viernes, 7 de febrero de 2014

Cirugía poética para quiste del epidídimo, de Manuel del Barrio

Los antiguos griegos usaban el término “phármakon” para referirse  a algún tipo de sustancia que podía ser al mismo tiempo el veneno y la cura. Así que en el campo puramente material todo es cuestión de dosis, y en el terreno pantanoso del espíritu todo es cuestión de punto de vista.


Lo que consigue Manuel del Barrio en su último poemario, Cirugía para quiste del Epidídimo es realizar una indagación farmacológica sobre el miedo. El libro, dese luego, está trufado de fármacos en el sentido más estricto de la palabra (ibuprofeno, Coca-Cola, lexatín), pero al lector realmente atento no se le escapará que elfármaco realmente protagonista es un quiste en el epidídimo, es decir, el veneno del miedo a la enfermedad y la cura que supone inaugurar un nuevo punto de vista sobre la propia experiencia de estar vivo.
Con esta premisa hilvanando los distintos poemas, el autor consigue mirar la velocidad de la vida de un treintañero en la era 2.0 como una flor extraña, quizá bella, pero seguro que sin ningún aroma
Porque el aroma, como la vida, siempre está en otra parte.
Y esa otra parte sólo puede introducirse en la cotidianidad de forma dolorosa. El fármaco hace su efecto y lo que antes era un fluir indiferenciado se convierte en un espejo. El espejo de uno mismo cuando observa.
Afortunadamente Manuel, como él mismo nos advierte con la inclusión en el libro de la trascripción literal a modo de (¿poema?) del Informe Clínico que concluye que su estado de salud es normal, se ha quedado por esta vez con el antídoto y ha sabido expulsar el veneno, y de paso, nos ha regalado un interesantísimo viaje por una conciencia nueva de sí mismo, y quizá de toda una época.
Un libro altamente recomendable. Posmoderno, si se me permite decirlo. Lleno de mixturas y de suciedades.
Sin duda, los poéticos de la pureza se revolverán en sus tumbas.

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