Javier Cánaves (Palma de Mallorca, 1973), no es un recién llegado al panorama de la poesía española, irrumpió en él muy joven, y cuenta en su haber con títulos como El peso de los puentes (Premio Ciutat de Palma Rubén Darío) y Al fin has conseguido que odie el blues (Premio de Poesía Hiperión).Momentos estelares (Baile del Sol, 2013), es hasta ahora su última entrega poética, un conjunto de cuarenta poemas, escritos entre los años 2008 y 2013.Momentos estelares es esa luz que se persigue sin cesar y sin tregua con rabia, como en aquella canción de The Smiths, There´s a light that never goes out, una luz que se debe de perseguir solo, porque Persigues como un loco aquella luz. / Hay un túnel y debes caminarlo. / Solo. Hay una luz que ilumina las primeras veces que nos enfrentamos a lo más hermoso de la vida, a la Belleza, a la juventud que se vislumbra tan sólo por una vez y se es consciente de que nunca se podrá volver a recuperar, a la literatura, a la música; cita Cánaves en “Sobre las primeras veces” a Bukowski y a Damien Rice,literatura y música determinan el territorio donde se mueve el autor, no se trata de una poesía culturalista, pero si con referentes culturales que nos muestran como el poeta entiende la vida a través de otros ojos que no son los suyos. Son esos momentos inaugurales de la vida y de las cosas los que el poeta rememora y escribe, ¿Cuántas veces nos quedan / como aquellas primeras veces?. Pero a lo largo de nuestra existencia, de nuestro vivir, vamos acumulando esos pequeños detalles, esas mínimas vivencias que son las que realmente configuran nuestra vida, y son esos detalles los que después nos apuñalarán con dulzura, los que formarán nuestro reposo, los que rememoraremos cuando todo vaya mal, pues La verdad es terrible, ¿lo sabías?, y tal vez sólo el amor puede ser un posible sentido de la existencia, […] ganas de arrancarme el corazón y entregártelo / sin condiciones ni plazos.
En “Sed” se abarca el título del poemario, esos momentos estelares, y se afirma, La vida y sus momentos estelares. / Qué grandes fuimos y qué triste es todo ahora, esos momentos en los que se tenía una inmensa sed de vida, un apetito intenso por vivir, cómo solo se tiene a los dieciocho años, pero el tiempo nos va despojando de todo cuanto merece la pena, de todo cuanto brilla, que acaba doliendo demasiado. El tiempo es, tal vez, la clave que preside nuestras vidas, donde estamos atrapados sin remisión, solamente somos el tiempo que nos queda, porque para Cánaves el tiempo es fundamentalmente pasado; Soy un hombre muerto que gestiona su pasado. / El futuro es pasado, el presente es pasado, el pasado lo es todo / Todo está muerto y enterrado y todo quedó atrás, y aparece de nuevo la visión del mundo visto por otros autores de los cuales el poeta se siente cercano, Fonollosa, Roque Dalton, el outsider Dennis Cooper.
Tal vez la vida es un viaje desesperado, donde sólo tenemos pasado, y Dios no sirve para nada, pero sin embargo nos restan algunos tablones a los cuales agarrarnos para no naufragar, para no sucumbir, Quedan el vino, las mujeres, los poemas, como tal vez Bukowski podría afirmar también. El erotismo y el goce de la carne forman parte de esos Momentos estelares, encuentros con mulatas de sinuosos cuerpos en viejos pisos sin ascensor, mujeres de aliento sexual y primitivo, mujeres que se acaban evocando en las noches de soledad, y eso duele, como siempre se tuvo la certeza de que haría. Y José María Fonollosa vuelve a atravesar las páginas del poemario, para aparecer como ese personaje incómodo que nunca sabe irse de las fiestas, o cuenta chistes malos el día de tu boda, ese personaje áspero del que todos huyen, porque en realidad nos recuerda siempre la única verdad, Soy igual que el espejo de ese cuento, digo lo que no quieren escuchar: / que todo es aburrido, insuficiente / y absurdo, y que la muerte no anda lejos, y quizás porque la muerte no anda lejos y nos puede dar su último beso, debemos de vivir cada día como si fuese el último.
Javier Cánaves es un poeta de espíritu rebelde, una voz molesta para los biempensantes, para los tibios, para los moderados, para los que quieren pasar por la vida sin ensuciarse demasiado y sin tomar partido, todos esos hombres a los que el poeta rechaza como modelos vitales, ya que los que hacen girar realmente el mundo son los que se arriesgan, y sin ellos, no habría progreso posible, porque afirma en “Después de leer a Michel Onfrey”,Los tibios, los de centro, los agnósticos, […] alguien puede decirme que sería del mundo sin nosotros?. El poeta es también el cronista del desamor contemporáneo, esas escenas que se suceden mientras suena Edith Piaf de fondo, dibujando el desaliento; saber que tal vez las cosas pudieron ser diferentes a como fueron, pero que es imposible, y quizás no deseable cambiar la realidad, los hechos, Pensar que pudo ser distinto es ingenuo y penoso, también inevitable. Pero no sólo del desamor contemporáneo se ocupa el poeta, sino también de la locura en “Disertación sobre la locura una mañana luminosa de febrero”, por donde se pasean las figuras de Hölderlin, Giacinto Scelsi y Panero, dibujando ese quizás último tabú en las sociedades modernas que es la crisis mental. La muerte es otra de las figuras que se insinúan en este Momentos estelares, que aguarda emboscada en cualquiera de las estaciones, promesa segura del tiempo, porque éste puede esconder,el tacto áspero/ de una soga / que no era / para nosotros/ pero que puede ser/ para nosotros.
Es la poesía de Cánaves, una poesía de tono narrativo que ahonda en los asuntos fundamentales del ser humano, como siempre ha hecho la gran poesía; nos habla del tiempo y de como éste delimita nuestra existencia, como llegado un punto, somos pasado, memoria, más que presente, pero, por otro lado, es una poesía que canta la maravilla del mundo, esos preciosos instantes irrecuperables en los que nos iniciábamos en la vida, en las cosas por vez primera, y la vida nos deslumbraba, con esa luz, que tal vez debemos de seguir hasta el final de nuestros días. A su vez explora el gozo de la carne y sus misterios, como tal vez, afirmación de la vida, como último refugio ante el temporal desordenado que es la existencia. Y el amor atraviesa su poesía, una crónica del desamor contemporáneo, de la tristeza, porque puede que ésta sea el destino último del amor, La tristeza que todo amor precisa / para ser de verdad y para siempre, y verdadera y para siempre, es la palabra poética de Javier Cánaves.
Autor de la reseña: Ismael Cabezas
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BIOGRAFÍA DEL AUTOR: JAVIER CÁNAVES
Es autor de los poemarios Momentos estelares (Baile del Sol, 2013), Limpieza y absorción (Editorial Delirio, 2011), Molt més en joc (El Tall Editorial, 2007), El peso de los puentes (DVD Ediciones, 2006, Premio Ciudad de Palma Rubén Darío), Al fin has conseguido que odie el blues (Ediciones Hiperión, 2003, Premio de Poesía Hiperión) y Al sur de todo mapa (Ediciones Hiperión, 2001, Premio Internacional de Poesía Antonio Machado en Baeza)
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