Día 20. Carlos Pinto Grote. Elegía para un hombre muerto en un campo de concentración (2004)
Cuando habíamos terminado de limpiar
el patio grande
y teníamos la cabeza desnuda al sol,
con la misma desesperanza
que en nuestro primer día de números
−aquel primer día de sorpresa para el cielo
que ignoraba el santoral terrible
y uniforme.
Aquel primer día de la nueva creación,
en el que hubo multitud de santos vacantes−,
Entonces, allí, en el silencio de la siesta,
tuviste el primer vómito de sangre.
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