martes, 6 de agosto de 2019

Reseña de LA RANA DE SHAKESPEARE, de Ricardo Reques




Un eminente biólogo español lleva diez años recorriendo diferentes rincones del mundo con el propósito de determinar el efecto del cambio climático en los anfibios. Las ranas, en concreto, son un termómetro preciso a la hora de medir la calidad medioambiental de una zona geográfica, y hoy por hoy, muchas especies de batracios han desaparecido del planeta.
Esta investigación conduce al herpetólogo al norte de Argentina durante la estación de verano. En su fuero interno, el viaje se le presenta como una liberación. Abandonar por un tiempo el departamento de Biodiversidad del Museo de Ciencias Naturales de Madrid significa olvidar por un tiempo a Libelia, su ayudante de postdoctorado, de quien está enamorado. Una relación imposible ya que Libelia mantiene una relación sentimental con un joven filósofo, “ese novio que tanto se parece a Wittgestein”. Por tanto, un cambio de escenario en un país que aún no conoce, y la toma de contacto con nuevos colegas, a nuestro biólogo se le presenta como una oportunidad llena de incentivos.
“El mundo es del tamaño de lo que recorres, su extensión se limita a lo que has visto y vivido; pero no es todo lo que recorres, solo lo que recuerdas de ese recorrido.”
Ya en Argentina, el equipo científico seleccionado como grupo de apoyo está integrado por Teresa, Felisberto y Arcadio, todos miembros del Centro de Ecología Aplicada del Litoral, quienes viajarán por carretera hasta los humedales del Gran Chaco.
Durante los tiempos muertos, el biólogo madrileño se sumerge en la escritura. Su cuaderno personal se llenará de confesiones en torno al amor que siente por Libelia, como sus obsesiones sexuales con las mujeres que irá conociendo durante esta nueva experiencia y que, sin embargo, nunca llegarán a ser satisfechas. Sus páginas además contienen pensamientos filosóficos respecto a un mundo que no comprende:
“El lugar inhóspito y temeroso no es un bosque frío lleno de sombras. Tu lugar temido es un supermercado, una gran superficie llena de largos pasillos estrechos con estanterías repletas de alimentos y objetos infinitos.”
Gracias a estos cuadernos también el lector aprenderá algunas características curiosas que poseen algunas especies de ranas; las particularidades de los pueblos aborígenes: tobas y wichis que el científico acaba de descubrir;  ciertos datos históricos relevantes, así como la descripción de los paisajes y la fauna de los lugares que explora entre el Gran Chaco y la selva misionera de Argentina.
Su único contacto y sostén emocional será su amigo Vogli,  un biólogo experimentado como el protagonista, pero hace algunos años abandonó la ciencia para recluirse en el mundo de la literatura. Vogli le envía con regularidad numerosas citas literarias de escritores de todos los siglos, desde Shakespeare, Cervantes, Leopoldo Lugones, Bioy Casares, Juan Rulfo, Bolaño, Patricio Pron, Vila-Matas, Murakami o Houllebecq que en sus obras dedicaron cierta atención a los batracios.  
Entre los investigadores locales y el jefe español se establece una tensa relación de poder. Felisberto aprovechará las circunstancias para llevar de forma paralela un negocio relacionado con drogas, mientras  Arcadio y el biólogo español mantienen una pugna silenciosa por conquistar el cuerpo de Teresa. Siguiendo con su tónica de mala suerte con las mujeres, una vez más, el madrileño resultará perdedor.
En un momento dado, el grupo debe dividirse en dos. Teresa y Felisberto permanecerán en el Gran Chaco para terminar las pruebas de tolerancia térmica de los renacuajos  seleccionados, para más tarde, recabados los datos, devolverlos a sus charcas de origen. El investigador jefe junto con Arcadio viajarán hasta la selva misionera y repetirán el mismo experimento en una de las zonas más calientes del planeta.
Esta decisión sobre el equipo en apariencia intrascendente, fruto de una venganza personal más que por razones objetivas, influirá de alguna manera en la muerte de Felisberto.

El autor: RICARDO REQUES (Madrid, 1967)
Nacido en Madrid, pero reside en Córdoba desde los once años. Biólogo, editor, divulgador científico, autor de tres libros de relatos: Fuera de lugar (2011), El enmendador de
corazones (2011) y Piernas fantásticas (2015),  Ricardo Reques ha dado el salto a la novela con un libro de envergadura. No solo por su extensión (309 páginas) sino también por la originalidad del planteamiento narrativo.
La rana de Shakespeare es un viaje científico y de ficción, de ahí su título, donde el escritor juega con los códigos del lenguaje característicos del ensayo, el cuento o la crónica histórica.
La intención de la novela queda explicada con claridad en la voz del científico protagonista. Este, en un momento dado, cuenta a unas de las investigadoras quién es y a qué se dedica su amigo Vogli:
“Está escribiendo una especie de novela construida con citas literarias sobre anfibios, una historia en la que suceden cosas que, de un modo extraño o no explicado, tienen relación con las citas. Es un rompecabezas, una acrobacia que nace de sus múltiples lecturas, de las que ha ido seleccionando fragmentos de historias en las que nombran a los anfibios. Ya tiene un título pensado: La rana de Shakespeare. (…) El hecho de que alguien como Shakespeare dedicara varias líneas a los anfibios, justifica, según él, una atención literaria hasta ahora reconocida”.
Y así es, la novela está repleta de citas literarias que van influyendo en el desarrollo de la trama principal. Con gran habilidad de estilo, gracias al humor y  la ironía, y en otros momentos, gracias a un profundo lirismo, el autor va hilando ciertos paralelismos entre el comportamiento de distintas especies de animales y la compleja relación que entablan los personajes de caracteres muy distintos, donde el sexo y la lucha soterrada de poder tienen especial protagonismo.
El carácter del biólogo español, entregado en cuerpo a la ciencia y, en alma a la literatura, poeta malquerido, descarnado en sus delirios, cínico depresivo, obseso sexual, tiene bastante en común con los personajes de Houellebecq, uno de los escritores admirados por el autor.
Sexo, ranas y literatura son las tres pasiones que mueven los hilos de esta magnífica novela que Vila-Matas recomienda en su blog.

“Reques es un narrador solvente que utiliza una prosa cuidada y diáfana, y que domina con soltura los mecanismos de la fabulación”. Diego Prado, Librújula.

“Ricardo Reques propone una lectura intenta y amena, plagada de referencias y guiños, en un recorrido por diversos estilos y técnicas literarias, del que el autor sale muy bien parado y con el que, además, consigue casi siempre arrancar al lector una sonrisa cómplice”. Javier Menéndez Llamazares, El Diario Montañés.

“Ricardo Reques, con maestría, se mueve entre los ambiguo y lo real, lo abstracto y lo imaginario pero, sobre todo, con su escritura evidencia gestos que obligan al lector a convertirse en un cómplice permanente”. Pedro M. Domene. Diario Córdoba.


Yolanda Delgado


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