no puede comprarse un vestido
de tirantes
ni camisetas cortas
ni faldas por encima de la rodilla
él se encargó de eso
su madre la había avisado.
Déborah Vukušić
Ayer
el día era frío en Mérida, pero estaba despejado y el sol nos acompañó
como de costumbre en estas tierras. A las 17,30 horas teníamos cita en
el Centro Cultural Alcazaba con Déborah Vukušić,
para acompañarnos en nuestro programa. Cuando llegamos estaba
acompañada por nuestro querido amigo Elías Moro, después de los saludos
de rigor (un tanto fríos como el día), entramos en el Centro Cultural y
me sorprendió la reacción de Déborah cuando vio los restos romanos que
florecen entre tanto hormigón, pero que hacen del lugar un sitio
increíble.
Subimos
al estudio de Radio Forum pero ya habíamos iniciado nuestra charla a
tres (Déborah, Mª Paz y yo) en gallego, y por lo tanto resultaron más
familiares esos momentos previos. En el estudio hicimos un pequeño
repaso de vidas, gustos y disgustos, además de las fotografías de rigor.
Mientras
esperábamos el momento de entrar en antena, me sorprendía la postura
adoptada por Déborah en la silla, sentada como una budista e intentando
protegerse de no sé que o quién, pero enseguida me dí cuenta que lo
tenía todo controlado y que esta hora con nosotros no suponía ningún
problema para ella.
Durante
la charla hablamos de algunas cosas, se quedaron muchas más en el guión
que habíamos preparado, pero me sentí muy cómodo y no dejamos de
compartir sonrisas, gestos, expresiones que deshicieron ese frío
primerizo y nos adentraron en su poesía, en su obra y como no,
disfrutamos muchísimo con sus lecturas tan genialmente interpretadas y
que terminaron por darle el calor que necesitábamos en una típica tarde
de otoño emeritense.
Resulta
difícil encasillar a las personas, mucho más cuando esas personas son
jóvenes y cuando hablamos de la Generación Blogger, a la que sin duda Déborah Vukušić
pertenece; se sintió más identificada, pero no tanto con esa generación
que denomino "Yo, mi, me, conmigo", supongo que es cuestión de concepto
como se suele decir en Galicia cuando no se tiene muy claro cual es el
concepto.
Tras
recibir en antena vía telefónica la llamada de José María Cumbreño, en
el programa tuvimos tiempo para recordar la vida y obra de Carlos
Edmundo de Ory, del que escogimos el libro "Metanoia" y leí su poema "La
tierra es de las caricias".
Déborah
había escogido para nuestra sección "versos galaico-portugueses" un
poema de Begoña Paz, que recitó como una caricia recién llegada de
Galicia.
Cuando
terminamos el programa seguimos nuestra interesante tertulia en una
cafetería (en galego), y le dimos un poco la vuelta a ese mundo que nos
da vida y nos mata.
Déborah
tenía cita con el "Aula Literaria Jesús Delgado Valhondo" a las ocho y
media en el Parador Vía de la Plata, y después de un paseo placentero
por el centro de la ciudad llegamos a su cita donde esperaban ya un
montón de amigos y conocidos que estaban deseosos de escucharla. Resultó
curioso ver las caras de sorpresa cuando seguíamos expresándonos en
gallego imbuidos por la interesante tertulia que habíamos mantenido en
esas apenas dos horas previas.
Luego
lo que sucedió en la capilla del Parador, resultaría muy largo para
este post, pero os aseguro que la profesionalidad de esta "escritriz" es
indiscutible, y ha sido un placer compartir esos momentos con Déborah Vukušić
a la que le deseamos lo mejor y a la que siempre estaremos agradecidos
por ese hermoso tiempo que nos ha regalado. Moitas grazas.
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