Julio Castro – laRepúblicaCultural.es
Ahora presenta su poemario Psoriasis. ¿Por qué el nombre? Lo descubriremos preguntando o leyendo, pero lo cierto es que Etiología, Epidemiología, Pronóstico y Tratamiento, los capítulos en los que divide este tratado médico, tienen todo el sentido de su recorrido, como un vademecum de su yo, en el que nos asalta o nos abarca con textos, en los que entra de forma más agresiva o más melancólica, con una tristeza que no deja de esconder una cierta sorna o ironía detrás de algunas imágenes creadas
Así que Etiología circunscribe los textos a sus orígenes o, más bien, a la descripción del entorno de su procedencia, sirve para darnos una aproximación a la justificación… no, no es preciso justificar nada, es una cercanía a los puntos de partida y el núcleo desde el que puede extender sus raíces: “vengo del hoyo”, dice, “nací en un hospital de una mujer y otra mujer porque mi padre no estaba / él / tocaba el piano en una casa con una hija / a la que amó”. Plantar estos cimientos casi en la primera página no deja otra alternativa que seguir adelante, porque ya no quedan muchas más interpretaciones duras, o al menos no las esperaríamos.
La Epidemiología nos aproxima a la mujer y a las mujeres, a otras que seguramente son en parte ella misma, porque son su visión de ellas, y 1983, a Juana Ginzo, me parece hermosa y brutalmente descarado: nada que esconder en la vida, y mucho que decir con pocas palabras, con palabras y mirada de niña, ahora grande. Recuerdo haber leído antes su Rojo Papagallo nº 15, que ahora encuentro acotado en un contexto con mayor sentido, si es que se trata de buscar sentido alguno.
El Pronóstico de esta Psoriasis nos abre la puerta a un entramado de exposiciones sexuales tan abiertas como Swingers, que se mezclan con la muerte de Belleza y de Té rojo, pero no dejo de tener una marcada preferencia por Tú no tendrás una mujer esta noche, porque me parece un golpe de cinismo que no dejan de hacer reír como una dura lección “Aunque la noche / no te ofrezca la mujer que mereces, / hazte un verdadero hombre entre los animales”.
El Tratamiento, para sorpresa, conducirá por el camino de los muertos, de la madre, de las despedidas y la desesperación, pero sin todo el trayecto, parece que la vida de este poemario no estaría completa, y no sería fácil concluir en una sección única con el texto que da título al libro: Psoriasis, una conclusión de conclusiones, o una demostración de dónde estamos, de dónde está. Pero antes, un recordatorio explícito: “Es importante comprender que la curación sólo es parcial. / Es aconsejable // dejar al aire las heridas”.
Buen tratamiento que, tras comprender la enfermedad, comienza la posibilidad de atajarla o, al menos, saber lo que tenemos y lo que nos espera. Recomiendo enamorarse de esta Manuela, de la de los textos escritos, de la que te los dice en directo, de la que aparece en los escenarios… supongo que de la otra también, pero eso ya no es asunto mío.
http://www.larepublicacultural.es/article7204.html
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