miércoles, 24 de octubre de 2018

Reseña de NUNCA MÁS LA NOCHE, de Juan R. Tramunt en El Escribidor



Retratos ‘algo’ macabros sobre la condición humana



Juan R. Tramunt es un escritor que se preocupa por dar carácter a sus personajes y crear atmósferas aunque no cuida tanto el sentido de la historia, lo que a larga puede descompensar las expectativas que como lector despierta la colección de relatos que reúne en Nunca más la noche (Baile del sol, 2018) seis narraciones (Betsabé, La habitación abuhardillada, La fiesta, Zapador, Aurora y Relato inconcluso) en las que indaga en las fuerzas de la naturaleza humana con resultados regulares.

En casi todas las historias cobra vida cierto vampirismo existencial. Las relaciones entre sus protagonistas son resultado de inquietantes aunque familiares juegos de poder y la acción se desarrolle en escenarios cotidianos pero diferentes donde los personajes que intervienen apenas tienen que ver unos con otros en los seis relatos que contiene un libro que incluye más que un cuento una novela corta, Betsabé, que no termina por definir demasiado bien sus intenciones y que deja en el aire mucho de los planteamientos que propone.

No sucede así con La habitación abuhardillada que, en nuestra modesta opinión, es uno de los mejores cuentos del libro no solo por sus intenciones metaliterarias ni su inquietante homenaje más que a Poe, al universo lovecraftiano por el escenario en el que se desarrolla, sino por los personajes que en él intervienen, una pareja y un extraño dibujante de historietas que además de escribir y dibujar sus tebeos, colorines, chistes, cómics, cuenta con una prodigiosa biblioteca en la que se encuentran clásicos y modernos del noveno arte.

Este relato describe muy bien la atmósfera opresiva que se respira en esa vivienda en la que recala la joven pareja en un viaje relámpago a Madrid y logra que lo imposible se haga posible a medida que se avanza en su lectura.

El tercer relato que contiene el libro se titula La fiesta y en él se mantiene ese pulso entre lo real e irreal que caracteriza a todos estos cuentos y la novela corta que incluye el libro aunque no termina de convencer, quizá sea porque pese a sugerir más que decir no se aprecia que detrás de la sugestión, de ese velo que camufla todo con forma de palabras, se transmita algo que demandaba más sustancia. Está bien escrito, como todos los relatos de esta compilación, pero le falta carne para dar solidez al conjunto final.



El vampirismo, un vampirismo metafórico que aparece y se extiende en un ambiente cotidiano y familiar, vuelve a ser protagonista en Zapador, en el que se narra una historia de dominio con aires inquietantes. Un piso de estudiantes y sus moradores son los protagonistas de un relato que sin embargo no termina de encontrar su lugar aunque está escrito con notable pulso narrativo. Por desgracia, las posibilidades que prometía terminan por disolverse probablemente por el equilibrio, no siempre conseguido, que Juan R. Tramunt intenta mantener entre lo real e irreal.

No se trata así de visiones sórdidas sobre el ser humano pero sí de explotar muchas de las contradicciones que arrastra en sus relaciones con los demás. Otros de los grandes temas del libro son, en este sentido, las obsesiones que desencadenan estropicios sentimentales y la confianza y desconfianza no ya en el otro sino en sí mismo.

El quinto cuento de Nunca más la noche, Aurora, es la descripción de un amor con tintes vampíricos que termina en tragedia. O no, eso depende de la manera en cómo se interprete una historia cuya protagonista es una magrebí que trabaja en una casa de europeos que está perdidamente enamorada de su marido, el jardinero de la casa, y hombre de respeto en su comunidad porque conoce la palabra y cuenta historias.

Lo interesante de este relato son dos mundos que conviven pero están alejados porque ninguno, magrebíes y europeos, tiene demasiado interés en conocerse. Se dan por satisfechos mientras cada uno de ellos respete los límites que marcan el territorio en el que viven en común.

Relato inconcluso es el último cuento, el que cierra un libro que no termina de ser redondo. Se trata así de un juego literario que tiene cierto interés pero que carece de hondura. La sensación que deja en el ánimo lector es que podría haberse prescindido perfectamente de este cuento que finaliza un volumen que no deja de tener el interés que caracteriza la producción literaria de uno de los escritores más interesantes que actualmente escriben y publican en las islas.

Un autor, Juan R. Tramunt que si por algo se define es por ser, precisamente, un autor que imprime de constantes su obra. Una obra que se apropia de géneros que adapta a su manera de entender la literatura. Lo hizo con el thriller en La piel de la lefaay con la ciencia ficción en la notable Anturios en el salón.

Lo intenta, aunque con resultados irregulares con la de corte psicológico en estos seis relatos que reúne en Nunca más la noche, un título que a su manera anticipa al lector el material que se va a encontrar una vez abra las páginas del libro.

Saludos, abre los ojos, desde este lado del ordenador.


No hay comentarios:

Publicar un comentario