Acabo de terminar Mi vida con Potlach, de Inma Luna. Publicada por Baile del Sol. Es una novela de titulo curioso, que les dejo descubran su razón cuando la lean.
Porque deberían ustedes leerla, y me explicaré.
Esta
novela plantea algo que está en la raíz de la vida actual: la soledad y
el desencuentro. Pero no el desencuentro con los demás, que también,
sino con uno mismo. El argumento es sencillo en apariencia; un tipo
presuntamente neurótico comienza a escribir un diario personal,
aconsejado por el psiquiatra que lo trata en una clínica privada de
lujo. Y naturalmente, lo que sucede es que empiezan a pasar cosas.
Para
empezar conocemos al tipo, que se llama Luis, y conocemos lo que él nos
cuenta de sí mismo, y claro, a través de ahí empiezan a enmarañarse las
historias y a enredarse, porque el tipo tiene un pasado; un pasado que
vamos leyendo poco a poco, a pinceladas, y que empieza a intrigarnos,
igual que su particular forma de pensar; igual que nos intriga qué
sucederá cuando el tipo decida…lo que decide.
Del
argumento no les voy a decir más; pero sí de algo que me parece
fundamental: en esta obra los personajes se mantienen de pie, viven
después de que el lector cierra la novela, existen más allá de la
novela: Noelia, Sonia, Elena, Luis…y algunos otros. Inma consigue con
un lenguaje muy cercano y a la vez no exento de poesía, o mejor, de
lirismo, de reflexiones, de interrogaciones que sacuden a quien lee,
crear un mundo narrativo propio, en el que la realidad de la novela es
posible.
Es
un libro de historias entrelazadas- la descripción de un cierto
ambiente casi popular en la casa de Noelia por ejemplo recuerda al mejor
realismo español- de vidas que se entrecruzan, que nos apelan para que
nos quedemos en ellas. A veces casi parece una novela coral, en la que
todas las vidas confluyen.
Pero
también es una novela crítica; con la burocracia, con el sistema
jurídico inmisericorde, con los geriátricos, por ejemplo. Y siendo un
libro con una enorme ternura a la vez tiene la dureza del cuchillo para
entrar en la psicología de los personajes o mostrar ciertos ambientes.
Y,
ahora, una subjetividad que igual les anima definitivamente a leer el
libro: que sepa la autora que nunca olvidaremos a Potlach.
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