por Paco Marín
¿Qué es lo primero que me ha llamado la atención al abrir la novela? Que podemos leerla de tres maneras distintas –yo he tenido la paciencia, más por curiosidad, de hacerlo-. Veamos que nos dice el autor en el prólogo:
“…A todos ellos encomiendo el orden secuencial de imprenta…”; “…eligiendo la lectura dirigidos por la numeración de los capítulos…” la tercera opción, “…siguiendo los hechos tal y como transcurren en el tiempo…”.
Tengo que aclarar que las páginas del libro van consecutivas no así los capítulos: el capítulo 0 página 13; el 1, pag. 23; el 2, pag. 45; el 3, pag. 286; el 4, pag. 49; el 5, pag. 289; el 6, pag. 53… y así hasta completar 383 páginas. Un experimento curioso.
Pero al cerrar el libro me planteo otra cuestión: Voy a reseñarlo, pero ¿en qué género lo encuadro? –Novela política, policíaca, negra, erótica, gastronómica, de moda, de espía,…- Tomo una decisión, a riesgo de equivocarme y que alguien o el propio autor me corrija: son todos los géneros, manejados con una habilidad y cuidado primoroso.
Alberto Medina, padre adoptivo y mentor de Beatriz Segura, la investigadora licenciosa, pide a ésta que acuda a su casa en Denia. Allí le informa de la existencia, aún no pública, de una denominada “Hermandad para la regeneración democrática” y de cómo intentan forzarle a formar parte de ella.
Esa misteriosa “Hermandad para la regeneración democrática”, ha comenzado a asesinar políticos en diferentes puntos de la geografía española, reclamando cambios constitucionales que, según sus comunicados, permitirán unas elecciones realmente democráticas. Para conseguir que se mantenga su anonimato, la “Hermandad” ha ideado un sistema simple pero de una aterradora eficacia. Seleccionando, aparentemente al azar, a una serie de hombres con amplios recursos financieros, les ha amenazado con represalias mortales a ellos y sus seres queridos, para que sean ellos quienes cometan –o encarguen a profesionales- los asesinatos de políticos, cada vez más relevantes. Esa escalada criminal, según la “Hermandad”, obligará a los principales partidos a acometer las justas reformas de la Constitución, muchas de las cuales, de hecho, son pedidas por la mayoría del pueblo llano: listas abiertas, circunscripción única, segunda vuelta…
Mientras la existencia de la organización terrorista no es conocida por los medios ni el Estado, Beatriz tendrá que intentar averiguar quién se esconde detrás de la organización criminal, antes de que ésta obligue a Alberto a asesinar a algún político o, caso de que Alberto se niegue, asesinen a su padre adoptivo o a ella, talón de Aquiles del antiguo agente del CNI, ahora paralítico de cintura para abajo. Para conseguirlo, tendrá que seguir el creciente reguero de políticos asesinados que le llevará a Madrid, Tenerife, Palma de Mallorca y Barcelona, mientras la alarma del Gobierno y la oposición aumentan sin que las Fuerzas de Seguridad sean capaces de obtener ninguna pista fiable.
Desde el capítulo 1, el capítulo 0 es el de la presentación del principal personaje “Economista licenciosa”, Joaquín Lloréns nos tiene en vilo hasta el final de la historia –muy difícil dejar de leer-. Hay momentos de relajo en los que disfrutamos gastronómica y eróticamente –muy buenas descripciones sin llegar a la chabacanería ni a la zafiedad-.
A medida que transcurre la trama van surgiendo preguntas y una de ella es ¿cómo reaccionaría yo si recibiese una de las cartas que la Hermandad envía? Uno sigue leyendo para ver de qué forma se enfrentan los personajes a las amenazas recibidas y nos quedamos sin aliento cuando Beatriz hace descubrimientos, que para si quisieran los Servicios de Seguridad del Estado, por supuesto al margen de dichos servicios.
Una muy buena y entretenida novela. Esperamos que nadie se tome al pié de la letra lo que es producto de la imaginación, pero ¡¡qué imaginación!!
Y, lo mejor, tres novelas en una. Cada forma de lectura hace que los hechos parezcan distintos: En la segunda opción“…hará que se desvanezca la intriga antes que en la lectura secuencial”, por otra parte en la tercera opción “…el relato dejará de lado el aspecto intrigante, para centrar su énfasis en las motivaciones de los personajes, en su psicología y su moralidad…”.
Joaquín Lloréns Beltrán de Heredia nació en Bilbao el año 1962. Es licenciado en Ciencias Empresariales por la Universidad del País Vasco.
Tras trabajar dos años en una multinacional del sector de la consultoría, con varias estancias en EEUU, trasladó su residencia a finales de los ochenta a Mallorca. Durante dos décadas ha compaginado sus actividades como Director Financiero en diversas compañías y sectores, con la docencia en español e inglés.
Ha publicado en Baile del Sol las novelas “Citas criminales”, “Amor envenenado” y “Política Criminal”. Está pendiente de publicación la cuarta novela de la serie: “Venganza criminal” prevista para el 2014.
También ha publicado el libro de viajes “Camino iniciático” donde relata su experiencia en el Camino de Santiago.
Es co-editor, webmaster y articulista de la revista de literatura y creación AGITADORAS –www.agitadoras.com-, y miembro de RIEPA (Red Internacional de Editores y Proyectos Alternativos).
Varios relatos de otro de sus personajes, el inspector Cenizo, han sido publicados en la revista literaria “La bolsa de pipas” y en la “Antología del relato negro III” de Ediciones Irreverentes, en cuyas otras antologías “Crímenes profilácticos” y “Antología de ciencia ficción”, también ha participado. Un relato suyo ha sido publicado en el último número de “El picudo blanco”.
Ha participado como articulista en varios números de la revista mexicana Quehacer Editorial y ha sido incluido en varias antologías poéticas.
Conozcamos mejor al autor…
¿Planeó la estructura y secuencia de la novela desde un principio, o cuando estaba redactada se dedicó a barajarla?
Nunca defino las estructuras y secuencias antes de ponerme a escribir las novelas. Parto de lo que sería la sinopsis y a partir de ahí dejo que la escritura y los personajes fluyan de una manera libre. Es bastante más trabajoso, pero mucho más entretenido para mí. Así pues, a veces mis personajes me sorprenden realizando acciones imprevistas que me obligan a reestructurar gran parte de la novela, que es lo que ocurrió en “Política criminal”. Pero esos cambios fueron los que me indujeron a sugerir otras secuencias posibles para diferentes lectores.
¿Escribió la novela antes o al albur del movimiento de los indignados?
La escribí durante el año 2007 y 2008, cuando UPyD se estaba creando y bastante antes de que se surgiera el movimiento de los indignados, pero el que a mí se me ocurriera es síntoma evidente de que en el país ya se había instalado el desencanto y el enfado con nuestros políticos e instituciones. Desafortunadamente, se publicó después, con lo que se perdió la posibilidad de que se hubiera vinculado al movimiento, lo que me hubiera llenado de satisfacción y con la evidente repercusión que ello hubiera tenido y los muchos lectores que podría haber conseguido. Pero las cosas de palacio van despacio en las editoriales.
¿Qué hay del autor en la historia?
Además de mi propia indignación sobre la prostitución de la democracia en España por culpa de las partidocracias asentadas y mis propias reflexiones al respecto, siempre hay detalles y anécdotas que he vivido o he escuchado de primera mano. El incluirlas es una de mis maneras de intentar que la ficción que relato sea más realista o creíble. Sin embargo, mis personajes sicológicamente no se basan en ninguna persona de mi círculo más próximo.
¿Cómo se han tomado los miembros de UPyD la trama?
Hasta donde yo sé, muy bien. De hecho, mi presentador en Palma fue el coordinador territorial de UPyD, Juan Luis Calbarro, amigo y de quien me nutrí sin que él lo supiera para conocer el programa y objetivos de UPyD a fin de utilizarlos para la trama. A pesar de que “La hermandad para la regeneración democrática” usa sus fundamentos teóricos para un objetivo perverso, no manipulo sus fines de un modo torticero, con lo que básicamente doy eco a su programa.
¿Cree, como muchos pensamos, que se debería retocar la Constitución en algunos puntos y que es necesario el cambio de muchas leyes, entre ellas la electoral?
No cabe duda. No tanto porque la sociedad haya cambiado mucho, que lo ha hecho. Lo que ha mutado es la filosofía y los fines de los partidos políticos, que se han alejado de la búsqueda del bien de sus votantes para centrarse en su enriquecimiento y en una manera de mantener unas prebendas injustificables. He de reconocer que simpatizo con las propuestas de cambio de la ley electoral que, desde su nacimiento, UPyD y los otros partidos minoritarios propugnan. Hay muchas cosas de nuestra pervertida democracia que habría que cambiar. Desgraciadamente los partidos mayoritarios y los independentistas están muy cómodos con la actual situación, donde los votantes no votan a las personas –a quienes exigirían responsabilidades después-, sino a siglas.
¿Con esta novela pretende dar un toque de atención, con una “sonrisa en los labios”, a la clase política? ¿Sabe si, aparte de los componentes de UPyD, la han leído elementos otros partidos?
Sí, aunque desde mi modesta posición, intento aportar mi granito de arena a la regeneración democrática en su más amplio significado. Como nacido en Bilbao sé que la violencia política es un cáncer muy difícil de erradicar una vez puesta en marcha, por lo que no la propondría en serio como medio para lograr la regeneración democrática, pero hay que reconocer que los políticos españoles han convertido el espíritu democrático a lo largo de estas más de tres décadas de democracia en una mera disculpa que justifica políticas que sólo se preocupan de la forma, olvidándose de los intereses reales de la mayoría del pueblo. Lamentablemente, tengo la creencia de que sólo cuando se ven amenazados directamente, a nivel personal, los políticos se tomaran en serio la voluntad de cambio del pueblo.
En cuanto a si lo han leído elementos de otros partidos, lo desconozco. Por desgracia, las editoriales independientes tienen un presupuesto para marketing muy escaso y una distribución limitada, y eso hace que la difusión de sus publicaciones sea escasa, con independencia de su calidad, que la hay para todos los gustos. En cualquier caso, no he tenido reacciones de índole política de parte de ningún lector, sea cual sea su ideología.
¿Por qué esa minuciosidad en la descripción de los complementos, perfumes y ropa de Beatriz?
Porque vivo con tres mujeres –esposa e hijas- y sé de primera mano que una mujer que se tiene por hermosa da mucha importancia a esos aspectos en su vida diaria. Si Beatriz, mi investigadora licenciosa, fuera real, estoy convencido de que daría tanta o más relevancia a sus armas de seducción.
¿Lo han asesorado en las distintas marcas de ropa, lencería, complementos, zapatos y perfumes?
No mucho. En general ha sido labor de investigación propia respecto a tendencias mientras escribía la novela. Aprovecho para enriquecer mis conocimientos mientras la creación de las novelas va desarrollándose, aunque sea de aspectos que pronto abandonaré en el cajón de lo que nunca recordaré.
¿Qué género literario le gusta más? En novela-negra ¿podemos hablar de novela-negra española?
Mis gustos son bastante eclécticos dentro de lo que es la novela. El ensayo y la poesía los visito menos a menudo. Me gusta la fantasía, la ciencia ficción, la novela negra y policíaca, el terror, las históricas… Creo que me lo trago todo, aunque mis preferencias deambulan por lo imaginativo o lo que me enriquece como persona.
Y sí, creo que sí podemos hablar de novela negra española. En la novela negra el ambiente social, económico e idiosincrático del lugar donde se desarrolla son un pilar fundamental. Y el de España es único en muchos aspectos, lo mismo que ocurre con la, actualmente tan de moda, novela negra nórdica, por lo que creo que sí podríamos hablar de un subgénero novela negra española, pues el género en sí ha tomado relevancia y prestigio, y ha aumentado su producción de forma considerable entre los escritores del país. Aunque durante los cinco años que he dedicado a la serie de mi investigadora licenciosa, Beatriz, he procurado no leer nada del género para no contaminarme, después sí que he retomado dichas lecturas y me han reafirmado en mi opinión de que sí existe.
¿Cuáles son sus autores favoritos? ¿Qué está leyendo ahora mismo?
Borges, Potocki, Lovecraft, Navokov, Meyrink, Dostoievski (aunque he reconocer que en la madurez se me hace un poco pesado), Bioy Casares, los hermanos Durrell, Mendoza… Son muchos los autores que me han hecho disfrutar, aunque reconozco que los que más releo son los cinco primeros que he citado.
Acabo de terminar de releer por enésima vez “El Aleph” de Borges y ahora mismo estoy con el interesantísimo “Karoo”, de Steve Tesich, cuya calidad y avatares de publicación me recuerdan placenteramente a las de John Kennedy Toole y su “Conjura de los necios”.
¿Está trabajando en una nueva novela? ¿Adelántenos algo?
Tengo pendiente del último repaso “El vedado”, una novela centrada en el mundo de la caza y que gira en torno a la historia de un grupo de prohombres mallorquines que durante veinte años han juzgado, y en ocasiones ejecutado, anualmente a un criminal injustamente librado del castigo de sus delitos. Adicionalmente transcurre una segunda trama en el presente en la que el narrador, un cincuentón bastante ingenuo a pesar de lo que él mismo cree, y al cual le cedo mi propio nombre, se ve envuelto en un enredo amoroso cuyo último fin no se desvela realmente hasta el final.
¿Tiene alguna manía a la hora de escribir? ¿Alguna curiosidad suya, que no haya visto la luz hasta ahora?
No soy consciente de tenerla, aunque habría que preguntar a quienes más me conocen. La vida me ha hecho llegar a la conclusión de que hay que intentar evitar las manías en lo posible. No llevan a ninguna parte y hacen incómoda la vida a los que nos rodean y al que las padece.
En cuanto a curiosidad, y aunque no tenga mucha importancia, el hecho de que los manuscritos de mis novelas publicadas hasta ahora sólo los han leído previamente mis dos hermanos.
¿De qué se compone el Southern Comfort?
Whisky y naranja fundamentalmente. Aunque sea la bebida preferida de mi investigadora licenciosa y que la botella se pueda ver en las estanterías de muchos bares, se da la paradoja de que sólo he conocido a una persona que lo bebiera, y hace más de treinta años.
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