Nos consta que estamos ante un libro cuyo viaje por el mundo editorial español es bastante curioso. Editado por Baile del Sol, una editorial independiente canaria que lleva ya una larga vida en este mundo de hacer libros, pero que siempre se ha mantenido en esa segunda línea (para nosotros la más provechosa) de las editoriales que hacen muy bien las cosas, que trabajan con una pasión desmedida y cuyas ventas a veces no llegan a reconfortar el mimo y empeño puesto en cada título que sacan a la luz.
A nosotros nos llegó un feedback buenísimo deStoner sobre todo a través de las redes sociales y también por comentarios escuchados en alguna librería (sí, de esas en las que uno se encuentra ahí a una personilla que habla de libros sin dudar y sin tener que acudir al ordenador). Nos fiamos mucho de la gente a la que seguimos en Twitter y muchos mostraban mensajes de gratitud hacia los editores de Baile del Sol por haber publicado esta obra.
Querido lector de este blog: lea el libro, cómpreselo; no es nada caro, existe también en edición digital y en catalán. Búsquelo en la biblioteca, si la administración de turno aún no la ha cerrado y siéntese cómodamente en su rincón de lectura dispuesto a saborear unas páginas que no son sublimes, ni brillantes siquiera, sino que poseen un tempo narrativo muy medido, preciso, sin alharacas ni fuegos de artificio. Aquí lo que importa es lo que se cuenta y os advertimos que el profesor Stoner será uno de esos personajes que permanezcan largo tiempo en sus pensamientos.
La traducción de Antonio Díaz Fernández es exquisita. El libro se lee con facilidad, aunque a veces nos lleva a revisitar ciertas páginas y no porque no las hayamos entendido; la relectura se debe a no dar crédito a las cosas que le van sucediendo al profesor Stoner, sobre todo a raíz de contraer matrimonio con Edith, una joven de la que se enamora a primera vista y que va a ser un personaje fundamental a lo largo de la historia narrada, uno de esos ventiladores que dan aire a la hasta entonces gris y apagada figura de William Stoner.
El recorrido vital del profesor abarca casi todo el siglo XX. A través de sus peripecias, veremos pasar el tiempo de las guerras, de la gran depresión, la modernización de la universidad, la aparición de los automóviles y un sinfín de cambios sociales con los que John Williams va apuntalando las vivencias de ese profesor que, como sucede en la mayor parte de las personas, tiene sus momentos de debilidad y de dudas, pero cuya honradez nos deja un agradable sabor de boca al terminar las líneas de la novela.
Una vida en apariencia sencilla. Los cambios de escenario son mínimos, centrándose en los espacios de la universidad y en la casa de los Stoner, una casa donde el protagonista se irá aislando cada vez más, hasta terminar viviendo en un cuarto destinado a ser trastero, pero en el que Stoner encuentra la tranquilidad que requiere su dedicación a la lectura y la preparación de las clases.
A lo largo de la novela aparecen varios personajes que sin estar profundamente definidos (salvo el del propio Stoner, el de su mujer Edith o el de la hija de ambos, Grace) son catalizadores de la buena o mala fortuna de William Stoner. Por orden, quizá deberíamos citar al viejo profesor Archer Sloane, quien lleva a Stoner por el camino de la Literatura y no de la Agricultura. Luego podríamos citar a sus dos compañeros de clase y de departamento: el valiente Dave Masters quien muere prematuramente en la Francia ocupada durante la Primera Guerra Mundial y Gordon Finch, personaje que aparece y desaparece en varias ocasiones, pero que se mantiene siempre muy cerca de Stoner.
Dentro del mundo académico hemos de citar también al presuntuoso estudiante Charles Walker, quien trata de poner contra las cuerdas a Bill Stoner y cuyo enfrentamiento supone el arranque de la ignominia del profesor. Es un alumno que goza de la protección de Hollis Lomax, quien se declarará como el máximo enemigo de Stoner y que le hará la vida muy complicada desde que es nombrado director del Departamento.
Un personaje que también surge de ese campus universitario es la joven profesora en prácticas Katherine Driscoll. Su juventud y atrevimiento hacen que Stoner llegue a perder la cabeza y, por una vez en la vida, empiece a ser plenamente feliz, a disfrutar y a vivir al borde del abismo. Una historia que nos introduce ya en la historia de Stoner en su mayor plenitud.
Como hemos apuntado a lo largo de esta entrada, parece que la novela es una biografía narrativa sobre un profesor cuya vida carece del interés que podríamos suponer a otros personajes de novela: viajes exóticos, tramas de espías, grandes éxitos, etc. Aquí todo es muy mesurado, parece que John Williams no quiere dejarse llevar por la imaginación y esa contención se agradece, ya que el resultado final es una historia muy verosímil, pero que no deja de parecernos ficción en todo momento. Sabemos que estamos ante una obra que en ningún momento nos va a llevar por meandros imposibles, sino que nos mantendrá en ese espacio confortable del que disfruta mientras lee páginas en las que se desgrana una vida muy ajena a la nuestra, pero muy parecida también.
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