Poesía y revolución,
un repaso a la obra de Roque Dalton
En mayo de este año, Roque Dalton habría cumplido 82 años, si no fuera por la muerte que se cruzó en su camino vestida de traición, luego de haberla esquivado en varias oportunidades. En 1960, por ejemplo, fue condenado a muerte por el dictador salvadoreño José María Lemus, pero éste fue derrocado cuatro días antes de que se cumpliera la orden de fusilar a Dalton. En otra ocasión pudo escapar de prisión con la complicidad de un terremoto; así, antes de cumplir los cuarenta años, ya había vivido lo suficiente como para no sorprenderse con la muerte, pues su vida estaba llena de poesía y revolución.
Dalton sobresalió pronto entre la dirigencia política juvenil por su ímpetu y estilo desenfadado para polemizar y opinar.
Luego su nombre se convirtió en mito y sus poemas recorrieron el continente alimentando la esperanza de los pueblos que luchaban por salir de las dictaduras. Pero ha pasado el tiempo, y ese lenguaje con el que se celebraba su palabra en los años setenta ha ido tomando un nuevo rumbo: el de la razón. La emoción que envolvía la literatura entre los años sesenta y setenta del siglo pasado, cuando los movimientos revolucionarios centroamericanos contagiaban el arte y el periodismo, pasó luego a ser la razón con la que la política asumió su nuevo papel, también desde la literatura o la música y la pintura: la de cuestionar el nuevo sistema.
La poesía de Roque Dalton se hace, entonces, vigente y contemporánea; no se renueva, sino que termina reflejando la nueva situación política de los países que volvían a caer en manos de la ambición política de quienes subieron al poder luego de derrocar las dictaduras. Por entonces, mientras en Centroamérica se recuperaba la democracia a sangre y fuego, en Sudamérica las dictaduras militares se agotaban y cedían a la democracia, pero nada parecía cambiar: la violencia, el ansia de poder y la corrupción seguían siendo el plato común, lo que nos unía como continente.
La biografía de Roque Antonio Dalton García no es extensa pero sí intensa. Luego de estudiar la escuela en San Salvador, viajó pronto por diversos países latinoamericanos, como Chile y México, donde estudió Derecho, Sociología y Antropología, aunque nunca alcanzó un título académico, pero sí le sirvió para descubrir, estudiar y explicar el marxismo. Con esa preparación e interés, viajó luego a Cuba y a la Unión Soviética, donde enriqueció sus estudios políticos, para luego volver a su país e integrarse a los movimientos literarios y políticos, y trabajar con las juventudes comunistas.
Dalton sobresalió pronto entre la dirigencia política juvenil por su ímpetu y estilo desenfadado para polemizar y opinar, pero al mismo tiempo su nombre fue adquiriendo una presencia mayor en el panorama de la literatura de su país, especialmente luego de ganar el Premio Casa de las Américas por su libro Taberna y otros lugares. Esta presencia se extendió al continente al relacionarse con escritores como Julio Cortázar, Haydée Santamaría o Roberto Fernández Retamar, quienes reconocen en Dalton un poeta singular, político y comprometido.
La obra de Dalton fue revalorada, en vista de que la realidad y los procesos políticos en su país no dejarían de mencionarlo como uno de los personajes más importantes de esos años violentos.
Dalton inicia su carrera literaria publicando una plaqueta de poesía en 1957 para luego publicar seis libros en tres años. En esa época destaca su poesía con fuerte influencia de Pablo Neruda y, especialmente, de César Vallejo, a quien dedicaría un libro de ensayo publicado en La Habana en 1963. El crítico Luis Melgar señala que esta primera etapa literaria de Dalton se caracteriza por desarrollar temas relacionados con el indigenismo, la política y lo social, y desde su expresión intimista temas como la melancolía, la soledad y la muerte.
Posteriormente la obra de Dalton se hará más racional, política y testimonial, sin abandonar el lenguaje corrosivo, directo y de fácil lectura. Aunque este estilo llevó a su poesía a los límites del panfleto, su compromiso político le daba coherencia a estas formas de ver la realidad: la política, el arte y la acción por la revolución.
A lo largo de su corta vida, Dalton publicaría diez libros y varios artículos y ensayos, el total de su producción alcanzaría 13 libros de poesía, una novela, un relato testimonial y algunas piezas de teatro. Luego de su muerte se publicarían textos inéditos, se tradujeron sus poemas a diferentes idiomas e incluso se filmó un documental. La obra de Dalton fue revalorada, en vista de que la realidad y los procesos políticos en su país no dejarían de mencionarlo como uno de los personajes más importantes de esos años violentos. Asimismo, se puede encontrar una extensa bibliografía respecto a los estudios, reseñas y análisis que se ha hecho de su obra por parte de críticos y escritores de toda América Latina.
La obra de Roque Dalton ha sido calificada como política y revolucionaria, o social, como la denominan otros, y durante los últimos años del siglo veinte ejerció cierta influencia en los jóvenes escritores latinoamericanos, debido en parte a la efervescencia de movimientos revolucionarios, pero también por la seguridad y valentía con que exponía sus puntos de vista a través de la poesía. Esta actitud motivó propuestas estéticas interesantes, pues se iban rompiendo ciertos parámetros respecto a las diferencias entre poesía pura y social.
Un poema breve podría resumir el espíritu político y la propuesta estética de Roque Dalton:
Las rimas de la historia nacional
Rimas salvadoreñas antes de 1972:
El que fue a Sevilla perdió su silla
Hártate un huevo con mantequilla
Porque aquí viene don Pancho Villa
Con sus dos putas a la orilla
(…)
Rimas salvadoreñas después de 1972:
El que fue a Sevilla perdió su silla
Guerrilla, guerrilla, guerrilla
Guerrilla, guerrilla, guerrilla, guerrilla…
Aunque parezca un poema sencillo, o no manifieste un lenguaje poético tradicional, se refleja en el texto el carácter humorístico de Dalton, sin afectar la crítica social, la fuerte sensación de enfrentarse a las formalidades literarias, pero al mismo tiempo usando las armas de lenguaje popular muy propio de su contexto. En esta muestra se puede ver también la contraposición de dos situaciones, la banal o trivial de una sociedad festiva y despreocupada y la extremadamente politizada y hasta violenta, que ilustran la historia nacional.
En otro poema, aún más breve, el poeta asume una suerte de burla hacia sí mismo, hacia la sociedad en la que se desenvuelve, y a los juegos políticos que generan la guerra y la violencia, de la cual no puede librarse:
Guerra
Mi verdadero conflicto
Hondureño-salvadoreño
Fue con una muchacha.
Roque Dalton era dueño de un sutil sentido del humor, no pudo separarlo de su poesía, ya sea abordando temas políticos, amorosos o los concernientes a su intimidad, y más bien lo supo usar como una poderosa arma del lenguaje para hacer más incisiva su propuesta ética. La poesía es un género de extremos, Dalton se puso en uno de ellos y desde allí enfiló su espíritu hasta la muerte, que no sabe de colores políticos ni de asuntos estéticos.
Existen más de dos versiones sobre la muerte de Dalton, pero todas coinciden en que su cuerpo nunca fue hallado.
En el caso de los medios de comunicación, en el periodismo de actualidad la unión entre humor y política da como resultado la caricatura, pero en el caso de la poesía, o de la literatura en general, el humor y la política pueden dar como resultado el panfleto, o pueden derivar en poesía social. La ruta de Dalton no llegó a ninguno de esos extremos, pero sí eligió su destino: el de la revolución. Si bien esta idea se relaciona con el uso de las armas y la violencia para asumir el poder, el poeta salvadoreño tuvo a la poesía como la mejor manera de expresar su país y su individualidad.
Los extremos de la poesía alcanzan algunas veces a los propios poetas. Existen más de dos versiones sobre la muerte de Dalton, pero todas coinciden en que su cuerpo nunca fue hallado; solo los testimonios de los asesinos, que además fueron sus compañeros de partido, dan las pistas de la desaparición de su cuerpo, pero hasta hoy nada se ha resuelto. Así, envuelto en su propio mito, Roque Dalton ha sobrevivido en el ámbito de la poesía latinoamericana enarbolando la bandera de una revolución que iba más allá de un asunto político o de poder, se trataba de una revolución íntima, personal y dramática que no pudo resolver en vida.
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