Día 67. Juan Manuel Uría. Transformaciones (2009)
Mi primera libertad la sembré en un desierto. Con tiempo y cuidados surgió el brote. Después se hizo planta, tallo, árbol. Pude entonces escribir a su sombra con letras adivinadas en su savia. Pude escribir mi primer poema. Este árbol siguió creciendo hasta ser literatura. Siguió creciendo formando un libro. Siguió creciendo hasta que mi palabra se sostuvo. Entonces leí a viva voz cada poema y el árbol despertó sus frutos. Aquellos poemas, aquellos frutos, eran reales, sentidos y relucientes. Aquellos frutos albergaban las vocales del hambriento.
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