Baile del Sol.- Lo primero que
nos preguntamos cuando nos encontramos con El libro de Balieri es
¿quién es Balieri?
Carlos Candiani.- Balieri es la
persona que se mira frente a un espejo. Balieri es una persona que es todas las
personas al mismo tiempo. Es el protagonista, pero es también el lector.
Balieri eres tú y soy yo. Es el taxista de Madrid que me contó un sueño antes
de dejarme en Plaza España, el librero en Ciudad de México que puede encontrar
cualquier título en una desordenada montaña de libros de la colonia Tabacalera
y es el poeta que vive en Lima y que ama y odia su ciudad al mismo tiempo. Es
la imaginación dentro de la imaginación. Balieri ya no es la persona que se
mira en el espejo, Balieri es el reflejo.
BdS.- Además de este
protagonista común, ¿qué nexo de unión tienen los relatos que componen el
libro?
CC.- Nexos, en
plural. Hay muchos caminos en este libro. Los nexos son los grandes temas, mis
grandes temas. La búsqueda de uno mismo, la música, la pintura, los grandes
escritores que han marcado mi camino literario. Otros autores dicen que el nexo
es el surrealismo, otros que la metaliteratura o el realismo mágico. Nunca he
sido bueno para las etiquetas, me gusta que una lectora me haya dicho que para
ella los relatos no son independientes, me gusta tanto como la experiencia de
las personas que saltan de cinco en cinco las páginas o que lo han comenzado
por el final. Siempre quise escribir un libro que se pueda tener a la mano en
la habitación y que se pueda abrir en cualquier página para que el azar o la
incertidumbre formen parte de la lectura.
BdS.- El estilo y los
temas nos llevan a recordar a algunos de los mejores escritores de cuentos,
sobre todo latinoamericanos... ¿qué autores son tus referentes?
CC.- Es difícil
separarse de las lecturas o de las personas que han influenciado nuestra forma
de escribir y la manera en que enfrentamos ciertos temas. Este libro no hubiera
sido posible sin mi acercamiento a David Lagmanovich,
Eduardo Galeano, Augusto Monterroso y
Julio Cortázar. Los géneros que exploro, el relato, el microrrelato y la
poesía, se fusionan, así que también están Juan Gelman, Alí Chumacero e Ida
Vitale. Pero no sólo la literatura latinoamericana está presente, pues no me
puedo apartar de la influencia de Raymond Carver o de Wislawa Szymborska.
Puedo seguir con este tema. Hablar sobre las mujeres y hombres de
letras a los que regreso de forma constante es, quizá, mi forma preferida de
pasar el tiempo. Cuando alguien comienza a hablar sobre alguno de mis cuentos o
de mis poemas, no puedo evitar interrumpir con una doble pregunta: “¿Y qué otra
cosa estás leyendo, cuáles son tus autores preferidos?
BdS- ¿Por qué has
elegido el relato breve?, ¿qué ventajas narrativas te aporta este género?
CC.- Para mí, el
relato breve, microrrelato, microcuento o minicuento (me parece un guiño lleno
de belleza que el género tenga varios nombres) no es una casualidad. No busco
que el texto tenga la posibilidad de extenderse. Ha pasado, por supuesto, que
lo que pienso que será un relato breve se transforme y entonces me vea obligado
a profundizar más en la historia, pero creo que ha sido más por un capricho o porque
he conectado, sin pretenderlo, en un cerrar de ojos, con algún personaje en
particular. Lo normal, repito, para mí, es que lo que nace en mi imaginación
como un relato breve se quede en relato breve. Lo elijo porque he visto lo que
hay en la brevedad, en ese universo extraño y hermoso que es el microrrelato.
Elegí al microrrelato por amor al microrrelato, se puede decir, aunque también
hay que saber disfrutar del desafío de decir mucho con poco. El género tiene la
ventaja del relámpago, de la estrella fugaz, pero es muy importante acompañarlo
de la reflexión, del autoconocimiento, pues se corre el riesgo de no decir
nada, de no redondear.
BdS- ¿Cómo está siendo
tu experiencia con la publicación de "El libro de Balieri?
CC.- Ha sido una
etapa llena de aprendizaje. Nunca había enviado uno de mis libros a una
editorial. Con sinceridad, puedo decir que desconozco el proceso que comienza
cuando se termina un libro (si es que eso es posible) y que acaba en su
publicación. Había publicado relatos en revistas literarias, poesía aquí y
allá. Tengo varios años escribiendo columnas sobre los escritores que me han
marcado y cada espacio en el que me han abierto las puertas ha sido una gran
experiencia, pero enviar libros a las editoriales, descubrir ese mundo, ha sido
todo un proceso: elegir las editoriales que me interesan, las que cuentan con
las colecciones, el enfoque y el género que necesito fue un largo primer paso.
Baile del Sol, en este sentido, ha sabido lidiar conmigo y me ha acompañado
desde el día en el que comité editorial le dio el –sí- a Balieri. Ha sido algo
muy positivo. Me agradaron la comunicación, las formas, la portada, todo.
"Elegí al microrrelato por amor al microrrelato, se puede decir, aunque también hay que saber disfrutar del desafío de decir mucho con poco. El género tiene la ventaja del relámpago, de la estrella fugaz, pero es muy importante acompañarlo de la reflexión, del autoconocimiento".
BdS- Tú vives en
México, ¿por qué te decidiste a publicar en España?
CC.- España es un
lugar muy especial. No importa en qué parte del país me encuentre, siempre me
siento como en casa. Viví en Madrid durante tres años y El libro de Balieri tomó forma en un piso de la calle Núñez de
Balboa. Madrid es algo inseparable de muchos de estos microrrelatos. Espero publicar
en México, pero El libro de Balieri
le pertenece a Madrid.
BdS- ¿En qué proyecto
literario estás en estos momentos?
R: En España
escribí un poemario al que le estoy dando vueltas. Estoy como Borges, que podía
pasar mucho tiempo revisando un poema para al final quitarle una coma que le
volvía a colocar al día siguiente. Es un trabajo de reconocimiento, no es algo
que esté naciendo. Mi labor como corrector de estilo ocupa mucho tiempo: sigo
esperando al mecenas del que habla Virginia
Woolf en Una habitación propia, pero estoy con un nuevo libro de
relatos. Hace unos meses estuve en Escocia y me traje una maleta llena de
ideas. Me sorprenden las ciudades como Edimburgo, que parece que sólo hay que
levantar los relatos del suelo y sacudirles el polvo. Ese lugar está lleno de
literatura. Me pasa lo mismo en Ciudad de México o en Madrid. Ya lo dijo Pío
Baroja cuando un joven le preguntó qué se necesita para ser escritor: «Vaya a Madrid y póngase a la cola». Yo fui a
Madrid y me formé con un montón de libros. Conocí a mucha gente en esa cola (o
fila, como le decimos en México). Fue una experiencia maravillosa.
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¡Eres grande Candiani!
ResponderEliminarUn abrazo,
R.III
Me fascina Balieri y me fascina la capacidad de expresar de Carlos Candiani. Sus frase poéticas y profundas. ¡Queremos más de los dos! ¡Felicidades!
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