jueves, 6 de junio de 2013

MARTA MARÍA LÓPEZ: “LAS COSAS QUE MÁS IMPACTO DEJAN SON LAS QUE NO TIENEN EXPLICACIÓN LÓGICA”



“Los relatos que componen Lugares que nos habitan tienen en común, como el propio título indica, la extrañeza que los espacios imprimen en quienes los habitan. Los personajes (familias, parejas) deben enfrentarse a esos lugares y salir reforzados o destruidos de la experiencia que supone habitarlos. Los lugares en sí son metafóricos, representan el miedo a lo nuevo y desconocido, el aislamiento, la imposibilidad de comunicarse con otros seres humanos, la pérdida de la propia identidad y las múltiples personas distintas que podemos llegar a ser dependiendo de las circunstancias. Habitar esos lugares supone un reto que tiene como única recompensa que los personajes se conozcan mejor a sí mismos y a los que conviven con ellos, sin que haya ninguna garantía de que esto puede ser beneficioso o perjudicial en sus vidas”.
Con este volumen, editado por la reconocida editorial tinerfeña Baile del Sol, se da a conocer la escritora Marta María López (Riberas, Asturias, 1975), si bien ya había participado en publicaciones de carácter filológico (Bibliografía en resúmenes de la literatura española, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Oviedo) y en revistas literarias (Narrativas, Ping Pong, Pretexto) donde aparecen tanto relatos y poemas suyos como reseñas. Ha obtenido también el Premio Carreño Miranda de Poesía (1992) y el Premio de Relato mínimo Diomedea (2009). Y, aunque Lugares que nos habitan es su primer libro editado, sus relatos pueden seguirse desde el blog  www.eldesvandeloslibros.net que mantiene desde hace varios años. De todo ello hablamos con ella en este encuentro que nos sirve para acercarnos al universo imaginario de esta interesante escritora:

¿Cómo fue el proceso de elaboración y selección de los relatos que conforman este libro?
Entre todos los relatos que había escrito en los últimos años, busqué aquellos que pudieran tener algo en común, tanto estilística como temáticamente, de manera que al leerlos se viera en el libro cierta unidad.
¿Cómo surgió la posibilidad de publicar?
Conocí la editorial Baile del Sol porque publicaba a algunos poetas que me resultaban muy interesantes. Supe que también publicaban libros de relatos y comencé a seleccionar mis relatos para enviárselos. Me dijeron que sí. Fue todo muy fácil, la verdad.
¿A la hora de escoger pesó la idea de que se trataba de un primer libro y tu carta de presentación al lector?
Sí y por eso quería que contuviera los mejores relatos que había escrito hasta la fecha, los que mejor mostraban qué me interesaba estilística y temáticamente.
Cuando se trabaja con textos independientes, al reunirlos después de transcurrir un cierto tiempo desde su escritura, además de la necesidad de encontrar una forma más o menos unitaria, una suele encontrarse de alguna forma distanciada de la persona que los escribió. ¿Cómo afrontaste la construcción del armazón de Lugares que nos habitan?
Traté de que fuesen unitarios, es decir, de que el tono fuese muy similar o, al menos, de que no se notara que ninguno de ellos era ajeno a la idea del conjunto del libro. Muchos relatos se quedaron fuera de la selección porque ya no me reconocía en ellos, de hecho llegué a preguntarme por qué habría escrito algo así. Algunos (concretamente dos) los estoy reescribiendo ahora desde otro punto de vista y con un estilo diferente porque su temática me gusta.
quería que contuviera los mejores relatos que había escrito hasta la fecha, los que mejor mostraban qué me interesaba estilística y temáticamente”
Al tratar los espacios como parte fundamental de cada relato, vinculados a las emociones de los personajes, su descripción detallada se hace necesaria. Leyendo tus textos se diría que fundamental. ¿Tus relatos parten de una imagen previa que configura el lugar y en la que luego encajarás a los protagonistas, o son estos y sus problemas quienes te van dictando el lugar que va a acogerlos?
Ambas cosas. A veces, es el espacio el que se impone y el conflicto lo desarrollo a partir de ahí. Muchas otras veces, tengo en mente a los personajes, el conflicto y hasta el desarrollo. Incluso el desenlace. Entonces me pregunto: “¿Cómo es el lugar en el que vive esta gente?”. Creo realmente que hacemos de nuestra casa una extensión de nosotros mismos y que nos sentimos cómodos o incómodos en algunos lugares porque los espacios son capaces de desasosegarnos o transmitirnos ciertas emociones.
Los Lugares que nos habitan sirven como metáfora de lo que les sucede a los protagonistas de los relatos. ¿Sientes que somos las personas quienes condicionamos las circunstancias con nuestras emociones, ellas las que nos atrapan o unos y otros se retroalimentan e influyen?
Es muy difícil no dejarse arrastrar por las emociones. Del mismo modo, también es difícil que las experiencias del pasado no condicionen el presente. Sí, creo que casi todos nosotros nos movemos guiados por experiencias pasadas y emociones. Eso nos limita.
El conflicto, la ausencia de comunicación, la problemática ausencia de problemas, la felicidad y la estabilidad como obstáculo. ¿Los grandes dramas se esconden en la aparentemente inofensiva cotidianidad?
Todos sabemos cuáles son los grandes dramas: la guerra, el hambre, la muerte, el dolor y la enfermedad, la falta de libertad… Por suerte, la mayoría de nosotros experimenta muy pocos de los grandes dramas, por eso nos permitimos el lujo de ser tan superficiales como para tratar con la categoría de drama lo que es una simple contrariedad: el desamor, la incomunicación, hasta el hecho de tener una vida tranquila y sin sobresaltos acaba siendo un problema cuando no hay nada más grave de lo que preocuparse.
Sólo escribo sobre las cosas que me preocupan, no sobre las que me duelen. Los grandes dramas nunca aparecerán en mis relatos. Me niego a que la escritura sea un acto doloroso. Debe ser un acto reflexivo, eso sí.
Sólo escribo sobre las cosas que me preocupan, no sobre las que me duelen. Los grandes dramas nunca aparecerán en mis relatos. Me niego a que la escritura sea un acto doloroso”
Las historias podrían encuadrarse dentro de lo fantástico y por momentos surrealista. ¿Encuentras en estos géneros la libertad para crear personajes, situaciones desconcertantes y poder llevarlos donde quieres?
La verdad es que sí, aunque sólo en los relatos. Ahora mismo estoy trabajando en una novela y es realista, sin un mínimo atisbo de nada fantástico. Tal vez porque con una mayor extensión, yo sea capaz de mostrar ese extrañamiento de otro modo.
Por un lado te aporta libertad creativa pero, por otro, ¿es difícil no perder la verosimilitud?
Sí, me resulta difícil. Trato de establecer un pacto con el lector, por eso desde las dos o tres primeras líneas del relato, ya dejo claro que va a ocurrir algo extraño, algo que no es realista, pero trato de que sea verosímil, de que en el interior del propio relato tenga sentido y sea creíble.
Los cierres de los textos son tan inquietantes o más que las propias situaciones. ¿Buscas despertar la inquietud del lector?
Las cosas que más impactado te dejan son las que no tienen explicación lógica. No me gusta que mis relatos sean algo masticado y cerrado, me gusta que el lector tenga que trabajar por sí mismo, que se plantee qué ha ocurrido en el relato o en qué va a desembocar esa situación. Yo tengo claro lo que ocurre para mí, pero trato de dejar una puerta abierta para que cada uno encuentre su propio final.
¿Dirías que los relatos que rescataste para este libro tienen en común la voz en la que te sientes cómoda y te reconoces?
Es la voz en la que me sentía más cómoda en los años en que los escribí. Sigo reconociéndome en ellos, pero los relatos que estoy escribiendo ahora mismo son distintos.
Entre estos textos y la Marta de hoy hay un tiempo de distancia. ¿Tiene aún validez esa voz o estás en otro momento creativo?
Estoy en otro momento. Mis relatos actuales están más en la línea de Un poco de intimidad, el relato más extenso de este libro y el último que escribí. El elemento fantástico en él es mucho más sutil y las situaciones que se describen ya no son tan delirantes.
Una siempre homenajea lecturas previas, de manera consciente o inconsciente. En el caso de algunas de las historias editadas, citas a otros autores que, entiendo, de alguna manera las inspiraron. En concreto para estos relatos, ¿qué lecturas o autores dirías que fueron referenciales?
Creo que las referencias más claras de estos relatos en concreto son Cortázar, Bioy Casares y Silvina Ocampo. Recuerdo que eran mis lecturas obsesivas durante los años en los que estaba escribiendo la mayoría de ellos. Las descripciones de los ambientes deben mucho al Romanticismo inglés y alemán, especialmente a las hermanas Brontë.
Antes de esta obra tus textos fueron apareciendo en blogs. ¿Los utilizaste casi como un borrador expuesto a la crítica, como un paso previo a esta edición, o de por sí es como darlos por publicados?
Publicarlos en el blog fue como haberlos editado. El blog cumplía la función de acercarlos a la gente, de que alguien, además de mí, los leyera. Las críticas recibidas fueron muy importantes, en parte porque, amparándose en el anonimato, la gente decía lo que pensaba sin censurarse. Con algunas críticas estaba de acuerdo y con otras no, pero todas me resultaron útiles.
Al buscar entre lo escrito para componer esta obra, supongo que muchos otros textos, no menos valiosos, se quedaron en el cajón. ¿Valoras la posibilidad de rescatarlos o das la etapa pasada por clausurada con este volumen?
Excepto los dos relatos que, como dije antes, estoy reescribiendo, los demás los doy por superados.
Una vez en marcha, el movimiento invita a seguir dando pasos. ¿Podrías adelantar las claves temáticas y de estilo de tus relatos actuales, y futuras lecturas nuestras?
Ahora mismo estoy trabajando en una novela, llevo casi un año con ella, pero va a ser un proceso lento y largo, me temo. En cuanto a los relatos, sigo escribiéndolos. De hecho, es el género por el que más me inclino, en el que más cómoda me siento. La temática de los actuales gira en torno a la identidad, cómo nos afectan los cambios, la soledad… El estilo, aunque sigo dentro del relato fantástico, es mucho más sutil. Digamos que son relatos realistas donde, de pronto, ocurre algo extraordinario que lo cambia todo, muy al estilo de Un poco de intimidad, el relato más extenso de este libro.

(2 de junio de 2013)

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