lunes, 29 de noviembre de 2010

Déborah Vukušić, la poesía sin límites en La voz en espiral


no puede comprarse un vestido
de tirantes
ni camisetas cortas
ni faldas por encima de la rodilla
él se encargó de eso
su madre la había avisado.
Déborah Vukušić


Ayer el día era frío en Mérida, pero estaba despejado y el sol nos acompañó como de costumbre en estas tierras. A las 17,30 horas teníamos cita en el Centro Cultural Alcazaba con Déborah Vukušić, para acompañarnos en nuestro programa. Cuando llegamos estaba acompañada por nuestro querido amigo Elías Moro, después de los saludos de rigor (un tanto fríos como el día), entramos en el Centro Cultural y me sorprendió la reacción de Déborah cuando vio los restos romanos que florecen entre tanto hormigón, pero que hacen del lugar un sitio increíble.

Subimos al estudio de Radio Forum pero ya habíamos iniciado nuestra charla a tres (Déborah, Mª Paz y yo) en gallego, y por lo tanto resultaron más familiares esos momentos previos. En el estudio hicimos un pequeño repaso de vidas, gustos y disgustos, además de las fotografías de rigor.

Mientras esperábamos el momento de entrar en antena, me sorprendía la postura adoptada por Déborah en la silla, sentada como una budista e intentando protegerse de no sé que o quién, pero enseguida me dí cuenta que lo tenía todo controlado y que esta hora con nosotros no suponía ningún problema para ella.

Durante la charla hablamos de algunas cosas, se quedaron muchas más en el guión que habíamos preparado, pero me sentí muy cómodo y no dejamos de compartir sonrisas, gestos, expresiones que deshicieron ese frío primerizo y nos adentraron en su poesía, en su obra y como no, disfrutamos muchísimo con sus lecturas tan genialmente interpretadas y que terminaron por darle el calor que necesitábamos en una típica tarde de otoño emeritense.

Resulta difícil encasillar a las personas, mucho más cuando esas personas son jóvenes y cuando hablamos de la Generación Blogger, a la que sin duda Déborah Vukušić pertenece; se sintió más identificada, pero no tanto con esa generación que denomino "Yo, mi, me, conmigo", supongo que es cuestión de concepto como se suele decir en Galicia cuando no se tiene muy claro cual es el concepto.

Tras recibir en antena vía telefónica la llamada de José María Cumbreño, en el programa tuvimos tiempo para recordar la vida y obra de Carlos Edmundo de Ory, del que escogimos el libro "Metanoia" y leí su poema "La tierra es de las caricias".

Déborah había escogido para nuestra sección "versos galaico-portugueses" un poema de Begoña Paz, que recitó como una caricia recién llegada de Galicia.

Cuando terminamos el programa seguimos nuestra interesante tertulia en una cafetería (en galego), y le dimos un poco la vuelta a ese mundo que nos da vida y nos mata.

Déborah tenía cita con el "Aula Literaria Jesús Delgado Valhondo" a las ocho y media en el Parador Vía de la Plata, y después de un paseo placentero por el centro de la ciudad llegamos a su cita donde esperaban ya un montón de amigos y conocidos que estaban deseosos de escucharla. Resultó curioso ver las caras de sorpresa cuando seguíamos expresándonos en gallego imbuidos por la interesante tertulia que habíamos mantenido en esas apenas dos horas previas.

Luego lo que sucedió en la capilla del Parador, resultaría muy largo para este post, pero os aseguro que la profesionalidad de esta "escritriz" es indiscutible, y ha sido un placer compartir esos momentos con Déborah Vukušić a la que le deseamos lo mejor y a la que siempre estaremos agradecidos por ese hermoso tiempo que nos ha regalado. Moitas grazas.






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