Día 118. Maurilio de Miguel. Terrorista del silencio (2009)
DESPORTILLANDO LA NOCHE
El precinto al amor nos excitaba,
hasta volverse ansiedad.
Y la ansiedad nos trajo mucha ceguera,
en el país de lo que nunca se ve.
Y los palos de ciego, diáspora y exilio,
ganas de huir el uno del otro,
recién conquistado El Dorado de la pareja.
La mosca del sueño nos había picado
en plena trashumancia,
para hacernos luego despertar
en no sé qué suerte de arcadia perdida.
Perdida y bien perdida estaba…
¿Quién nos mandaría
buscar más calor en el infierno?
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