Déborah Vukusic es una autora croata y gallega, nacida en 1979 y residente en Madrid, que acaba de publicar un libro de poemas conmovedor y directo sobre un tema que es muy genérico, pero que a ella le lleva a ser muy personal.
Guerra de Identidad es un libro letra herido, un libro roto, un jirón de porqués lanzados al aire; con una estructura muy poco formalista, y con un estilo muy mucho entre la sangre, la nostalgia y la rabia, los poemas de Guerra de Identidad nos repiten algo que deberíamos saber pero que parece importarnos muy poco: no hay justicia que devuelva la inocencia arrebatada a un niño.
Los niños, en todas las guerras, nunca entienden nada; solo se mueren, los matan o les matan la fe en un mundo íntimo, particular, sencillo y que les arrope por las noches.
Todo eso se lo han quitado a Déborah Vukusic, pero ella ha tenido la fortaleza de saber contarlo.
Entre dos mundos, por su nacimiento, podríamos decir que entre dos patrias, y por sus afectos; no es posible querer a quien se jacta del dolor causado, pero tampoco sabemos odiarle, los poemas que van desgranando su historia y la propia historia de su país, son abrumadoramente como disparos a la ingenuidad. Para decirnos que no. Que no hay justificación para la sangre, para el dolor, para el desarraigo, para los daños colaterales- pienso en los poemas hablando de sus amigos muertos, por ejemplo-.
Este es un libro extraño. Extraño porque no puede encuadrarse en cierta literatura del compromiso; no lo es, Deborah lo que viene a decir es que el “compromiso” no justifica las vidas muertas antes de tiempo. Ni podemos situarlo en una lírica de la subjetividad afectiva- la autora narra más que describe- tan jaleada últimamente, ni por supuesto dentro de las últimas corrientes esteticistas- me parece que a ella el esteticismo le parecería una ofensa- tan de moda; esas que edifican una estructura de palabras sin contenido alguno, como artefactos poemáticos, ante los que –por lo visto- hay que caer de rodillas aunque no se entienda nada.
No es pues un poemario reducible a ningún movimiento, ni estética; y sin embargo… sin embargo se alza como un faro en la oscuridad, intentando crear de sí mismo, a través de cada texto su propia identidad, aunque para ello haya que llevar al hombro el fusil de las palabras.
Alena Collar/Alenarterevista
http://alenarterevista.net/deborah-vukusic-palabras-contra-fusiles-por-alena-collar/
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