendo ese gesto de desparramar, como el gesto que posibilita, en un texto, más que polisemias, destellos de significantes extraviados en su gesto diseminante.
El prefacio titulado Fuera de libro, lanza, en la inmortalidad del texto y de la escritura, la mortalidad del libro. En ese afuera los intersticios y entres figuran como grietas, espacios liminales, sobre los que no se sostiene ninguna palabra como exactitud. Ese gesto es el único que puede comprender la deconstrucción.
Huérfanos aún, Detrás de la casa en ruinas e Incompleto, participan de ese gesto deconstructivo, interrogan a los signos en su propia densidad, no se conforman con el significante como un signo total, sino que descalifican a la poética de la exactitud.
La escritura se lanza hacia el vacío y la intemperie, aunque presienta que está protegida por ella, la tejedura de la textualidad la desampara hacia la incompletud como vacío que se llena en su propia orfandad. No es fácil encontrarse en esas lecturas.
Como lector uno encuentra la sensación de lanzarse hacia una picada de in-significantes que provocaron la huída hilarante del significado. A-referencialidad, perdida del sentido, huída, escape y cuerpo liberado de la celda hermenéutica de la interpretación.

II
Víctor Gómez (o Víctor con k) es un jugador empedernido, un amante de la textualidad y de la escritura, un buscador de fórmulas que sin ser precisas son alérgicas a la institucionalidad literaria. Esa escritura (ya no poesía ni poética sino escritura sin más) se intenta encontrar con otras escrituras, en una cadena que se prolonga y extiende hacia otros laberintos textuales. Eduardo Millán, Roque Dalton, Paul Celan, Parra, Onetti, se encuentran, como múltiples voces, en esa voz titubeante que busca otras voces para delinear su polifonía.
La vida como literatura, la salud como literatura, crítica y clínica, se encuentran en sus blancos márgenes sobre los que caen las letras sin que puedan sostenerse en un lugar que les de seguridad.

a las aguas oscuras baja un grito
… pesadumbre y solo alfiler desnuda estancia.

III
Víktor es un extranjero en su propia tierra. Los extranjeros asumen que la escritura es un afuera que tensiona el adentro interpretativo. Ser extranjero es ser un ex traño, un incómodo nómada que deambula por las trazas de los signos.

“aparto grumo de gramática
Los tiro”

Ser extranjero es la posibilidad transgresora de subvertir la escritura, darla vuelta, engañarla, traicionarla.

“me aburren las camisas de fuerza los semáforos en
verde los domingos”


IV
Ahora miro el piano: “bajo el piano de mamá reabren las fuentes
su caudalosa”.
La música se escucha a lo lejos. Desafina e incomoda. La desarmónica escritura se intranquiliza en el silencio. Abro al azar:

“-inédito para sortear la blancura de los márgenes, ejercicio insuficiente de escritura para aquietar un imposible, ruina de traducción, desliz de tinta, garabato, trastada, emancipación de la torpeza sobre la utilidad. salto.-”

Mi programa de ordenador lucha contra las minúscula de la escritura de Víktor, son minúsculas como microescritura que desafía la cuantitativa macrológica de la homogeneidad. Es microescritura como extranjería, como límite hacia el cual cruzar, como sospecha. Es la microsubversión de lo extraviado. Diseminación y deconstrucción.

http://vsilvaecheto.blogspot.com/2011/01/escritura-diseminada.html

viernes, 14 de enero de 2011

ESCRIBIR AL DICTADO DE LA UTOPÍA

(reseña de Oxígeno en lata, de Alberto García‐Teresa ‐Baile del Sol, 2010‐)
por Mª Ángeles Maeso

Alberto García‐Teresa (Madrid, 1980), filólogo y activista cultural, entregó su primera publicación en 2008, La brigada poética, una plaquette que proponía espacios para la convivencia urbana y poética: “A cada transeúnte se le donó una palabra en desuso: «amor», «fraternidad», «ajeno», «prójimo», «amigo». Términos nucleares para la configuración del mundo de este poeta. Ese mismo año publicaba Hay que comerse el mundo a dentelladas (Baile del sol, 2008) poemario que denuncia un sistema de organización social, responsable de tanta vida malgastada entre el trabajo y la servidumbre. Poemas para designar la tiranía de un presente que ya no precisa dictadores con nombre, pues “todo quedó atado/ y sitiado”; que exhiben la dimisión de unos seres deambulantes que, con el peso de un arcoiris roto, acuden con infinita tristeza a las oficinas de objetos perdidos. Hay que comerse el mundo a dentelladas mostraba cómo se amalgama en el interior de cada cual lo que iba a ser vida y no lo es, así como los espacios por donde el latido del amor y de la solidaridad va sin cuenta y asoma para construir el nosotros.
La búsqueda de ese héroe que, junto a otros, cada jornada se pone en pie es el asunto de su actual libro, Oxígeno en lata. Un héroe minimizado, resistente en una lata‐sociedad que lo reclama consumidor para ser a su vez consumido; mercancía en la lógica criminal del capitalismo, títere en la cadena de consumidores sin sangre ni saliva. De ahí, las metáforas que evidencian la identificación del supermercado con el tanatorio; uno y otro son espacios para la última fase de los procesos de producción. Objetos o personas. ¿Qué les diferencia? Oxígeno en lata es el resultado de una indagación, la del poeta urbano que busca un ciudadano y encuentra un votante o un espectador. La de quien ya ha visto su cuerpo tasado y suficientemente anestesiado para la producción y no tira la toalla y sigue buscando la belleza entre los tubos de escape, porque “La resistencia –explica el poeta‐ está cimentada en los actos cotidianos. Nuestra rutina consiste en perpetuar una muerte en vida: “ese absurdo acuerdo / por el que renuncias a la vida / para poder tratar de seguir viviendo”.
Del mismo modo que Antonio Machado nos enseñó que “Todo necio confunde valor y precio” García‐Teresa nos señala la estrechez de miras del economista, cuya vida se le escapa mientras, al servicio de la ganancia como norte, trata de convertirlo todo en dinero.
Se trata de poesía que pone al descubierto un ser humano roto, definido por las dos dimensiones con que es reclamado por el mercado: trabajador y consumidor. Lo demás, ya sabe, es silencio.

UN ECONOMISTA

UN ECONOMISTA NO sabe qué hacer con un arco iris.
No entiende el aleteo de una abeja,
por qué trinan escandalosamente las gaviotas,
qué guarda una camada en su madriguera.
Se inquieta ante un caracol que,
sobre una brizna empapada de rocío,
indiferente se despereza.
Ante el murmullo chispeante de un río,
ante un eclipse inundado de estrellas,
ante tu sonrisa o una mano abierta,
agita desconcertado su cabeza.
Un economista no escucha la memoria
ni atiende al compás de los latidos.
No sabe buscar tanteando en silencio la belleza
en toda palpitación dichosamente tendida
a la luz, al viento, a la alegría.
Un economista aún busca con vehemencia
con qué moneda comprar la vida.
(De Oxígeno en lata)

http://www.youkali.net/youkali10d-oxigenoenlata.pdf

jueves, 13 de enero de 2011

Fernando Pessoa




















Hoy se conjura todo para que la jornada sea mágica. Abres el libro que recibes, suena en el estudio el Concierto nº 5 de Beethoven, y lo que lees y lo que escuchas forjan en tu interior un “alguien” que eras o no eras antes, que serás o no serás después. Y si, como dice Pessoa, “alguien te dijera que todo esto es falso y absurdo, no le creas. No creas tampoco lo que yo te diga, puesto que no debes creer en nada. Desprécielo todo, pero de manera que ese desprecio no te incomode. No te tengas por superior a quien desprecias. El arte del desprecio noble consiste en eso. Volver puramente literaria la receptividad de los sentidos y las emociones, cuando acaso parezcan inferiores, convertirlas en materia aparecida para con ella esculpir estatuas de palabras fluidas y lambentes”.
El escritor Manuel Moya ha traducido, editado y prologado Libro del desasosiego de Bernardo Soáres, uno de los heterónimos de Fernando Pessoa (Baile del Sol, 2010), “uno de los proyectos más persistentes y complejos de Pessoa, poeta que constituye en sí mismo toda una literatura”. María José de Acuña le pregunta qué aporta su traducción; Moya responde que “Pessoa ha contado con traductores fantásticos, como Llardent, Campos Pámpano o Crespo. Muchos lectores lo descubrimos en esta espléndida versión en Seix Barral. Pasa que Crespo murió antes de que Libro del desasosiego, hecho con fragmentos dispersos, fuera revelado entero. Después vino la edición de Cuadrado, en Acantilado, que sigue la de Zenith para Assírio & Alvim (Lisboa, 2003), Mi versión aporta texturas más abiertas o literarias; sobre todo hay en ella una ordenación propia”.
Dice Pessoa: “A muchos les parecerá que mi diario, hecho para mí, es artificial en exceso, pero es en mí natural ser artificial. ¿Con qué otra cosa habría de entretenerme, pues, si no fuera con escribir cuidadosamente estos apuntes espirituales? Por otra parte, los escribo con descuido. Del mismo modo, con ese mismo descuido por el refinamiento los agrupo. Soy alguien para quien el mundo exterior es una realidad interior. No siento esto metafísicamente, sino con los mismos sentidos por los que conocemos la realidad”,
Manuel Moya cree que la obra en una referencia ineludible en la literatura del siglo XX. Desde su aparición, ha ido creciendo, fortaleciéndose, sacralizándose con cada edición. Es un texto inagotable sobre el que no cabe la indiferencia. La concepción inacabada y abierta de sus fragmentos, su sentido confesional, que muestra en su desnudez a un hombre radicado en su soledad y abismado en su realidad interior, pero indemne en su integridad; esa imbricación entre sueño y realidad que sustancia un territorio emocional que surge de una experiencia vital, pero, sobre todo, el canto de un individuo consciente de su intransferible existencia, hacen que su lectura sea una experiencia única para el lector, que asiste a la aventura de un hombre emboscado en sí mismo, y que a través de su mirada nos introduce en un universo concreto y abstracto, real y simbólico, donde cielo, infierno y purgatorio se entrelazan, entran en conflicto, se neutralizan, iluminando un espacio en el que convive la miseria y la grandeza humanas.
A la magia se suma Lorca cuando dice: “¡Qué extraño que me llame Federico!”, para seguir con Pessoa: “¿A qué asisto cuando me leo como si leyera a un extraño? ¿En qué orilla estoy cuando me miro en el fondo? Otras veces me encuentro con fragmentos que no recuerdo haber escrito -lo cual me sorprende poco- […] Ciertas frases son de otra mentalidad”; y Juan Ramón desde la hondura de su ser, cuando Pessoa expresa: “Soy más viejo que el Tiempo y que el Espacio, porque soy consciente. Las cosas derivan de mí; la Naturaleza entera es la primogénita de mi sensación. Busco y no encuentro. Quiero y no puedo. Sin mí, el sol nace y se apaga; sin mí la lluvia cae y el viento gime. No son por mí las estaciones, ni el curso de los meses, ni el pasaje de las horas”.
Libro del desasosiego, o “genio de Pessoa en todo su apogeo”, al decir de Zenith, que Moya ve como “bosque inmenso que el caminante ha de recorrer por sus propios medios”, obra de “una de las personalidades más inquietantes, luminosas y complejas de una época”, que se fue dejándonos su legado.

© Manuel Garrido Palacios
http://manuelgarridopalacios.blogspot.com/2011/01/fernando-pessoa.html

martes, 11 de enero de 2011

El viento de una historia. Ficcionarium de Fernando Palazuelos

El viento de una historia


Pedro Tellería/Mugalari -Diario GARA
30 diciembre 2010

Fernando Palazuelos (Bilbao, 1965) continúa en su constante y discreta dedicación a la literatura. Tras publicar La memoria de los esclavos la primavera pasada, Baile del Sol edita ahora Ficcionarium. Premiado como narrador y dramaturgo, y con incursiones en la poesía, Palazuelos ha facturado un libro personal: un compendio de textos breves y en general narrativos que, ambientados en distintas épocas, tienen como idea-motor el juego entre ficción, realidad, historia y azar. Reconoce el autor deudas e inspiración al final del volumen. Borges, por ejemplo, pero también Monterroso o el vasco Ugarte. Detrás de todos está el relato y el más moderno, y a veces sobreexplotado, microrrelato.

Palazuelos ha dividido el volumen en tres partes y ha clasificado los textos en verídicos, híbridos y ficticios. Buena parte alberga personajes históricos como Bonaparte, Charlie Parker, Nabucodonosor o Ampère, para los que el bilbaíno confecciona un traje ficticio que los disfraza de personajes literarios.

Me gustan varias cosas de Ficcionarium. En primer lugar está la oportunidad de disfrutar de un autor cada vez más seguro de su oficio, que ahora demuestra inquietudes librescas tras pasar por la poesía solidaria en La memoria… o plantearse asuntos teológicos en Ianua Caeli. En segundo lugar, la propia concepción del libro, que sugiere múltiples formas de lectura. Lo he leído de corrido, pero me gustaría pararme en cada texto aislado. Y tal vez intente una tercera lectura según la clasificación del autor.

Otra virtud es la parte central del libro, compuesta por seis relatos que compartiendo temática e intención resultan autónomos en ambiente. Aquí Palazuelos demuestra arte para el relato de media extensión y sorprende por su capacidad para la recreación histórica (en “El retrato de Marie Van Cride” viajamos al tiempo de la vanguardia artística), la taracea erudita y la aprensión del detalle.

Por su parte, muchos textos breves recrean acontecimientos de la Antigüedad con amenidad y un giro innovador. Sorprende la versatilidad del escritor para viajar de Persia a Suiza pasando por épocas tan fascinantes como la era de los inventos técnicos, la de los descubrimientos arqueológicos o el futuro. 

Libro grato Ficcionarium. Hay precedentes, claro, como el barcelonés Perucho o, en los clásicos castellanos, el humanista Mejía y su miscelánea Silva de varia lección. Quizá estemos ante un subgénero dentro de un género. Alguien verá ejercicios de estilo antes que pura creación. Da igual. Los textos de Palazuelos agradan y enseñan, al tiempo que hacen pensar en la paradoja nunca resulta de la relación entre Historia y ficción. Los cronistas escribieron más para disculpar a sus reyes que en honor a la verdad. Aristóteles habló del “como si fuera” para referirse a la narración ficticia. Libros como Ficcionarium siguen recordando que lo hermoso es narrar y leer lo narrado, y no preguntarse por la veracidad de las palabras. De hecho, ¿qué diferencia hay entre los textos verídicos de Palazuelos y los ficticios? No acudiré yo a una biblioteca para averiguarlo. Me dejo llevar, como ingenuo lector, por el viento de una historia.


FICHA DE LA OBRA RESEÑADA

Autor: Fernando Palazuelos
Título: Ficcionarium
Editorial: Baile del Sol
Número de páginas: 198
Precio: 14 €