miércoles, 11 de marzo de 2015

SULTANES DEL YEMEN

por Miguel Baquero

/Autor: Enrique Mercado.
Editorial: Baile del Sol.
Nº páginas: 186

/ Este es el libro de un viaje que, en 1998, emprendieron dos poetas a un lejano país, Yemen, guiados sólo por el incentivo de que en aquellas regiones prácticamente desérticas pasó sus últimos portada sultanes del yemendías, dedicado al comercio y desentendido de la poesía, Arthur Rimbaud, el gran Rimbaud, el mítico Rimbaud. Con el objetivo de conocer por si mismos aquellos lugares, Enrique Mercado, el autor de este libro, y Antonio Cordero, en este texto Varasek —«Cordero» en ruso— emprenden viaje, y apenas pisar aquel apartado lugar del globo, en la primera línea del texto, surgen los primeros problemas…
 Porque Mercado y «Varasek» han decidido ir por libre, al margen de los circuitos turísticos que, entonces —insisto, 1998; hoy seguramente ni eso— les aseguraban tranquilidad y un viaje plácido. Muy al contrario, ellos deciden contratar a un guía —quien, como pronto descubrirán, pese a sus promesas no parece conocer tan bien el país— y circular en todoterreno a su aire… siempre que les es posible, porque cuando no se estropea el vetusto vehículo o pincha en mitad de las dunas, son interceptados por los naturales del lugar, que al ver su aspecto y el poco dinero que podrían sacar, posiblemente, con su secuestro, al final deciden dejarlos que sigan su camino.
 Un camino que es el de dos poetas, ya se ha dicho, dos sujetos extraños —sobre todo uno de ellos, que en medio de esas regiones se recoge el pelo en una coleta y a menudo es confundido por ello con una mujer— que no buscan tanto llegar a su objetivo, Adén, ciudad donde se ubica el almacén comercial en que se alojaba Rimbaud, como mantener los ojos lo más abiertos posibles ante las incidencias del camino: fotografiar a las gentes con las que se cruzan —lo que algunas veces origina que sean apedreados—, observar el cielo por la noche, distinto en aquella latitud, la ropa tendida en las ciudades…
 «La ropa tendida es una de las últimas señales de humanidad que quedan en el planeta. / He visto ropa tendida en los lugares más esquivos del orbe, en ventanas inmundas de grandes urbes, y en el lindero de plantaciones de fresa y algodón»
 …componer poesías súbitas en los momentos de descanso, conocer a tipos extraños, llegar a viejas ruinas, o a ciudades de barro, como termiteros, entrar en baños laberinticos en funcionamiento desde hace siglos, o asistir, impresionados, a la omnipresencia… de la Pepsi-Cola, cuyos cárteles, en 1998, bordean todas las carreteras, se hallan encima de todos los surtidores de gasolina, y contra cuyas latas practican el tiro con pistola o kalasnikov los yemeníes.
 Escrito en un estilo único, de extraordinaria calidad, en que el rasgo rápido y ligero del juego de palabras se alía en el mismo párrafo, en ocasiones en la misma frase, con el aliento sobrecogido de un poeta, «Sultanes del Yemen» es mucho más que un libro de viajes al uso, escrito por un amante de los periplos exóticos y en el que se recopilan múltiples anécdotas. «Sultanes del Yemen» es una humilde, pero sincera, invitación a compartir los pasos, y la mirada, de un viajero admirado por lo que ve, sorprendido por la sorpresa a su alrededor, incrédulo todavía por el milagro de hallarse girando en este extraño globo donde paisajes, tipos humanos y poetas antiguos comparten espacio con él.

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