Gemma
Pellicer. Quimera, diciembre 2013
TRAS LA
PUBLICACIÓN de Profanación del poder (2011), este nuevo libro de
aforismos, cuyo título alude a la muerte, es la segunda de las tres entregas
que ha previsto el autor. Ambos comparten el empeño de criticar el poder y su
ejercicio, además de un sinfín de reflexiones sobre la condición humana. En el
volumen inicial de la trilogía, donde reúne aforismos, micro ensayos y poemas,
junto a varias reflexiones en torno al cultivo del género aforístico, al que el
autor desemboca desde la poesía, se anuncia su concepción del género: “Escribo
filosofía; doy testimonio de mi ruina sin inmutarme”; o bien: “Hay maneras de anunciar
el desastre: prefiero la que más se acerque a la hiperrealidad” (pág. 48).
Si en
aquella primera incursión en el aforismo ponía de manifiesto su interés por
diversos asuntos relacionados con el espíritu: ya se tratara de cuestiones más
o menos abstractas, como la inspiración, el ansia de poder, el éxito y el
fracaso; ya de pasiones netamente humanas, como la vanidad o, por el contrario,
la capacidad de resistecia, entre otras; en el nuevo libro ahonda en esta misma
senda de exploración del alma humana, y de cuanto concierne, convencido de que
en épocas de incertidumbre el pensamiento aforístico se revela crucial.
Esta
vez, sin embargo, el libro parece alimentarse de una interesante aportación: la
que supone introducir el uso de la ficción narrativa; un recurso del que ya se
hacía eco el profesor José Ramón González en su Pensar por lo breve. Aforística
española de entresiglos. Antología (1980-2012), y de la que Pérez Antolín
se aprovecha de igual modo: “Entre la pregnancia de lo real y lo ideal
alambicado hay una hienda por la que se cuela la ficción, adoptando formas
sagradas o profanas. Este relleno lubricante facilita el deslizamiento de los
bloques titánicos de racionalidad” (pág. 138). No podemos estar más de acuerdo
con el autor, aparte de ser un hecho que cuando se remonta a las esferas
celestes de la abstracción, resulta, en ocasiones, algo retórico y alambicado:
mientras que cuando desciende al terreno de lo real manifiesto, sin necesidad
de pecar de anecdótico, parece mucho más certero, llevando a buen puerto el
desarrollo de su elucubración.
La variedad
de temas convierte este libro en una miscelánea de saberes y sentires que no
duda en ofrecer desde la adopción de géneros diversos. Para ello, junto al aforismo y cierta narración que acerca sus textos
al microrrealto sin dejar de ser microensayos narrativos. Pérez Antolín recurre
al poema reflexivo, aunque más a menudo redondee sus pensamientos dentro de las
hechuras del microensayo libérrimo de Montaigne, y que más tarde cultivaría
Goethe, bajo la apariencia de “escritos de ocasión”.
En este
sentido, Victoria Camps no duda en señalar en su prólogo lo siguiente: “Merece
la pena detenerse en las ocurrencias que encierra este libro y dejarse
interpelar por ellas” (pág. 8). También el propio autor lo destaca en sus páginas
como una posible poética del género: “En estas notas escribo lo primero que se
me ocurre, cuando menos me lo espero y dando al resultado la menor importancia
posible” (pág. 16). Así, en lugar de ser un defecto, esta escritura de
circunstancias se revela todo un acierto. “has de ser menos elocuente para
parecer convincente. La superioridad intelectual nos hace perder credibilidad
emocional” (pág. 26), comenta. Y, sin embargo, comparado con su anterior libro,
en estas páginas creo que desarrolla un estilo más pulcro y llano que casa muy
bien con cuanto quiere transmitir. No en vano, al finalizar su lectura nos queda
la impresión de haber recorrido un momento decisivo de nuestro tiempo: el que
atañe a la primera década del siglo XXI, tan sobrepasado ya de por sí, con tantísimos
frentes abiertos que el autor no deja de abordar.
Hay algunas erratas que os señalo. Espero que no os importe:
ResponderEliminarDonde dice: "y de cuanto concierne, convencido de que en épocas de incertidumbre el pensamiento aforístico se revela cruel"; debe decir: "y de cuanto *la* concierne, convencido de que en épocas de incertidumbre el pensamiento aforístico se revela *crucial*. ".
Donde dice: " “Entre la pregnancia de lo real y lo ideal alambicado hay una hacienda por la que se cuela la ficción"...; debe decir: "Entre la pregnancia de lo real y lo ideal alambicado hay una *hienda* por la que se cuela la ficción".
Repites dos veces una frase en "No podemos estar más de acuerdo con el autor, aparte de ser un hecho que cuando se remonta a las esferas celestes de la abstracción, resulta, en ocasiones, algo retórico a alas esferas celestes de la abstracción resulta, en ocasiones, algo retórico y alambicado". Y de nuevo en: "Para ello, junto al aforismo y cierta narración que se acerca desde la adopción de géneros diversos. Para ello, junto al aforismo y cierta narración que acerca sus textos al *microrrealto* sin dejar de ser microensayos narrativos*.* Pérez Antolín recurre al poema reflexivo",
Muchas gracias por haceros eco en cualquier caso.
Gemma Pellicer
gracias gemma por las correcciones. un saludo
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