AUTOR: Juan Carlos Pérez
EDITA: Baile del Sol (2013)
El título impacta, es llamativo y
más de uno nos hemos lanzado a su lectura con curiosidad morbosa.
Pensando que entre sus páginas vamos a encontrar las claves, sin llegar
al magnicidio, metafóricas para quitarnos de encima a quien todos
pensamos: el señor presidente del gobierno.
Stéphane Hessel escribió ¡Indignaos!
Y muchas personas vieron en ella una forma de protestar para salir de
una situación que en ese momento, año 2010, era muy complicada y
asfixiante. Pero es que tres años después, a juicio de muchos, es
bastante peor.
Juan Carlos Pérez acaba de
cumplir 50 años. Al regreso de un viaje a Singapur se entera de que va a
ser despedido de su trabajo después de veinte años cómo empleado
laboral en un ayuntamiento; la crisis y los recortes tienen la culpa.
Pero a Juan Carlos no le convence este argumento, considera que los
culpables de su penosa situación tienen nombre y apellidos. Decidido a
hacer justicia, y persuadido por la cantidad de atropellos que observa a
su alrededor –recortes en todos los servicios públicos, corrupción
política, desahucios y hasta suicidios provocados por la desesperación-,
maquina un plan para terminar con la cabeza visible de ese
despropósito, sin temor a las consecuencias.
Cuando decido hacer la reseña de Yo maté a Rajoy -120
páginas- me he parado un momento pensando las palabras pertinentes ante
lo que acababa de leer. No se por qué me ha venido a la cabeza la
antigua revista “La Codorniz” «La revista más audaz para el
lector más inteligente» y he pasado un rato investigando y escarbando,
hace muchos años que dejó de editarse, seguro de encontrar en ella
actualidad palpable. Me he tropezado, entre otras cosas, con dos chistes
de Chumy Chumez, que en sendos bocadillos dicen:
“A mi me gustaría ser honrado pero
mis convicciones económicas me lo impiden”. “El pueblo tiene derecho a
estar informado de que no está informado”.
Esto que acabo de apuntar es de una
actualidad que quema. Cuando nos adentramos en la lectura de la novela
hay que estar al tanto de aquello, que también se apuntaba en algún
sitio, “nada es lo que parece… o sí”.
Redactada en primera persona, Juan
Carlos, vamos acompañándolo por su peripecia física y mental, desde el
momento en que sabe que va a ser despedido. Al mismo tiempo nos va
desgranando las noticias, por todos sabidas ahora, de suicidios por
desahucios, de protesta a lo bonzo dentro de una sucursal bancaria… de
todas esas noticias desagradables que aparecen cada día cómo
consecuencia de la crisis galopante que nos golpea.
La situación del protagonista nos puede
pasar y, de hecho, nos pasa a muchos. Cada día engrosamos la empresa más
grande de España “PARADO SA”. Se maneja en la lectura muchas teorías;
una de ellas es: «Si te vas a suicidar, si lo tienes todo perdido, y no
tienes nada más que perder; llévate a alguien por delante».
Dura teoría pero teoría. Las tres
primeras partes de la novela tienen ritmo, y esperas algo más de
contundencia, quizás un poquito más de mordiente. Dentro de la
indignación hay una cierta sumisión al destino. Con el despido se mezcla
una separación anterior de su mujer, militante activa del partido
gobernante. En el último cuarto de la novela hay alguna que otra
sorpresa, una de ellas viene, diríamos, anunciada, casi sin darnos
cuenta, en páginas anteriores.
Estoy de acuerdo con una frase que expone el autor y que debería hacernos recapacitar: «…
Me parece increíble que sigamos tragando con todo esto y seamos
incapaces de salir en masa a la calle y devorar hasta los tobillos a
toda esta calaña. ¿Qué hipnótico brebaje nos están suministrando que nos
paraliza?» página 25.
Y en la página 50, nos encontramos esta otra: «Cómo
nos sigan apretando tanto la desesperación va a hacer que alguien se
cargue a ese cabrón , no sé cómo todavía nadie lo ha hecho».
Estas y otras cuestiones, creo, que nos
las planteamos todos; pero ahí siguen los políticos tan contentos,
campando a sus anchas. Si, a pesar de todo, seguimos votándolos, en
lugar de botarlos, seremos sus cómplices.
Juan Carlos Pérez (La
Graciosa, Canarias, 1962). Siempre ha estado vinculado a actividades
culturales por donde ha pasado; escribiendo, sobre todo, en revistas
alternativas. Aunque tiene varios poemarios y novelas escritas, esta es
la primera que publica. Ahora está poniendo al día las novelas que
escribió en décadas pasadas.
Desde las islas insulares nos atiende, amablemente, Juan Carlos…
¿Cuánto hay de real y de ficción en el arranque de la novela: “Al regreso de un viaje a Singapur, se entera…”?
Todo es pura ficción, cuando empecé a
escribir esta especie de diario de un hombre desesperado, estaba
conociendo el caso de algunas personas cercanas que estaban sufriendo en
sus carnes el despido de sus empresas, tras muchos años trabajando en
ellas. Su desesperación ante el futuro, la falta de esperanzas, el
deterioro social que veía alrededor de estas personas fueron los
detonantes que hicieron que me pusiera a escribir.
En el desarrollo de la historia
observo una primera parte muy rabiosa, pero a medida que avanzamos
parece que hay un relajamiento ¿cuál es su opinión?
Hay una especie de resignación ante
la impotencia que genera chocarse contra el mismo muro una vez tras
otra. Comprobar que el poder tiene en su mano todos los hilos para
ningunear al ciudadano arrebatándole sus derechos.
¿Quiere abanderar el colectivo indignado? o ¿sólo quiere mostrar su indignación?
Solo quiero una sociedad más justa e igualitaria.
¿Qué opinión le merecen los políticos?
Creo que el político está para
servir a esta sociedad y no para chupar y engordarse con ella. El
político debe tener los mismos derechos y obligaciones que el
ciudadano de a pie, sin más privilegios.
Observo en el personaje un cierto conservadurismo ¿está de acuerdo?
¿Qué entiende por conservadurismo?
¿Pelear y llegar hasta las últimas consecuencias por conservar lo que se
ha ganado tras años de lucha ciudadana y sindical? Si conservadurismo
lo entiende como esto último, pues sí, el personaje es conservador. Pero
para mí conservadurismo es quedarse sentado en el sillón viéndolas
venir sin mover un dedo.
¿Por qué, a su juicio, no hay mayor rebelión ciudadana?
Por la incultura y por el miedo. El poder fabrica ovejas a las que pueda dominar y poder sacrificar cuando le convenga.
¿Que quiere conseguir al escribir Yo maté a Rajoy? Hay quién piensa que es un simple folletín extremista.
Simplemente contar lo que me está
preocupando, reflejar una visión de esta época y que los lectores puedan
encontrar en la novela algo que les mantenga despiertos. Quien piensa
así es que no se ha dado cuenta o no quiere ver lo extremas que son las
medidas que toman quienes nos gobiernan con total impunidad.
En la reseña que hago de su
novela digo, más o menos, que si seguimos votando a los políticos que
nos gobiernan, en lugar de botarlos, seremos sus cómplices ¿está de
acuerdo?
Totalmente. Lo difícil es que una mayoría desinformada y ciega se dé cuenta de ello y tome medidas en el asunto.
El título es contundente. Suponiendo que algún político lo lea ¿teme algún tirón de orejas?
En un principio lo creí, pero eso daría más publicidad a la novela.
¿Que deberíamos hacer los ciudadanos?
No creer a pies juntillas todo lo
que se nos dice desde arriba. Ser críticos y activos. No permitir que la
injusticia o la prepotencia del poder sea moneda de cambio. Utilizar
todos los recursos que tengamos para que eso no sea posible.
¿Cómo ha sido acogida la novela en su entorno?
Frío glacial. A mi entorno parece que lo más que le ha chocado es el título y el tema.
¿Qué genero literario prefiere? ¿Cuales son sus autores favoritos?
Cualquiera que me cautive en las 20 primeras páginas. Carver, Bolaños, Chimamanda Ngozi…
¿Qué está leyendo ahora mismo?
Caídos del suelo, de Ramón Betancor, la novela de un paisano que me tiene enganchado.
¿Tiene alguna manía a la hora de escribir?
Tengo que tener soledad absoluta para poder escribir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario